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El viaje de ida y vuelta a Marte se podrá hacer en 90 días

Una nueva tecnología, basada en haz de plasma, puede estar operativa en cinco años


Dentro de cinco años será posible un viaje de ida y vuelta a Marte en 90 días, en vez de los dos años y medio que supone realizarlo con la actual tecnología, en virtud de un nuevo sistema de propulsión de naves espaciales que acaba de recibir financiación por parte de la Nasa. El nuevo sistema se basa en un haz de plasma magnetizado y eleva la velocidad de las naves espaciales hasta el equivalente de los 42.000 kilómetros por hora de la escala terrestre. Por Yaiza Martínez.


Yaiza Martínez
17/10/2004

Imagen del sistema de propulsión
Imagen del sistema de propulsión
Investigadores de la Universidad de Washington acaban de recibir financiación de la NASA para desarrollar un sistema de propulsión espacial basado en plasma magnetizado (o mag-beam), por lo que dentro de cinco años las naves espaciales podrán comenzar a disfrutar de esta tecnología.

Seleccionado como parte del estudio de Conceptos Avanzados de la NASA, el sistema se apoya en un satélite con base en el espacio que empuja a una nave espacial equipada con un sistema de navegación magnético por medio de una corriente de iones magnetizados.

Se estima que una torre de control de 32 metros de diámetro generaría un haz de plasma capaz de mover una nave espacial a 11.7 kilómetros por segundo, velocidad que equivale a 42.120 kilómetros por hora en nuestra escala terrestre.

Tal como explica al respecto la Universidad de Washington en un comunicado, los investigadores piensan que el sistema conseguirá que una nave espacial realice un viaje de ida y vuelta a Marte en 90 días, siempre que haya otra estación en Marte que pueda frenar a la nave espacial a su llegada al planeta rojo.

Un paso hacia la presencia permanente

Hay que tener en cuenta, no obstante, el valor indicativo de los 90 días, ya que la distancia del planeta rojo respecto de la Tierra varía en función de su órbita, oscilando entre los 55.7 millones de kilómetros y los 101 millones de kilómetros.

Con la actual tecnología, un viaje de ida y vuelta a Marte dura dos años y medio, por lo que el nuevo sistema en cualquier caso revolucionará los viajes espaciales y favorecerá el establecimiento permanente de colonias humanas en el espacio.

La base del nuevo sistema es la propulsión de haz de plasma magnetizado. Consiste en una torre espacial que genera un flujo de iones magnetizado que es dirigido hacia una vela magnética instalada a bordo de una nave espacial.

Es este flujo de iones el que empuja la nave espacial a través del Sistema Solar a altas velocidades, que aumentan en la misma proporción del tamaño del haz de plasma.

Red de torres de plasma en el sistema solar

La mag-beam es uno de los doce proyectos seleccionados para recibir financiación de la Nasa. Cada uno de ellos recibe 75.000 dólares para que mediante un estudio de seis meses valide el concepto e identifique los pasos a dar para fabricarlo. Si después de esta fase el proyecto sigue adelante, recibe otros 400.000 dólares para un trabajo de dos años.

Si el proyecto finalmente se lleva a efecto, sus creadores piensan colocar una red de torres de plasma en el sistema solar que serían utilizadas para propulsar las diferentes misiones previstas por la NASA.

Esta despliegue supone una inversión de mil millones de dólares, pero según sus investigadores las torres sembradas por el sistema solar pueden convertirse en una fuente de plasma permanente que abarataría el costo de las futuras misiones espaciales.

El sistema mag-beam es la continuación de una idea anterior del mismo equipo de la Universidad de Washington basado en burbujas magnéticas de plasma y en el impulso de los vientos solares. En el nuevo sistema, estas burbujas son sustituidas por torres de plasma que pueden ser mejor controladas.

Propulsión iónica

La propulsión iónica es una tecnología que se basa en ionizar un gas para impulsar una nave. En vez de emplear productos químicos estándar para la propulsión, el gas se carga eléctricamente, es decir, se ioniza.

Luego el gas es acelerado eléctricamente y cuando los iones son emitidos a esta velocidad, empujan a la nave. La propulsión de iones está concebida para una amplia variedad de misiones con altas necesidades energéticas, en las que la baja pero continua aceleración de la propulsión de iones es superior a la de los combustibles tradicionales.

El primer propulsor de iones de la NASA fue construido en el Lewis Research Center en 1960. Desde entonces, ha habido muchos experimentos en laboratorio y algunas pruebas en el espacio.



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