La alimentación de la población humana del mundo puede ser compatible con la protección de la diversidad biológica del planeta si se aumenta el acceso de las mujeres a la educación, los servicios de salud reproductiva y las tecnologías anticonceptivas.
Estos son los resultados del estudio publicado en Science, en el que los científicos exploran la interacción entre la creciente población humana y la pérdida de otras especies.
"Es la comida. Sigue la comida y entonces sabrás por qué la diversidad de vida del planeta está en problemas", explica la autora principal del documento, Eileen Crist, profesora asociada de Ciencia y Tecnología en las Facultades de Artes Liberales y Ciencias Humanas de la Universidad de Virginia Tech, Estados Unidos, en un comunicado.
"Estamos causando una extinción masiva de especies y la agricultura es, sin duda, el principal impulsor de esas pérdidas", advierte.
Entre 1970 y 2010, el mundo perdió más de la mitad de sus animales salvajes, según un informe de World Wildlife Fund. Entre las extinciones, se estima un 39% de la fauna terrestre, un 39% de la fauna marina y el 76% de la vida silvestre de agua dulce.
Estas pérdidas devastadoras, vinculadas a los esfuerzos por alimentar a un mundo cada vez más abarrotado, aumentarán en el futuro.
La ONU calcula que la población humana, que ahora asciende a 7.500 millones, llegará a más de 9.000 millones a mediados del siglo y 11.000 millones para finales del siglo. Esta densidad de población ejercerá una presión ascendente sobre la biodiversidad restante de la Tierra.
"Para alimentar a todos, vamos a tener que duplicar o incluso triplicar nuestra producción agrícola para finales del siglo –calcula Crist–. Pero ya hemos tomado la tierra más frondosa y cultivable para cultivar, y hemos estrujado la naturaleza salvaje en reductos cada vez más estrechos alrededor del mundo ¿Cómo podemos hacer más comida sin destruir más naturaleza?".
Intensificación sostenible
Para resolver este dilema, los expertos agrícolas persiguen una "intensificación sostenible", que tiene como objetivo aumentar la producción de alimentos sin disminuciones adicionales de la biodiversidad y sin explotar más áreas naturales que se empleen para cultivos. Sin embargo, Crist y sus coautores sostienen que, aunque se necesitan estas medidas críticas, no es probable que, por sí mismas, tengan éxito.
"Es importante trabajar en el lado de la oferta, pero, en paralelo, tenemos que trabajar en la reducción de la demanda –plantea Crist–. Sin una atención concertada a la estabilización y la reducción gradual de la población mundial, la naturaleza continuará cayendo".
Los autores afirman que lograr un mundo sostenible –que proporcione una calidad de vida equitativa y de alta calidad para todas las personas, salvaguardando al mismo tiempo la biodiversidad del planeta– exige que el crecimiento de la población se sitúe a la vanguardia de las preocupaciones internacionales.
Según los investigadores, las discusiones políticas sobre los niveles de población se han silenciado en las últimas décadas en parte debido a la incomodidad en torno a los desequilibrios mundiales. Los países de altos ingresos, que representan un uso desproporcionado de los recursos, tienen más probabilidades de tener poblaciones estables o incluso en declive, mientras que los países de bajos ingresos tienen una población creciente.
Sin embargo, el consumo excesivo de recursos ya no es sólo un aspecto del mundo desarrollado, escriben los autores. Se espera que la clase media mundial de 3.200 millones en 2016 aumente a aproximadamente 5.000 millones en 2030. Se prevé que el 40% de la población de India se una a las filas de la clase media a mediados de siglo, agregando casi medio millón de consumidores a la economía mundial –más de 50 millones en 2006– de una sola nación.
Estos son los resultados del estudio publicado en Science, en el que los científicos exploran la interacción entre la creciente población humana y la pérdida de otras especies.
"Es la comida. Sigue la comida y entonces sabrás por qué la diversidad de vida del planeta está en problemas", explica la autora principal del documento, Eileen Crist, profesora asociada de Ciencia y Tecnología en las Facultades de Artes Liberales y Ciencias Humanas de la Universidad de Virginia Tech, Estados Unidos, en un comunicado.
"Estamos causando una extinción masiva de especies y la agricultura es, sin duda, el principal impulsor de esas pérdidas", advierte.
Entre 1970 y 2010, el mundo perdió más de la mitad de sus animales salvajes, según un informe de World Wildlife Fund. Entre las extinciones, se estima un 39% de la fauna terrestre, un 39% de la fauna marina y el 76% de la vida silvestre de agua dulce.
Estas pérdidas devastadoras, vinculadas a los esfuerzos por alimentar a un mundo cada vez más abarrotado, aumentarán en el futuro.
La ONU calcula que la población humana, que ahora asciende a 7.500 millones, llegará a más de 9.000 millones a mediados del siglo y 11.000 millones para finales del siglo. Esta densidad de población ejercerá una presión ascendente sobre la biodiversidad restante de la Tierra.
"Para alimentar a todos, vamos a tener que duplicar o incluso triplicar nuestra producción agrícola para finales del siglo –calcula Crist–. Pero ya hemos tomado la tierra más frondosa y cultivable para cultivar, y hemos estrujado la naturaleza salvaje en reductos cada vez más estrechos alrededor del mundo ¿Cómo podemos hacer más comida sin destruir más naturaleza?".
Intensificación sostenible
Para resolver este dilema, los expertos agrícolas persiguen una "intensificación sostenible", que tiene como objetivo aumentar la producción de alimentos sin disminuciones adicionales de la biodiversidad y sin explotar más áreas naturales que se empleen para cultivos. Sin embargo, Crist y sus coautores sostienen que, aunque se necesitan estas medidas críticas, no es probable que, por sí mismas, tengan éxito.
"Es importante trabajar en el lado de la oferta, pero, en paralelo, tenemos que trabajar en la reducción de la demanda –plantea Crist–. Sin una atención concertada a la estabilización y la reducción gradual de la población mundial, la naturaleza continuará cayendo".
Los autores afirman que lograr un mundo sostenible –que proporcione una calidad de vida equitativa y de alta calidad para todas las personas, salvaguardando al mismo tiempo la biodiversidad del planeta– exige que el crecimiento de la población se sitúe a la vanguardia de las preocupaciones internacionales.
Según los investigadores, las discusiones políticas sobre los niveles de población se han silenciado en las últimas décadas en parte debido a la incomodidad en torno a los desequilibrios mundiales. Los países de altos ingresos, que representan un uso desproporcionado de los recursos, tienen más probabilidades de tener poblaciones estables o incluso en declive, mientras que los países de bajos ingresos tienen una población creciente.
Sin embargo, el consumo excesivo de recursos ya no es sólo un aspecto del mundo desarrollado, escriben los autores. Se espera que la clase media mundial de 3.200 millones en 2016 aumente a aproximadamente 5.000 millones en 2030. Se prevé que el 40% de la población de India se una a las filas de la clase media a mediados de siglo, agregando casi medio millón de consumidores a la economía mundial –más de 50 millones en 2006– de una sola nación.
Empoderar a las mujeres
"Una solución clave para el crecimiento insostenible de la población es el empoderamiento de las mujeres –propone Crist–. Al mejorar sus derechos humanos, dándoles a ellas y a sus parejas acceso a servicios de salud reproductiva y tecnologías anticonceptivas, y mejorando su nivel educativo, podemos ayudar a hacer frente a esta crisis planetaria".
Se ha demostrado que la educación de niñas y mujeres tiene una correlación directa en la disminución de las tasas de embarazo. "Dondequiera que las mujeres tengan un poder educativo, cultural, económico, político y legal, las tasas de fertilidad caen –escriben los autores–. Las poblaciones tienden a moverse hacia estados de cero o crecimiento negativo cuando las mujeres alcanzan la igualdad con los hombres, siempre y cuando estén disponibles los servicios de planificación familiar y los anticonceptivos".
No obstante, los investigadores reconocen que "la población humana no es la única variable que hace hincapié en la Tierra". "Pero es una fuerza poderosa que también es eminentemente susceptible de cambiar, si se puede reunir la voluntad política internacional", concluyen.
"Una solución clave para el crecimiento insostenible de la población es el empoderamiento de las mujeres –propone Crist–. Al mejorar sus derechos humanos, dándoles a ellas y a sus parejas acceso a servicios de salud reproductiva y tecnologías anticonceptivas, y mejorando su nivel educativo, podemos ayudar a hacer frente a esta crisis planetaria".
Se ha demostrado que la educación de niñas y mujeres tiene una correlación directa en la disminución de las tasas de embarazo. "Dondequiera que las mujeres tengan un poder educativo, cultural, económico, político y legal, las tasas de fertilidad caen –escriben los autores–. Las poblaciones tienden a moverse hacia estados de cero o crecimiento negativo cuando las mujeres alcanzan la igualdad con los hombres, siempre y cuando estén disponibles los servicios de planificación familiar y los anticonceptivos".
No obstante, los investigadores reconocen que "la población humana no es la única variable que hace hincapié en la Tierra". "Pero es una fuerza poderosa que también es eminentemente susceptible de cambiar, si se puede reunir la voluntad política internacional", concluyen.
Referencia
The interaction of human population, food production, and biodiversity protection. Science 21 Apr 2017:Vol. 356, Issue 6335, pp. 260-264. DOI: 10.1126/science.aal2011
The interaction of human population, food production, and biodiversity protection. Science 21 Apr 2017:Vol. 356, Issue 6335, pp. 260-264. DOI: 10.1126/science.aal2011