La forma en que las partículas subatómicas intercambian energía ha inspirado un modelo económico alternativo que, según simulaciones informáticas realizadas por físicos de la Universidad de Múnich (LMU Munich), parece tener las siguientes ventajas: genera una alta liquidez y una amplia distribución de la riqueza; además de garantizar la estabilidad económica.
En la actualidad, tomar prestado y prestar dinero son interacciones económicas esenciales, aunque no carentes de riesgo. A menudo, los créditos han desempeñado un papel importante en las crisis financieras a gran escala. Lo hemos visto, por ejemplo, en el colapso inmobiliario de nuestro propio país.
Los economistas se enfrentan por ello al dificultoso reto de mantener la liquidez al mismo tiempo que la estabilidad financiera. Esto implica tanto una oferta monetaria constante como una economía controlada.
Buscando la manera de lograr este objetivo, un equipo de investigadores de la LMU Munich acudió a la “econofísica”, un novedoso campo de investigación que traslada teorías y métodos originalmente desarrollados por físicos a la comprensión y resolución de problemas económicos. Matthias Schmitt, Andreas Schacker y Dieter Braun, de dicha Universidad, han publicado los resultados de su investigación en el New Journal of Physics.
Dinero y antidinero
En dicho artículo proponen lo siguiente: que la noción tradicional de crédito sea sustituida por un nuevo concepto que implica dos tipos de divisas: el dinero y el “antidinero”. Ambos conceptos ya existen en el sistema bancario actual, pero ahora al “antidinero” se le dan nuevos matices.
Según publica la revista Physorg, como dinero se entendería en el nuevo sistema exactamente lo mismo que siempre: monedas, liquidez.
La novedad radica en el concepto de “antidinero”, que ya no sería simplemente lo que hoy se entiende como “deuda”, sino que pasaría a ser una divisa distinta al dinero, explican los científicos en el New Journal of Physics. Por tanto, dinero y antidinero se diferenciarían entre sí del mismo modo que lo hacen el yen, la libra y el euro.
Como divisas distintas, el dinero y el antidinero tendrían un tipo de cambio constantemente cambiante, que resultaría esencial. El propósito de este tipo de cambio sería prevenir la inflación (o devaluación del dinero) que se produce con las concesiones y solicitudes de préstamos.
Es bien sabido que el crédito tradicional produce inflación, por el aumento de la oferta monetaria, y que esto condiciona a todos los participantes del mercado financiero. De este modo, las consecuencias de los créditos locales pueden afectar a toda la economía.
En la actualidad, tomar prestado y prestar dinero son interacciones económicas esenciales, aunque no carentes de riesgo. A menudo, los créditos han desempeñado un papel importante en las crisis financieras a gran escala. Lo hemos visto, por ejemplo, en el colapso inmobiliario de nuestro propio país.
Los economistas se enfrentan por ello al dificultoso reto de mantener la liquidez al mismo tiempo que la estabilidad financiera. Esto implica tanto una oferta monetaria constante como una economía controlada.
Buscando la manera de lograr este objetivo, un equipo de investigadores de la LMU Munich acudió a la “econofísica”, un novedoso campo de investigación que traslada teorías y métodos originalmente desarrollados por físicos a la comprensión y resolución de problemas económicos. Matthias Schmitt, Andreas Schacker y Dieter Braun, de dicha Universidad, han publicado los resultados de su investigación en el New Journal of Physics.
Dinero y antidinero
En dicho artículo proponen lo siguiente: que la noción tradicional de crédito sea sustituida por un nuevo concepto que implica dos tipos de divisas: el dinero y el “antidinero”. Ambos conceptos ya existen en el sistema bancario actual, pero ahora al “antidinero” se le dan nuevos matices.
Según publica la revista Physorg, como dinero se entendería en el nuevo sistema exactamente lo mismo que siempre: monedas, liquidez.
La novedad radica en el concepto de “antidinero”, que ya no sería simplemente lo que hoy se entiende como “deuda”, sino que pasaría a ser una divisa distinta al dinero, explican los científicos en el New Journal of Physics. Por tanto, dinero y antidinero se diferenciarían entre sí del mismo modo que lo hacen el yen, la libra y el euro.
Como divisas distintas, el dinero y el antidinero tendrían un tipo de cambio constantemente cambiante, que resultaría esencial. El propósito de este tipo de cambio sería prevenir la inflación (o devaluación del dinero) que se produce con las concesiones y solicitudes de préstamos.
Es bien sabido que el crédito tradicional produce inflación, por el aumento de la oferta monetaria, y que esto condiciona a todos los participantes del mercado financiero. De este modo, las consecuencias de los créditos locales pueden afectar a toda la economía.
Préstamos de dinero y antidinero
Dieter Braun ha explicado a Tendencias21 que, con estas dos monedas distintas, los intercambios económicos se harían de la siguiente forma: Para empezar, los créditos ya no serían facilitados por los bancos, sino que el dinero y el antidinero se solicitarían a personas que formen parte del sistema monetario.
Éstas cederían a otras, también participantes de dicho sistema, tanto dinero como antidinero. “Los bancos ya no tendrían que dar préstamos, sino que todo el mundo podría hacerlo, aunque la reunión de muchas personas implicadas en el sistema monetario y la gestión de contactos entre ellas podrían ser dos de las tareas futuras de los bancos”, añade Braun.
El prestatario, por su parte, recibiría el dinero y el antidinero, con un sello electrónico que marca una fecha. Pero no tendría que pagar al prestamista su deuda, sino que transferiría antidinero y dinero al sistema (para otras personas), dentro de la fecha señalada.
En el proceso jugaría además un papel clave la relación entre dinero y antidinero o el tipo de cambio entre ambos, pues las transferencias de dinero y antidinero a una tasa de cambio determinada permitirían a los agentes obtener liquidez.
Se produciría un intercambio continuo: el que lo necesitase recibiría de otras personas dinero y antidinero; y aquellos que cediesen dinero y antidinero obtendrían más o menos liquidez, en función de la tasa de cambio.
Si alguien compra una casa, por ejemplo, a posteriori tendrá más antidinero (deuda) que dinero. Perderá si el antidinero se vuelve menos valioso, y ganará si el dinero se vuelve más valioso. Por el contario, si vende una casa y obtiene dinero, perderá en el escenario contrario.
Según Braun y su equipo, este dinamismo favorecería el equilibrio entre dos estrategias, la de conservar más dinero o la de conservar más antidinero, y propiciaría que una parte del sistema apostase por futuras inversiones, mientras otra se ocupa de vender inversiones pasadas.
Todo sería completamente simétrico y se haría a tiempo real, al contrario que con las tasas de interés actuales, que requieren contratos a largo plazo que provocan retrasos en la economía.
De la economía a la física
Como hemos dicho, el funcionamiento de este sistema económico se asimilaría a la manera en que las partículas subatómicas intercambian energía. De hecho, la solución propuesta está basada en estructuras de la física de la energía y de la ley de la conversación, e inspirada en el teorema de Noether (que expresa que cualquier simetría diferenciable, proveniente de un sistema físico, tiene su correspondiente ley de conservación). Además, ha sido analizada por los científicos con un método de la física llamado de “transferencias aleatorias”.
En esta simulación, los agentes intercambiaron al azar dinero y antidinero. La aleatoriedad de estos intercambios fue reflejo de un hecho constatado: que los entornos económicos y el futuro de las inversiones son difíciles de predecir.
Los resultados obtenidos mostraron que la economía monetaria de dinero y antidinero ofrece ventajas tales como una alta liquidez, una amplia distribución de la riqueza, y estabilidad económica.
“Para nosotros, esto parece lo suficientemente interesante como para seguir estudiando en esta dirección y como para probar la estabilidad del sistema, en primer lugar en entornos de la teoría de juegos (con algoritmos). Después la idea se desarrollará y podría pasar a probarse en entornos reales. El enfoque aún está en su primera infancia”, nos explica Braun.
El investigador añade que en el nuevo sistema jugará un papel importante Internet, porque la criptografía permitirá mantener a los agentes en el anonimato, y aún así mantener un registro de las operaciones para garantizar que las unidades de dinero y antidinero son devueltas por los operadores anteriores. “Creo que sólo Internet podría proteger este sistema monetario simétrico”, concluye Braun.
Otros ejemplos de econofísica
La econofísica está proporcionando una interesante perspectiva de la economía en los últimos años. Así, desde la teoría de la percolación (que se refiere al paso lento de fluidos a través de los materiales porosos) se han explicado las fluctuaciones en los mercados o, desde modelos de infarto cardíaco y dinámica de placas tectónicas, se han explicado las caídas en las bolsas de valores.
La econofísica también se preocupa por explicar fenómenos de escalamiento y autosimilares, como las leyes de potencias, en la distribución de la riqueza; y estudia la existencia de caos determinista en los patrones de las transacciones económicas. Esta disciplina surgió en los años 1990, principalmente en el entorno del prestigiado Instituto Santa Fe de Nuevo México, que se especializa al estudio de los sistemas complejos.
Una rama de estudio emparentada con ella es la Sociofísica, que estudia fenómenos sociales desde la óptica de los sistemas complejos y la dinámica no lineal. Desde esta rama se ha establecido, por ejemplo, que los extremismos que amenazan la convivencia social son el resultado de una crisis de valores.
Dieter Braun ha explicado a Tendencias21 que, con estas dos monedas distintas, los intercambios económicos se harían de la siguiente forma: Para empezar, los créditos ya no serían facilitados por los bancos, sino que el dinero y el antidinero se solicitarían a personas que formen parte del sistema monetario.
Éstas cederían a otras, también participantes de dicho sistema, tanto dinero como antidinero. “Los bancos ya no tendrían que dar préstamos, sino que todo el mundo podría hacerlo, aunque la reunión de muchas personas implicadas en el sistema monetario y la gestión de contactos entre ellas podrían ser dos de las tareas futuras de los bancos”, añade Braun.
El prestatario, por su parte, recibiría el dinero y el antidinero, con un sello electrónico que marca una fecha. Pero no tendría que pagar al prestamista su deuda, sino que transferiría antidinero y dinero al sistema (para otras personas), dentro de la fecha señalada.
En el proceso jugaría además un papel clave la relación entre dinero y antidinero o el tipo de cambio entre ambos, pues las transferencias de dinero y antidinero a una tasa de cambio determinada permitirían a los agentes obtener liquidez.
Se produciría un intercambio continuo: el que lo necesitase recibiría de otras personas dinero y antidinero; y aquellos que cediesen dinero y antidinero obtendrían más o menos liquidez, en función de la tasa de cambio.
Si alguien compra una casa, por ejemplo, a posteriori tendrá más antidinero (deuda) que dinero. Perderá si el antidinero se vuelve menos valioso, y ganará si el dinero se vuelve más valioso. Por el contario, si vende una casa y obtiene dinero, perderá en el escenario contrario.
Según Braun y su equipo, este dinamismo favorecería el equilibrio entre dos estrategias, la de conservar más dinero o la de conservar más antidinero, y propiciaría que una parte del sistema apostase por futuras inversiones, mientras otra se ocupa de vender inversiones pasadas.
Todo sería completamente simétrico y se haría a tiempo real, al contrario que con las tasas de interés actuales, que requieren contratos a largo plazo que provocan retrasos en la economía.
De la economía a la física
Como hemos dicho, el funcionamiento de este sistema económico se asimilaría a la manera en que las partículas subatómicas intercambian energía. De hecho, la solución propuesta está basada en estructuras de la física de la energía y de la ley de la conversación, e inspirada en el teorema de Noether (que expresa que cualquier simetría diferenciable, proveniente de un sistema físico, tiene su correspondiente ley de conservación). Además, ha sido analizada por los científicos con un método de la física llamado de “transferencias aleatorias”.
En esta simulación, los agentes intercambiaron al azar dinero y antidinero. La aleatoriedad de estos intercambios fue reflejo de un hecho constatado: que los entornos económicos y el futuro de las inversiones son difíciles de predecir.
Los resultados obtenidos mostraron que la economía monetaria de dinero y antidinero ofrece ventajas tales como una alta liquidez, una amplia distribución de la riqueza, y estabilidad económica.
“Para nosotros, esto parece lo suficientemente interesante como para seguir estudiando en esta dirección y como para probar la estabilidad del sistema, en primer lugar en entornos de la teoría de juegos (con algoritmos). Después la idea se desarrollará y podría pasar a probarse en entornos reales. El enfoque aún está en su primera infancia”, nos explica Braun.
El investigador añade que en el nuevo sistema jugará un papel importante Internet, porque la criptografía permitirá mantener a los agentes en el anonimato, y aún así mantener un registro de las operaciones para garantizar que las unidades de dinero y antidinero son devueltas por los operadores anteriores. “Creo que sólo Internet podría proteger este sistema monetario simétrico”, concluye Braun.
Otros ejemplos de econofísica
La econofísica está proporcionando una interesante perspectiva de la economía en los últimos años. Así, desde la teoría de la percolación (que se refiere al paso lento de fluidos a través de los materiales porosos) se han explicado las fluctuaciones en los mercados o, desde modelos de infarto cardíaco y dinámica de placas tectónicas, se han explicado las caídas en las bolsas de valores.
La econofísica también se preocupa por explicar fenómenos de escalamiento y autosimilares, como las leyes de potencias, en la distribución de la riqueza; y estudia la existencia de caos determinista en los patrones de las transacciones económicas. Esta disciplina surgió en los años 1990, principalmente en el entorno del prestigiado Instituto Santa Fe de Nuevo México, que se especializa al estudio de los sistemas complejos.
Una rama de estudio emparentada con ella es la Sociofísica, que estudia fenómenos sociales desde la óptica de los sistemas complejos y la dinámica no lineal. Desde esta rama se ha establecido, por ejemplo, que los extremismos que amenazan la convivencia social son el resultado de una crisis de valores.
Referencia bibliográfica:
Matthias Schmitt, et al. Statistical mechanics of a time-homogeneous system of money and antimoney New Journal of Physics. DOI: 10.1088/1367-2630/16/3/033024.
Matthias Schmitt, et al. Statistical mechanics of a time-homogeneous system of money and antimoney New Journal of Physics. DOI: 10.1088/1367-2630/16/3/033024.