Bifenilos policlorados (PCB) y polibromodifenil éteres (PBDEs), dos productos químicos prohibidos desde los años 70, han sido encontrados en las fosas abisales del Pacífico, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature Ecology and Evolution, del que informa la Universidad de Newcastle en un comunicado.
El descubrimiento de grandes concentraciones de estos productos químicos en los ecosistemas más profundos del Pacífico ha sorprendido a los científicos.
Alan Jamieson, de la citada universidad, ha explicado que su equipo recuperó anfípodos, un orden de pequeños crustáceos, al fondo de la fosa de las Marianas y de la fosa Kermedec, situadas respectivamente a 11 y 10 kilómetros de profundidad y separadas entre sí por 7.000 kilómetros. La fosa de las Marianas es la más profunda de todo el planeta.
Las muestras recogidas contienen BPC y PBDE, compuestos utilizados hace tiempo como aislante eléctrico y producto ignífugo. En la fosa de las Marianas, las tasas más altas de BPC eran 50 veces más altas que las encontradas en las orillas del río Liao, uno de los más contaminados de China.
Jamieson señala que los anfipodos encontrados contienen niveles de contaminación semejantes a los que se encuentran en la bahía japonesa de Suruga, una de las zonas industriales más contaminadas de la región noroeste del Pacífico.
Los científicos piensan que los contaminantes han llegado a las profundidades del Pacífico a través de residuos plásticos y por animales muertos, cuyos restos se han depositado en el fondo del océano. Los anfípodos y otros animales se habrían contaminado al alimentarse, suponen los científicos.
Los investigadores consideran que los productos contaminantes se acumulan en la cadena alimentaria, lo que explicaría que las concentraciones sean más elevadas en las profundidades que en las aguas superficiales.
Jamieson explica que, aunque se piensa que las profundidades de los océanos son regiones protegidas de la contaminación, esta investigación sugiere que la contaminación finalmente ha llegado a estos espacios alejados de la civilización.
La próxima etapa de los científicos consistirá en comprender las consecuencias de esta contaminación y descubrir sus efectos sobre los ecosistemas a gran escala.
El descubrimiento de grandes concentraciones de estos productos químicos en los ecosistemas más profundos del Pacífico ha sorprendido a los científicos.
Alan Jamieson, de la citada universidad, ha explicado que su equipo recuperó anfípodos, un orden de pequeños crustáceos, al fondo de la fosa de las Marianas y de la fosa Kermedec, situadas respectivamente a 11 y 10 kilómetros de profundidad y separadas entre sí por 7.000 kilómetros. La fosa de las Marianas es la más profunda de todo el planeta.
Las muestras recogidas contienen BPC y PBDE, compuestos utilizados hace tiempo como aislante eléctrico y producto ignífugo. En la fosa de las Marianas, las tasas más altas de BPC eran 50 veces más altas que las encontradas en las orillas del río Liao, uno de los más contaminados de China.
Jamieson señala que los anfipodos encontrados contienen niveles de contaminación semejantes a los que se encuentran en la bahía japonesa de Suruga, una de las zonas industriales más contaminadas de la región noroeste del Pacífico.
Los científicos piensan que los contaminantes han llegado a las profundidades del Pacífico a través de residuos plásticos y por animales muertos, cuyos restos se han depositado en el fondo del océano. Los anfípodos y otros animales se habrían contaminado al alimentarse, suponen los científicos.
Los investigadores consideran que los productos contaminantes se acumulan en la cadena alimentaria, lo que explicaría que las concentraciones sean más elevadas en las profundidades que en las aguas superficiales.
Jamieson explica que, aunque se piensa que las profundidades de los océanos son regiones protegidas de la contaminación, esta investigación sugiere que la contaminación finalmente ha llegado a estos espacios alejados de la civilización.
La próxima etapa de los científicos consistirá en comprender las consecuencias de esta contaminación y descubrir sus efectos sobre los ecosistemas a gran escala.
Gigantesco basurero
Los bifenilos policrolados fueron producidos desde los años 1930 hasta los años 1970, pero según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), son uno de los doce contaminantes más nocivos fabricados por el ser humano. Actualmente su uso está prohibido en casi todo el mundo.
Liberados al medioambiente a través de accidentes industriales y de escapes, estos contaminantes son insensibles a la degradación natural y pueden durar en el ambiente durante décadas.
Los océanos son el mayor conjunto de ecosistemas (bioma) del planeta y el océano profundo funciona como un gigantesco basurero donde se acumulan los productos contaminantes y las basuras que se arrojan al mar.
Estos contaminantes prolongan su nocividad a través de la cadena alimentaria y por eso las concentraciones son más densas en las profundidades que en la superficie.
Para los investigadores, esto sugiere que las profundidades y la superficie de los océanos están interconectadas y que todo lo que arrojamos de una forma u otra al mar, finalmente nos afecta.
Los bifenilos policrolados fueron producidos desde los años 1930 hasta los años 1970, pero según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), son uno de los doce contaminantes más nocivos fabricados por el ser humano. Actualmente su uso está prohibido en casi todo el mundo.
Liberados al medioambiente a través de accidentes industriales y de escapes, estos contaminantes son insensibles a la degradación natural y pueden durar en el ambiente durante décadas.
Los océanos son el mayor conjunto de ecosistemas (bioma) del planeta y el océano profundo funciona como un gigantesco basurero donde se acumulan los productos contaminantes y las basuras que se arrojan al mar.
Estos contaminantes prolongan su nocividad a través de la cadena alimentaria y por eso las concentraciones son más densas en las profundidades que en la superficie.
Para los investigadores, esto sugiere que las profundidades y la superficie de los océanos están interconectadas y que todo lo que arrojamos de una forma u otra al mar, finalmente nos afecta.
Referencia
Bioaccumulation of persistent organic pollutants in the deepest ocean fauna. Nature Ecology & Evolution 1, Article number: 0051 (2017). doi:10.1038/s41559-016-0051
Bioaccumulation of persistent organic pollutants in the deepest ocean fauna. Nature Ecology & Evolution 1, Article number: 0051 (2017). doi:10.1038/s41559-016-0051