El cerebro de algunas personas de 80 años envejece más lentamente, pierde menos volumen que el de la mayoría de las personas de su edad y conserva durante más tiempo sus capacidades cognitivas. Ahora sabemos que esto se debe a que tienen un córtex cerebral más espeso que la media, según un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) del que informa la Universidad de Northwestern en un comunicado.
El córtex cerebral es el tejido nervioso que cubre la superficie de los hemisferios cerebrales y en donde ocurre la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión. Es una delgada capa de la materia gris del cerebro que normalmente tiene 6 capas de espesor. Contiene unos 10.000 millones de neuronas, con cerca de 50 trillones de sinapsis.
Durante el proceso de envejecimiento cerebral se producen una serie de modificaciones morfológicas y funcionales, entre ellas la pérdida de peso del tejido cerebral, la atrofia cerebral y alteraciones vasculares. Lo que ha descubierto este estudio es que en determinadas personas de edad avanzada, la atrofia cerebral es menor que en la mayoría de las personas de su edad, lo que explica el ralentizamiento de la disminución de sus capacidades cognitivas.
Durante los 18 meses que duró el estudio, estos super-octogenarios sufrieron una pérdida del volumen de su córtex cerebral dos veces inferior que la de los demás participantes, y mantenían una memoria tan activa como las personas de entre 50 y 65 años.
El envejecimiento no es inevitable
Para Amanda Cook, una de las autoras de la investigación, el envejecimiento trae consigo un declive cognitivo que en algunos casos llega a la demencia, pero lo que ha descubierto este trabajo es que el declive cognitivo no es inevitable a pesar del envejecimiento.
En su trabajo, los investigadores sometieron a 24 super-seniors y a 12 personas de la misma edad con un nivel de formación equivalente, a una prueba de imagen de resonancia magnética (IRM) para medir el espesor del córtex y determinar la evolución de su salud cerebral durante 18 meses.
Al año de iniciarse el experimento, la reducción del espesor del córtex cerebral fue del 1,06% en el caso de los super-seniors, frente al 2,24% de los demás octogenarios.
Los investigadores constataron que los super-seniors resistían mejor el declive del cerebro que la mayoría de las personas de edad, ya que conservan la salud a medida que envejecen con una buena calidad de vida y disfrutando plenamente de sus últimos años de vida.
El córtex cerebral es el tejido nervioso que cubre la superficie de los hemisferios cerebrales y en donde ocurre la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión. Es una delgada capa de la materia gris del cerebro que normalmente tiene 6 capas de espesor. Contiene unos 10.000 millones de neuronas, con cerca de 50 trillones de sinapsis.
Durante el proceso de envejecimiento cerebral se producen una serie de modificaciones morfológicas y funcionales, entre ellas la pérdida de peso del tejido cerebral, la atrofia cerebral y alteraciones vasculares. Lo que ha descubierto este estudio es que en determinadas personas de edad avanzada, la atrofia cerebral es menor que en la mayoría de las personas de su edad, lo que explica el ralentizamiento de la disminución de sus capacidades cognitivas.
Durante los 18 meses que duró el estudio, estos super-octogenarios sufrieron una pérdida del volumen de su córtex cerebral dos veces inferior que la de los demás participantes, y mantenían una memoria tan activa como las personas de entre 50 y 65 años.
El envejecimiento no es inevitable
Para Amanda Cook, una de las autoras de la investigación, el envejecimiento trae consigo un declive cognitivo que en algunos casos llega a la demencia, pero lo que ha descubierto este trabajo es que el declive cognitivo no es inevitable a pesar del envejecimiento.
En su trabajo, los investigadores sometieron a 24 super-seniors y a 12 personas de la misma edad con un nivel de formación equivalente, a una prueba de imagen de resonancia magnética (IRM) para medir el espesor del córtex y determinar la evolución de su salud cerebral durante 18 meses.
Al año de iniciarse el experimento, la reducción del espesor del córtex cerebral fue del 1,06% en el caso de los super-seniors, frente al 2,24% de los demás octogenarios.
Los investigadores constataron que los super-seniors resistían mejor el declive del cerebro que la mayoría de las personas de edad, ya que conservan la salud a medida que envejecen con una buena calidad de vida y disfrutando plenamente de sus últimos años de vida.
Biología, entorno y vida sana
Los investigadores confían en descubrir los factores biológicos que producen esta ventaja a determinadas personas mayores, que asocian a una menor atrofia cortical. Este descubrimiento podría ayudar a conservar la memoria en edades avanzadas.
Para estos investigadores, esta ventaja podría deberse a la genética, si bien el entorno, especialmente en la primera infancia, podría desempeñar también un papel importante en la salud cerebral durante el envejecimiento.
La suposición se basa en otros estudios que han descubierto que los niños que viven en la pobreza tienden a tener cerebros más pequeños, lo que constituye una evidencia de que factores estresantes en la primera infancia afectan al desarrollo cerebral.
Aunque no hay todavía ningún método demostrado que ayude a preservar el volumen del córtex, diversas investigaciones sugieren que determinados cambios en el modo de vida de las personas mayores pueden ayudarle a conservar sus facultades cognitivas.
Como factores determinantes, citan una actividad física regular, una alimentación sana y la realización de ejercicios mentales como puzles, crucigramas o juegos de cartas, así como una vida social activa y entretenida.
Los investigadores confían en descubrir los factores biológicos que producen esta ventaja a determinadas personas mayores, que asocian a una menor atrofia cortical. Este descubrimiento podría ayudar a conservar la memoria en edades avanzadas.
Para estos investigadores, esta ventaja podría deberse a la genética, si bien el entorno, especialmente en la primera infancia, podría desempeñar también un papel importante en la salud cerebral durante el envejecimiento.
La suposición se basa en otros estudios que han descubierto que los niños que viven en la pobreza tienden a tener cerebros más pequeños, lo que constituye una evidencia de que factores estresantes en la primera infancia afectan al desarrollo cerebral.
Aunque no hay todavía ningún método demostrado que ayude a preservar el volumen del córtex, diversas investigaciones sugieren que determinados cambios en el modo de vida de las personas mayores pueden ayudarle a conservar sus facultades cognitivas.
Como factores determinantes, citan una actividad física regular, una alimentación sana y la realización de ejercicios mentales como puzles, crucigramas o juegos de cartas, así como una vida social activa y entretenida.
Referencia
Rates of Cortical Atrophy in Adults 80 Years and Older With Superior vs Average Episodic Memory. JAMA. 2017;317(13):1373-1375. doi:10.1001/jama.2017.0627
Rates of Cortical Atrophy in Adults 80 Years and Older With Superior vs Average Episodic Memory. JAMA. 2017;317(13):1373-1375. doi:10.1001/jama.2017.0627