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La contaminación por plomo disminuye el nivel de inteligencia

Más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre a los 11 años supone 4.25 puntos menos de inteligencia a los 38 años


La contaminación por plomo disminuye el nivel de inteligencia, ha descubierto un estudio que analizó a más de 500 niños que crecieron en la época de gasolina con plomo. Más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre a los 11 años supone 4.25 puntos menos de inteligencia a los 38 años. La explotación minera, la metalurgia, las actividades de fabricación y reciclaje y, en algunos países, el uso persistente de pinturas y gasolinas con plomo, contaminan todavía hoy a la población.


Redacción T21
29/03/2017

Un estudio realizado con más de 500 niños que crecieron en la época de la gasolina con plomo ha demostrado que su exposición a esta potente neurotoxina puede haber provocado una disminución en su nivel de inteligencia y afectado a su desempeño profesional cuando alcanzaron los 38 años de edad.

Los efectos son leves, pero significativos, mostrando que cuanto mayor es el nivel de plomo en la sangre en la infancia, mayor es la pérdida de puntos de cociente intelectual (CI) y la situación ocupacional en la edad adulta.

El estudio se ha publicado en el Journal of the American Medical Association, según se informa en un comunicado de la Universidad de Duke.

El estudio se realizó con más de 500 niños nacidos en Nueva Zelanda entre 1972 y 1973, una época en la que la gasolina contenía todavía plomo. En aquellos años, Nueva Zelanda era uno de los países en los que los índices de plomo en la gasolina eran de los más elevados del mundo.

Los participantes en este estudio fueron analizados desde su nacimiento hasta los 38 años con la finalidad de evaluar sus capacidades cognitivas, como el razonamiento y la memoria.  A la edad de 11 años, se recogieron muestras de sangre a 565 niños, las cuales se analizaron para detectar plomo.

Los participantes que tenían más de 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre a los 11 años tenían coeficientes de inteligencia a la edad de 38 años que, en promedio, eran 4.25 puntos más bajos que sus pares menos expuestos al plomo.  El 94% de los niños analizados tenían niveles de plomo superiores a los aceptados por los organismos sanitarios.

También se encontró que habían perdido puntos de CI en relación con sus propias puntuaciones de infancia. El estudio estableció que por cada aumento de 5 microgramos de plomo en sangre, una persona pierde cerca de 1,5 puntos de CI.
A partir de los años 20 y como consecuencia de los mayores requerimientos de los motores de explosión, derivados del aumento de compresión para mejorar su rendimiento, se inició el uso de compuestos para aumentar su octanaje a base de plomo (Pb) y manganeso (Mn) en las gasolinas.

Esta decisión tuvo repercusiones medioambientales y sobre la salud, que ahora se han analizado en lo que respecta a su incidencia en el desarrollo de la inteligencia de las personas afectadas.

Persiste la contaminación por plomo

Según la OMS, el plomo es una sustancia tóxica que se va acumulando en el organismo, con efectos especialmente dañinos en los niños de corta edad. El plomo se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos y se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo.

La gasolina con plomo se eliminó gradualmente en los Estados Unidos y Nueva Zelanda entre mediados de los años setenta y mediados de la década de 1990, pero todavía se utiliza en algunos países de Asia y Oriente Medio.

No obstante, todavía existen fuentes de contaminación ambiental causada por el plomo, entre las que destacan la explotación minera, la metalurgia, las actividades de fabricación y reciclaje y, en algunos países, el uso persistente de pinturas y gasolinas con plomo.

Más de tres cuartes partes del consumo mundial de plomo corresponde a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor. Sin embargo, este metal también se utiliza en muchos otros productos, como pigmentos, pinturas, material de soldadura, vidrieras, vajillas de cristal, municiones, esmaltes cerámicos, artículos de joyería y juguetes, así como en algunos productos cosméticos y medicamentos tradicionales. También puede contener plomo el agua potable canalizada a través de tuberías de plomo o con soldadura a base de este metal. En la actualidad, buena parte del plomo comercializado en los mercados mundiales se obtiene por medio del reciclaje.

Los niños de corta edad son especialmente vulnerables a los efectos tóxicos del plomo, que puede tener consecuencias graves y permanentes en su salud, afectando en particular al desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. El plomo también causa daños duraderos en los adultos, por ejemplo aumentando el riesgo de hipertensión arterial y de lesiones renales. En las embarazadas, la exposición a concentraciones elevadas de plomo puede ser causa de aborto natural, muerte fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer, y provocar malformaciones leves en el feto, según la OMS.




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