Científicamente hablando, no es imposible gritarle al viento, como sugieren los poetas. Lo realmente complicado es escucharnos a nosotros mismos cuando chillamos. Las corrientes de aire no afectan al volumen del sonido, pero sí nos impiden percibir lo que decimos debido a la diferencia anatómica entre la posición de la boca y de las orejas.
Fuente : https://www.levante-emv.com/tendencias21/2023/04/3...
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