La TDCS fue usada para estimular un área del cerebro conocida por su relación con la creatividad. Fuente: Georgetown University.
El año pasado, un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC Health Care), en EEUU, consiguió aumentar en un 7,4% la creatividad de adultos sanos con una leve corriente eléctrica (de 10 herzios) aplicada a sus cerebros.
La corriente se hizo incidir en el cerebro a través de electrodos pegados al cráneo. Así lograron aumentarse las ondas alpha cerebrales, que son oscilaciones electromagnéticas de actividad neuronal situadas en un rango de frecuencias de entre 8 y 13 herzios y, con ello, aumentó también la creatividad de los sujetos.
Según los autores del estudio, este logro constituyó la primera evidencia de que potenciar de manera específica las ondas alpha cerebrales impulsa la creatividad.
Electricidad y palabras
Ahora, científicos del Georgetown University Medical Center (GUMC), de la Universidad Georgetown, y de la Red Nacional de Rehabilitación MedStar de Estados Unidos también han conseguido aumentar el pensamiento creativo aplicando estimulación eléctrica al cerebro humano.
En este caso el equipo utilizó estimulación transcraneal con corriente directa (TDCS, por sus siglas en inglés) para estimular un área del cerebro que se sabe está relacionada con la creatividad; al tiempo que se iba dando a los participantes en la investigación ciertas claves verbales para que pensaran de manera más creativa.
Se descubrió así que aquellos individuos en los que la TDCS activaba con mayor facilidad la actividad neuronal de dicha zona eran capaces de alcanzar mayores niveles de creatividad en el ejercicio verbal: formaban conexiones analógicas más creativas entre conjuntos de palabras (la creatividad analógica permite conectar cualidades semejantes de seres, objetos o imágenes diferentes); y generaban asociaciones más creativas entre las palabras.
La región cerebral estimulada en este trabajo fue la corteza frontopolar, que es una parte de la corteza prefrontal del cerebro vinculada con procesos cognitivos muy complejos, como la planificación o la introspección.
La corriente se hizo incidir en el cerebro a través de electrodos pegados al cráneo. Así lograron aumentarse las ondas alpha cerebrales, que son oscilaciones electromagnéticas de actividad neuronal situadas en un rango de frecuencias de entre 8 y 13 herzios y, con ello, aumentó también la creatividad de los sujetos.
Según los autores del estudio, este logro constituyó la primera evidencia de que potenciar de manera específica las ondas alpha cerebrales impulsa la creatividad.
Electricidad y palabras
Ahora, científicos del Georgetown University Medical Center (GUMC), de la Universidad Georgetown, y de la Red Nacional de Rehabilitación MedStar de Estados Unidos también han conseguido aumentar el pensamiento creativo aplicando estimulación eléctrica al cerebro humano.
En este caso el equipo utilizó estimulación transcraneal con corriente directa (TDCS, por sus siglas en inglés) para estimular un área del cerebro que se sabe está relacionada con la creatividad; al tiempo que se iba dando a los participantes en la investigación ciertas claves verbales para que pensaran de manera más creativa.
Se descubrió así que aquellos individuos en los que la TDCS activaba con mayor facilidad la actividad neuronal de dicha zona eran capaces de alcanzar mayores niveles de creatividad en el ejercicio verbal: formaban conexiones analógicas más creativas entre conjuntos de palabras (la creatividad analógica permite conectar cualidades semejantes de seres, objetos o imágenes diferentes); y generaban asociaciones más creativas entre las palabras.
La región cerebral estimulada en este trabajo fue la corteza frontopolar, que es una parte de la corteza prefrontal del cerebro vinculada con procesos cognitivos muy complejos, como la planificación o la introspección.
La creatividad no es un rasgo estático
Según Adam Green, uno de los autores del estudio, estos resultados han sido posibles porque la creatividad no es “un rasgo estático” sino dinámico, que puede modificarse.
Esto ya se había detectado en investigaciones anteriores, y sin necesidad de estimulación eléctrica. Por ejemplo, se había constatado que realizar las tareas más cotidianas en un orden distinto al seguido normalmente puede impulsar nuestra creatividad; y que, en niños, la creatividad puede impulsarse fomentando el pensamiento mágico.
La diferencia entre estos métodos y la TDCS quizá radique en que, con esta última, los resultados se alcanzan más rápidamente.
Sin embargo, advierten los investigadores, “es importante tener cuidado con las aplicaciones de esta tecnología", pues aún queda mucho por conocer sobre la manera exacta en que la TDCS afecta a la función cerebral.
Implicaciones provechosas
A pesar de estos riesgos, en un futuro, la TDCS podría resultar muy útil para individuos con ciertos trastornos cerebrales. "Las personas con dificultades en el habla y el lenguaje a menudo no pueden encontrar o producir las palabras que necesitan", explican los científicos. En este sentido, la TDCS podría ayudarles a “mejorar el razonamiento analógico creativo para encontrar formas alternativas de expresar las ideas con otras palabras, gestos, u otros enfoques".
En el pasado la estimulación craneana se ha utilizado para mejorar la comprensión de arduas teorías científicas o la capacidad de resolución de difíciles problemas matemáticos. Hace dos años, además, se constató que con ella se puede mejorar la memoria e incluso fomentar la capacidad de aprender a partir de los propios errores.
Concentrarnos para ser creativos
En general, la creatividad es la capacidad de producir nuevas ideas o conceptos, o nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, lo que habitualmente produce soluciones originales. A nivel neurofisiológico, se ha establecido que se da gracias a una reducción de la capacidad para filtrar estímulos sensoriales irrelevantes, es decir, para aislarse del mundo y concentrarse.
Según Adam Green, uno de los autores del estudio, estos resultados han sido posibles porque la creatividad no es “un rasgo estático” sino dinámico, que puede modificarse.
Esto ya se había detectado en investigaciones anteriores, y sin necesidad de estimulación eléctrica. Por ejemplo, se había constatado que realizar las tareas más cotidianas en un orden distinto al seguido normalmente puede impulsar nuestra creatividad; y que, en niños, la creatividad puede impulsarse fomentando el pensamiento mágico.
La diferencia entre estos métodos y la TDCS quizá radique en que, con esta última, los resultados se alcanzan más rápidamente.
Sin embargo, advierten los investigadores, “es importante tener cuidado con las aplicaciones de esta tecnología", pues aún queda mucho por conocer sobre la manera exacta en que la TDCS afecta a la función cerebral.
Implicaciones provechosas
A pesar de estos riesgos, en un futuro, la TDCS podría resultar muy útil para individuos con ciertos trastornos cerebrales. "Las personas con dificultades en el habla y el lenguaje a menudo no pueden encontrar o producir las palabras que necesitan", explican los científicos. En este sentido, la TDCS podría ayudarles a “mejorar el razonamiento analógico creativo para encontrar formas alternativas de expresar las ideas con otras palabras, gestos, u otros enfoques".
En el pasado la estimulación craneana se ha utilizado para mejorar la comprensión de arduas teorías científicas o la capacidad de resolución de difíciles problemas matemáticos. Hace dos años, además, se constató que con ella se puede mejorar la memoria e incluso fomentar la capacidad de aprender a partir de los propios errores.
Concentrarnos para ser creativos
En general, la creatividad es la capacidad de producir nuevas ideas o conceptos, o nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, lo que habitualmente produce soluciones originales. A nivel neurofisiológico, se ha establecido que se da gracias a una reducción de la capacidad para filtrar estímulos sensoriales irrelevantes, es decir, para aislarse del mundo y concentrarse.
Referencia bibliográfica:
Adam E. Green, Katherine A. Spiegel, Evan J. Giangrande, Adam B. Weinberger, Natalie M. Gallagher, Peter E. Turkeltaub. Thinking Cap Plus Thinking Zap: tDCS of Frontopolar Cortex Improves Creative Analogical Reasoning and Facilitates Conscious Augmentation of State Creativity in Verb Generation. Cerebral Cortex. (2016). DOI: 10.1093/cercor/bhw080.
Adam E. Green, Katherine A. Spiegel, Evan J. Giangrande, Adam B. Weinberger, Natalie M. Gallagher, Peter E. Turkeltaub. Thinking Cap Plus Thinking Zap: tDCS of Frontopolar Cortex Improves Creative Analogical Reasoning and Facilitates Conscious Augmentation of State Creativity in Verb Generation. Cerebral Cortex. (2016). DOI: 10.1093/cercor/bhw080.