Los escarabajos peloteros crean bolas de estiércol y las transportan en línea recta. Imagen: Emily Baird. Fuente: Current Biology/SINC.
Las aves y los seres humanos son capaces de orientarse con las estrellas, pero hasta el momento no se había podido observar este comportamiento en insectos. Ahora, un grupo de investigadores de centros de Sudáfrica y Suecia ha descubierto que los escarabajos peloteros –de la especie Scarabaeus satyrus– se guían por el tenue resplandor de la Vía Láctea y los cielos muy estrellados para transportar de forma rápida y recta sus bolas de estiércol.
“Es la primera vez que un descubrimiento científico muestra tales capacidades en un insecto”, explica a SINC Marie Dacke, de la Universidad de Lund, en Suecia, y coautora del trabajo.
Cuando los escarabajos peloteros encuentran un montón de estiércol, le dan forma de ‘pelota’ y lo transportan haciéndolo rodar en línea recta. “Ese comportamiento les garantiza que no tienen que volver al montón de estiércol, donde corren el riesgo de que otros les roben su bola”, recoge el estudio.
Los investigadores han observado cómo se mueven en la noche estos escarabajos en los suelos de Sudáfrica, tanto en el campo –en la reserva de Stonehenge– como en un experimento en el planetario de Johannesburgo.
Necesidad de la luz celeste
Primero se ocultó el campo visual superior de los escarabajos mediante tapas de cartón, que les dificultaban recibir la iluminación de las estrellas. Solo disponían de la iluminación ambiente del recinto.
“Es la primera vez que un descubrimiento científico muestra tales capacidades en un insecto”, explica a SINC Marie Dacke, de la Universidad de Lund, en Suecia, y coautora del trabajo.
Cuando los escarabajos peloteros encuentran un montón de estiércol, le dan forma de ‘pelota’ y lo transportan haciéndolo rodar en línea recta. “Ese comportamiento les garantiza que no tienen que volver al montón de estiércol, donde corren el riesgo de que otros les roben su bola”, recoge el estudio.
Los investigadores han observado cómo se mueven en la noche estos escarabajos en los suelos de Sudáfrica, tanto en el campo –en la reserva de Stonehenge– como en un experimento en el planetario de Johannesburgo.
Necesidad de la luz celeste
Primero se ocultó el campo visual superior de los escarabajos mediante tapas de cartón, que les dificultaban recibir la iluminación de las estrellas. Solo disponían de la iluminación ambiente del recinto.
“En esta prueba observamos que a los S. satyrus les resulta difícil orientarse cuando no disponen de la luz de estrellas”, explica Dacke.
Bajo un cielo completamente cubierto –donde no se podían servir de la luz de la luna ni de la de las estrellas– también tardaron mucho más tiempo en seguir su camino, una operación que conseguían de forma eficaz cuando se orientaban con el cielo estrellado.
Para confirmar estos datos, los investigadores trasladaron el escenario al planetario de la capital sudafricana, donde se proyecta la Vía Láctea y 4.000 estrellas en su techo abovedado.
Aquí desarrollaron experimentos en cinco condiciones diferentes: cielo completamente estrellado –con más de 4.000 estrellas y la Vía Láctea–, solo la Vía Láctea, estrellas con luz débil, solo 18 estrellas muy brillantes y total oscuridad.
En los dos primeros casos, los escarabajos tardaron el mismo tiempo en completar el recorrido. En cambio, cuando solo disponían de la luz de las 18 estrellas o si estaban en total oscuridad, los coleópteros necesitaron significativamente más tiempo para llegar a la valla del recinto experimental.
Una estrella no es suficiente
“Los escarabajos peloteros no son capaces de orientarse solo con la luz de una estrella aislada, sino que necesitan la banda de luz que representa la Vía Láctea”, recoge el estudio.
Los autores creen que esto ocurre porque “la gran mayoría de las estrellas son demasiado oscuras para que los diminutos ojos de los escarabajos las puedan apreciar”.
Tras este hallazgo, los investigadores consideran que se abre “la posibilidad de que otros insectos nocturnos también puedan utilizar las estrellas para guiarse en la noche”.
Bajo un cielo completamente cubierto –donde no se podían servir de la luz de la luna ni de la de las estrellas– también tardaron mucho más tiempo en seguir su camino, una operación que conseguían de forma eficaz cuando se orientaban con el cielo estrellado.
Para confirmar estos datos, los investigadores trasladaron el escenario al planetario de la capital sudafricana, donde se proyecta la Vía Láctea y 4.000 estrellas en su techo abovedado.
Aquí desarrollaron experimentos en cinco condiciones diferentes: cielo completamente estrellado –con más de 4.000 estrellas y la Vía Láctea–, solo la Vía Láctea, estrellas con luz débil, solo 18 estrellas muy brillantes y total oscuridad.
En los dos primeros casos, los escarabajos tardaron el mismo tiempo en completar el recorrido. En cambio, cuando solo disponían de la luz de las 18 estrellas o si estaban en total oscuridad, los coleópteros necesitaron significativamente más tiempo para llegar a la valla del recinto experimental.
Una estrella no es suficiente
“Los escarabajos peloteros no son capaces de orientarse solo con la luz de una estrella aislada, sino que necesitan la banda de luz que representa la Vía Láctea”, recoge el estudio.
Los autores creen que esto ocurre porque “la gran mayoría de las estrellas son demasiado oscuras para que los diminutos ojos de los escarabajos las puedan apreciar”.
Tras este hallazgo, los investigadores consideran que se abre “la posibilidad de que otros insectos nocturnos también puedan utilizar las estrellas para guiarse en la noche”.
Referencia bibliográfica:
Marie Dacke, Emily Baird,Marcus Byrne, Clarke H. Scholtz, Eric J. Warrant. Dung Beetles Use the Milky Way for Orientation. Current Biology (2013). DOI: 10.1016/j.cub.2012.12.034.
Marie Dacke, Emily Baird,Marcus Byrne, Clarke H. Scholtz, Eric J. Warrant. Dung Beetles Use the Milky Way for Orientation. Current Biology (2013). DOI: 10.1016/j.cub.2012.12.034.