“Estamos vivas, buscando alternativas” es un clamor expresado por un grupo de mujeres de la comarca de Molina de Aragón que desde 2016 reivindican la vida en el medio rural, los recursos endógenos y el territorio en el que habitan bajo la filosofía del cooperativismo y la unión de personas en el camino del emprendimiento.
Se trata de una reivindicación basada en la convicción de que las sociedades no pueden vivir sin los pueblos: no hay paisaje sin paisanaje. El colectivo se llama La Artesa y aglutina en la actualidad a un total de 215 mujeres del medio rural.
Desde su puesta en marcha, La Artesa ha generado 32 espacios de encuentro entre emprendedoras y mujeres del medio rural, implicado a 10 mujeres en redes locales de comercialización y realizado 10 diagnósticos para la identificación de necesidades e de ideas de negocio en sus respectivos entornos. A través de la Fundación Cepaim que acoge el proyecto, los colectivos se distribuyen por no sólo por Molina de Aragón, sino también por Soria, Salamanca y Ciudad Real.
Potenciación de la mujer rural
La Artesa pretende que las mujeres participantes adquieran y desarrollen los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que mejoren su empleabilidad a través de asesorías individuales y grupales, acciones formativas, encuentros de intercambio de experiencias y buenas prácticas, participación en redes de comercialización, mejora de competencias sociales, laborales y personales, como la creatividad, la autonomía y la autoconfianza.
Estas mujeres emprendedoras se dedican al sector artesano, agroalimentario y sector servicios y se han unido gracias al proyecto La Artesa para facilitar y mejorar sus emprendimientos, generar sinergias entre ellas, y compartir recursos, conocimientos y apoyo emocional.
Todas han ido tejiendo una red de apoyo a partir de la cual quieren seguir creciendo. Prueba de ello es el video que han elaborado, “Rumba rural”, un trabajo comunitario y participativo en el que demuestran la fuerza de la unión, el mensaje positivo y motivador de vivir en el pueblo, dan a conocer lo que hacen, reivindican de manera creativa a través del arte el potencial humano y la calidad de vida que hay en el medio rural, con la finalidad de repoblar los pueblos.
Consideran que una de las prioridades de la política local, regional, estatal, y europea debe ser la actuación sobre los territorios vacíos, ya que en muchas regiones de España y Europa el desequilibrio territorial es insostenible.
Se trata de una reivindicación basada en la convicción de que las sociedades no pueden vivir sin los pueblos: no hay paisaje sin paisanaje. El colectivo se llama La Artesa y aglutina en la actualidad a un total de 215 mujeres del medio rural.
Desde su puesta en marcha, La Artesa ha generado 32 espacios de encuentro entre emprendedoras y mujeres del medio rural, implicado a 10 mujeres en redes locales de comercialización y realizado 10 diagnósticos para la identificación de necesidades e de ideas de negocio en sus respectivos entornos. A través de la Fundación Cepaim que acoge el proyecto, los colectivos se distribuyen por no sólo por Molina de Aragón, sino también por Soria, Salamanca y Ciudad Real.
Potenciación de la mujer rural
La Artesa pretende que las mujeres participantes adquieran y desarrollen los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que mejoren su empleabilidad a través de asesorías individuales y grupales, acciones formativas, encuentros de intercambio de experiencias y buenas prácticas, participación en redes de comercialización, mejora de competencias sociales, laborales y personales, como la creatividad, la autonomía y la autoconfianza.
Estas mujeres emprendedoras se dedican al sector artesano, agroalimentario y sector servicios y se han unido gracias al proyecto La Artesa para facilitar y mejorar sus emprendimientos, generar sinergias entre ellas, y compartir recursos, conocimientos y apoyo emocional.
Todas han ido tejiendo una red de apoyo a partir de la cual quieren seguir creciendo. Prueba de ello es el video que han elaborado, “Rumba rural”, un trabajo comunitario y participativo en el que demuestran la fuerza de la unión, el mensaje positivo y motivador de vivir en el pueblo, dan a conocer lo que hacen, reivindican de manera creativa a través del arte el potencial humano y la calidad de vida que hay en el medio rural, con la finalidad de repoblar los pueblos.
Consideran que una de las prioridades de la política local, regional, estatal, y europea debe ser la actuación sobre los territorios vacíos, ya que en muchas regiones de España y Europa el desequilibrio territorial es insostenible.
Alarmante riesgo de demotanasia
Ana Lamas, una de las mujeres protagonistas del proyecto La Artesa y Miembro Directiva del Club Nuevo Mundo, explica que mientras se masifican determinados núcleos urbanos, la despoblación y el riesgo de demotanasia de gran parte del territorio es alarmante. “Corregir este desequilibro y custodiar el territorio, es una misión que corresponde al paisanaje en su totalidad, al de las urbes y al de los pueblos”, añade.
Pone como ejemplo la España Vacía que refirió en su ensayo Sergio del Molino y plantea la necesidad urgente de actuación en el equilibrado territorial la Serranía Celtibérica, el territorio más desarticulado de Europa, que abarca zonas de 10 provincias españolas en inminente riesgo de desaparición, portadoras de una cultura milenaria que se pretende sea reconocida por la UNESCO como “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.
El medio rural ha ido evolucionando y transformando la realidad social que lo define, generando una población envejecida y masculinizada y una pérdida progresiva de población. Por ello son necesarias medidas e iniciativas de desarrollo rural, en las que se prime la incorporación sociolaboral de las mujeres rurales. La Artesa es un referente del camino a seguir para frenar la despoblación y construir el futuro a partir del potencial local y la gestión de las mujeres rurales, recuperadas para el progreso.
Ana Lamas, una de las mujeres protagonistas del proyecto La Artesa y Miembro Directiva del Club Nuevo Mundo, explica que mientras se masifican determinados núcleos urbanos, la despoblación y el riesgo de demotanasia de gran parte del territorio es alarmante. “Corregir este desequilibro y custodiar el territorio, es una misión que corresponde al paisanaje en su totalidad, al de las urbes y al de los pueblos”, añade.
Pone como ejemplo la España Vacía que refirió en su ensayo Sergio del Molino y plantea la necesidad urgente de actuación en el equilibrado territorial la Serranía Celtibérica, el territorio más desarticulado de Europa, que abarca zonas de 10 provincias españolas en inminente riesgo de desaparición, portadoras de una cultura milenaria que se pretende sea reconocida por la UNESCO como “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.
El medio rural ha ido evolucionando y transformando la realidad social que lo define, generando una población envejecida y masculinizada y una pérdida progresiva de población. Por ello son necesarias medidas e iniciativas de desarrollo rural, en las que se prime la incorporación sociolaboral de las mujeres rurales. La Artesa es un referente del camino a seguir para frenar la despoblación y construir el futuro a partir del potencial local y la gestión de las mujeres rurales, recuperadas para el progreso.