Imagen: Patrick Hoesly. Fuente: Flickr.
El investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante, Oscar Marín, y su equipo han estudiado el patrón de migración de las neuronas en cerebros de ratones.
Los resultados obtenidos en su estudio, que han sido presentados recientemente por Marín en el FENS Fórum (celebrado en Barcelona entre los pasados días 14 y 18 de julio), han demostrado que parte de la variabilidad entre las personas no depende de los genes ni del ambiente, sino del azar.
“Hasta ahora sabíamos que las diferencias entre los individuos son debidas a los genes y al ambiente pero ahora hemos descubierto que también dependen del azar”, ha explicado a SINC Marín.
En su ponencia, titulada ‘New vistas for neuronal migration‘, el científico detalló sus hallazgos, que se publicarán próximamente.
Básicamente, la investigación ha revelado que, durante el desarrollo embrionario, la corteza cerebral se forma a partir de unas neuronas primitivas, llamadas células de Cajal-Retzius, que migran desde las zonas más internas del encéfalo hasta la superficie.
Marín ha descubierto que, durante esta migración, el movimiento de las neuronas es aleatorio. “No siguen un camino marcado, simplemente, se repelen unas a otras, como canicas que chocan y entonces se separan”, explica el neurocientífico.
Los resultados obtenidos en su estudio, que han sido presentados recientemente por Marín en el FENS Fórum (celebrado en Barcelona entre los pasados días 14 y 18 de julio), han demostrado que parte de la variabilidad entre las personas no depende de los genes ni del ambiente, sino del azar.
“Hasta ahora sabíamos que las diferencias entre los individuos son debidas a los genes y al ambiente pero ahora hemos descubierto que también dependen del azar”, ha explicado a SINC Marín.
En su ponencia, titulada ‘New vistas for neuronal migration‘, el científico detalló sus hallazgos, que se publicarán próximamente.
Básicamente, la investigación ha revelado que, durante el desarrollo embrionario, la corteza cerebral se forma a partir de unas neuronas primitivas, llamadas células de Cajal-Retzius, que migran desde las zonas más internas del encéfalo hasta la superficie.
Marín ha descubierto que, durante esta migración, el movimiento de las neuronas es aleatorio. “No siguen un camino marcado, simplemente, se repelen unas a otras, como canicas que chocan y entonces se separan”, explica el neurocientífico.
Similitudes estructurales, a pesar del azar
Las células de la corteza cerebral se distribuyen en capas horizontales y columnas verticales y esta organización es fundamental para que las poblaciones de neuronas especializadas en procesar información de un determinado sentido, como la vista, funcionen correctamente.
"El sistema se conforma de una manera robusta, dejando cierto margen para que se creen diferencias entre el funcionamiento de cada cerebro”, afirma Marín.
Hasta hace poco, se creía que la distribución de las neuronas en la corteza cerebral estaba determinada exclusivamente por la expresión de ciertos genes.
Según Marín, “ahora hemos demostrado por primera vez que el azar interviene en el desarrollo del cerebro”. "Lo sorprendente es que, aunque las células migren de manera azarosa, las estructuras cerebrales finales son similares en todos los individuos, pero no idénticas –explica Marín en su ponencia–. El sistema se conforma de una manera robusta, dejando cierto margen para que se creen diferencias entre el funcionamiento de cada cerebro”.
Puesto que estas neuronas corticales son las que definirán las funciones la corteza cerebral (visual, motora, etc.), "es muy probable que la variabilidad que emerge durante el desarrollo tenga mucho que ver con las diferencias entre unas personas y otras", concluye el experto.
Las células de la corteza cerebral se distribuyen en capas horizontales y columnas verticales y esta organización es fundamental para que las poblaciones de neuronas especializadas en procesar información de un determinado sentido, como la vista, funcionen correctamente.
"El sistema se conforma de una manera robusta, dejando cierto margen para que se creen diferencias entre el funcionamiento de cada cerebro”, afirma Marín.
Hasta hace poco, se creía que la distribución de las neuronas en la corteza cerebral estaba determinada exclusivamente por la expresión de ciertos genes.
Según Marín, “ahora hemos demostrado por primera vez que el azar interviene en el desarrollo del cerebro”. "Lo sorprendente es que, aunque las células migren de manera azarosa, las estructuras cerebrales finales son similares en todos los individuos, pero no idénticas –explica Marín en su ponencia–. El sistema se conforma de una manera robusta, dejando cierto margen para que se creen diferencias entre el funcionamiento de cada cerebro”.
Puesto que estas neuronas corticales son las que definirán las funciones la corteza cerebral (visual, motora, etc.), "es muy probable que la variabilidad que emerge durante el desarrollo tenga mucho que ver con las diferencias entre unas personas y otras", concluye el experto.