Foto: miss pupik. Everystockphoto.
Incluso en los primeros días de su vida, los niños franceses lloran de forma distinta a los niños alemanes por influencia de las lenguas de sus padres, señala un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Würzburg, del Instituto Max Planck de Alemania, y de la Ecole Normale Supérieure de París.
Según se explica en un comunicado emitido por dicha universidad, comparaciones realizadas entre bebés de tan sólo unos días de vida en Francia y en Alemania, revelaron que los recién nacidos lloran en su lengua nativa.
Esto supondría que la capacidad para producir activamente el lenguaje está presente en el ser humano mucho antes de lo que previamente se pensaba, afirman los investigadores.
Primeras evidencias de influencia prenatal
Las comparaciones realizadas demostraron que los recién nacidos franceses producen más a menudo gritos que tienden a aumentar de tono, mientras que los recién nacidos alemanes tienden a llorar con un tono descendente, escriben los científicos en un artículo aparecido en la revista Cell Biology.
La razón para esta diferencia estaría en los diversos patrones de entonación del alemán y del francés, que habrían sido percibidos por los fetos en el vientre materno, y posteriormente reproducidos por los bebés tras el nacimiento.
Para el estudio, los llantos de los recién nacidos cuando éstos se sentían hambrientos, sedientos o, simplemente, deseaban estar con su madre, fueron registrados con micrófonos para reunir un total de 20 horas de grabaciones.
Una de las autoras de la investigación, Kathleen Wermke, del hospital de la Universidad de Würzburg, afirma que ésta es la primera vez que se proporcionan evidencias de que el lenguaje comienza con las cadencias de los primeros llantos de los recién nacidos.
Intervención del cerebro
Hacía tiempo que se sabía que los bebés son capaces de reconocer la voz de la madre y de distinguir entre la lengua materna y una lengua extranjera en el último trimestre del embarazo. También se conocía que incluso en los primeros meses de vida, los bebés alcanzan la técnica necesaria para producir diversas melodías simples y entonaciones con su llanto.
La discusión hasta ahora había girado alrededor de la siguiente cuestión: ¿cuándo el “llanto descontrolado” se convierte en un primer “producto del lenguaje”?
Según Wermke, la opinión predominante era que los recién nacidos no podían influir activamente en la producción de sonidos sino que, como ocurre con los monos jóvenes, lloraban sólo como resultado de subidas y bajadas de la presión respiratoria, sin que en el llanto interviniera el cerebro. Esta última investigación echa por tierra esa creencia.
Mismos patrones
Para el estudio, fueron escogidos 60 bebés sanos, 30 de familias de habla francesa y 30 de familias de habla alemana, y de cinco días de edad. Los científicos decidieron estudiar a recién nacidos alemanes y franceses, por las grandes diferencias entre ambas lenguas en términos de entonación, melodía y ritmo.
En francés, muchas palabras se pronuncian con una entonación ascendente, mientras que en alemán, suele ocurrir justo lo contrario. Por ejemplo, los niños franceses pronuncian “Papá”, mientras que los niños alemanes dicen “Pápa”.
Este mismo patrón de pronunciación fue registrado en las 20 horas de grabaciones de llantos de bebés realizadas por Wermke y sus colaboradores.
Según la investigadora, estas grabaciones demostraron que los recién nacidos siguen exactamente los mismos patrones melódicos detectados en sus lenguas maternas respectivas.
Aprendizaje del lenguaje y detección de trastornos
La temprana sensibilidad frente a las características melódicas de una lengua ayudaría posteriormente a los niños en el aprendizaje de su lengua nativa, explican los investigadores.
Los patrones melódicos practicados en el llanto serían la base de las producciones sonoras posteriores, desde los balbuceos hasta las primeras palabras y frases. Los científicos creen que las raíces de este comportamiento estarían en el inicio de la evolución del lenguaje hablado, hace varios millones de años, y que éste se habría desarrollado a la par que los comportamientos propios de la relación madre-hijo.
Aparte de aumentar la comprensión sobre el fenómeno del lenguaje en nuestra especie, el descubrimiento de Wermke y sus colaboradores resultaría importante porque podría contribuir a la detección precoz de trastornos en el desarrollo del lenguaje, y a mejorar los tratamientos para dichos trastornos de manera considerable.
Los científicos pretenden ahora profundizar en esta misma dirección en sus investigaciones, por lo que ya han registrado llantos de recién nacidos de otros países, que en la actualidad están siendo analizados.
Según se explica en un comunicado emitido por dicha universidad, comparaciones realizadas entre bebés de tan sólo unos días de vida en Francia y en Alemania, revelaron que los recién nacidos lloran en su lengua nativa.
Esto supondría que la capacidad para producir activamente el lenguaje está presente en el ser humano mucho antes de lo que previamente se pensaba, afirman los investigadores.
Primeras evidencias de influencia prenatal
Las comparaciones realizadas demostraron que los recién nacidos franceses producen más a menudo gritos que tienden a aumentar de tono, mientras que los recién nacidos alemanes tienden a llorar con un tono descendente, escriben los científicos en un artículo aparecido en la revista Cell Biology.
La razón para esta diferencia estaría en los diversos patrones de entonación del alemán y del francés, que habrían sido percibidos por los fetos en el vientre materno, y posteriormente reproducidos por los bebés tras el nacimiento.
Para el estudio, los llantos de los recién nacidos cuando éstos se sentían hambrientos, sedientos o, simplemente, deseaban estar con su madre, fueron registrados con micrófonos para reunir un total de 20 horas de grabaciones.
Una de las autoras de la investigación, Kathleen Wermke, del hospital de la Universidad de Würzburg, afirma que ésta es la primera vez que se proporcionan evidencias de que el lenguaje comienza con las cadencias de los primeros llantos de los recién nacidos.
Intervención del cerebro
Hacía tiempo que se sabía que los bebés son capaces de reconocer la voz de la madre y de distinguir entre la lengua materna y una lengua extranjera en el último trimestre del embarazo. También se conocía que incluso en los primeros meses de vida, los bebés alcanzan la técnica necesaria para producir diversas melodías simples y entonaciones con su llanto.
La discusión hasta ahora había girado alrededor de la siguiente cuestión: ¿cuándo el “llanto descontrolado” se convierte en un primer “producto del lenguaje”?
Según Wermke, la opinión predominante era que los recién nacidos no podían influir activamente en la producción de sonidos sino que, como ocurre con los monos jóvenes, lloraban sólo como resultado de subidas y bajadas de la presión respiratoria, sin que en el llanto interviniera el cerebro. Esta última investigación echa por tierra esa creencia.
Mismos patrones
Para el estudio, fueron escogidos 60 bebés sanos, 30 de familias de habla francesa y 30 de familias de habla alemana, y de cinco días de edad. Los científicos decidieron estudiar a recién nacidos alemanes y franceses, por las grandes diferencias entre ambas lenguas en términos de entonación, melodía y ritmo.
En francés, muchas palabras se pronuncian con una entonación ascendente, mientras que en alemán, suele ocurrir justo lo contrario. Por ejemplo, los niños franceses pronuncian “Papá”, mientras que los niños alemanes dicen “Pápa”.
Este mismo patrón de pronunciación fue registrado en las 20 horas de grabaciones de llantos de bebés realizadas por Wermke y sus colaboradores.
Según la investigadora, estas grabaciones demostraron que los recién nacidos siguen exactamente los mismos patrones melódicos detectados en sus lenguas maternas respectivas.
Aprendizaje del lenguaje y detección de trastornos
La temprana sensibilidad frente a las características melódicas de una lengua ayudaría posteriormente a los niños en el aprendizaje de su lengua nativa, explican los investigadores.
Los patrones melódicos practicados en el llanto serían la base de las producciones sonoras posteriores, desde los balbuceos hasta las primeras palabras y frases. Los científicos creen que las raíces de este comportamiento estarían en el inicio de la evolución del lenguaje hablado, hace varios millones de años, y que éste se habría desarrollado a la par que los comportamientos propios de la relación madre-hijo.
Aparte de aumentar la comprensión sobre el fenómeno del lenguaje en nuestra especie, el descubrimiento de Wermke y sus colaboradores resultaría importante porque podría contribuir a la detección precoz de trastornos en el desarrollo del lenguaje, y a mejorar los tratamientos para dichos trastornos de manera considerable.
Los científicos pretenden ahora profundizar en esta misma dirección en sus investigaciones, por lo que ya han registrado llantos de recién nacidos de otros países, que en la actualidad están siendo analizados.