Campus Party, un ejemplo de la potencia socializadora de Internet
Internet refuerza los lazos sociales, según el estudio The Strenth of Internet Ties (La fuerza de los lazos de Internet) que acaban de realizar los sociólogos de la Universidad de Toronto, Jeffrey Boase y Barry Wellman, así como Lee Rainie y John Horrigan, del Pew Internet Project.
El estudio señala asimismo que el correo electrónico se ha convertido en una forma suplementaria de comunicación, sin llegar a sustituir a otros medios, así como que las personas que usan el correo electrónico al menos una vez a la semana para comunicarse con sus familiares y amigos, son un 25% más propicios a tener un encuentro presencial con ellos en ese mismo periodo de tiempo. Esta cifra es incluso mayor entre quienes usan el teléfono móvil.
El estudio demuestra cómo Internet ayuda a construir el capital social de los internautas, ya que permite fabricar redes sociales sólidas aunque estén geográficamente dispersas. El ciberespacio no se está construyendo por tanto en detrimento de otras relaciones sociales de proximidad como las familiares, señala el estudio, ya que si para un norteamericano medio el número de personas con las que mantiene relaciones estrechas es de 35, en el caso de los internautas esta media sube a 37 personas.
Las redes que rodean a los internautas no pueden considerarse decorativas, ya que las utilizan cada vez con más frecuencia para consultar a los amigos antes de tomar decisiones importantes. Ello fomenta el recurso a Internet para conseguir información necesaria para la adecuada decisión: el 29% de los encuestados reconoce que la Red ha jugado un papel crucial al menos en una decisión importante en los últimos dos años, lo que representa a 60 millones de norteamericanos.
Decisiones vitales
Además, el número de norteamericanos que ha acudido a la red para tomar decisiones vitales ha crecido un tercio desde 2002, señala el estudio. Pone de manifiesto también que, en contra de lo que pueda parecer, Internet desempeña un papel social benéfico en un mundo construido en lo que denomina “individualismo redcéntrico” (networked individualism), es decir, una red construida alrededor de cada cibernauta a la que acude en busca de otras personas o de ayuda, según los casos.
La investigación pone de manifiesto asimismo que el correo electrónico no disminuye la comunicación telefónica o los contactos regulares con otras personas. Destaca como especialmente significativo que las comunidades tradicionales, que reúnen a vecinos o personas que sencillamente viven en la misma ciudad, están dando paso a nuevas comunidades sociales cuyo vínculo no es el barrio o la ciudad, sino Internet.
Es a través de la navegación por Internet o del uso del correo electrónico, que estas nuevas comunidades de personas aumentan sus capacidades de relaciones sociales. La constatación es que las personas, cuanto más se comunican entre sí, mayor uso hacen de Internet.
Es importante notar, señala el estudio, que los lazos sociales de los norteamericanos actuales se construyen de diferentes maneras. Los encuentros personales concertados telefónicamente continúan siendo importantes, pero las nuevas tecnologías de la comunicación, como el correo electrónico, los teléfonos móviles y la mensajería instantánea, adquieren progresiva importancia a la hora de articular las relaciones sociales. Internet no debe ser considerada por tanto como la única vía usada para relacionarse con otras personas.
Correo electrónico
El estudio destaca que en la medida en que aumentan las redes sociales, se hace más difícil la comunicación entre sus miembros. Si una red tiene 50 miembros, la media es contactar con la mitad de ellos regularmente a través del teléfono. Si la red es de 20 miembros, los contactos habituales los concentran 15 de ellos.
El correo electrónico ha mejorado este nivel de comunicación tradicional, ya que a medida que aumentan las redes sociales, el porcentaje de comunicaciones semanales no sólo no disminuye, sino que posibilita el establecimiento de un 20% de lazos profundos y significativos entre sus miembros, ha determinado este estudio.
Los datos de este estudio fueron obtenidos en dos oleadas de encuestas. La primera se desarrolló en febrero-marzo de 2004 y abarcó a 2.200 adultos norteamericanos. La Segunda tuvo lugar entre los meses de febrero y marzo de 2005 y abarcó a 2.201 adultos norteamericanos.
Cuando se les preguntó sobre el impacto de Internet en el tamaño de sus redes sociales, el 31% destacó que la red había aumentado significativamente sus lazos sociales, mientras que sólo el 2% señaló que habían disminuido. El 30% respondió asimismo que Internet había aumentado sus encuentros casuales con otras personas y sólo el 2% señaló que estos encuentros casuales habían disminuido después del uso de Internet. El 28% señaló finalmente que habían aumentado sus lazos íntimos y sólo el 1% que habían disminuido.
Nueva lectura de Internet
Este estudio contradice otros anteriores que señalaban a Internet como uno de los factores de aislamiento social. Hace ahora un año se dio a conocer un estudio realizado por la Universidad de Stanford según el cual el uso de Internet habría provocado que los estadounidenses estén cada vez menos dispuestos a ver a amigos o a pasar más tiempo con la familia.
Este estudio era continuación realizado por el mismo equipo en 2000 según el cual Internet promovía el aislamiento personal entre internautas. Cuatro años después, los especialistas señalaron que por cada hora que alguien pasa en Internet, se reduce en 23 minutos y medio el tiempo de contacto personal con compañeros de trabajo, familia y amigos, y se reduce en 8,5 minutos el tiempo dedicado a dormir. El estudio de Stanford señalaba asimismo que la mayor parte del tiempo que la gente pasaba en internet, se dedicaba a jugar.
La publicación del Informe de Pew Internet obliga a una nueva lectura de los efectos sociales de Internet. Es verdad que los datos, tanto de los estudios de 2002 y 2005, como los divulgados ahora, se refieren únicamente a ciudadanos norteamericanos, pero en teoría pueden considerarse válidos para otros continentes, por lo que el cibernauta comienza a perder una imagen de persona aislada y ajena a la realidad, para convertirse en una persona moderna que usa la tecnología para vivir mejor su vida real.
El estudio señala asimismo que el correo electrónico se ha convertido en una forma suplementaria de comunicación, sin llegar a sustituir a otros medios, así como que las personas que usan el correo electrónico al menos una vez a la semana para comunicarse con sus familiares y amigos, son un 25% más propicios a tener un encuentro presencial con ellos en ese mismo periodo de tiempo. Esta cifra es incluso mayor entre quienes usan el teléfono móvil.
El estudio demuestra cómo Internet ayuda a construir el capital social de los internautas, ya que permite fabricar redes sociales sólidas aunque estén geográficamente dispersas. El ciberespacio no se está construyendo por tanto en detrimento de otras relaciones sociales de proximidad como las familiares, señala el estudio, ya que si para un norteamericano medio el número de personas con las que mantiene relaciones estrechas es de 35, en el caso de los internautas esta media sube a 37 personas.
Las redes que rodean a los internautas no pueden considerarse decorativas, ya que las utilizan cada vez con más frecuencia para consultar a los amigos antes de tomar decisiones importantes. Ello fomenta el recurso a Internet para conseguir información necesaria para la adecuada decisión: el 29% de los encuestados reconoce que la Red ha jugado un papel crucial al menos en una decisión importante en los últimos dos años, lo que representa a 60 millones de norteamericanos.
Decisiones vitales
Además, el número de norteamericanos que ha acudido a la red para tomar decisiones vitales ha crecido un tercio desde 2002, señala el estudio. Pone de manifiesto también que, en contra de lo que pueda parecer, Internet desempeña un papel social benéfico en un mundo construido en lo que denomina “individualismo redcéntrico” (networked individualism), es decir, una red construida alrededor de cada cibernauta a la que acude en busca de otras personas o de ayuda, según los casos.
La investigación pone de manifiesto asimismo que el correo electrónico no disminuye la comunicación telefónica o los contactos regulares con otras personas. Destaca como especialmente significativo que las comunidades tradicionales, que reúnen a vecinos o personas que sencillamente viven en la misma ciudad, están dando paso a nuevas comunidades sociales cuyo vínculo no es el barrio o la ciudad, sino Internet.
Es a través de la navegación por Internet o del uso del correo electrónico, que estas nuevas comunidades de personas aumentan sus capacidades de relaciones sociales. La constatación es que las personas, cuanto más se comunican entre sí, mayor uso hacen de Internet.
Es importante notar, señala el estudio, que los lazos sociales de los norteamericanos actuales se construyen de diferentes maneras. Los encuentros personales concertados telefónicamente continúan siendo importantes, pero las nuevas tecnologías de la comunicación, como el correo electrónico, los teléfonos móviles y la mensajería instantánea, adquieren progresiva importancia a la hora de articular las relaciones sociales. Internet no debe ser considerada por tanto como la única vía usada para relacionarse con otras personas.
Correo electrónico
El estudio destaca que en la medida en que aumentan las redes sociales, se hace más difícil la comunicación entre sus miembros. Si una red tiene 50 miembros, la media es contactar con la mitad de ellos regularmente a través del teléfono. Si la red es de 20 miembros, los contactos habituales los concentran 15 de ellos.
El correo electrónico ha mejorado este nivel de comunicación tradicional, ya que a medida que aumentan las redes sociales, el porcentaje de comunicaciones semanales no sólo no disminuye, sino que posibilita el establecimiento de un 20% de lazos profundos y significativos entre sus miembros, ha determinado este estudio.
Los datos de este estudio fueron obtenidos en dos oleadas de encuestas. La primera se desarrolló en febrero-marzo de 2004 y abarcó a 2.200 adultos norteamericanos. La Segunda tuvo lugar entre los meses de febrero y marzo de 2005 y abarcó a 2.201 adultos norteamericanos.
Cuando se les preguntó sobre el impacto de Internet en el tamaño de sus redes sociales, el 31% destacó que la red había aumentado significativamente sus lazos sociales, mientras que sólo el 2% señaló que habían disminuido. El 30% respondió asimismo que Internet había aumentado sus encuentros casuales con otras personas y sólo el 2% señaló que estos encuentros casuales habían disminuido después del uso de Internet. El 28% señaló finalmente que habían aumentado sus lazos íntimos y sólo el 1% que habían disminuido.
Nueva lectura de Internet
Este estudio contradice otros anteriores que señalaban a Internet como uno de los factores de aislamiento social. Hace ahora un año se dio a conocer un estudio realizado por la Universidad de Stanford según el cual el uso de Internet habría provocado que los estadounidenses estén cada vez menos dispuestos a ver a amigos o a pasar más tiempo con la familia.
Este estudio era continuación realizado por el mismo equipo en 2000 según el cual Internet promovía el aislamiento personal entre internautas. Cuatro años después, los especialistas señalaron que por cada hora que alguien pasa en Internet, se reduce en 23 minutos y medio el tiempo de contacto personal con compañeros de trabajo, familia y amigos, y se reduce en 8,5 minutos el tiempo dedicado a dormir. El estudio de Stanford señalaba asimismo que la mayor parte del tiempo que la gente pasaba en internet, se dedicaba a jugar.
La publicación del Informe de Pew Internet obliga a una nueva lectura de los efectos sociales de Internet. Es verdad que los datos, tanto de los estudios de 2002 y 2005, como los divulgados ahora, se refieren únicamente a ciudadanos norteamericanos, pero en teoría pueden considerarse válidos para otros continentes, por lo que el cibernauta comienza a perder una imagen de persona aislada y ajena a la realidad, para convertirse en una persona moderna que usa la tecnología para vivir mejor su vida real.