Imagen: Vospalej. PhotoXpress.
El pasado 18 de abril el periódico Berliner Zeitung evocaba el crecimiento del euroescepticismo, reflejado en el posicionamiento político alcanzado en los comicios del 17 de abril en Finlandia por el partido denominado Verdaderos Finlandeses (o finlandeses de a pie), que se ha convertido en la tercera fuerza política del país. Este partido es contrario al proyecto europeo y, más particularmente, a los rescates financieros de países como Grecia o Portugal, de los que depende, sobre todo, el futuro del euro.
El periódico alemán describe el estado de ánimo reinante en círculos sociales y políticos del viejo continente, cada vez más extendidos. Por toda Europa, escribe, la persistente crisis, el recorte de gastos y los rescates hacen que aumente el desagrado hacia la moneda única.
La crisis del euro aún no ha acabado, sentencia el Berliner Zeitung. En los países periféricos se están aplicando recortes masivos en el gasto social. Aumentan los impuestos, bajan los sueldos, se reducen las pensiones y así el Estado se hunde cada vez más y la gente cada vez es más pobre. Muchos culpan a la UE o al Fondo Monetario Internacional. La ira va en aumento.
El descontento con el euro se extiende no sólo por los países con dificultades, sino también por los países más fuertes económicamente, que se resisten a poner dinero para que otros salgan de la crisis. La ayuda financiera a largo plazo a los Gobiernos con problemas de liquidez causará tensiones políticas, predice un economista del Deutsche Bank, citado por el periódico de Berlín.
Problema político
Incluso candidatos a integrar el club europeo se cuestionan la adhesión. Es el caso de Croacia, que debe pronunciarse a favor o en contra este año. Según Tportal de Zagreb: son pocas las personas que siguen pensando en la adhesión a la UE. Abrumados por la crisis y los problemas a los que se enfrentan para sobrevivir, la mayoría de ciudadanos croatas conceden a los mensajes de Bruselas la misma importancia que a las nieves de antaño.
Los ajustes financieros y los planes de austeridad no sólo ensombrecen el futuro del euro, sino que también se convierten en un problema político porque la derecha europea más radical se apoya en este descontento para ganar escaños. Sucedió en Finlandia, pero también en Francia con el Frente Nacional de Le Pen.
Holanda es también un claro ejemplo de esta situación con el PVV, defensor de los valores judeo-cristianos y acérrimo opositor del islam, que se ha convertido en la tercera fuerza política del país. Es conocida la frase de su líder Geert Wilders: ¡ni un céntimo para Grecia! ¡Y lo mismo para los portugueses y los españoles!
En la actualidad, la extrema derecha tiene representación parlamentaria amplia en siete Estados de la Unión Europea, Italia y Austria entre ellos, destaca Suite101.
La crisis libia debilita a Europa
No es el único aspecto de la debilidad europea. La crisis libia ha puesto de manifiesto una vez más las rivalidades de potencias latentes en el seno de la Unión. Según La Stampa de Turín, Francia y Reino Unido han tomado la iniciativa en Libia y han ocupado los puestos clave del Servicio Europeo de Acción Exterior, haciendo volar por los aires los inicios de diplomacia europea, que se esbozaban con dificultad.
Pero ¿podrán Francia y Reino Unido llevar a término sus compromisos? The Financial Times lo cuestiona debido a que los aliados occidentales se enfrentan a unos recursos cada vez más limitados. Los británicos acaban de anunciar severos recortes en defensa y los franceses están batallando por reducir su déficit presupuestario y mantener su Estado del bienestar. Tampoco Estados Unidos está en condiciones de hacer lo que haga falta, advierte el rotativo de la City.
La dura verdad es que las potencias occidentales, que son las mayores promotoras de la idea, no van a conservar la fuerza económica o el respaldo financiero necesarios para mantener muchas más intervenciones exteriores. Por otro lado, las potencias económicas emergentes —China, India, Brasil y otros— son profundamente escépticas ante la idea, concluye The Financial Times.
Europa 2020
La Comisión Europea se ha propuesto una estrategia de crecimiento para los próximos diez años para sustituir a la estrategia de Lisboa, concluida en 2010. La nueva estrategia, denominada Europa 2020, gira en torno a cinco ejes principales: la investigación y la innovación, el empleo, la educación, el cambio climático, la energía y la lucha contra la pobreza.
Aunque Europa 2020 es una estrategia surgida tras la crisis financiera, no hace ninguna referencia a la crisis de confianza en el proyecto europeo, y más particularmente en su moneda común, en la que estamos inmersos como consecuencia de los ajustes derivados del colapso de la burbuja inmobiliaria y de sus considerables secuelas. Un ejemplo más del autismo que sufre la clase política y que demanda una refundación del discurso europeísta con una nueva perspectiva basada en la geopolítica.
El periódico alemán describe el estado de ánimo reinante en círculos sociales y políticos del viejo continente, cada vez más extendidos. Por toda Europa, escribe, la persistente crisis, el recorte de gastos y los rescates hacen que aumente el desagrado hacia la moneda única.
La crisis del euro aún no ha acabado, sentencia el Berliner Zeitung. En los países periféricos se están aplicando recortes masivos en el gasto social. Aumentan los impuestos, bajan los sueldos, se reducen las pensiones y así el Estado se hunde cada vez más y la gente cada vez es más pobre. Muchos culpan a la UE o al Fondo Monetario Internacional. La ira va en aumento.
El descontento con el euro se extiende no sólo por los países con dificultades, sino también por los países más fuertes económicamente, que se resisten a poner dinero para que otros salgan de la crisis. La ayuda financiera a largo plazo a los Gobiernos con problemas de liquidez causará tensiones políticas, predice un economista del Deutsche Bank, citado por el periódico de Berlín.
Problema político
Incluso candidatos a integrar el club europeo se cuestionan la adhesión. Es el caso de Croacia, que debe pronunciarse a favor o en contra este año. Según Tportal de Zagreb: son pocas las personas que siguen pensando en la adhesión a la UE. Abrumados por la crisis y los problemas a los que se enfrentan para sobrevivir, la mayoría de ciudadanos croatas conceden a los mensajes de Bruselas la misma importancia que a las nieves de antaño.
Los ajustes financieros y los planes de austeridad no sólo ensombrecen el futuro del euro, sino que también se convierten en un problema político porque la derecha europea más radical se apoya en este descontento para ganar escaños. Sucedió en Finlandia, pero también en Francia con el Frente Nacional de Le Pen.
Holanda es también un claro ejemplo de esta situación con el PVV, defensor de los valores judeo-cristianos y acérrimo opositor del islam, que se ha convertido en la tercera fuerza política del país. Es conocida la frase de su líder Geert Wilders: ¡ni un céntimo para Grecia! ¡Y lo mismo para los portugueses y los españoles!
En la actualidad, la extrema derecha tiene representación parlamentaria amplia en siete Estados de la Unión Europea, Italia y Austria entre ellos, destaca Suite101.
La crisis libia debilita a Europa
No es el único aspecto de la debilidad europea. La crisis libia ha puesto de manifiesto una vez más las rivalidades de potencias latentes en el seno de la Unión. Según La Stampa de Turín, Francia y Reino Unido han tomado la iniciativa en Libia y han ocupado los puestos clave del Servicio Europeo de Acción Exterior, haciendo volar por los aires los inicios de diplomacia europea, que se esbozaban con dificultad.
Pero ¿podrán Francia y Reino Unido llevar a término sus compromisos? The Financial Times lo cuestiona debido a que los aliados occidentales se enfrentan a unos recursos cada vez más limitados. Los británicos acaban de anunciar severos recortes en defensa y los franceses están batallando por reducir su déficit presupuestario y mantener su Estado del bienestar. Tampoco Estados Unidos está en condiciones de hacer lo que haga falta, advierte el rotativo de la City.
La dura verdad es que las potencias occidentales, que son las mayores promotoras de la idea, no van a conservar la fuerza económica o el respaldo financiero necesarios para mantener muchas más intervenciones exteriores. Por otro lado, las potencias económicas emergentes —China, India, Brasil y otros— son profundamente escépticas ante la idea, concluye The Financial Times.
Europa 2020
La Comisión Europea se ha propuesto una estrategia de crecimiento para los próximos diez años para sustituir a la estrategia de Lisboa, concluida en 2010. La nueva estrategia, denominada Europa 2020, gira en torno a cinco ejes principales: la investigación y la innovación, el empleo, la educación, el cambio climático, la energía y la lucha contra la pobreza.
Aunque Europa 2020 es una estrategia surgida tras la crisis financiera, no hace ninguna referencia a la crisis de confianza en el proyecto europeo, y más particularmente en su moneda común, en la que estamos inmersos como consecuencia de los ajustes derivados del colapso de la burbuja inmobiliaria y de sus considerables secuelas. Un ejemplo más del autismo que sufre la clase política y que demanda una refundación del discurso europeísta con una nueva perspectiva basada en la geopolítica.
Red Europea de Reflexión Geopolítica
La Isla del Pensamiento se convertirá en la sede de la nueva Red Europea de Reflexión Geopolítica, que celebrará su reunión constitutiva en San Simón del 26 y al 29 de abril 2011. El encuentro, denominado Por una Geopolítica Europea, concluirá con una Declaración Final que se hará llegar a las más altas instancias españolas, francesas y europeas.
Las jornadas han sido convocadas por Tendencias21 (T21) y Automates Intelligents (AI) y están organizadas, además, por la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos (CISD), la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI), el Instituto Choiseul España (IC) y el Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (IGADI).
El objetivo de las jornadas es acoger a un conjunto de expertos de España y Francia para reflexionar sobre algunos de los aspectos más cruciales del futuro de Europa desde una perspectiva geopolítica. La Geopolítica es la ciencia que, a través de la geografía política, la geografía descriptiva y la historia, estudia la causalidad espacial de los sucesos políticos y sus futuros efectos.
Descargar Dossier
La Isla del Pensamiento se convertirá en la sede de la nueva Red Europea de Reflexión Geopolítica, que celebrará su reunión constitutiva en San Simón del 26 y al 29 de abril 2011. El encuentro, denominado Por una Geopolítica Europea, concluirá con una Declaración Final que se hará llegar a las más altas instancias españolas, francesas y europeas.
Las jornadas han sido convocadas por Tendencias21 (T21) y Automates Intelligents (AI) y están organizadas, además, por la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos (CISD), la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI), el Instituto Choiseul España (IC) y el Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (IGADI).
El objetivo de las jornadas es acoger a un conjunto de expertos de España y Francia para reflexionar sobre algunos de los aspectos más cruciales del futuro de Europa desde una perspectiva geopolítica. La Geopolítica es la ciencia que, a través de la geografía política, la geografía descriptiva y la historia, estudia la causalidad espacial de los sucesos políticos y sus futuros efectos.
Descargar Dossier
La reflexión geopolítica
La geopolítica forma parte de las ciencias humanas, explica Jean-Paul Baquiast. Estudia las consecuencias de la geografía sobre las relaciones entre Estados y entre grandes intereses económicos e, inversamente, las relaciones de la política sobre la geografía, especialmente en lo que respecta a las fronteras y las poblaciones humanas.
Sin embargo, añade Baquiast, en el momento transdisciplinar actual, es difícil considerar la geopolítica como una disciplina autosuficiente, ya que conjuga diferentes aproximaciones como la geografía, la historia y la economía, así como cada vez más otras disciplinas como la sociología y la antropología.
La geopolítica sirve sobre todo para comprender mejor el mundo y su evolución, con la finalidad de contribuir a una actuación más eficaz e inteligente en el mundo que vivimos. De ahí su importancia para la comprensión del momento europeo actual y para ayudar a formular estrategias y soluciones a los grandes desafíos que acechan al proyecto europeo.
En un interesante artículo, Jean-Claude Empereur propone una reflexión geopolítica para retomar el desafío europeo, considerando que el discurso europeo clásico está alejado de la perspectiva geopolítica.
Añade Empereur que corresponde a los movimientos de vanguardia utilizar este tipo de análisis para descubrir las fuerzas que están ocultas tras el proceso de mundialización y globalización y crear instituciones capaces de llevar a buen puerto la refundación del discurso europeo tradicional, todavía demasiado impregnado de economismo y funcionalismo, así como alejado de los sentimientos sociales.
Superar el desencanto
Esta reflexión geopolítica se hace especialmente necesaria, concluye Empereur, ahora que la reunificación de Europa está a punto de concluir, que se construye un mundo multipolar y que una crisis económica de dimensiones inéditas se desarrolla y adquiere una dimensión geopolítica que obliga a los europeos a reconsiderar su visión del mundo.
Esta dimensión geopolítica invita a superar el desencanto sobre el proyecto europeo, ya que una visión negativa de nuestro futuro común convertirá a Europa en la víctima del mundo que viene y le impedirá afrontar numerosos peligros.
Para Jean-Paul Baquiast, los europeos no nos sentimos sitiados, pero realmente lo estamos, no por otros pueblos, sino por fuerzas políticas, económicas y ambientales de las que no sabemos cómo defendernos. Por ello es necesario recuperar el concepto de Europa como fortaleza, que permita a los europeos sentirse parte de una potencia geopolítica específica que compite con otras potencias de rango equivalente o superior.
Para Baquiast, los europeos somos los únicos del mundo que desconfiamos del concepto de potencia, seguramente debido a los enfrentamientos entre potencias ocurridos en el siglo XX. Sin embargo, la realidad es que Estados Unidos hace todo lo posible por asegurar su estatus de superpotencia, mientras que grandes Estados como Brasil, China, Rusia o India no ocultan su pretensión de convertirse o de conservar su categoría de potencias.
Iniciativas constructivas
Un primer paso en el intento de rescatar a Europa ha sido dado por un grupo de economistas franceses, que propone “dos soluciones atrevidas para salvar a Europa”: modificar el estatus del Banco Central Europeo para permitirle intervenir directamente en apoyo de las obligaciones de los Estados y convertir las deudas públicas en obligaciones de duración indefinida. Ello supondría poner fin al fondo de rescate de países en crisis.
Otra propuesta no menos relevante ha sido formulada por Automates Intelligents en relación con el debate nuclear surgido tras el accidente de la central de Fukushima: crear una Comunidad Europea de la Energía que resuelva el desafío tecnológico implícito en el debate energético y devuelva a Europa el protagonismo que le corresponde en el concierto internacional.
Es preciso potenciar estas iniciativas, y otras que podamos proponer, para salvar al proyecto europeo del desencanto que padece. La geopolítica puede devolver a Europa la ambición a la que debe aspirar por su magnitud económica, demográfica y tecnológica. La Red Europea de Reflexión Geopolítica que se constituye en la Isla del Pensamiento, por invitación de la Fundación Isla de San Simón, es otro paso en la afirmación del ideal europeo.
Esta red está promovida por Tendencias21 y Automates Intelligents, que ya organizaron el primer congreso de soberanía tecnológica de Europa (Madrid 2005) con la colaboración del Instituto de la Ingeniería de España, y en el cual participaron algunos de los expertos españoles y franceses que forman parte de esta red.
Horizonte temporal de 10 años
La red está integrada también por la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos (CISD), la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI), el Instituto Choiseul España (IC) y el Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (IGADI). Otras instituciones y expertos se sumarán en el futuro.
Esta red europea de reflexión geopolítica trabajará en un horizonte temporal de 10 años y tendrá como cometido redactar documentos de análisis crítico y propuestas. Estos documentos serán difundidos por Internet a través de las instituciones implicadas y se harán llegar asimismo a una amplia lista de dirigentes políticos y parlamentarios, tanto nacionales como europeos. También serán difundidos a los medios de comunicación y a las diferentes organizaciones políticas y sindicales.
El segundo encuentro de expertos de esta red tendrá lugar en la Isla del Pensamiento en la primavera de 2013. Se basará en las reflexiones y experiencias de este trabajo de reflexión y divulgación y acogerá en su seno a especialistas de otros países europeos, además de Francia y España.
La labor a realizar desde la geopolítica es inmensa y debe estar a la altura de la ambición de quienes la promovemos. Sabemos que el camino es largo porque, como escribió el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman, Europa no es algo que se descubre, sino que se construye, un trabajo que nunca termina, un reto aún por superar, una posibilidad siempre pendiente (Europa, una aventura inacabada, Ediciones Losada, Madrid, 2006, pág. 13).
Bauman incluso nos da una pista de la posible orientación de la nueva geopolítica europea: si Europa asume la lógica de la responsabilidad/aspiración global por encima de la lógica del atrincheramiento local, podría volver a situarse en su papel de marcador de tendencias en el mundo, usar sus valores y experiencia ético-política de autogobierno democrático, para contribuir a la sustitución de una colección de entidades atrincheradas territorialmente y envueltas en un juego de supervivencia inútil (la vieja geopolítica), por una comunidad humana totalmente inclusiva. Solamente dentro de tal comunidad se podrán mantener verdaderamente a salvo los valores que iluminan las ambiciones y las búsquedas de Europa (ibíd., pág. 207).
La geopolítica forma parte de las ciencias humanas, explica Jean-Paul Baquiast. Estudia las consecuencias de la geografía sobre las relaciones entre Estados y entre grandes intereses económicos e, inversamente, las relaciones de la política sobre la geografía, especialmente en lo que respecta a las fronteras y las poblaciones humanas.
Sin embargo, añade Baquiast, en el momento transdisciplinar actual, es difícil considerar la geopolítica como una disciplina autosuficiente, ya que conjuga diferentes aproximaciones como la geografía, la historia y la economía, así como cada vez más otras disciplinas como la sociología y la antropología.
La geopolítica sirve sobre todo para comprender mejor el mundo y su evolución, con la finalidad de contribuir a una actuación más eficaz e inteligente en el mundo que vivimos. De ahí su importancia para la comprensión del momento europeo actual y para ayudar a formular estrategias y soluciones a los grandes desafíos que acechan al proyecto europeo.
En un interesante artículo, Jean-Claude Empereur propone una reflexión geopolítica para retomar el desafío europeo, considerando que el discurso europeo clásico está alejado de la perspectiva geopolítica.
Añade Empereur que corresponde a los movimientos de vanguardia utilizar este tipo de análisis para descubrir las fuerzas que están ocultas tras el proceso de mundialización y globalización y crear instituciones capaces de llevar a buen puerto la refundación del discurso europeo tradicional, todavía demasiado impregnado de economismo y funcionalismo, así como alejado de los sentimientos sociales.
Superar el desencanto
Esta reflexión geopolítica se hace especialmente necesaria, concluye Empereur, ahora que la reunificación de Europa está a punto de concluir, que se construye un mundo multipolar y que una crisis económica de dimensiones inéditas se desarrolla y adquiere una dimensión geopolítica que obliga a los europeos a reconsiderar su visión del mundo.
Esta dimensión geopolítica invita a superar el desencanto sobre el proyecto europeo, ya que una visión negativa de nuestro futuro común convertirá a Europa en la víctima del mundo que viene y le impedirá afrontar numerosos peligros.
Para Jean-Paul Baquiast, los europeos no nos sentimos sitiados, pero realmente lo estamos, no por otros pueblos, sino por fuerzas políticas, económicas y ambientales de las que no sabemos cómo defendernos. Por ello es necesario recuperar el concepto de Europa como fortaleza, que permita a los europeos sentirse parte de una potencia geopolítica específica que compite con otras potencias de rango equivalente o superior.
Para Baquiast, los europeos somos los únicos del mundo que desconfiamos del concepto de potencia, seguramente debido a los enfrentamientos entre potencias ocurridos en el siglo XX. Sin embargo, la realidad es que Estados Unidos hace todo lo posible por asegurar su estatus de superpotencia, mientras que grandes Estados como Brasil, China, Rusia o India no ocultan su pretensión de convertirse o de conservar su categoría de potencias.
Iniciativas constructivas
Un primer paso en el intento de rescatar a Europa ha sido dado por un grupo de economistas franceses, que propone “dos soluciones atrevidas para salvar a Europa”: modificar el estatus del Banco Central Europeo para permitirle intervenir directamente en apoyo de las obligaciones de los Estados y convertir las deudas públicas en obligaciones de duración indefinida. Ello supondría poner fin al fondo de rescate de países en crisis.
Otra propuesta no menos relevante ha sido formulada por Automates Intelligents en relación con el debate nuclear surgido tras el accidente de la central de Fukushima: crear una Comunidad Europea de la Energía que resuelva el desafío tecnológico implícito en el debate energético y devuelva a Europa el protagonismo que le corresponde en el concierto internacional.
Es preciso potenciar estas iniciativas, y otras que podamos proponer, para salvar al proyecto europeo del desencanto que padece. La geopolítica puede devolver a Europa la ambición a la que debe aspirar por su magnitud económica, demográfica y tecnológica. La Red Europea de Reflexión Geopolítica que se constituye en la Isla del Pensamiento, por invitación de la Fundación Isla de San Simón, es otro paso en la afirmación del ideal europeo.
Esta red está promovida por Tendencias21 y Automates Intelligents, que ya organizaron el primer congreso de soberanía tecnológica de Europa (Madrid 2005) con la colaboración del Instituto de la Ingeniería de España, y en el cual participaron algunos de los expertos españoles y franceses que forman parte de esta red.
Horizonte temporal de 10 años
La red está integrada también por la Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos (CISD), la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI), el Instituto Choiseul España (IC) y el Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (IGADI). Otras instituciones y expertos se sumarán en el futuro.
Esta red europea de reflexión geopolítica trabajará en un horizonte temporal de 10 años y tendrá como cometido redactar documentos de análisis crítico y propuestas. Estos documentos serán difundidos por Internet a través de las instituciones implicadas y se harán llegar asimismo a una amplia lista de dirigentes políticos y parlamentarios, tanto nacionales como europeos. También serán difundidos a los medios de comunicación y a las diferentes organizaciones políticas y sindicales.
El segundo encuentro de expertos de esta red tendrá lugar en la Isla del Pensamiento en la primavera de 2013. Se basará en las reflexiones y experiencias de este trabajo de reflexión y divulgación y acogerá en su seno a especialistas de otros países europeos, además de Francia y España.
La labor a realizar desde la geopolítica es inmensa y debe estar a la altura de la ambición de quienes la promovemos. Sabemos que el camino es largo porque, como escribió el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman, Europa no es algo que se descubre, sino que se construye, un trabajo que nunca termina, un reto aún por superar, una posibilidad siempre pendiente (Europa, una aventura inacabada, Ediciones Losada, Madrid, 2006, pág. 13).
Bauman incluso nos da una pista de la posible orientación de la nueva geopolítica europea: si Europa asume la lógica de la responsabilidad/aspiración global por encima de la lógica del atrincheramiento local, podría volver a situarse en su papel de marcador de tendencias en el mundo, usar sus valores y experiencia ético-política de autogobierno democrático, para contribuir a la sustitución de una colección de entidades atrincheradas territorialmente y envueltas en un juego de supervivencia inútil (la vieja geopolítica), por una comunidad humana totalmente inclusiva. Solamente dentro de tal comunidad se podrán mantener verdaderamente a salvo los valores que iluminan las ambiciones y las búsquedas de Europa (ibíd., pág. 207).