Mapa de las áreas belgas del estudio. Los recuadros indican la densidad de población de algunas ciudades. RBINS
Las ciudades perjudican a las especies de insectos poco móviles y favorecen a las que se adaptan a las temperaturas más elevadas, ha descubierto un estudio de campo llevado a cabo en 80 sitios diferentes de Bélgica.
Hemos visto por primera vez cómo la urbanización empobrece la biodiversidad a gran escala, señala Frederik Hendrickx, del Instituto Real de Ciencias Naturales de Bélgica, en un comunicado.
Con 300 habitantes por kilómetro cuadrado, Bélgica es uno de los países europeos más urbanizados. Y a nivel mundial, la urbanización no deja de crecer, estimándose que se triplicará en 2030.
Los biólogos belgas han desarrollado este estudio para conocer cómo los procesos de urbanización modifican el estado de la fauna, específicamente la situación de los coleópteros carábidos.
Los carábidos son una de las grandes familias de coleópteros, con un número de especies que oscila entre 30.000 y 37.000 (dependiendo de la amplitud dada a la familia) en todo el mundo (2.500 en Europa, 2.200 en Norteamérica). Son típicamente habitantes del suelo, ya que son malos voladores.
Los coleópteros se llaman popularmente escarabajos, pero en realidad muchos tienen nombres comunes propios, como gorgojos, carcomas, barrenillos, mariquitas, sanjuaneros, aceiteros, cucarrones (en Colombia), ciervos voladores, luciérnagas, congorochos (en Venezuela), caculos (en Puerto Rico), etc.
Hemos visto por primera vez cómo la urbanización empobrece la biodiversidad a gran escala, señala Frederik Hendrickx, del Instituto Real de Ciencias Naturales de Bélgica, en un comunicado.
Con 300 habitantes por kilómetro cuadrado, Bélgica es uno de los países europeos más urbanizados. Y a nivel mundial, la urbanización no deja de crecer, estimándose que se triplicará en 2030.
Los biólogos belgas han desarrollado este estudio para conocer cómo los procesos de urbanización modifican el estado de la fauna, específicamente la situación de los coleópteros carábidos.
Los carábidos son una de las grandes familias de coleópteros, con un número de especies que oscila entre 30.000 y 37.000 (dependiendo de la amplitud dada a la familia) en todo el mundo (2.500 en Europa, 2.200 en Norteamérica). Son típicamente habitantes del suelo, ya que son malos voladores.
Los coleópteros se llaman popularmente escarabajos, pero en realidad muchos tienen nombres comunes propios, como gorgojos, carcomas, barrenillos, mariquitas, sanjuaneros, aceiteros, cucarrones (en Colombia), ciervos voladores, luciérnagas, congorochos (en Venezuela), caculos (en Puerto Rico), etc.
Coleóptero urbano típico: Harpalus affinis. Le gusta el calor y tiene largas alas. Foto: Andrey Vlasenko.
Muestras comparadas
Usando trampas para insectos, los investigadores han tomado muestras de 81 sitios de Bélgica. Han comparado la composición y presencia de coleópteros en zonas rurales y urbanas. Y han descubierto que la mayoría de estos insectos prefieren el calor de las ciudades al del campo.
Los materiales oscuros como el asfalto almacenan más calor, por lo que las temperaturas son más altas en las ciudades. Las zonas verdes como parques y jardines generalmente están fragmentadas y alejadas entre sí.
Esto explica por qué las especies de coleópteros de alas cortas, que no pueden recorrer grandes distancias, se encuentran menos en las ciudades. El estudio ha descubierto que en la actualidad, en las ciudades flamencas de Bélgica, sólo se encuentran coleópteros de alas largas.
Para Frederik Hendrickx, la urbanización conduce a la uniformidad. Las condiciones de vida en la ciudad favorecen especialmente características específicas, como una gran capacidad de propagación y una inclinación por el calor.
En consecuencia, en las zonas urbanas sólo se encuentran algunas especies, siempre las mismas, incluso en un parque arbolado, donde cabría esperar una diversidad mayor, parecida a la de las zonas rurales.
Y esto, que es válido para los coleópteros, sirve igualmente para otras especies animales y vegetales, según el biólogo belga.
El estudio, publicado en Global Change Biology, es uno de los primeros en demostrar, a esta escala, los efectos de la urbanización en los insectos.
Comprender las modificaciones que imponen las ciudades sobre estos insectos es importante para determinar las consecuencias que el crecimiento de las ciudades tiene sobre los ecosistemas, señalan los investigadores.
Usando trampas para insectos, los investigadores han tomado muestras de 81 sitios de Bélgica. Han comparado la composición y presencia de coleópteros en zonas rurales y urbanas. Y han descubierto que la mayoría de estos insectos prefieren el calor de las ciudades al del campo.
Los materiales oscuros como el asfalto almacenan más calor, por lo que las temperaturas son más altas en las ciudades. Las zonas verdes como parques y jardines generalmente están fragmentadas y alejadas entre sí.
Esto explica por qué las especies de coleópteros de alas cortas, que no pueden recorrer grandes distancias, se encuentran menos en las ciudades. El estudio ha descubierto que en la actualidad, en las ciudades flamencas de Bélgica, sólo se encuentran coleópteros de alas largas.
Para Frederik Hendrickx, la urbanización conduce a la uniformidad. Las condiciones de vida en la ciudad favorecen especialmente características específicas, como una gran capacidad de propagación y una inclinación por el calor.
En consecuencia, en las zonas urbanas sólo se encuentran algunas especies, siempre las mismas, incluso en un parque arbolado, donde cabría esperar una diversidad mayor, parecida a la de las zonas rurales.
Y esto, que es válido para los coleópteros, sirve igualmente para otras especies animales y vegetales, según el biólogo belga.
El estudio, publicado en Global Change Biology, es uno de los primeros en demostrar, a esta escala, los efectos de la urbanización en los insectos.
Comprender las modificaciones que imponen las ciudades sobre estos insectos es importante para determinar las consecuencias que el crecimiento de las ciudades tiene sobre los ecosistemas, señalan los investigadores.
Referencia
Urbanization drives community shifts towards thermophilic and dispersive species at local and landscape scales. Global Chance Biology. DOI: 10.1111/gcb.13606
Urbanization drives community shifts towards thermophilic and dispersive species at local and landscape scales. Global Chance Biology. DOI: 10.1111/gcb.13606