Una científica de la Universidad de Cambridge demostró que podría utilizarse una de las teorías de la evolución de Charles Darwin para proteger y evitar la extinción de algunas especies de animales.
La investigación la realizó Laura van Holstein, una estudiante de doctorado de la Universidad de Cambridge, quién detectó que las subespecies de mamíferos juegan una papel fundamental en el curso de la historia biológica.
Una especie es un grupo de animales que pueden reproducirse libremente entre ellos. Algunas especies contienen subespecies, es decir, poblaciones dentro de una especie que difieren entre sí por tener diferentes rasgos físicos.
Por ejemplo, las jirafas del norte tienen tres subespecies que generalmente viven en diferentes lugares entre sí; lo mismo ocurre con los zorros rojos o los felinos (dentro de esta especie se pueden encontrar gatos domésticos, tigres, guepardos, leones, etc.).
Quién acuño ese término fue Charles Darwin, un científico y naturalista inglés que planteó la idea de la evolución biológica de los animales mediante la selección natural, hace casi 140 años, y la plasmó en la obra El origen de las especies.
Teorías del pasado, hoy
En el Capítulo 3 de esta obra, el autor aseguró que los linajes entre animales con más especies también deberían contener más “variedades”.
Esta definición hoy en día es entendida como subespecie.
Dicha variedad demuestra que las subespecies juegan un papel fundamental en la dinámica evolutiva a largo plazo y en la evolución futura de las especies.
La experta confirmó esta hipótesis de Darwin, al observar los datos recopilados por los naturalistas durante cientos de años, mucho antes de que Darwin visitara las Islas Galápagos a bordo del HMS Beagle.
La investigación la realizó Laura van Holstein, una estudiante de doctorado de la Universidad de Cambridge, quién detectó que las subespecies de mamíferos juegan una papel fundamental en el curso de la historia biológica.
Una especie es un grupo de animales que pueden reproducirse libremente entre ellos. Algunas especies contienen subespecies, es decir, poblaciones dentro de una especie que difieren entre sí por tener diferentes rasgos físicos.
Por ejemplo, las jirafas del norte tienen tres subespecies que generalmente viven en diferentes lugares entre sí; lo mismo ocurre con los zorros rojos o los felinos (dentro de esta especie se pueden encontrar gatos domésticos, tigres, guepardos, leones, etc.).
Quién acuño ese término fue Charles Darwin, un científico y naturalista inglés que planteó la idea de la evolución biológica de los animales mediante la selección natural, hace casi 140 años, y la plasmó en la obra El origen de las especies.
Teorías del pasado, hoy
En el Capítulo 3 de esta obra, el autor aseguró que los linajes entre animales con más especies también deberían contener más “variedades”.
Esta definición hoy en día es entendida como subespecie.
Dicha variedad demuestra que las subespecies juegan un papel fundamental en la dinámica evolutiva a largo plazo y en la evolución futura de las especies.
La experta confirmó esta hipótesis de Darwin, al observar los datos recopilados por los naturalistas durante cientos de años, mucho antes de que Darwin visitara las Islas Galápagos a bordo del HMS Beagle.
Advertencia científica del presente
La investigación de Van Holstein también demostró que la evolución ocurre de manera diferente entre mamíferos terrestres y mamíferos marinos y murciélagos (no terrestres) debido a diferencias en sus hábitats y en su capacidad de vagar libremente.
"Por ejemplo, si una barrera natural como una cadena montañosa se interpone, puede separar grupos de animales y enviarlos en sus propios viajes evolutivos", añadió la antropóloga.
Y, continúo: "Los mamíferos voladores y marinos, como los murciélagos y los delfines, tienen menos barreras físicas en su entorno".
Esta investigación representa advertencia científica sobre el impacto humano en el hábitat de los animales, según informó un comunicado: no solo los afectará hoy, sino también con el correr de los años y, en definitiva, perjudicará su proceso evolutivo en el futuro.
Los conservacionistas podrían utilizar esta información para determinar dónde enfocar sus esfuerzos y así predecir la tasa de especies en peligro de extinción.
La investigación de Van Holstein también demostró que la evolución ocurre de manera diferente entre mamíferos terrestres y mamíferos marinos y murciélagos (no terrestres) debido a diferencias en sus hábitats y en su capacidad de vagar libremente.
"Por ejemplo, si una barrera natural como una cadena montañosa se interpone, puede separar grupos de animales y enviarlos en sus propios viajes evolutivos", añadió la antropóloga.
Y, continúo: "Los mamíferos voladores y marinos, como los murciélagos y los delfines, tienen menos barreras físicas en su entorno".
Esta investigación representa advertencia científica sobre el impacto humano en el hábitat de los animales, según informó un comunicado: no solo los afectará hoy, sino también con el correr de los años y, en definitiva, perjudicará su proceso evolutivo en el futuro.
Los conservacionistas podrían utilizar esta información para determinar dónde enfocar sus esfuerzos y así predecir la tasa de especies en peligro de extinción.
Referencia
Terrestrial habitats decouple the relationship between species and subspecies diversification in mammals. Laura van Holstein and Robert A. Foley. Proceedings of the Royal Society, Volume 287, Issue 1923. DOI: https://doi.org/10.1098/rspb.2019.2702
Terrestrial habitats decouple the relationship between species and subspecies diversification in mammals. Laura van Holstein and Robert A. Foley. Proceedings of the Royal Society, Volume 287, Issue 1923. DOI: https://doi.org/10.1098/rspb.2019.2702