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El cerebro regula las jerarquías sociales

Al menos seis regiones cerebrales se activan cuando subimos o bajamos en el escalafón social


Neurólogos norteamericanos han identificado las zonas del cerebro implicadas en el proceso de jerarquización social. Analizando las reacciones de un grupo de 24 voluntarios, descubrieron que cuando mejoraban su status social, se incrementa la actividad en tres regiones del cerebro: la corteza cingular anterior (área que custodia los conflictos y resuelve discrepancias), la corteza prefrontral media (que procesa pensamientos referentes a otras personas) y, por último, en el precuneo, relacionado con la capacidad de pensar acerca de uno mismo. Pero cuando los jugadores bajan en el escalafón social, la actividad cerebral aumenta en otras zonas: ganglio basal ventral y en la corteza insular, relacionadas respectivamente con las tensiones y emociones y con la motivación y recompensa. Por Vanessa Marsh.


Vanessa Marsh
18/11/2006

El cerbro regula la forma de agruparnos
El cerbro regula la forma de agruparnos
La sociología ha estudiado a menudo las jerarquías sociales, es decir el orden ascendente o descendente que aplicamos en nuestras relaciones con los demás, en función de criterios como la clase social, el poder, el oficio, la categoría, la autoridad o cualquier otro objeto que determine un sistema de clasificación.

En la sociedad, la jerarquía es la estructuración más frecuente, porque establece un orden de dominación. Aún siendo por tanto un componente importante de nuestro orden social, sin embargo hasta ahora no se había estudiado desde el punto de vista neurológico: ¿cómo procesa el cerebro humano las relaciones con los demás en función del “rango” que atribuimos a otros?

Las jerarquías en el cerebro

Según un artículo publicado por el New York Times, un equipo de investigadores norteamericanos de la Unit for Systems Neuroscience in Psychiatry del National Institute of Mental Health de Bethesda encabezado por Caroline Zink ha descubierto que diversas regiones del cerebro aumentan su actividad cuando las personas analizan su propio estado dentro de una jerarquía social. El descubrimiento fue anunciado} el mes pasado en la asamblea de la Sociedad para la Neurociencia, celebrada en Atlanta.

Un elemento tan influyente en todo lo que hacemos, en nuestra profesión, en la relación entre profesores y alumnos, entre entrenadores y deportistas o entre padres e hijos, ha revelado por tanto que tiene su expresión en la actividad del cerebro gracias a un experimento realizado con 24 voluntarios sanos, 12 hombres y 12 mujeres.

La prueba consistió en que estos individuos debían jugar a un juego de aptitudes mientras su actividad cerebral era monitorizada por un sofisticado escáner denominado fast M.R.I. El M.R.I. (Magnetic Resonance Imaging o método de monitorización por imágenes de resonancia magnética) se utiliza para visualizar el interior de los organismos para detectar alteraciones fisiológicas o patológicas. También se emplea para el estudio de la actividad cerebral.

Inferior y superior

Los participantes en el estudio jugaron simultáneamente a un juego con otras personas: un jugador de “una estrella” o inferior y otro jugador señalado como de “tres estrellas”. Estos jugadores, sin embargo, no eran reales, y sus acciones eran realizadas por un ordenador.

Para convencer a los voluntarios de que sí existían, el equipo de investigación ideó elaboradas tretas, como aplazar el comienzo del juego 15 minutos porque uno de los jugadores había llegado tarde, por ejemplo, o que había dejado la sala de juego bajo cualquier pretexto.

A los voluntarios se les pidió que apretaran un botón tan pronto como se les diera una señal. Si respondían con suficiente rapidez, ganarían un dólar. Aunque los investigadores enfatizaron ante los participantes que aquello no era una competición contra los otros jugadores, se aseguraron de que los voluntarios veían las puntuaciones de los jugadores de una estrella y de tres estrellas.

Resultados claros

Los resultados fueron muy claros. Cuando los voluntarios ganaban más dinero que los jugadores “tres estrellas”, lo que aumentaba su status en el juego, el escáner cerebral mostró un incremento de la actividad en tres regiones del cerebro.

Por un lado, en la corteza cingular anterior (área que custodia los conflictos y resuelve discrepancias). También en la corteza prefrontral media (que procesa pensamientos referentes a otras personas) y, por último, en el precuneo o superficie del lóbulo parietal superior ubicada sobre la cara medial del cerebro.

El precuneo es una región del cerebro recientemente descubierta y en la que algunos científicos piensan que podría hallarse la auto-conciencia, la capacidad del cerebro de pensar acerca de sí mismo.

Otras zonas del cerebro activadas

Por el contrario, cuando los jugadores de “una estrella” ganaban más dinero durante el juego que los voluntarios, disminuyendo así su estatus en él, la actividad cerebral aumentaba en otras zonas: ganglio basal ventral y en la corteza insular, también conocida como ínsula.

Los investigadores relacionan la ínsula con las expresiones somáticas de nuestro estado emocional, es decir, con las respuestas de nuestro organismo a las tensiones y emociones.

La ínsula se encuentra ubicada profundamente en la superficie lateral del cerebro, dentro de la llamada fisura lateral. Esta área ha sido identificada por otros investigadores como una región del cerebro relacionada con los sentimientos de disgusto. El ganglio basal ventral, por su parte, se relaciona en los primates con la motivación y la recompensa.



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