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El riesgo de un accidente nuclear grave no ha disminuido tras Fukushima

Investigadores ingleses y suizos estiman que sigue siendo probable que haya un siniestro de ese nivel una o dos veces por siglo


El riesgo de accidentes nucleares tan graves como Chernobyl o Fukushima sigue siendo el mismo, a pesar de las medidas de prevención tomadas en estas últimas décadas. El número de accidentes ha disminuido, señalan dos informes anglo-suizos, pero solo los de nivel moderado y grande; los extremadamente grandes siguen teniendo una frecuencia probable de una o dos veces por siglo.


Universidad de Sussex/T21
20/09/2016

La planta nuclear de Fukushima I, en 2011, tras el 'tsunami'. Imagen: Digital Globe. Fuente: Wikipedia.
La planta nuclear de Fukushima I, en 2011, tras el 'tsunami'. Imagen: Digital Globe. Fuente: Wikipedia.
Un equipo de expertos en riesgo ha llevado a cabo el análisis más grande de la historia sobre accidentes nucleares, y advierte de que el próximo desastre en la escala de Chernobyl o Fukushima puede ocurrir mucho antes de lo que se piensa.

Investigadores de la Universidad de Sussex, en Inglaterra, y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, en Suiza, han analizado más de 200 accidentes nucleares, y -estimando y controlando los efectos de la respuesta de la industria a los desastres anteriores- ofrecen un panorama sombrío de los riesgos de la energía nuclear.

Su preocupante conclusión es que, mientras que los accidentes nucleares han disminuido sustancialmente en frecuencia, esto se ha logrado mediante la supresión de eventos de moderados a grandes. Calculan que los desastres de nivel Fukushima o Chernobyl es más que probable que sucedan una o dos veces por siglo, y que los accidentes en la escala de la crisis de 1979 en Three Mile Island en los EE.UU. (con daños por valor de unos 10 mil millones de dólares) son más que probables que sucedan cada 10-20 años.

Spencer Wheatley, el autor principal, explica en la nota de prensa de la Universidad de Sussex: "Hemos encontrado que el nivel de riesgo de la energía nuclear es extremadamente alto".

"A pesar de que hemos sido capaces de detectar el impacto positivo de las respuestas de la industria ante accidentes tales como Three Mile Island y Chernobyl, eso no eliminó suficientemente la posibilidad de desastres extremos, como Fukushima. Para eliminar tal posibilidad serían necesarios, probablemente, enormes cambios en la flota actual de reactores, que son predominantemente tecnología de segunda generación".

Transparencia

Los estudios, publicados en dos artículos en las revistas Energy Research & Social Science y Risk Analysis, renuevan la presión sobre la industria nuclear para que sean más transparentes con los datos sobre incidentes.

Los datos públicos "defectuosos y lamentablemente incompletos" de la industria nuclear están dando lugar a una actitud de exceso de confianza respecto al riesgo, advierte el estudio. El equipo de investigación apunta al hecho de que su propio análisis independiente contiene tres veces más datos que los proporcionados públicamente por la propia industria. Esto es probablemente debido a que la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), que compila los informes, tiene la doble función de regular el sector y promocionarlo.

El equipo de investigación de este nuevo estudio recogió sus datos de informes, documentos académicos, notas de prensa, documentos públicos y artículos de prensa. El resultado es un conjunto de datos que no tiene precedentes -tiene dos veces el tamaño del siguiente análisis independiente más grande-. Además, los autores hacen hincapié en que el conjunto de datos es un recurso importante que debe ser desarrollado y compartido con el público de forma continua.

El profesor Benjamin Sovacool, del Grupo de Energía de Sussex en la Universidad de Sussex, que es co-autor de los estudios, dice: "Nuestros resultados son alarmantes. Sugieren que la metodología estándar utilizada por la AIEA para predecir los accidentes e incidentes -sobre todo cuando se centra en las consecuencias de los fenómenos extremos- es problemática. El próximo accidente nuclear puede ser mucho más pronto o más grave de lo que piensa la gente."

El equipo también exige un replanteamiento fundamental de cómo se clasifican los accidentes, argumentando que el método actual (la escala discreta de siete puntos INES) es muy imprecisa, está mal definida, y es a menudo inconsistente.

En su análisis, el equipo de investigación calcula el coste en dólares estadounidenses de cada incidente, teniendo en cuenta factores como la destrucción de la propiedad, el coste de la respuesta de emergencia, la descontaminación ambiental, la evacuación, las multas, y las reclamaciones de seguros. Y por cada muerte, añadieron un coste de 6 millones, que es la cifra utilizada por el gobierno de Estados Unidos para calcular el valor de una vida humana.

Costes

Los 15 eventos nucleares más costosos analizados por el equipo son:

Chernobyl, Ucrania (1986) - $ 259.000 millones (231.693 millones de euros).
Fukushima, Japón (2011) - $ 166.000 millones (148.500 millones de euros).
Tsuruga, Japón (1995) - $ 15.500 millones (13.866 millones de euros).
TMI, Pennsylvania, EE.UU. (1979) - $ 11.000 millones (9.840 millones de euros).
Beloyarsk, URSS (1977) - $ 3.500 millones (3.131 millones de euros).
Sellafield, Reino Unido (1969) - $ 2.500 millones (2.236 millones de euros).
Athens, Alabama, EE.UU. (1985) - $ 2.100 millones (1.879 millones de euros).
Jaslovské Bohunice, Checoslovaquia (1977) - $ 2.000 millones (1.789 millones de euros).
Sellafield, Reino Unido (1968) - $ 1.900 millones (1.700 millones de euros).

Sellafield, Reino Unido (1971) - $ 1.300 millones (1.163 millones de euros).
Plymouth, Massachusetts, EE.UU. (1986) - $ 1.200 millones (1.074 millones de euros).
Chapelcross, Reino Unido (1967) - $ 1.100 millones (984 millones de euros).
Chernobyl, Ucrania (1982) - $ 1.100 millones (984 millones de euros).
Pickering, Canadá (1983) - $ 1.000 millones (895 millones de euros).
Sellafield, Reino Unido (1973) - $ 1.000 millones (895 millones de euros).

Extremos

El análisis mostró que el accidente de Fukushima en 2011 y el de Chernobyl en 1986 costaron un total combinado de 425.000 millones de dólares: cinco veces la suma de todos los otros eventos en su conjunto.

Sin embargo, estos dos extremos se clasifican como 7 -el nivel máximo de gravedad- en la escala INES. Fukushima necesitaría una puntuación de entre 10 y 11 para representar la verdadera magnitud de las consecuencias.

Además, los autores hacen hincapié en que un análisis estadístico severidad-frecuencia de las consecuencias holísticas como éste debería ser utilizado como herramienta complementaria para la Evaluación Probabilista de la Seguridad estándar de la industria.

Sovacool añade: "Los resultados sugieren que accidentes catastróficos como el de Chernóbil y Fukushima no son reliquias del pasado. Incluso si se introduce nueva tecnología nuclear, mientras se mantengan funcionando las instalaciones antiguas -lo cual es probable, dadas las tendencias recientes a extender permisos y a re-licenciar a los reactores existentes-, sus riesgos, y el riesgo acumulado de operar el parque nuclear mundial, se mantiene".

Por último, los autores hacen hincapié en que su trabajo no es de naturaleza comparativa, es decir, que no cuantifican los riesgos de otras fuentes de energía. Proporciona una evaluación de riesgos para la energía nuclear solamente, aportando solo un criterio, cuando en la elección entre múltiples fuentes de energía se deben considerar muchos criterios.

El profesor y co-autor Didier Sornette subraya: "Aunque nuestros estudio parezca refutar la industria nuclear, otras consideraciones y mejoras pueden hacer que la energía nuclear sea atractiva en el futuro."

Una base de datos de código abierto sobre los 216 eventos nucleares analizados está disponible en línea, con fechas, lugares, el coste en dólares estadounidenses, y las calificaciones oficiales de magnitud. Es la mayor base de datos pública de accidentes nucleares jamás compilada.

Referencias bibliográficas:

Spencer Wheatley, Benjamin K. Sovacool, Didier Sornette: Reassessing the safety of nuclear power. Energy Research & Social Science (2016). DOI: 10.1016/j.erss.2015.12.026.

Spencer Wheatley, Benjamin Sovacool, Didier Sornette: Of Disasters and Dragon Kings: A Statistical Analysis of Nuclear Power Incidents and Accidents. Risk Analysis (2016). DOI: 10.1111/risa.12587.



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