Hielo antártico subterráneo extraído. Fuente: EPICA.
El cambio climático realmente sería responsabilidad de la actividad humana, pero no sólo la de la era industrial, señalan científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos.
Se suele creer que en la industrialización –proceso por el que se pasa de una economía basada en la agricultura a otra basada en el desarrollo industrial- se encuentra el origen del calentamiento global pero, al parecer, mucho antes de que se extendieran las fábricas, el ser humano ya contribuía a dicho calentamiento.
Evidencias físicas halladas por los científicos, combinadas con potentes simulaciones informáticas del clima, están cambiando la idea de que fue en la era industrial cuando los humanos comenzamos a colaborar en el calentamiento global.
Según dichas simulaciones, hace miles de años, el inicio de la agricultura a gran escala en Asia y de la deforestación en Europa comenzaron a hacer mella en el estado del clima.
Efecto acumulativo
Por otro lado, las simulaciones también han desvelado que el efecto acumulativo de miles de años de influencia humana sobre el clima ha ido impidiendo que el mundo entre en una nueva era glacial, al alterar el ritmo cronológico de enfriamiento periódico del planeta, que se remonta a hace más de un millón de años, publica la la Universidad de Wisconsin-Madison en un comunicado.
El investigador Stephen Vavrus, climatólogo del Center for Climatic Research de la Wisconsin-Madison y del Nelson Institute for Environmental Studies, señala que los hallazgos empíricos y las simulaciones informáticas “están desafiando la idea establecida de que las cosas empezaron a cambiar con la Revolución Industrial”.
Según Vavrus, incluso las pequeñas influencias de la acción humana sobre el clima, consideradas en un largo periodo de tiempo, se convierten en importantes.
El investigador, junto a sus colaboradores John Kutzbach y Gwenaelle Philippon presentaron sus conclusiones en un encuentro de la American Geophysical Union, desarrollado esta misma semana en San Francisco (Estados Unidos).
Arrozales y deforestación
La idea de que la acción del hombre ha afectado desde antes de la Revolución Industrial al clima ha sido debatida por los especialistas en los últimos años, y señala como causas iniciales de la influencia del ser humano la introducción a gran escala del cultivo del arroz (el arroz se cultiva desde hace 5.000 años) en Asia, y la deforestación extensiva en Europa.
Con ambas acciones ya se comenzaron a emitir cantidades significativas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Por un lado, los arrozales anegados producen metano y óxido nitroso; por otro lado, la quema de bosques para establecer zonas de sembradío originó emisiones de dióxido de carbono.
Como consecuencia, una atmósfera más caliente calentó también los océanos, haciendo que éstos fueran mucho menos eficientes para almacenar el dióxido de carbono, lo que a su vez impulsó el calentamiento global.
Según Kutzbach, nadie pone en duda el efecto de la era industrial sobre el cambio climático. Pero, utilizando archivos climáticos de hasta 850.000 años de antigüedad encontrados en el hielo subterráneo de la Antártica, los científicos van desentrañando un proceso que en realidad empezó mucho antes de que llegara la industrialización.
Los investigadores explican que en dicho hielo han ido quedando atrapados los gases de efecto invernadero en forma de aire fosilizado. Este aire antiguo contiene la marca inconfundible de que los niveles de metano atmosférico y de dióxido de carbono aumentados comenzaron a registrarse miles de años antes del inicio de la revolución industrial.
Se suele creer que en la industrialización –proceso por el que se pasa de una economía basada en la agricultura a otra basada en el desarrollo industrial- se encuentra el origen del calentamiento global pero, al parecer, mucho antes de que se extendieran las fábricas, el ser humano ya contribuía a dicho calentamiento.
Evidencias físicas halladas por los científicos, combinadas con potentes simulaciones informáticas del clima, están cambiando la idea de que fue en la era industrial cuando los humanos comenzamos a colaborar en el calentamiento global.
Según dichas simulaciones, hace miles de años, el inicio de la agricultura a gran escala en Asia y de la deforestación en Europa comenzaron a hacer mella en el estado del clima.
Efecto acumulativo
Por otro lado, las simulaciones también han desvelado que el efecto acumulativo de miles de años de influencia humana sobre el clima ha ido impidiendo que el mundo entre en una nueva era glacial, al alterar el ritmo cronológico de enfriamiento periódico del planeta, que se remonta a hace más de un millón de años, publica la la Universidad de Wisconsin-Madison en un comunicado.
El investigador Stephen Vavrus, climatólogo del Center for Climatic Research de la Wisconsin-Madison y del Nelson Institute for Environmental Studies, señala que los hallazgos empíricos y las simulaciones informáticas “están desafiando la idea establecida de que las cosas empezaron a cambiar con la Revolución Industrial”.
Según Vavrus, incluso las pequeñas influencias de la acción humana sobre el clima, consideradas en un largo periodo de tiempo, se convierten en importantes.
El investigador, junto a sus colaboradores John Kutzbach y Gwenaelle Philippon presentaron sus conclusiones en un encuentro de la American Geophysical Union, desarrollado esta misma semana en San Francisco (Estados Unidos).
Arrozales y deforestación
La idea de que la acción del hombre ha afectado desde antes de la Revolución Industrial al clima ha sido debatida por los especialistas en los últimos años, y señala como causas iniciales de la influencia del ser humano la introducción a gran escala del cultivo del arroz (el arroz se cultiva desde hace 5.000 años) en Asia, y la deforestación extensiva en Europa.
Con ambas acciones ya se comenzaron a emitir cantidades significativas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Por un lado, los arrozales anegados producen metano y óxido nitroso; por otro lado, la quema de bosques para establecer zonas de sembradío originó emisiones de dióxido de carbono.
Como consecuencia, una atmósfera más caliente calentó también los océanos, haciendo que éstos fueran mucho menos eficientes para almacenar el dióxido de carbono, lo que a su vez impulsó el calentamiento global.
Según Kutzbach, nadie pone en duda el efecto de la era industrial sobre el cambio climático. Pero, utilizando archivos climáticos de hasta 850.000 años de antigüedad encontrados en el hielo subterráneo de la Antártica, los científicos van desentrañando un proceso que en realidad empezó mucho antes de que llegara la industrialización.
Los investigadores explican que en dicho hielo han ido quedando atrapados los gases de efecto invernadero en forma de aire fosilizado. Este aire antiguo contiene la marca inconfundible de que los niveles de metano atmosférico y de dióxido de carbono aumentados comenzaron a registrarse miles de años antes del inicio de la revolución industrial.
HIelo austral. Fuente: Wikimedia.
Esquivando una glaciación
Tal y como explica Kutzbach, hace entre 5.000 y 8.000 años, las emisiones tanto de metano como de dióxido de carbono comenzaron a presentar una tendencia al alza.
Es muy probable que la acumulación de estos gases de efecto invernadero en la atmósfera durante los últimos miles de años haya detenido el inicio de un nuevo ciclo glacial, como los que se han dado a intervalos constantes cada 100.000 años durante el último millón de años.
Cada periodo glacial ha venido marcado por cambios regulares y predecibles de la órbita terrestre, conocidos como variaciones orbitales.
Como consecuencia de estas variaciones de la órbita de la Tierra, y aunque la luminosidad solar se mantiene prácticamente constante a lo largo de millones de años, la cantidad media de radiación que recibe cada hemisferio fluctúa, lo que épocas de frío extremo.
Según los científicos, sin la acción del ser humano hoy día nos encontraríamos probablemente en una de esas épocas.
Idea anterior
Tres modelos informáticos utilizados para hacer una aproximación a cuál sería la situación actual en ese caso señalaron que, eliminando la cantidad de gases de efecto invernadero que los humanos han inyectado a la atmósfera en los últimos 8.000 años, habría más nieve permanente y más regiones cubiertas de hielo en Canadá, Siberia, Groenlandia y las Montañas Rocosas.
Las evidencias empíricas detalladas (recogidas en el hielo antártico) aportadas por Vavrus y sus colaboradores vienen a respaldar una idea que en primer lugar propuso un climatólogo de la Universidad de Virginia llamado William F. Ruddiman.
Según él, los cambios climáticos ocasionados como consecuencia de la emisión de gases tóxicos a la atmósfera no habrían empezado en el siglo XVIII sino hace 8.000 años, con las actividades agrícolas intensivas de nuestros ancestros agricultores.
Sin embargo, a pesar de que llevemos miles de años contaminando, lo cierto es que, según un estudio llevado a cabo en 2004 por científicos, en el marco del proyecto EPICA (European Project for Ice Coring in Antarctica), la concentración de los gases de efecto invernadero ha alcanzado niveles sin precedentes, no registrados en los últimos 440.000 años.
Tal y como explica Kutzbach, hace entre 5.000 y 8.000 años, las emisiones tanto de metano como de dióxido de carbono comenzaron a presentar una tendencia al alza.
Es muy probable que la acumulación de estos gases de efecto invernadero en la atmósfera durante los últimos miles de años haya detenido el inicio de un nuevo ciclo glacial, como los que se han dado a intervalos constantes cada 100.000 años durante el último millón de años.
Cada periodo glacial ha venido marcado por cambios regulares y predecibles de la órbita terrestre, conocidos como variaciones orbitales.
Como consecuencia de estas variaciones de la órbita de la Tierra, y aunque la luminosidad solar se mantiene prácticamente constante a lo largo de millones de años, la cantidad media de radiación que recibe cada hemisferio fluctúa, lo que épocas de frío extremo.
Según los científicos, sin la acción del ser humano hoy día nos encontraríamos probablemente en una de esas épocas.
Idea anterior
Tres modelos informáticos utilizados para hacer una aproximación a cuál sería la situación actual en ese caso señalaron que, eliminando la cantidad de gases de efecto invernadero que los humanos han inyectado a la atmósfera en los últimos 8.000 años, habría más nieve permanente y más regiones cubiertas de hielo en Canadá, Siberia, Groenlandia y las Montañas Rocosas.
Las evidencias empíricas detalladas (recogidas en el hielo antártico) aportadas por Vavrus y sus colaboradores vienen a respaldar una idea que en primer lugar propuso un climatólogo de la Universidad de Virginia llamado William F. Ruddiman.
Según él, los cambios climáticos ocasionados como consecuencia de la emisión de gases tóxicos a la atmósfera no habrían empezado en el siglo XVIII sino hace 8.000 años, con las actividades agrícolas intensivas de nuestros ancestros agricultores.
Sin embargo, a pesar de que llevemos miles de años contaminando, lo cierto es que, según un estudio llevado a cabo en 2004 por científicos, en el marco del proyecto EPICA (European Project for Ice Coring in Antarctica), la concentración de los gases de efecto invernadero ha alcanzado niveles sin precedentes, no registrados en los últimos 440.000 años.