El hallazgo de un taller de joyería neolítica es inusual en el contexto del Neolítico de la Península Ibérica. Sin embargo, este es uno de los principales descubrimientos de los trabajos realizados en el yacimiento arqueológico de La Draga (Girona), que han contado con la participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Durante las excavaciones, que se han llevado a cabo junto a científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, el Museo de Arqueologia de Catalunya y el Museu Arqueològic Comarcal de Banyoles, se han recuperado gran cantidad y diversidad de objetos ornamentales: cuentas de collares hechos de concha (el litoral se encuentra a una distancia mínima de unos 35 kilómetros), hueso y piedra; anillos de hueso, y colgantes y brazaletes de mármol. Muchas de las piezas están inacabadas por lo que los investigadores apuntan a que podría tratarse de descartes tras romperse en el proceso de manufactura. También se han encontrado las herramientas empleadas en la elaboración de los adornos, lo que permitirá establecer los procesos de manufactura.
Según explica el investigador de la Institución Milá y Fontanals del CSIC Xavier Terradas, en la nota de prensa del Consejo, dicha información “sitúa a La Draga, una vez más, como un yacimiento de referencia para el estudio de los primeros agricultores del mediterráneo”.
Las joyas neolíticas son, como ocurre en la sociedad actual, elementos de gran valor ideológico. Su descubrimiento en este yacimiento permite deducir que ya durante el primer Neolítico, es decir, hace unos 7.000 años, estos grupos poseían elementos de distinción y de gran valor ideológico.
Otros hallazgos
La excavación ha permitido recuperar de nuevo numerosos elementos de madera, únicos en la Prehistoria de la Península Ibérica, como ya ocurrió hace dos años con un arco fabricado con madera de tejo y de 1,08 metros de longitud.
En esta ocasión, se han encontrado piezas que corresponden a los pilares de las cabañas. Se trata de troncos de roble empleados como elementos de apoyo de las estructuras arquitectónicas.
Parte de La Draga, de unos 8.000 metros cuadrados de superficie en total, correspondía a una playa neolítica que actualmente se encuentra sumergida bajo las aguas del lago de Banyoles.
“Las aguas freáticas cubren en gran medida los niveles arqueológicos, permitiendo que se den unas condiciones anaeróbicas que favorecen la conservación de la materia orgánica, lo que lo convierte en un yacimiento único”, explica Terradas.
Los investigadores también han documentado varias fosas que fueron utilizadas como vertederos. En su interior se han recuperado numerosos restos arqueológicos que corresponden a las comidas y residuos de las diferentes actividades realizadas en el asentamiento.
Los humanos que ocuparon el asentamiento de La Draga, lo hicieron de forma prácticamente continua a lo largo de unos 400 años. El yacimiento alberga, por tanto, numerosas claves para el estudio de las formas de vida de las primeras poblaciones neolíticas. Desde 1990 se desarrollan, sin interrupción, trabajos arqueológicos en este yacimiento neolítico.
La excavación ha permitido recuperar de nuevo numerosos elementos de madera, únicos en la Prehistoria de la Península Ibérica, como ya ocurrió hace dos años con un arco fabricado con madera de tejo y de 1,08 metros de longitud.
En esta ocasión, se han encontrado piezas que corresponden a los pilares de las cabañas. Se trata de troncos de roble empleados como elementos de apoyo de las estructuras arquitectónicas.
Parte de La Draga, de unos 8.000 metros cuadrados de superficie en total, correspondía a una playa neolítica que actualmente se encuentra sumergida bajo las aguas del lago de Banyoles.
“Las aguas freáticas cubren en gran medida los niveles arqueológicos, permitiendo que se den unas condiciones anaeróbicas que favorecen la conservación de la materia orgánica, lo que lo convierte en un yacimiento único”, explica Terradas.
Los investigadores también han documentado varias fosas que fueron utilizadas como vertederos. En su interior se han recuperado numerosos restos arqueológicos que corresponden a las comidas y residuos de las diferentes actividades realizadas en el asentamiento.
Los humanos que ocuparon el asentamiento de La Draga, lo hicieron de forma prácticamente continua a lo largo de unos 400 años. El yacimiento alberga, por tanto, numerosas claves para el estudio de las formas de vida de las primeras poblaciones neolíticas. Desde 1990 se desarrollan, sin interrupción, trabajos arqueológicos en este yacimiento neolítico.