El año pasado, la Organización Mundial de la Salud lanzó el primer informe mundial sobre el suicidio, que señalaba cifras escalofriantes: más de 800.000 personas se suicidan cada año -casi una cada 40 segundos-. El suicidio es actualmente, por tanto, una de las principales causas de muerte en el mundo.
A pesar de ello, y de que solo 28 naciones poseen estrategias de prevención, la OMS indicaba en su informe que el suicidio se puede impedir con diversas estrategias, como la reducción del acceso a los métodos de suicidio o que los medios de comunicación emitan información responsable acerca de los suicidios (que eviten el lenguaje sensacionalista y la descripción explícita de los recursos utilizados).
Otra estrategia muy importante señalada por la OMS es la identificación a tiempo del riesgo de suicidio. Ahora, un estudio internacional del European College of Neuropsychopharmacology (ECNP) ha avanzado en esta dirección al identificar algunos patrones de comportamiento que preceden a muchos intentos de suicidio.
Los hallazgos realizados podrían propiciar cambios en la práctica clínica destinada a la atención de pacientes afectados por depresión y en riesgo de suicidio, según sus autores.
A la búsqueda de patrones
En la investigación, bautizada como BRIDGE-II-MIX, se evaluó a un total de 2.811 pacientes con depresión, de los cuales 628 ya habían intentado suicidarse.
Cada paciente fue entrevistado por un psiquiatra, como si se tratara de una evaluación estándar destinada a un paciente con enfermedad mental. Entre los parámetros considerados estuvieron los intentos previos de suicidio, los antecedentes familiares, el tratamiento actual y previo del paciente, su estado clínico, etc.
Pero la evaluación en realidad se centró especialmente en aquellas características y comportamientos de los pacientes que habían intentado suicidarse, para compararlos con las características de aquellos pacientes deprimidos que no habían intentado hacerlo. Fue así como se pudieron determinar ciertos patrones que se repiten antes de un intento de suicidio.
A pesar de ello, y de que solo 28 naciones poseen estrategias de prevención, la OMS indicaba en su informe que el suicidio se puede impedir con diversas estrategias, como la reducción del acceso a los métodos de suicidio o que los medios de comunicación emitan información responsable acerca de los suicidios (que eviten el lenguaje sensacionalista y la descripción explícita de los recursos utilizados).
Otra estrategia muy importante señalada por la OMS es la identificación a tiempo del riesgo de suicidio. Ahora, un estudio internacional del European College of Neuropsychopharmacology (ECNP) ha avanzado en esta dirección al identificar algunos patrones de comportamiento que preceden a muchos intentos de suicidio.
Los hallazgos realizados podrían propiciar cambios en la práctica clínica destinada a la atención de pacientes afectados por depresión y en riesgo de suicidio, según sus autores.
A la búsqueda de patrones
En la investigación, bautizada como BRIDGE-II-MIX, se evaluó a un total de 2.811 pacientes con depresión, de los cuales 628 ya habían intentado suicidarse.
Cada paciente fue entrevistado por un psiquiatra, como si se tratara de una evaluación estándar destinada a un paciente con enfermedad mental. Entre los parámetros considerados estuvieron los intentos previos de suicidio, los antecedentes familiares, el tratamiento actual y previo del paciente, su estado clínico, etc.
Pero la evaluación en realidad se centró especialmente en aquellas características y comportamientos de los pacientes que habían intentado suicidarse, para compararlos con las características de aquellos pacientes deprimidos que no habían intentado hacerlo. Fue así como se pudieron determinar ciertos patrones que se repiten antes de un intento de suicidio.
Combinación de depresión y ansiedad
Para empezar, los científicos comprobaron que el estado mixto ansioso-depresivo, que implica depresión pero también síntomas de ansiedad o manía, se encontraba con una frecuencia significativamente mayor en lo pacientes que habían intentado suicidarse previamente, en comparación con aquellos que no lo habían intentado nunca.
De hecho, el 40% de todos los pacientes deprimidos que habían intentado suicidarse sufrían de esta condición y se calcula que nada menos que un tercio de las personas que sufren un episodio depresivo mayor también sufren estados mixtos ansioso-depresivos, explican los investigadores en The Journal of Clinical Psychiatry .
También se constató que los criterios estándar de evaluación identificaron solo al 12% de los pacientes en un estado mixto ansioso-depresivo (el 40% fue determinado por otros métodos) lo que supone, según los autores del estudio, que con los métodos estándar muchos de los pacientes en riesgo de suicidio quedarían sin detectar.
Por otra parte, en un segundo análisis de los datos recopilados, los pacientes encontraron que si un paciente deprimido presenta cualquiera de los siguientes síntomas: conductas de riesgo (por ejemplo, la conducción temeraria o conducta promiscua), agitación psicomotora (dar vueltas por la habitación retorciéndose las manos u otras acciones similares) e impulsividad (comportamiento caracterizado por poca o ninguna previsión, reflexión o consideración de consecuencias) presenta un riesgo de intento de suicidio al menos un 50% superior.
"En nuestra opinión, la evaluación de estos síntomas en todos los pacientes deprimidos es extremadamente importante y tiene inmensas implicaciones terapéuticas. La mayoría de estos síntomas no son referidos de forma espontánea por el paciente; el médico debe preguntar por ellos directamente, pero muchos médicos no son conscientes de su importancia antes de definir un tratamiento”, explica la psicóloga del Hospital Clínico de Barcelona y una de las autoras del estudio, Dina Popovic, en un comunicado del ECNP difundido por Eurekalert!
Para empezar, los científicos comprobaron que el estado mixto ansioso-depresivo, que implica depresión pero también síntomas de ansiedad o manía, se encontraba con una frecuencia significativamente mayor en lo pacientes que habían intentado suicidarse previamente, en comparación con aquellos que no lo habían intentado nunca.
De hecho, el 40% de todos los pacientes deprimidos que habían intentado suicidarse sufrían de esta condición y se calcula que nada menos que un tercio de las personas que sufren un episodio depresivo mayor también sufren estados mixtos ansioso-depresivos, explican los investigadores en The Journal of Clinical Psychiatry .
También se constató que los criterios estándar de evaluación identificaron solo al 12% de los pacientes en un estado mixto ansioso-depresivo (el 40% fue determinado por otros métodos) lo que supone, según los autores del estudio, que con los métodos estándar muchos de los pacientes en riesgo de suicidio quedarían sin detectar.
Por otra parte, en un segundo análisis de los datos recopilados, los pacientes encontraron que si un paciente deprimido presenta cualquiera de los siguientes síntomas: conductas de riesgo (por ejemplo, la conducción temeraria o conducta promiscua), agitación psicomotora (dar vueltas por la habitación retorciéndose las manos u otras acciones similares) e impulsividad (comportamiento caracterizado por poca o ninguna previsión, reflexión o consideración de consecuencias) presenta un riesgo de intento de suicidio al menos un 50% superior.
"En nuestra opinión, la evaluación de estos síntomas en todos los pacientes deprimidos es extremadamente importante y tiene inmensas implicaciones terapéuticas. La mayoría de estos síntomas no son referidos de forma espontánea por el paciente; el médico debe preguntar por ellos directamente, pero muchos médicos no son conscientes de su importancia antes de definir un tratamiento”, explica la psicóloga del Hospital Clínico de Barcelona y una de las autoras del estudio, Dina Popovic, en un comunicado del ECNP difundido por Eurekalert!
Referencia bibliográfica:
Perugi, G. et al. Mixed features in patients with a major depressive episode: the BRIDGE-II-MIX study. The Journal of Clinical Psychiatry (2015). DOI: 10.4088/JCP.14m09092.
Perugi, G. et al. Mixed features in patients with a major depressive episode: the BRIDGE-II-MIX study. The Journal of Clinical Psychiatry (2015). DOI: 10.4088/JCP.14m09092.