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La conciencia podría estar alojada fuera del cerebro

Una nueva hipótesis establece que la actividad neuronal no es posible sin una prótesis cultural


La década del cerebro, transcurrida en los últimos diez años del siglo XX, no logró explicar los mecanismos neuronales del pensamiento y de la conciencia. Pero puede que los neurobiólogos estén buscando en la estructura funcional del cerebro humano algo, la conciencia, que podría encontrarse en otra parte. Se ha hablado de los diferentes sistemas cerebrales: el sistema reptílico, el sistema límbico y el neocórtex. Creo que podemos agregar un cuarto nivel: el exocerebro. Importantes deficiencias del sistema humano de codificación y clasificación, auspiciaron probablemente en ciertos homínidos su substitución por la actividad de otras regiones cerebrales estrechamente ligadas a sistemas culturales, lo que significaría que la actividad neuronal no es posible sin la prótesis cultural correspondiente. Mi hipótesis supone que ciertas regiones del cerebro humano adquieren genéticamente una dependencia neurofisiológica del sistema simbólico de sustitución. Este sistema, obviamente, se trasmite por mecanismos culturales y sociales. Por Roger Bartra.


Roger Bartra
08/01/2007

La conciencia podría estar alojada fuera del cerebro
A principios del tercer milenio el cerebro humano sigue siendo un órgano oculto que se resiste a rendir sus secretos. Los científicos todavía no han logrado entender los mecanismos neuronales que sustentan el pensamiento y la conciencia. Una gran parte de estas funciones ocurre en la corteza cerebral, un tejido que parece la cáscara de un enorme fruto, una papaya por ejemplo, que hubiese sido estrujada y arrugada al introducirla en nuestro cráneo.

Me gustaría extraer esta corteza para, al desplegar su surcos, extenderla como un pañuelo en el escritorio frente a mí, con el propósito de escudriñar su textura. Si pudiese hacerlo tendría ahora bajo mis ojos un hermoso paño gris de unos dos o tres palmos de ancho. Mi mirada podría recorrer la delgada superficie para buscar señales que me permitirían descifrar el misterio escondido en la red que conecta a miles de millones de neuronas.

Algo similar es lo que han logrado hacer los neurobiólogos. Gracias al refinamiento de nuevas técnicas de observación del sistema nervioso (como las tomografías de emisión positrónica y las imágenes de resonancia magnética funcional) los científicos avanzaron en el estudio de las funciones cerebrales.

En su euforia bautizaron los últimos diez años del siglo XX como la década del cerebro, y muchos creyeron que estaban muy cerca de la solución de uno de los más grandes misterios con los que se enfrenta la ciencia. Sin embargo, aunque desplegaron ante nuestros ojos coloridas imágenes del maravilloso paisaje interior del cerebro, no lograron explicar los mecanismos neuronales del pensamiento y de la conciencia.

¿Mal congénito?

En cierta manera los científicos abordaron el problema de la conciencia humana como lo hicieron los naturalistas del siglo XVIII, que buscaban al hombre en estado de naturaleza con el objeto de comprender la esencia desnuda de lo humano, despojado de toda la artificialidad que lo oculta. ¿Es la cultura responsable de la violencia y la corrupción que dominan a los hombres? ¿O hay un mal congénito impreso en la naturaleza misma del hombre?

Para desentrañar el misterio de la conciencia humana, la neurología también ha intentado buscar los resortes biológicos naturales de la mente en el funcionamiento del sistema nervioso central. Se ha querido desembarazar al cerebro de las vestiduras artificiales y subjetivas que lo envuelven, para intentar responder a la pregunta: ¿la conciencia, el lenguaje y la inteligencia son un fruto de la cultura o están estampados genéticamente en los circuitos neuronales?

Sabemos desde hace tiempo que el hombre en estado de naturaleza no existió más que en la imaginación de los filósofos y naturalistas ilustrados. Y podemos sospechar que el hombre neuronal desnudo tampoco existe: un cerebro humano en estado de naturaleza es una ficción. Es comprensible y muy positivo que desde el principio la década del cerebro quedase marcada por un fuerte rechazo del dualismo cartesiano. Gerald Edelman, uno de los más inteligentes neurocientíficos actuales, abre su libro sobre el tema de la mente con una crítica a la idea de una sustancia pensante (res cogitans) separada del cuerpo, formulada por Descartes. Pero el asunto se enturbió cuando el rechazo a las sustancias pensantes metafísicas se convirtió en una ceguera ante los procesos culturales y sociales, que son ciertamente extraacorpóreos.

Con esta inquietud en la mente, al finalizar la década del cerebro leí el inteligente balance hecho por Stevan Hartad (“No easy way out”) de los intentos por desvelar el misterio de la conciencia y de las funciones mentales complejas. De este trabajo se desprende que la década del cerebro avanzó en la explicación de algunos aspectos del funcionamiento neuronal, pero dejó en la oscuridad el problema de la conciencia.

Este balance me estimuló poderosamente, y me hizo pensar que la neurobiología había hecho a un lado aspectos fundamentales sin los cuales parecería difícil avanzar.

La conciencia en otra parte

Mi primera impresión fue la siguiente: los neurobiólogos están buscando desesperadamente en la estructura funcional del cerebro humano algo, la conciencia, que podría encontrarse en otra parte. Quiero recordar que uso el término conciencia para referirme a la autoconciencia o conciencia de ser consciente. Ante esta búsqueda supuse que un médico renacentista pensaría que el sentimiento de constituir una partícula individual única podría ser parte de la angustia producida por una función defectuosa de los impulsos neumáticos en los ventrículos cerebrales que impediría comprender el lugar del hombre en la Creación. La conciencia no solamente radicaría en el funcionamiento del cerebro, sino además (y acaso principalmente) en el sufrimiento de una disfunción.

Se dice que un motor o una máquina neumática (como el cerebro en que pensaba la medicina galénica, animado por el pneuma) “sufre” cuando se aplica a una tarea superior a sus fuerzas. El resultado es que se para. Como experimento mental, supongamos que ese motor neumático es un “cerebro en estado de naturaleza” enfrentado a resolver un problema que está más allá de su capacidad. Este motor neumático está sometido a un “sufrimiento”.

Ahora supongamos que este cerebro neumático abandona su estado de naturaleza, y no se apaga ni se para como le ocurriría a un motor limitado a usar únicamente sus recursos “naturales”. En lugar de detenerse y quedarse estacionado en su condición natural, este hipotético motor neuronal genera una prótesis mental para sobrevivir a pesar del intenso sufrimiento. Esta prótesis ni tiene un carácter somático, pero sustituye las funciones somáticas debilitadas.

Hay que señalar de inmediato que es necesario reprimir los impulsos cartesianos de un médico del siglo XVII: estas prótesis extrasomáticas no son sustancias pensantes apartadas del cuerpo, ni energías sobrenaturales y metafísicas, ni programas informáticos que pueden separarse del cuerpo como la sonrisa de Cheshire. La prótesis es en realidad una red cultural y social de mecanismos extrasomáticos estrechamente vinculada al cerebro. Por supuesto, esta búsqueda debe tratar de encontrar algunos mecanismos cerebrales que puedan conectarse con los elementos extracorporales.

Prótesis cultural

Regresemos a nuestro experimento mental. Tendremos que tratar de explicar por qué un ser humano (o protohumano) enfrentado a un importante reto –como puede ser un cambio de hábita-, y al sentir por ello un agudo sufrimiento, a diferencia de lo que le ocurriría a un motor (o a una mosca), genera una poderosa conciencia individual en lugar de quedar paralizado o muerto.

En su origen esta conciencia es una prótesis cultural (de manera principal el habla y el uso de símbolos) que, asociada al empleo de herramientas, permite la sobrevivencia en un mundo que se ha vuelto excesivamente hostil y difícil. Los circuitos de las emociones angustiosas generadas por la dificultad de sobrevivir pasan por los espacios extrasomáticos de las prótesis culturales, pero los circuitos neuronales a los que se conectan se percatan de la “exterioridad” o “extrañeza” de estos canales simbólicos y lingüísticos. Hay que subrayar que, vista desde esta perspectiva, la conciencia no radica en el percatarse de que hay un mundo exterior (un hábitat), sino en que una porción de ese contorno externo “funciona” como si fuese parte de los circuitos neuronales.

Para decirlo de otra manera: la incapacidad y disfuncionalidad del circuito somático cerebral son compensadas por funcionalidades y capacidades de índole cultural. El misterio se halla en que el circuito neuronal es sensible al hecho de que es incompleto y de que necesita de un suplemento externo. Esta sensibilidad es parte de la conciencia.

Uno de los mejores investigadores reseñados por Hartad, Antonio Damasio, insiste en la división entre el medio interior, precursor del yo individual, y su contorno exterior. Es posible que esta creencia, profundamente arraigada entre los neurobiólogos, sea un obstáculo para avanzar en la comprensión de las bases fisiológicas de la conciencia humana.

Circuitos externos

Consideremos una idea diferente: la conciencia surgiría de la capacidad cerebral de reconocer la continuación de un proceso interno en circuitos externos ubicados en el contorno. Es como si una parte del metabolismo digestivo y sanguíneo ocurriese artificialmente fuera de nosotros. Podríamos contemplar, plastificadas, nuestras tripas y nuestras venas enganchadas a un sistema portátil de prótesis impulsadas por sistemas cibernéticos programados.

Esto ocurre en los cyborgs de la ciencia-ficción y en los experimentos realizados en primates, los cuales, gracias a un electrodo implantado, han logrado controlar mentalmente una conexión cerebro-máquina para mover a distancia un brazo robot. En cambio, estamos acostumbrados a estar rodeados de prótesis que nos ayudan a memorizar, a calcular e incluso a codificar nuestras emociones.

Al respecto, otro de los libros con que se cierra la década del cerebro, del filósofo Colin McGinn, usa una imagen que me parece muy importante, aunque la desaprovecha lamentablemente. En su argumentación para demostrar que el cerebro humano es incapaz de encontrar una solución al problema de la conciencia, McGinn imagina un organismo cuyo cerebro, en lugar de estar oculto dentro del cráneo, está distribuido fuera de su cuerpo como una piel.

Se trata del exocerebro, similar al exoesqueleto de los insectos o de los crustáceos. El hecho de que esté expuesto al exterior no hace que este pellejo pensante sea más fácil de entender cuando, por ejemplo, este organismo tiene la experiencia del rojo.

El carácter “privado” de la conciencia, dice McGinn, no tiene nada que ver con el hecho de que nuestro cerebro se encuentra oculto: la experiencia del color rojo en todos los casos se encuentra enterrada en una interioridad completamente inaccesible. El error de McGinn consiste en creer que la conciencia está sepultada en la interioridad.

Exocerebro cultural

Si suponemos que la extraña criatura dotada de una epidermis neuronal es capaz de colorear su vientre cuando piensa en rojo, y otros organismos de la misma especie lo pueden contemplar e identificar, entonces nos acercamos a nuestra realidad: el exocerebro cultural del que estamos dotados realmente se pone rojo cuando dibujamos nuestras experiencias con tintas y pinturas de ese color.

Hay que decir que la idea de un cerebro externo fue esbozada originalmente por Santiago Ramón y Cajal, quien al comprobar la extraordinaria y precisa selectividad de las redes neuronales en la retina, consideró a éstas como un cerebro simple, colocado fuera del cráneo.

Yo quiero recuperar la imagen del exocerebro para aludir a los circuitos extrasomáticos de carácter simbólico. Se ha hablado de los diferentes sistemas cerebrales: el sistema reptílico, el sistema límbico y el neocórtex. (El autor se refiere a las ideas de Paul D. McLean, A triune concep of brain and behaviour. Se refiere a tres tipos de cerebro: reptílico, paleomamífero y neomamífero). Creo que podemos agregar un cuarto nivel: el exocerebro.

Para explicar y complementar la idea, me gustaría hacer aquí un paralelismo inspirado en la ingeniería biomédica, que construye sistemas de sustitución sensorial para ciegos, sordos y otros discapacitados. La plasticidad neuronal permite que el cerebro se adapte y construya en diferentes áreas los circuitos que funcionan con deficiencias.

Si trasladamos al exocerebro este enfoque, podemos suponer que importantes deficiencias o carencias del sistema de codificación y clasificación, surgidas a raíz de un cambio ambiental o de mutaciones que afectan seriamente algunos sentidos (olfato, oído), auspiciaron en ciertos homínidos su substitución por la actividad de otras regiones cerebrales (áreas de Broca y Wernicke) estrechamente ligadas a sistemas culturales de codificación simbólica y lingüística.

La nueva condición presenta un problema: la actividad neuronal sustitutiva no se entiende sin la prótesis cultural correspondiente. Esta prótesis puede definirse como un sistema simbólico de sustitución que tendría su origen en un conjunto de mecanismos compensatorios que remplazan a aquellos que se han deteriorado o que sufren deficiencias ante un medio ambiente muy distinto.

Mi hipótesis supone que ciertas regiones del cerebro humano adquieren genéticamente una dependencia neurofisiológica del sistema simbólico de sustitución. Este sistema, obviamente, se trasmite por mecanismos culturales y sociales. Es como si el cerebro necesitase la energía de circuitos externos para sintetizar y degradar sustancias simbólicas e imaginarias, en un peculiar proceso anabólico y catabólico.




Este texto es un resumen del capítulo La Hipótesis de la obra Antropología del cerebro: la conciencia y los sistemas simbólicos, escrita por el Antropólogo Roger Bartra y publicada en España por la Editorial Pre-Textos. Se reproduce con autorización de la editorial.




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1.Publicado por Núñez el 02/01/2007 15:24
Creo que se podría considerar al cerebro un órgano sensible, en lugar de un 'productor' de pensamientos. Desde esta perspectiva, además de recibir y coordinar los estímulos de los sentidos convencionales, el cerebro puede acceder de forma sensible a estímulos de otra índole y, para ser más preciso, de otra dimensión. A falta de una palabra mejor, a esta quinta dimensión, que trasciende el espacio-tiempo, la podríamos llamar 'conciencia'.

Apoyo esta noción física en una sencilla observación. El largo (una dimensión) se multiplica 'a lo largo' del ancho, con lo que se compone un plano (de dos dimensiones); el plano se multiplica por su alto, para conformar un volumen (de tres dimensiones) y todas estas dimensiones, que llamamos espaciales, se despliegan en el tiempo (cuatro dimensiones). Hasta allí de acuerdo con la teoría de la relatividad, según entiendo.

Ahora bien, la conciencia del espacio, tal como la experimentamos, no ocupa espacio. Yo percibo una distancia, una tridimensionalidad, pero ésta no se ubica en mi cerebro: está sujeta a lo que ocurre (presuntamente) en el exterior. El movimiento de un árbol no ocurre "en" mi cerebro porque yo lo vea. En cualquier caso, "se reproduce"; pero la imagen del árbol, finalmente, no se encuentra "en" el cerebro, que es un órgano gris en una caja oscura.

Se podría creer que la conciencia se ubica en el espacio mismo, que es tanto como decir que "es" el espacio, pero hay un sinnúmero de refutaciones, que se pueden resumir en la dicotomía objetividad-subjetividad. Vemos, por ejemplo, colores. Pero en la naturaleza hay ondas de diferentes frecuencia. Los colores, tal como se nos presentan, son un fenómeno puramente mental.

Entonces, dónde se da la conciencia. Creo que ésta es la primera pregunta que se debería plantear la comunidad científica para acercarse a este objeto de estudio. Como indiqué, a mi juicio, se da en una quinta dimensión, y el cerebro es un sofisticado órgano receptor que nos permite acceder a ella y convertirnos, así, en cuerpos concientes.

Sobre este asunto, estoy dispuesto a contrastar experiencias y opiniones.

Saludos,

Joaquín.

2.Publicado por Javier Fernandez el 10/01/2007 12:58
No estoy en absoluto de acuerdo. La consciencia entendida como "se que conozco" o "soy por que conozco" de Descartes puede perfectamente explicarse como un proceso de redundancia en los "circuitos" cerebrales, por usar su terminología. Si esto que planteo fuese cierto las famosas monitorizaciones de actividad cerebral solo revelarían actividad en la zona que se encarga de la función realizada. Así al levantar un brazo, por poner un ejemplo, se activarán las zonas del cerebro encargadas de levantarlo, pero ¿quien nos dice que la consciencia de que estoy levantando el brazo, en ese proceso redundante que menciono, no activará la misma zona del cerebro?

Por otro lado, como sus propios usuarios/diseñadores reconocen ocasionalmente, los procesos de monitorización de activida cerebral actuales aun siendo infinitamente menos prehistoricos que los encefalográmas no pasan de ser meros apuntadores a grosso-modo de lo que ocurre en el cerebro.

Y por último la ligazón que hace entre consciencia y cultura/lenguaje es fácilmente desmontable con simples experimentos con chimpances (que carecen de cultura/lenguaje tal y como lo entendemos) o con otros animales reconocidos generalmente como superiores al resto del reino animal en cuanto a cualidades cerebrales. Un chimpance es capaz de reconocerse ante un espejo y de incluso emplearlo para su defensa u otras actividades, experimento repetido hasta la saciedad, y que en general se interpreta como un nivel de consciencia en estos animales muy superior a los de otros animales más inferiores que no son capaces de reconocer que son ellos mismo en el espejo y mucho menos emplear ese elemento en ninguna actividad. El mismo experimento empleando un gato, por ejemplo, hace que animal trate de interactuar con su imagen ya sea agresivamente o tratando de hacer una aproximación y ante la falta de respuesta o de olores el animal pierde el interes. Y otra vez, esto vuelve a ser interpretado con un menor nivel de consciencia del gato respecto a un chimpance o a un ser humano.

Y efectivamente en este caso y en otros varios investigadores están asignando una igualdad en el sentido de a mayor nivel de consciencia mayor nivel de inteligencia. Yo, ya entrando en el peligroso entorno de las opiniones personales, asocio directamente la inteligencia al nivel de consciencia de uno mismo. A veces uso, seguramente mal, la palabra autoconsciencia, que es redundante. Es más, y sigo en el entorno de opinión personal, asocio el nivel de inteligencia incluso dentro de la especie humana a distintos niveles del consciencia del yo.

Y otra cosa. En teoría cognoscitiva se que hay la tentación de pararse en el más accesible Descartes que en el siempre más oscuro Kant, pero es este último el que cerró definitivamente ese capítulo de ciencia, y es lamentablemente Kant el que generalmente es olvidado por los neurocientificos que se suelen volcar en la biología más que en teorías cognoscitivas.

En fin. Un saludo,
Javier Fernández

3.Publicado por Javier Fernandez el 10/01/2007 13:01
Sobre la respuesta de Joaquin Nuñez y su quinta dimensión, simplemente decir que me parece una simple revisión post-moderna/new-age del concepto judeo-cristiano de alma. Yo siempre que he de emplear razonamientos pseducientificos prefiero usar los de toda la vida que al final resultan igual de pintorescos pero tienen el respaldo de 2000 años detras.

Para que reinventar el alma. Si queremos referirnos a ese concepto no precisamos inventar la quinta dimensión.

4.Publicado por valera el 20/01/2007 18:34
Estoy de acuerdo con lo que dice Javier Fernández.Por un momento crei que Joaquin NUñez,mezclaba el tema de la conciencia con las teorias de cuerdas.Aunque nunca se sabe.¿Como funcionaria nuestra "conciencia",si realmente acamos descubriendo un Universo no ya con cinco dimentiones,sino con once o más dimensiones como plantean las teorias de cuerdas.?. Saludos a todos.

5.Publicado por Ricardo Trigo el 09/03/2008 12:21
En el fondo hay una cuestión de principio - a mi parecer no suficientemente establecida -, que es preliminar a todo intento de explicar las cualidades de la "mente humana", ya sea consciencia, inteligencia, sentimientos superiores, etc.

Los modelos o hipótesis que tratan de demostrar que "la mente" es explicable desde la física, la química y la biología en sus diferentes modalidades (entre las cuales se cuenta el modelo biofísico-cuántico de Penrose), parten "tácitamente" del supuesto de que nuestro conocimiento de la realidad material observable "no es parcial". Evidentemente todo modelo físico-químico es una elaboración intelectual que trata de explicar la realidad a través de lo observable. Y es que precisamente la limitación inherente de nuestro sistema perceptivo implica necesariamente la parcialidad de todo modelo científico, que debe someterse continuamente a revisión a la luz de nuevas percepciones o descubrimientos.

Si lo anterior es aceptable, entonces estaríamos intentando encontrar "la substancia" de la mente partiendo de premisas parciales -modelos científico-materiales imperfectos-, con los cuales no parece posible llegar a captar la esencia de algo que como principio se entiende que reside en la misma materia. Si la mente o la consciencia es "una propiedad" de la materia, entonces cómo explicar desde un modelo imperfecto de la realidad, la causa de tal propiedad. Si la herramienta utilizada se reduce a conocimientos obtenidos desde lo observable y experimentable, ¿cómo alcanzar con tal herramienta el conocimiento de la mente?. Sólo habría una solución lógica, que s redundantemente errónea en sí: las cosas objeto de la ciencia experimental se pensarían a sí mismas.

Saludos.

6.Publicado por Álvarez Silva el 24/03/2008 12:24
Estoy con Ricardo Trigo y añado: "Las cosas objeto de la ciencia experimental llegan "finalmente" a pensarse a sí mismas"
Saludos:
Alejandro Álvarez

7.Publicado por Cuartas Ochoa el 24/03/2008 19:46
El universo, con todo su proceso de organización, existe por fuera de nuestra capacidad de interpretación que tengamos de él. Hablar de una conciencia externa, o exoconciencia, se refiere a las capacidades del universo de transformarse como constructo de los cambios dados por el epifenómeno energético y, la capacidad humana de entender es tambièn un resultado de dicha transformacion. Se podria hablar de conciencia, o sea de conocimiento, solamente por la función de la corteza cerebral humana(?); si el hombre desapareciera de la faz de la tierra, seguiria existiendo el universo a pesar él. El ser humano es un resultado històrico de un proceso que por azar ha llegado a dicha dimensión y que por consiguiente, se puede establecer la posibilidad de cambios en dimensiones mayores, pero aun asì, la energética universal estableceria las posibilidades de dicho cambio.
Entonces hablamos de una conciencia universal, que esta tambien inmersa en la conciencia humana, muy limitada aun por el desarrollo evolutivo actual.

8.Publicado por Juan Granados el 10/08/2008 02:57
Lo interesante de esta hipótesis, es que apunta al hecho de que el cerebro humano se habría adaptado con carácter de necesario a la creación cultural más importante de la especie: el código lingüístico. El sistema neuropsicológico cerebral, necesitaría como complemento indispensable para poder funcionar el sistema lingüístico pues para producir lenguaje hay que comprenderlo y para comprenderlo hay que asimilarse socialmente al medio que es quien define el sentido, la acepción la sintaxis y todos esos elementos del idioma. En ese sentido sí acepto que el cerebro humano necesita de esa prótesis cultural para llegar a ser parte de la especie y a partir de allí para pensarse a sí mismo y a los demás

9.Publicado por Guillermo Alatorre el 25/09/2008 08:25
Me parece muy interesanrte el articulo, de hecho he llegado yo a conclusiones similares, con otras palabras, a lo que se plantea en el articulo.
Es un hecho que que hay confusi´ón entre los términos conciencia, pensamiento, inteligencia, espíritu, alma y tambien es un hecho que la ciencia no conoce las bases neurobioquimicas de dichos procesos (o dicho proceso, en singular, si hablamos de la misma cosa) , en otras palabras la ciencia no ha demostrado que la conciencia se produsca en el cerebro.
Yo veo una paradoja: si la conciencia es un fenómeno inmaterial, si se da en un plano o en una dimensión que la ciencia no puede pesar o medir, en tonces la ciencia está incapacitada para demostrar sucesos o eventos que quedan fuera de su alcance, para la ciencia lo que no se puede pesar o medir, en términos generales, no existe.
Volviendo al tema, ha quedado claro que la estructura del cerebro está hecha para actuar, no para pensar, así lo señaló Claude Bernard, el más grande fisiologo que ha existido. Mi formación, al igual que muchas personas es de corte cientifica, pero he llegado a la conclusión que si deseo hallar las respuestas a las grandes interrogantes de la vida, éstas no las voy a encontrar definitivamente del lado cientifico, pasaré mi vida en esta tierra y me quedaré esperando las respuestas del lado de la ciencia. Yo al igual que Javier Fernández he tenido que hechar mano de razonamientos pseudocientificos y pintorescos para explicarme el origen de la conciencia:
Yo creo que muchas culturas antiguas tenian razón cuando señalban ellos que pensaban con el corazón; la Biblia en absolutamente toadas las ocaciones que se refiere al pensar, al conocimiento o a la sabiduria, se refiere al corazón como el lugar en donde se produsen o se guardan los pensamientos o la sabiduria. Yo si creo que es el corazón donde reside la conciencia. Me explico mejor:
Está claro que el corazón no posee neuronas, al menos no más que el cerebro, pero ellos al referirse al corazón lo hacian en forma figurada, no es una afirmación literal. El corazón ha sido el lugar por excelencia del asiento del espiritu, es decir el lugar donde se encuentra la cionciencia es en el corazón (lease espírtu).
Veamos cómo funciona el cuerpo humano: todos los organos de un ser humano (materia organizada) funcionan en conjunto, funcionan para un fin comun que es mantener la vida. El cerebro se encarga de organizar la materia para un fin comun. Hay un sin fin de funciones del cerebro que estan fuera de nuestro control, son funciones automaticas que realiza nuestro cuerpo; el control de la frecuencia cardiaca la respiración automatica, miles y miles etcs. Concientemente no reparamos en esos ajustes. Todos esos ajustes automaticos los lleva a cabo una INTELIGENCIA FUNCIONAL, cuya sede está en el cerebro, pero también poseemos una INTELIGENCIA PSIQUICA (que le llamo yo sinonimo de la conciencia de la inteligencia o del pensamiento) y por otro lado poseemos un ALMA que es lo que le dá la vida a la materia. Fisicoquimicamente somos muy similares los seres vivos y los no vivos, el alma es lo que hace que la materia tenga vida. Pues bien la inteligencia funcional, la inteligencia psiquica y el alma en su conjunto es lo que yo llamó espíritu. Principalmente el ser humano es espiritu, antes que materia, pues la materia de la que esta fiormado mi cuerpo no es mia, es una materia que pertenece al Universo, y que ahora está fomando mi cuerpo y mañana formará un arbol o un perro. Entonces principalmente yo soy espiritu que me encuentro en este momento organizando un puñado demateria que forma mi cuerpo. Cada uno de nosdostros somos principalmente espiritus. Ahora bien las interrelaciones sociales no son otra cosa que intrrelaciones espirituales, formamos una inmensa red mundial todos los espiritus que rebasan las fronteras. Aqui concluyo, la red espiritual que se forma a nivel global forma una conciencia global, en donde el cerebro de cada uno de nosotros efectivamente es como un receptor, no un actor, de la conciencia global en la que se me encuentro inmerso.
Guillermo Alatorre
letyc73@hotmail.com

10.Publicado por Gil Sánchez el 26/09/2008 14:06
Por otros conductos, formas y vivencias, también yo he llegado a la conclusión de que es posible que la Conciencia está fuera del cerebro, por lo tanto fuera del cuerpo. Dado que los últimos descubrimientos nos dicen que antes de que el pensamiento se observe en el cerebro y se transforme en acto, este ya aparece unos instantes antes. Para no hacer mi hipótesis más larga, la resumo de esta manera: Si la Conciencia o lo que otros llaman el Ser Inerior está fuera ¿Cómo se conecta o envía la información al cerebro? ¿Podría ser por una suerte de impulsos Bioelectromagnéticos? ¿No es el cerebro un emisor receptor? Ya lo dijo Edison, las ideas vienen volando, sólo hay que cogerlas, eso sí, el desarrollarlas necesita de un 99% de trabajo. Hoy podemos poner simple ejemplo: Si llevamos un juguete teledirigido como un coche, un avión, etc. a un lugar donde sus habitantes no han establecido contacto con la civilización tecnológica y por lo tanto lo desconocen, nos escondemos y lo ponemos en marcha, cualquier habitante que lo coja, primero creerá que se mueve por arte de magia, si luego intenta estudiar qué es lo que le mueve, no encontrará nada más que las pilas, motor y demás mecanismos, pero no encontrará desde donde le viene la información que hace que gire a la izquiera, derecha, corra hacia delante, atrás o se pare. Por mucho que mueva, busque, detripe o estudie el artefacto no encontrará que es lo que lo mueve, si no intuye que puede venir desde fuera y lo investiga, no sabrá que hay alguien que es quien lo hace. No se si me he explicado bien, pero ahí queda el ejemplo.
Mario Gil

11.Publicado por Paula el 09/03/2009 18:01
Qué significa la conciencia para Damasio. Cuál es su teoría.

12.Publicado por sar el 20/03/2009 20:59
Yo pienso que el problema es defenir mejor la pregunta, la verdad es que se pueden contestar muchas cosas dependiendo de la pregunta
¿localizacion de la conciencia? En las neuronas ¿no? Yo no conozco ningun ser consciente sin neuronas, asi que si los hay que venga alguien y lo falsee.

¿En que localizacion del cuerpo?en todo lugar donde llegue una neurona asi que en todo el cuerpo. Con las tecnicas de neuroimagen no encontraremos nunca un unico punto activado mientras el resto esta en reposo.

¿hay mas de un tipo de conciencia? pues yo creo que si, yo pienso que todo ser vivo las tiene, ahora bien el grado o la forma puede ser distinto. Yo creo en una conciencia emocional. ¿Acaso si un ser querido pierde sus facultades linguisticas y mantiene sus emociones no seguiria teniendo conciencia de lo que le pasa?

Entonces me pregunto y creo que estamos hablando de una conciencia linguistica al menos el articulo. Y pienso que seguro que aparece con la cultura, ya que el lenguaje es el medio por el cual existe la cultura ¿no?¿ Pero esa conciencia es tan distinta a la emocional?¿acaso las emociones no son un lenguaje? ¿entonces que diferencia hay entre nuestra conciencia y la de seres evolutivamente mas antiguos?, yo creo que solo la forma.
Con respecto a la forma los que mas estudiaron creo que fueron los psicologos de la gestal, o en otros campos biologos, arquitectos, en fin muchas ciencias. Al final la forma se puede ver como la suma de las partes, pero tanto la percepcion como la conciencia trascienden estas partes. ¿de que sirve analizar las partes? ¿tal vez para buscar las leyes de la conciencia?
¿Entonces habria que buscar los principios no? hay va uno.
-no hay conciencia sin neuronas. Ahora a falsearlo como propone el metodo hipotetico deductivo.

Pregunta ¿podria darse conciencia en una sola neurona? yo pienso que a nivel emocional no ¿si alguien lo sabe? y esto me lleva a otra pregunta ¿pudiera haber conciencia a un nivel mas primitivo que el emocional?

En fin y que es la conciencia. Para mi es percibir, sentir, responder, permanecer. Si no hay respuesta a que es la conciencia como explicar su funcionamiento. Primero describir, luego predecir, luego explicar y luego utilizar. tratamos de explicar sin haber descrito. ¿y esto a que nos lleva? pues yo pienso a que cada uno explique cosas distintas, y si es asi como servirnos a nadie la explicacion de otro si tal vez cada uno tratamos de responder a una pregunta diferente.

A mi por el momento lo que mas me sirve es saber que la conciencia es un producto de las emociones, y que las emocines son producto de el deseo de supervivencia de nuestras neuronas y que estas neuronas aprendieron a sobrevivir en grupo utilizando cada una las habilidades de las otras. Para mi somos energias fisicas con estructura estable, gracias a las leyes de las energias. Y ahora tenemos lenguaje, pero acaso no lo tuvimos siempre. Y yo pienso que ese mismo lenguaje que la fisica y la quimica a estudiado, sustenta nuestro lenguaje, un filosofo dijo 'no se puede crear nada, sobre la nada'. Yo no se mucho de el lenguaje atomico pero creo que se basa en una atraccion-repulsion, juntos-separados. Y ahora nosotros estamos juntos y aprendimos primero por emociones luego por lenguaje ha mantener esa union. Y esos lenguajes tienen una funcion mantenernos juntos en unidad, ¿entonces acaso lo unico que cambia no es la forma?.

Tal vez tenga razon el articulo al hablar de estres pues estamos unidos por muy corto tiempo y sujetos a una unica forma de union. La conciencia de nuestra vida. Quien sabe si no es esta misma conciencia la que une y repele a los atomos. yo pienso que por mucho que nos cueste entenderlo, no somos mas que una forma mas de conciencia. Y tal vez lo mas que podemos hacer es 'describir nuestra forma particular de conciencia'. Pues para explicarla tendriamos que explicar porque la energia se conforma en materia y creo eso no es lo que buscamos ¿o si?

si alguien a llegado hasta aqui menuda perdida de tiempo, no obstante consuelate porque a mi me a costado mas tiempo escribirlo.