Foto: woodleywonderworks. Fuente: Flickr.com
Los niños que asisten a clases en las que no hay recursos materiales suficientes o en las que los profesores no se sienten respetados por sus propios compañeros presentan más problemas de salud mental que los estudiantes que no se enfrentan a estas situaciones.
Esto es lo que ha revelado un estudio reciente realizado por dos investigadores de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, y cuyos resultados han aparecido publicados en el Journal of Health and Social Behavior.
En un comunicado emitido por la American Sociological Association (ASA), la directora de la presente investigación, la sociólogo Melissa A. Milkie, explica que los sociólogos y otros investigadores dedican mucho tiempo a analizar cómo los entornos laborales están relacionados con la salud mental de los adultos.
Más allá de los resultados académicos
Asimismo, los especialistas suelen evaluar factores como el nivel de pobreza, la familia o los barrios en los que viven los niños para tratar de buscar el origen de sus problemas.
Sin embargo, la relación entre el bienestar infantil y la escuela normalmente se desatiende, a pesar de que ésta tiene una presencia fundamental en la vida de los niños. El presente estudio “demuestra que el entorno de la clase realmente afecta a la salud mental de los pequeños”, afirma Milkie.
Milkie, que ha trabajado en colaboración con otra sociólogo de la Universidad de Maryland llamada Catharine H. Warner, señala, por otra parte, que los políticos y legisladores suelen medir la calidad de la enseñanza y la efectividad del profesorado en términos de resultados académicos, como las notas de los exámenes.
Esto es lo que ha revelado un estudio reciente realizado por dos investigadores de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, y cuyos resultados han aparecido publicados en el Journal of Health and Social Behavior.
En un comunicado emitido por la American Sociological Association (ASA), la directora de la presente investigación, la sociólogo Melissa A. Milkie, explica que los sociólogos y otros investigadores dedican mucho tiempo a analizar cómo los entornos laborales están relacionados con la salud mental de los adultos.
Más allá de los resultados académicos
Asimismo, los especialistas suelen evaluar factores como el nivel de pobreza, la familia o los barrios en los que viven los niños para tratar de buscar el origen de sus problemas.
Sin embargo, la relación entre el bienestar infantil y la escuela normalmente se desatiende, a pesar de que ésta tiene una presencia fundamental en la vida de los niños. El presente estudio “demuestra que el entorno de la clase realmente afecta a la salud mental de los pequeños”, afirma Milkie.
Milkie, que ha trabajado en colaboración con otra sociólogo de la Universidad de Maryland llamada Catharine H. Warner, señala, por otra parte, que los políticos y legisladores suelen medir la calidad de la enseñanza y la efectividad del profesorado en términos de resultados académicos, como las notas de los exámenes.
Catharine Warner. Fuente: Universidad de Maryland.
Sin embargo, el presente estudio demuestra que la escuela y los maestros también impactan en otro aspecto de la vida infantil: la salud mental. Por tanto, este aspecto debería ser considerado igualmente, a la hora de establecer el nivel de calidad de la enseñanza.
Características del estudio
La investigación de Milkie y Warner versó sobre una muestra de 10.700 niños estadounidenses de primer curso de primaria. En el desarrollo del estudio, se realizaron entrevistas tanto a los padres como a los profesores de los niños.
Además, las investigadoras consideraron cuatro aspectos de la psicología de los pequeños, en relación con el entorno de sus clases: el aprendizaje (por ejemplo, la capacidad de atención), los problemas exteriorizados (como la tendencia a pelearse), el comportamiento interpersonal (por ejemplo, la habilidad para hacer amistades) y los problemas interiores (entre ellos, la ansiedad o la tristeza).
De esta forma, se constató que los niños que asistían a clases en las que había escasos recursos materiales y los niños cuyos maestros sentían que sus compañeros no los respetaban mostraban un grado de salud mental más bajo, en los cuatro aspectos antes mencionados.
Los recursos materiales a los que se refiere el estudio van desde los más básicos, como papel o lápices, hasta elementos como el mobiliario adaptado a los niños, los ordenadores o los instrumentos musicales, entre otros.
La importancia de un buen ambiente
Según Milkie, estar en una clase sin recursos materiales impacta en la salud mental de los niños porque hace que éstos se sientan frustrados y descorazonados por su entorno. Además, esta carencia también afecta a los profesores, que se muestran desalentados y ariscos porque no pueden hacer su labor adecuadamente, debido a la falta de medios, algunos esenciales para la educación.
En cuanto a la falta de respeto hacia los profesores por parte de sus propios compañeros, Milkie sugiere que este elemento propicia un efecto adverso en los estudiantes: “A los profesores, el apoyo y el estímulo de sus compañeros les ayuda a crear un ambiente en la clase que hace que los niños prosperen”, afirma la investigadora.
“Si los profesores se sienten estresados porque no consiguen lo que necesitan de sus compañeros, este estrés acaba trasladándose a los niños”, explica Milkie.
Otros aspectos de la clase que se comprobó afectaban a la salud mental de los niños analizados fueron los siguientes: unos estándares académicos bajos, el exceso de trabajo administrativo, los comportamientos alborotadores, y un nivel bajo de capacidades en los compañeros.
Aunque el presente estudio se centró sólo en niños de primer curso, Milkie cree que resultados similares podrían encontrarse en niños mayores.
Características del estudio
La investigación de Milkie y Warner versó sobre una muestra de 10.700 niños estadounidenses de primer curso de primaria. En el desarrollo del estudio, se realizaron entrevistas tanto a los padres como a los profesores de los niños.
Además, las investigadoras consideraron cuatro aspectos de la psicología de los pequeños, en relación con el entorno de sus clases: el aprendizaje (por ejemplo, la capacidad de atención), los problemas exteriorizados (como la tendencia a pelearse), el comportamiento interpersonal (por ejemplo, la habilidad para hacer amistades) y los problemas interiores (entre ellos, la ansiedad o la tristeza).
De esta forma, se constató que los niños que asistían a clases en las que había escasos recursos materiales y los niños cuyos maestros sentían que sus compañeros no los respetaban mostraban un grado de salud mental más bajo, en los cuatro aspectos antes mencionados.
Los recursos materiales a los que se refiere el estudio van desde los más básicos, como papel o lápices, hasta elementos como el mobiliario adaptado a los niños, los ordenadores o los instrumentos musicales, entre otros.
La importancia de un buen ambiente
Según Milkie, estar en una clase sin recursos materiales impacta en la salud mental de los niños porque hace que éstos se sientan frustrados y descorazonados por su entorno. Además, esta carencia también afecta a los profesores, que se muestran desalentados y ariscos porque no pueden hacer su labor adecuadamente, debido a la falta de medios, algunos esenciales para la educación.
En cuanto a la falta de respeto hacia los profesores por parte de sus propios compañeros, Milkie sugiere que este elemento propicia un efecto adverso en los estudiantes: “A los profesores, el apoyo y el estímulo de sus compañeros les ayuda a crear un ambiente en la clase que hace que los niños prosperen”, afirma la investigadora.
“Si los profesores se sienten estresados porque no consiguen lo que necesitan de sus compañeros, este estrés acaba trasladándose a los niños”, explica Milkie.
Otros aspectos de la clase que se comprobó afectaban a la salud mental de los niños analizados fueron los siguientes: unos estándares académicos bajos, el exceso de trabajo administrativo, los comportamientos alborotadores, y un nivel bajo de capacidades en los compañeros.
Aunque el presente estudio se centró sólo en niños de primer curso, Milkie cree que resultados similares podrían encontrarse en niños mayores.