Tubo disgestivo de la mosca Drosophila melanogaster presentando células tumorales (en verde). Un tumor denso (izquierda) está situado en la porción anterior del intestino medio. © Andreu Casali. CNRS.
Los comportamientos sociales contribuyen a la progresión de las enfermedades, incluso las no contagiosas, ha descubierto una investigación del Centro Nacional de Investigaciones (CNRS) de Francia, de la que informa en un comunicado.
El impacto de las relaciones sociales en la propagación de enfermedades transmisibles es bien conocido, pero que también contribuye a la expansión o contención de enfermedades no contagiosas como el cáncer constituye toda una sorpresa científica.
Los investigadores usaron un modelo de cáncer intestinal de una mosca y descubrieron que el aislamiento social tiene un impacto negativo en la propagación de la enfermedad y que la composición del grupo del que forma parte el paciente desempeña también un papel en este proceso. Los resultados se publican en Nature Communications.
Lo descubrieron a través de un modelo biológico de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), de la que resulta fácil controlar su entorno social y en la que es posible la inducción experimental de una patología, en este caso, un cáncer intestinal.
Los investigadores querían comprender si el entorno social en el que vive un individuo enfermo afecta a la velocidad de progresión de su tumor, así como si el individuo es capaz de elegir el entorno social que minimiza el avance de su enfermedad.
En esta investigación pudieron observar que una mosca enferma mantenida en aislamiento social ve cómo su enfermedad progresa más deprisa que si interactúa con otras moscas. También que la estructura del grupo a la que pertenece la mosca enferma puede influir en el avance del tumor.
Descubrieron también que cuando una mosca enferma está acompañada de moscas sanas, la progresión de su tumor es más rápida que cuando interactúa con otros individuos enfermos. Es decir, la compañía de individuos en la misma situación contiene o retrasa el avance de la enfermedad. La explicación puede deberse a que, cuando una mosca enferma interactúa con individuos sanos, vive una situación de aislamiento que agrava la enfermedad.
También comprobaron que cuando a una mosca enferma se le ofrece la posibilidad de sumarse a un grupo de moscas sanas o enfermas, prefiere siempre la compañía de moscas enfermas. Sin embargo, cuando el tumor está en un estadio avanzado, esta preferencia ya no aparece.
El impacto de las relaciones sociales en la propagación de enfermedades transmisibles es bien conocido, pero que también contribuye a la expansión o contención de enfermedades no contagiosas como el cáncer constituye toda una sorpresa científica.
Los investigadores usaron un modelo de cáncer intestinal de una mosca y descubrieron que el aislamiento social tiene un impacto negativo en la propagación de la enfermedad y que la composición del grupo del que forma parte el paciente desempeña también un papel en este proceso. Los resultados se publican en Nature Communications.
Lo descubrieron a través de un modelo biológico de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), de la que resulta fácil controlar su entorno social y en la que es posible la inducción experimental de una patología, en este caso, un cáncer intestinal.
Los investigadores querían comprender si el entorno social en el que vive un individuo enfermo afecta a la velocidad de progresión de su tumor, así como si el individuo es capaz de elegir el entorno social que minimiza el avance de su enfermedad.
En esta investigación pudieron observar que una mosca enferma mantenida en aislamiento social ve cómo su enfermedad progresa más deprisa que si interactúa con otras moscas. También que la estructura del grupo a la que pertenece la mosca enferma puede influir en el avance del tumor.
Descubrieron también que cuando una mosca enferma está acompañada de moscas sanas, la progresión de su tumor es más rápida que cuando interactúa con otros individuos enfermos. Es decir, la compañía de individuos en la misma situación contiene o retrasa el avance de la enfermedad. La explicación puede deberse a que, cuando una mosca enferma interactúa con individuos sanos, vive una situación de aislamiento que agrava la enfermedad.
También comprobaron que cuando a una mosca enferma se le ofrece la posibilidad de sumarse a un grupo de moscas sanas o enfermas, prefiere siempre la compañía de moscas enfermas. Sin embargo, cuando el tumor está en un estadio avanzado, esta preferencia ya no aparece.
Moscas sanas
El comportamiento de las moscas sanas no deja de ser más sorprendente: cuando la enfermedad de un individuo está en sus momentos iniciales, comparten vida grupo con las enfermas, pero cuando el tumor está más avanzado, se alejan de ellas y buscan la compañía de las sanas.
Las razones de este comportamiento no se han explicado en el curso de esta investigación. Los científicos suponen que puede tratarse de una respuesta no específica vinculada a los riesgos que representan las patologías en general, como un contagio, el descenso de la capacidad reproductora o la vulnerabilidad ante los depredadores.
Los investigadores advierten que en el estado actual de esta investigación no es posible establecer una transposición de estos comportamientos a los seres humanos, si bien sugieren que el entorno social podría desempeñar un papel importante en la progresión de una enfermedad, en este caso el cáncer.
Esta no es la primera vez que los científicos consiguen implantar un cáncer en la mosca de la fruta. En 2014, investigadores del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) generaron un modelo de Drosophila melanogaster que reproduce el cáncer de colon humano, a través del cual descubrieron la función de un gen relevante en el desarrollo de esta enfermedad.
El comportamiento de las moscas sanas no deja de ser más sorprendente: cuando la enfermedad de un individuo está en sus momentos iniciales, comparten vida grupo con las enfermas, pero cuando el tumor está más avanzado, se alejan de ellas y buscan la compañía de las sanas.
Las razones de este comportamiento no se han explicado en el curso de esta investigación. Los científicos suponen que puede tratarse de una respuesta no específica vinculada a los riesgos que representan las patologías en general, como un contagio, el descenso de la capacidad reproductora o la vulnerabilidad ante los depredadores.
Los investigadores advierten que en el estado actual de esta investigación no es posible establecer una transposición de estos comportamientos a los seres humanos, si bien sugieren que el entorno social podría desempeñar un papel importante en la progresión de una enfermedad, en este caso el cáncer.
Esta no es la primera vez que los científicos consiguen implantar un cáncer en la mosca de la fruta. En 2014, investigadores del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) generaron un modelo de Drosophila melanogaster que reproduce el cáncer de colon humano, a través del cual descubrieron la función de un gen relevante en el desarrollo de esta enfermedad.
Referencia
Social environment mediates cancer progression in Drosophila. Erika H. Dawson et al. Nature Communications, volume 9, Article number: 3574 (2018). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-018-05737-w
Social environment mediates cancer progression in Drosophila. Erika H. Dawson et al. Nature Communications, volume 9, Article number: 3574 (2018). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-018-05737-w