Somos más susceptibles a las infecciones en determinados momentos del día porque nuestro reloj corporal afecta a la capacidad de los virus para replicarse y extenderse entre nuestras células, señala una nueva investigación de la Universidad de Cambridge (Inglaterra).
Sus resultados pueden ayudar a explicar por qué los trabajadores por turnos, cuyos relojes biológicos se ven perturbados de forma rutinaria, son más propensos a padecer problemas de salud, entre ellos infecciones y enfermedades crónicas.
Cuando un virus penetra en nuestro cuerpo, secuestra la maquinaria y los recursos de nuestras células para impulsar su propia replicación y expansión por todo el organismo. Sin embargo, esos recursos celulares de defensa fluctúan a lo largo del día, en parte como respuesta a nuestros ritmos circadianos o a nuestro reloj biológico.
Esto se debe a que los ritmos circadianos controlan muchos aspectos de nuestras funciones corporales y de nuestra fisiología, desde nuestros patrones de sueño a nuestra temperatura corporal y desde nuestro sistema inmune a nuestra producción de hormonas. Estos ciclos son controlados a su vez por ciertos genes, como el Bmal1 o el gen Clock.
Sus resultados pueden ayudar a explicar por qué los trabajadores por turnos, cuyos relojes biológicos se ven perturbados de forma rutinaria, son más propensos a padecer problemas de salud, entre ellos infecciones y enfermedades crónicas.
Cuando un virus penetra en nuestro cuerpo, secuestra la maquinaria y los recursos de nuestras células para impulsar su propia replicación y expansión por todo el organismo. Sin embargo, esos recursos celulares de defensa fluctúan a lo largo del día, en parte como respuesta a nuestros ritmos circadianos o a nuestro reloj biológico.
Esto se debe a que los ritmos circadianos controlan muchos aspectos de nuestras funciones corporales y de nuestra fisiología, desde nuestros patrones de sueño a nuestra temperatura corporal y desde nuestro sistema inmune a nuestra producción de hormonas. Estos ciclos son controlados a su vez por ciertos genes, como el Bmal1 o el gen Clock.
Características del estudio
Para probar si nuestros ritmos circadianos afectan a la susceptibilidad o a la progresión de las infecciones de nuestro organismo, los investigadores, del Wellcome Trust-Medical Research Council Institute of Metabolic Science de la Universidad de Cambridge, compararon a ratones corrientes infectados con el virus del herpes en diferentes momentos del día.
En concreto, en estos animales midieron los niveles de infección y propagación de este virus. Durante las pruebas, los ratones permanecieron en un ambiente controlado en el que durante 12 horas era de día y durante 12 horas estaban a oscuras.
De este modo se constató lo siguiente: la replicación del virus en aquellos ratones infectados al comienzo del día -el equivalente a la salida del sol, cuando estos animales nocturnos comienzan su fase de reposo- era diez veces mayor que en los ratones infectados diez horas después de que el día o la iluminación hubiera comenzado, el equivalente al momento en que estos animales atraviesan la transición hacia su fase activa.
A continuación, los científicos repitieron las pruebas con ratones que carecían del gen Bmal1 antes mencionado. En este caso, encontraron altos niveles de replicación del virus, independientemente del momento del día en que se había producido la infección.
"La hora del día de la infección puede tener una gran influencia en el grado de susceptibilidad a la enfermedad, o al menos en la replicación viral, lo que significa que una infección en un momento dado del día podría causar una infección aguda mucho más grave que en otro", explica el profesor Akhilesh Reddy, autor principal del estudio en un comunicado de la Universidad de Cambridge.
El hallazgo es consistente con estudios recientes que han demostrado que la hora del día en que se administra la vacuna contra la gripe puede influir en su eficacia, sigue explicando Reddy.
La principal implicación de estos resultados, similares a los obtenidos en otros análisis realizados por Reddy y su equipo con cultivos celulares, es que si nuestros relojes biológicos juegan un papel en nuestra defensa contra los patógenos invasores, su maquinaria molecular podría convertirse en un nuevo objetivo terapéutico.
Para probar si nuestros ritmos circadianos afectan a la susceptibilidad o a la progresión de las infecciones de nuestro organismo, los investigadores, del Wellcome Trust-Medical Research Council Institute of Metabolic Science de la Universidad de Cambridge, compararon a ratones corrientes infectados con el virus del herpes en diferentes momentos del día.
En concreto, en estos animales midieron los niveles de infección y propagación de este virus. Durante las pruebas, los ratones permanecieron en un ambiente controlado en el que durante 12 horas era de día y durante 12 horas estaban a oscuras.
De este modo se constató lo siguiente: la replicación del virus en aquellos ratones infectados al comienzo del día -el equivalente a la salida del sol, cuando estos animales nocturnos comienzan su fase de reposo- era diez veces mayor que en los ratones infectados diez horas después de que el día o la iluminación hubiera comenzado, el equivalente al momento en que estos animales atraviesan la transición hacia su fase activa.
A continuación, los científicos repitieron las pruebas con ratones que carecían del gen Bmal1 antes mencionado. En este caso, encontraron altos niveles de replicación del virus, independientemente del momento del día en que se había producido la infección.
"La hora del día de la infección puede tener una gran influencia en el grado de susceptibilidad a la enfermedad, o al menos en la replicación viral, lo que significa que una infección en un momento dado del día podría causar una infección aguda mucho más grave que en otro", explica el profesor Akhilesh Reddy, autor principal del estudio en un comunicado de la Universidad de Cambridge.
El hallazgo es consistente con estudios recientes que han demostrado que la hora del día en que se administra la vacuna contra la gripe puede influir en su eficacia, sigue explicando Reddy.
La principal implicación de estos resultados, similares a los obtenidos en otros análisis realizados por Reddy y su equipo con cultivos celulares, es que si nuestros relojes biológicos juegan un papel en nuestra defensa contra los patógenos invasores, su maquinaria molecular podría convertirse en un nuevo objetivo terapéutico.
Referencia bibliográfica:
Edgar, RS et al. Cell autonomous regulation of herpes and influenza virus infection by the circadian clock. PNAS (2016) DOI: 10.1073/pnas.1601895113.
Edgar, RS et al. Cell autonomous regulation of herpes and influenza virus infection by the circadian clock. PNAS (2016) DOI: 10.1073/pnas.1601895113.