David Geary. Fuente: MU.
En los últimos dos millones de años, el tamaño del cerebro humano se ha triplicado, creciendo mucho más rápido que el de otros mamíferos.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Missouri (MU), en Estados Unidos, ha investigado la razón de este aumento desmesurado, en comparación con el de otras especies, descubriendo que existe una causa principal para que se haya producido: la presión demográfica.
Análisis multivariante
Según se explica en un comunicado emitido por dicha universidad, hubo otros factores que también ayudaron al desarrollo del cerebro, pero lo hicieron en menor medida.
En la revista Human Nature, los investigadores han publicado un artículo titulado "Hominid Brain Evolution" (“Evolucion del cerebro homínido), en el que se explica que esos otros factores influyentes fueron las condiciones climáticas y las demandas ambientales.
Mediante un análisis multivariante -herramienta estadística que estudia el comportamiento de tres o más variables al mismo tiempo- los científicos evaluaron simultáneamente variables que representaban a cada una de estas potenciales presiones evolutivas.
Este análisis se realizó sobre datos obtenidos en estudios anteriores: la latitud donde fueron localizados los cráneos, la presencia en éstos de parásitos, las variaciones en las temperaturas anuales registradas, etc.
La densidad de población, explican los científicos, fue medida por la estrecha relación existente entre los patrones de densidad y de migración que han quedado registrados en los fósiles, y que permitieron calcular el número de individuos que vivieron en determinadas áreas en la historia homínido ancestral.
Competir por las ventajas
Para el estudio, fueron recopilados además los datos de 153 cráneos homínidos de entre dos millones de años y 10.000 años de antigüedad.
Los resultados demostraron que, aunque fueron varios los factores que afectaron a la evolución del cerebro homínido, la competitividad social fue la principal causa de esta evolución.
Según declara David Geary, director de la investigación y profesor de ciencias psicosociales en la MU, estos resultados sugieren que el tamaño de nuestro cerebro se incrementó en la mayoría de las áreas con mayor cantidad de población, en las que casi con toda certeza aumentó la intensidad de la competitividad social.
Geary afirma que “cuando los humanos tienen que competir para cubrir sus necesidades y por su estatus social, que proporciona un mayor acceso a los recursos existentes, un cerebro más grande supone una ventaja”.
Los investigadores también descubrieron ciertas pautas que, aunque no tan importantes como la presión demográfica en el desarrollo de nuestro cerebro, otorgan credibilidad a la hipótesis de que el cambio climático influyó en el tamaño del cerebro humano actual.
Esta hipótesis apunta a que el cambio climático global y las migraciones desde el ecuador dieron lugar al desarrollo de la capacidad humana de afrontar los cambios en el clima.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Missouri (MU), en Estados Unidos, ha investigado la razón de este aumento desmesurado, en comparación con el de otras especies, descubriendo que existe una causa principal para que se haya producido: la presión demográfica.
Análisis multivariante
Según se explica en un comunicado emitido por dicha universidad, hubo otros factores que también ayudaron al desarrollo del cerebro, pero lo hicieron en menor medida.
En la revista Human Nature, los investigadores han publicado un artículo titulado "Hominid Brain Evolution" (“Evolucion del cerebro homínido), en el que se explica que esos otros factores influyentes fueron las condiciones climáticas y las demandas ambientales.
Mediante un análisis multivariante -herramienta estadística que estudia el comportamiento de tres o más variables al mismo tiempo- los científicos evaluaron simultáneamente variables que representaban a cada una de estas potenciales presiones evolutivas.
Este análisis se realizó sobre datos obtenidos en estudios anteriores: la latitud donde fueron localizados los cráneos, la presencia en éstos de parásitos, las variaciones en las temperaturas anuales registradas, etc.
La densidad de población, explican los científicos, fue medida por la estrecha relación existente entre los patrones de densidad y de migración que han quedado registrados en los fósiles, y que permitieron calcular el número de individuos que vivieron en determinadas áreas en la historia homínido ancestral.
Competir por las ventajas
Para el estudio, fueron recopilados además los datos de 153 cráneos homínidos de entre dos millones de años y 10.000 años de antigüedad.
Los resultados demostraron que, aunque fueron varios los factores que afectaron a la evolución del cerebro homínido, la competitividad social fue la principal causa de esta evolución.
Según declara David Geary, director de la investigación y profesor de ciencias psicosociales en la MU, estos resultados sugieren que el tamaño de nuestro cerebro se incrementó en la mayoría de las áreas con mayor cantidad de población, en las que casi con toda certeza aumentó la intensidad de la competitividad social.
Geary afirma que “cuando los humanos tienen que competir para cubrir sus necesidades y por su estatus social, que proporciona un mayor acceso a los recursos existentes, un cerebro más grande supone una ventaja”.
Los investigadores también descubrieron ciertas pautas que, aunque no tan importantes como la presión demográfica en el desarrollo de nuestro cerebro, otorgan credibilidad a la hipótesis de que el cambio climático influyó en el tamaño del cerebro humano actual.
Esta hipótesis apunta a que el cambio climático global y las migraciones desde el ecuador dieron lugar al desarrollo de la capacidad humana de afrontar los cambios en el clima.
Disminución de recursos
Sin embargo, los científicos aseguran que la importancia de adaptarse a estos cambios fue mucho menor que la de relacionarse con otra gente en este sentido.
Según explica otro de los autores de la investigación, Drew Bailey, el cerebro es costoso desde el punto de vista metabólico, lo que significa que requiere mucho tiempo y energía desarrollarlo y mantenerlo.
Por esta razón, es muy importante comprender por qué nuestros cerebros continuaron evolucionando más rápido que los de otros animales. La presente investigación sugiere que la competitividad, ya fuera saludable o no, generó el escenario necesario para la evolución del cerebro humano.
Este escenario se generó debido a que la expansión de la población dio lugar a una rápida disminución de los recursos ecológicos per cápita, con la consecuente e inevitable lucha por mantener y asegurar dichos recursos frente a los otros o con ellos.
El cerebro debió entonces adaptarse y generar capacidades sociales y cognitivas nuevas, que permitieran a los individuos actuar en grandes grupos cooperativos que, a su vez, compitieran contra otros grupos por el control ambiental y el control de las dinámicas sociales que surgiesen, escriben los científicos en Human Nature.
Cerebro y cultura
Evidentemente, aclaran los investigadores, los factores climáticos, sociales y ecológicos no se excluyen los unos a los otros en el desarrollo del cerebro humano. Pero no todos ellos fueron igual de influyentes.
Los científicos creen que ésta es la primera vez que se comprueba de manera empírica y rigurosa la hipótesis del predominio de la causa de la presión demográfica en el desarrollo de nuestro cerebro hasta su tamaño actual.
Estos resultados recuerdan a los de otra investigación realizada recientemente por la University College London, que combinando simulaciones informáticas y estudios genéticos, estableció que la razón de la aparición de la conducta humana moderna fue la densidad de población.
Características como la capacidad de crear objetos artísticos o tecnología avanzada, que nos hacen una especie única en el planeta, podrían tener su origen no la inteligencia o en el elevado desarrollo de nuestro cerebro, sino en las interacciones humanas intensas, que propiciaron el intercambio de ideas y de habilidades, y el mantenimiento de las innovaciones, afirmaba este estudio del que hablamos en Tendencias21.
Sin embargo, los científicos aseguran que la importancia de adaptarse a estos cambios fue mucho menor que la de relacionarse con otra gente en este sentido.
Según explica otro de los autores de la investigación, Drew Bailey, el cerebro es costoso desde el punto de vista metabólico, lo que significa que requiere mucho tiempo y energía desarrollarlo y mantenerlo.
Por esta razón, es muy importante comprender por qué nuestros cerebros continuaron evolucionando más rápido que los de otros animales. La presente investigación sugiere que la competitividad, ya fuera saludable o no, generó el escenario necesario para la evolución del cerebro humano.
Este escenario se generó debido a que la expansión de la población dio lugar a una rápida disminución de los recursos ecológicos per cápita, con la consecuente e inevitable lucha por mantener y asegurar dichos recursos frente a los otros o con ellos.
El cerebro debió entonces adaptarse y generar capacidades sociales y cognitivas nuevas, que permitieran a los individuos actuar en grandes grupos cooperativos que, a su vez, compitieran contra otros grupos por el control ambiental y el control de las dinámicas sociales que surgiesen, escriben los científicos en Human Nature.
Cerebro y cultura
Evidentemente, aclaran los investigadores, los factores climáticos, sociales y ecológicos no se excluyen los unos a los otros en el desarrollo del cerebro humano. Pero no todos ellos fueron igual de influyentes.
Los científicos creen que ésta es la primera vez que se comprueba de manera empírica y rigurosa la hipótesis del predominio de la causa de la presión demográfica en el desarrollo de nuestro cerebro hasta su tamaño actual.
Estos resultados recuerdan a los de otra investigación realizada recientemente por la University College London, que combinando simulaciones informáticas y estudios genéticos, estableció que la razón de la aparición de la conducta humana moderna fue la densidad de población.
Características como la capacidad de crear objetos artísticos o tecnología avanzada, que nos hacen una especie única en el planeta, podrían tener su origen no la inteligencia o en el elevado desarrollo de nuestro cerebro, sino en las interacciones humanas intensas, que propiciaron el intercambio de ideas y de habilidades, y el mantenimiento de las innovaciones, afirmaba este estudio del que hablamos en Tendencias21.