Las historias que la primatóloga británica Jane Goodal relata en sus libros sobre la violencia entre chimpancés señalan que estos se parecen a los humanos en la tendencia a invadir territorios de otros grupos en los que hay recursos (en el caso de los chimpancés, en forma de alimentos) usando una violencia inusitada –incluso matando a hembras adultas con sus crías- si es necesario.
De hecho, de todas las especies del mundo, los humanos y los chimpancés se encuentran entre las únicas que participan en ataques coordinados contra otros miembros de su misma especie.
Algunos especialistas han sugerido por todo que, en este sentido, ambas especies tienen un trasfondo evolutivo común (y eso que se separaron hace ya entre cinco y siete millones de años).
Otros han querido dar una explicación alternativa: La guerra entre chimpancés sería el resultado del impacto humano sobre esta especie, es decir, que la destrucción del hábitat o la reducción del aprovisionamiento de alimentos derivadas de la actividad de los hombres habría incrementado la violencia de unos chimpancés con otros. Esta explicación se ha ido extendiendo en los últimos años.
De hecho, de todas las especies del mundo, los humanos y los chimpancés se encuentran entre las únicas que participan en ataques coordinados contra otros miembros de su misma especie.
Algunos especialistas han sugerido por todo que, en este sentido, ambas especies tienen un trasfondo evolutivo común (y eso que se separaron hace ya entre cinco y siete millones de años).
Otros han querido dar una explicación alternativa: La guerra entre chimpancés sería el resultado del impacto humano sobre esta especie, es decir, que la destrucción del hábitat o la reducción del aprovisionamiento de alimentos derivadas de la actividad de los hombres habría incrementado la violencia de unos chimpancés con otros. Esta explicación se ha ido extendiendo en los últimos años.
Comprender la violencia humana
Una nueva investigación, sin embargo, la desmiente. Realizada por un equipo internacional de 30 especialistas y publicada en Nature, sugiere que la invasión e interferencia humanas (en lugares como en los bosques tropicales de África) no son la causa principal de la agresividad de los chimpancés.
El estudio recopiló datos de cinco décadas de investigación con 18 comunidades de chimpancés que experimentan diversos grados de influencia humana. Estos datos incluían el análisis del patrón de 152 asesinatos llevados a cabo por chimpancés.
Los principales resultados indican que la mayoría de los atacantes violentos y las víctimas de ataque fueron chimpancés machos; una información consistente con la teoría de que los actos violentos de esta especie son impulsados por una potencial obtención de beneficios más que por una necesidad de adaptación en lugares sometidos al impacto humano. De hecho “el grado de impacto humano no predijo la tasa de muerte entre las comunidades de chimpancés”, afirman los científicos.
Aclarar este punto resulta crucial porque “si estamos usando a los chimpancés como modelo para la comprensión de la violencia humana, tenemos que saber lo que realmente hace que los chimpancés sean violentos", explica el autor principal del estudio, Michael L. Wilson, de la Universidad de Minnesota (EEUU), en un comunicado del Lincoln Park Zoo, una de las instituciones que ha participado en el estudio.
Una nueva investigación, sin embargo, la desmiente. Realizada por un equipo internacional de 30 especialistas y publicada en Nature, sugiere que la invasión e interferencia humanas (en lugares como en los bosques tropicales de África) no son la causa principal de la agresividad de los chimpancés.
El estudio recopiló datos de cinco décadas de investigación con 18 comunidades de chimpancés que experimentan diversos grados de influencia humana. Estos datos incluían el análisis del patrón de 152 asesinatos llevados a cabo por chimpancés.
Los principales resultados indican que la mayoría de los atacantes violentos y las víctimas de ataque fueron chimpancés machos; una información consistente con la teoría de que los actos violentos de esta especie son impulsados por una potencial obtención de beneficios más que por una necesidad de adaptación en lugares sometidos al impacto humano. De hecho “el grado de impacto humano no predijo la tasa de muerte entre las comunidades de chimpancés”, afirman los científicos.
Aclarar este punto resulta crucial porque “si estamos usando a los chimpancés como modelo para la comprensión de la violencia humana, tenemos que saber lo que realmente hace que los chimpancés sean violentos", explica el autor principal del estudio, Michael L. Wilson, de la Universidad de Minnesota (EEUU), en un comunicado del Lincoln Park Zoo, una de las instituciones que ha participado en el estudio.
Referencia bibliográfica:
Michael L. Wilson, Christophe Boesch, Barbara Fruth, Takeshi Furuichi, Ian C. Gilby, Chie Hashimoto, Catherine L. Hobaiter, Gottfried Hohmann, Noriko Itoh, Kathelijne Koops, Julia N. Lloyd, Tetsuro Matsuzawa, John C. Mitani, Deus C. Mjungu, David Morgan, Martin N. Muller, Roger Mundry, Michio Nakamura, Jill Pruetz, Anne E. Pusey, Julia Riedel, Crickette Sanz, Anne M. Schel, Nicole Simmons, Michel Waller, David P. Watts, Frances White, Roman M. Wittig, Klaus Zuberbühler, Richard W. Wrangham. Lethal aggression in Pan is better explained by adaptive strategies than human impacts. Nature (2014). DOI: 10.1038/nature13727.
Michael L. Wilson, Christophe Boesch, Barbara Fruth, Takeshi Furuichi, Ian C. Gilby, Chie Hashimoto, Catherine L. Hobaiter, Gottfried Hohmann, Noriko Itoh, Kathelijne Koops, Julia N. Lloyd, Tetsuro Matsuzawa, John C. Mitani, Deus C. Mjungu, David Morgan, Martin N. Muller, Roger Mundry, Michio Nakamura, Jill Pruetz, Anne E. Pusey, Julia Riedel, Crickette Sanz, Anne M. Schel, Nicole Simmons, Michel Waller, David P. Watts, Frances White, Roman M. Wittig, Klaus Zuberbühler, Richard W. Wrangham. Lethal aggression in Pan is better explained by adaptive strategies than human impacts. Nature (2014). DOI: 10.1038/nature13727.