Mezquita de Córdoba. Wikipedia.
Hoy, la supervivencia de la especie humana está en peligro. Las dificultades materiales no se resolverán sólo con el progreso económico: por eso hay que curar al alma, lo que únicamente podrá hacerse con la ayuda del espíritu.
¿Pero, qué significa “curar el alma”?
En la Edad Media, se distinguía entre cuerpo, alma y espíritu. Esta distinción está presente en todas las creencias indo-europeas. Se puede observar también, por ejemplo, en la organización social medieval:
Aratores: el cuerpo, que produce lo material, necesario para sobrevivir
Bellatores: el alma, que expresa la pasión a través del combate o del amor
Oratores: el espíritu, que entiende y perdona.
Esta distinción se puede apreciar también en las religiones, no en la trinidad cristiana, imprecisa e interpretada de manera diferente por la ortodoxia y por la iglesia romana, pero sí, por ejemplo, en el hinduismo con:
Vishnu: la protección de lo existente (el cuerpo)
Shiva: la destrucción creadora (el alma)
Brahma: la espiritualidad (el espíritu)
El economista Joseph Schumpeter escribió “la esencia del capitalismo es la destrucción creadora”. Así evoca en el mundo moderno la antigua divinidad indo-europea, que se llama Wotan en Alemania y Odin en el mundo Vikingo.
Es la divinidad del poder, el dios todopoderoso, también el de la guerra, que se puso al frente de los “otros” en la primera mundialización, la de la ruta de la seda, cuando las caravanas necesitaban una protección contra los saqueadores.
De todo ese proceso resulta el descuido de lo existente (la naturaleza) y el olvido de la espiritualidad, la cual debería ser el piloto y el timón.
Como aún la energía combativa necesita referencias, los progresos de la ciencia y la evaluación de las actuaciones por resultados, fueron puestos al servicio del poder. De ahí resulta un monólogo triste, en el que la dominación se encuentra sin interlocutor.
Buscar las llaves
¿Conoce Vd. la historia del hombre que buscaba sus llaves bajo la farola, porque allí estaba iluminado? Sí, ciertamente, y conocemos tantas disciplinas que limitan su mirada a una limitada categoría de datos. El mundo del conocimiento moderno es un mosaico de saber parcelario, cuanto más seguro en sus conclusiones, más improbable en su acierto.
Pero esta historia tiene una segunda parte: las llaves las había perdido en su casa, donde está oscuro. Es una historia mística, que dice: “estás buscando fuera lo que solamente puedes encontrar dentro.” Por eso decimos que para curar el alma, hay que escuchar la voz de dentro, la voz de la sombra.
Mi sangre es mitad española. La otra mitad es francesa. Por eso tengo una percepción particular, una mezcla de razón y de pasión, que ahora me dice algo importante, no solamente para España, sino para el mundo entero. Eso me dice la voz de la sombra. Esta voz me habla de la soledad del poder, el cual ha perdido su amor.
Cuatro sabios
Para entenderlo, hay que volver al siglo XII, al tiempo de Al-Ándalus. En ese tiempo vivían en el sur de España, entre Córdoba y Fez, cuatro sabios:
Maimónides, judío, autor de la “guía de los perdidos”.
Averroes, jurista musulmán, que escribe: “si el Corán dice una cosa y tus ojos ven otra, hay que creer a tus ojos”: anunciación de la ciencia.
Ibn Arabi, místico musulmán, autor de una frase sublime, prefigurando los derechos humanos: “el hombre es la semilla de Dios”.
Alfonso X el Sabio, rey católico, gran erudito tolerante que hizo traducir los textos transmitidos por los árabes.
De esa época vienen los primeros poemas de amor cortesano. Se dice que estaban escritos por princesas musulmanas encarceladas por tener amantes cristianos.
Trovadores y verdad
Después, los poemas se transformaron en canciones, divulgadas por los trovadores. El trovador es el que encuentra, el que dice la verdad, la verdad del corazón. Para la humanidad entera, la literatura de los sufíes y la poesía cortesana fueron la invención del amor.
Sabemos también que, en ese entonces y en ese lugar, apareció la música árabe andaluza, que todavía existe en España con el cante jondo y en el mundo árabe con diferentes formas.
La voz de la sombra me dice lo que sucedió después: la explosión inconsciente de la energía enorme del amor, una energía tan fuerte que dio miedo a los hombres, demasiado pequeños para enfrentarse a ella y llevarla a su destino final.
Los castellanos hicieron la reconquista y a continuación fueron a destrozar las civilizaciones americanas, los árabes declararon que la perfección es obra de los antiguos, que solamente se puede tratar de imitar, los judíos fueron expulsados.
Desde entonces, sus canciones de amor son desesperadas, y la palabra ya no sirve para comunicar, sino para protegerse de la comunicación. Los españoles hablan deprisa, protegidos por una pared de palabras. Detrás está la conciencia desgraciada del caballero de la triste figura, que engendró un sueño de nueve siglos.
Tiempo de despertar
Ahora viene el tiempo del despertar. Durante el Siglo XX, algunos artistas empezaron a sugerir ese despertar. Buñuel, Dalí, Borges, García Lorca (1), y ese grito supremo de su alma en la cárcel: “viva la muerte”, que no podría venir de otra parte del mundo.
Curándose, los españoles pueden curar al mundo entero. Los vendedores de armas norteamericanos tratan de hacer creer que el enemigo de la libertad es islámico. Pero el lugar del renacimiento del amor escondido desde hace tanto tiempo, esperando la oportunidad de demostrar su permanencia, no puede ser otro que España.
La historia se parece a este cuento islámico:
El amante toca a la puerta del amado . “¿Quién es?”; “¡Soy yo!”; “¡entonces vete!”. Y él se va, con su corazón pesaroso, lleno de una tristeza infinita. Viaja varios años por el mundo múltiple y apagado. Al fin, vuelve y toca de nuevo a la puerta. “¿Quién es?”; “¡Soy tú!”; “entonces entra, porque no puede haber dos yo, uno dentro y otro fuera”.
Es la historia de España y del Islam, pero ese viaje duró, no años, sino siglos, y no está acabado aún. El mundo está esperando la última escena. Ahora, ha llegado el momento.
Cristo expulsó a los vendedores del templo, Mahoma echó a los vendedores de la ciudad sagrada, la Meca. El templo, la ciudad sagrada del siglo XXI, es la naturaleza, y su supervivencia necesita acabar con las actividades mercantiles que instrumentalizan, contaminan y destruyen la cuna de la vida.
Entonces, ¿qué hacer mañana? Creo que el cambio, el inevitable cambio, no pasa por las palabras, sino por la música y la poesía. En Marruecos, un sufí empezó el trabajo del alma organizando un festival de música sagrada, al que acuden todos los continentes. Es él, que está tocando otra vez a la puerta…
Thierry Gaudin es ingeniero y doctor en Ciencias de la Información y la Comunicación, así como experto internacional que ha trabajado para la OCDE, la Comisión Europea y el Banco Mundial. Autor de" 2100 relato del próximo siglo", entre otras obras, es asimismo miembro del Consejo Editorial de Tendencias21.
Nota al pie
(1) Incluso Almodóvar, que se presenta en su última película como un ciego que perdió la vista en el mismo accidente en el que perdió a su amor.
¿Pero, qué significa “curar el alma”?
En la Edad Media, se distinguía entre cuerpo, alma y espíritu. Esta distinción está presente en todas las creencias indo-europeas. Se puede observar también, por ejemplo, en la organización social medieval:
Aratores: el cuerpo, que produce lo material, necesario para sobrevivir
Bellatores: el alma, que expresa la pasión a través del combate o del amor
Oratores: el espíritu, que entiende y perdona.
Esta distinción se puede apreciar también en las religiones, no en la trinidad cristiana, imprecisa e interpretada de manera diferente por la ortodoxia y por la iglesia romana, pero sí, por ejemplo, en el hinduismo con:
Vishnu: la protección de lo existente (el cuerpo)
Shiva: la destrucción creadora (el alma)
Brahma: la espiritualidad (el espíritu)
El economista Joseph Schumpeter escribió “la esencia del capitalismo es la destrucción creadora”. Así evoca en el mundo moderno la antigua divinidad indo-europea, que se llama Wotan en Alemania y Odin en el mundo Vikingo.
Es la divinidad del poder, el dios todopoderoso, también el de la guerra, que se puso al frente de los “otros” en la primera mundialización, la de la ruta de la seda, cuando las caravanas necesitaban una protección contra los saqueadores.
De todo ese proceso resulta el descuido de lo existente (la naturaleza) y el olvido de la espiritualidad, la cual debería ser el piloto y el timón.
Como aún la energía combativa necesita referencias, los progresos de la ciencia y la evaluación de las actuaciones por resultados, fueron puestos al servicio del poder. De ahí resulta un monólogo triste, en el que la dominación se encuentra sin interlocutor.
Buscar las llaves
¿Conoce Vd. la historia del hombre que buscaba sus llaves bajo la farola, porque allí estaba iluminado? Sí, ciertamente, y conocemos tantas disciplinas que limitan su mirada a una limitada categoría de datos. El mundo del conocimiento moderno es un mosaico de saber parcelario, cuanto más seguro en sus conclusiones, más improbable en su acierto.
Pero esta historia tiene una segunda parte: las llaves las había perdido en su casa, donde está oscuro. Es una historia mística, que dice: “estás buscando fuera lo que solamente puedes encontrar dentro.” Por eso decimos que para curar el alma, hay que escuchar la voz de dentro, la voz de la sombra.
Mi sangre es mitad española. La otra mitad es francesa. Por eso tengo una percepción particular, una mezcla de razón y de pasión, que ahora me dice algo importante, no solamente para España, sino para el mundo entero. Eso me dice la voz de la sombra. Esta voz me habla de la soledad del poder, el cual ha perdido su amor.
Cuatro sabios
Para entenderlo, hay que volver al siglo XII, al tiempo de Al-Ándalus. En ese tiempo vivían en el sur de España, entre Córdoba y Fez, cuatro sabios:
Maimónides, judío, autor de la “guía de los perdidos”.
Averroes, jurista musulmán, que escribe: “si el Corán dice una cosa y tus ojos ven otra, hay que creer a tus ojos”: anunciación de la ciencia.
Ibn Arabi, místico musulmán, autor de una frase sublime, prefigurando los derechos humanos: “el hombre es la semilla de Dios”.
Alfonso X el Sabio, rey católico, gran erudito tolerante que hizo traducir los textos transmitidos por los árabes.
De esa época vienen los primeros poemas de amor cortesano. Se dice que estaban escritos por princesas musulmanas encarceladas por tener amantes cristianos.
Trovadores y verdad
Después, los poemas se transformaron en canciones, divulgadas por los trovadores. El trovador es el que encuentra, el que dice la verdad, la verdad del corazón. Para la humanidad entera, la literatura de los sufíes y la poesía cortesana fueron la invención del amor.
Sabemos también que, en ese entonces y en ese lugar, apareció la música árabe andaluza, que todavía existe en España con el cante jondo y en el mundo árabe con diferentes formas.
La voz de la sombra me dice lo que sucedió después: la explosión inconsciente de la energía enorme del amor, una energía tan fuerte que dio miedo a los hombres, demasiado pequeños para enfrentarse a ella y llevarla a su destino final.
Los castellanos hicieron la reconquista y a continuación fueron a destrozar las civilizaciones americanas, los árabes declararon que la perfección es obra de los antiguos, que solamente se puede tratar de imitar, los judíos fueron expulsados.
Desde entonces, sus canciones de amor son desesperadas, y la palabra ya no sirve para comunicar, sino para protegerse de la comunicación. Los españoles hablan deprisa, protegidos por una pared de palabras. Detrás está la conciencia desgraciada del caballero de la triste figura, que engendró un sueño de nueve siglos.
Tiempo de despertar
Ahora viene el tiempo del despertar. Durante el Siglo XX, algunos artistas empezaron a sugerir ese despertar. Buñuel, Dalí, Borges, García Lorca (1), y ese grito supremo de su alma en la cárcel: “viva la muerte”, que no podría venir de otra parte del mundo.
Curándose, los españoles pueden curar al mundo entero. Los vendedores de armas norteamericanos tratan de hacer creer que el enemigo de la libertad es islámico. Pero el lugar del renacimiento del amor escondido desde hace tanto tiempo, esperando la oportunidad de demostrar su permanencia, no puede ser otro que España.
La historia se parece a este cuento islámico:
El amante toca a la puerta del amado . “¿Quién es?”; “¡Soy yo!”; “¡entonces vete!”. Y él se va, con su corazón pesaroso, lleno de una tristeza infinita. Viaja varios años por el mundo múltiple y apagado. Al fin, vuelve y toca de nuevo a la puerta. “¿Quién es?”; “¡Soy tú!”; “entonces entra, porque no puede haber dos yo, uno dentro y otro fuera”.
Es la historia de España y del Islam, pero ese viaje duró, no años, sino siglos, y no está acabado aún. El mundo está esperando la última escena. Ahora, ha llegado el momento.
Cristo expulsó a los vendedores del templo, Mahoma echó a los vendedores de la ciudad sagrada, la Meca. El templo, la ciudad sagrada del siglo XXI, es la naturaleza, y su supervivencia necesita acabar con las actividades mercantiles que instrumentalizan, contaminan y destruyen la cuna de la vida.
Entonces, ¿qué hacer mañana? Creo que el cambio, el inevitable cambio, no pasa por las palabras, sino por la música y la poesía. En Marruecos, un sufí empezó el trabajo del alma organizando un festival de música sagrada, al que acuden todos los continentes. Es él, que está tocando otra vez a la puerta…
Thierry Gaudin es ingeniero y doctor en Ciencias de la Información y la Comunicación, así como experto internacional que ha trabajado para la OCDE, la Comisión Europea y el Banco Mundial. Autor de" 2100 relato del próximo siglo", entre otras obras, es asimismo miembro del Consejo Editorial de Tendencias21.
Nota al pie
(1) Incluso Almodóvar, que se presenta en su última película como un ciego que perdió la vista en el mismo accidente en el que perdió a su amor.