Viejo y nuevo soldado (MIT)
El Instituto de Tecnología de Massachussets y el Ejército de los Estados Unidos han inaugurado el Instituto para las Nanotecnologías del Soldado (ISN), que utilizará la manipulación de las partículas atómicas para la fabricación de recursos militares inteligentes.
Entre los objetivos del ISN se encuentra la fabricación de un vestido que se endurece al contacto con las balas, un spray impermeabilizante universal, membranas inteligentes capaces de filtrar venenos y virus, así como de dar la alarma ante un peligro, entre otros ingenios casi mágicos.
El Instituto, al que están asociadas nueve empresas privadas entre ellas la industria química Dupont, fue fundado hace un año con una dotación de 50 millones de dólares aportada por el Pentágono para cubrir cinco años de investigaciones, que deberán entregar al soldado todo lo que las nanotecnologías le pueden dar para proteger su vida y aumentar su eficacia en el campo de batalla.
Este compromiso del Pentágono complementa otro del Congreso de los Estados Unidos, que ha destinado ya 2,4 mil millones de dólares para impulsar, a través de la Iniciativa Nacional de Nanociencias, los proyectos de investigación y desarrollo, civiles y militares, vinculados a las nanotecnologías.
Escala atómica
Las nanotecnologías son unas técnicas que permiten manejar la materia a escala atómica, lo que en teoría posibilita modificar a voluntad las propiedades de los cuerpos como su elasticidad, conductividad eléctrica y térmica, o su resistencia a impactos.
Sin embargo, las promesas de la nanotecnología todavía no se han concretado en su mayoría, ni a nivel civil ni militar, por lo que a falta de resultados que mostrar en su inauguración oficial, el ISN dio a conocer el caso del soldado Ashline, que salvó la vida en Afganistán gracias a un tejido antibalas de nueva generación.
La investigación del ISN está actualmente en marcha en tres áreas claves para la supervivencia del soldado: reforzar la protección, mejorar el funcionamiento de las medidas de seguridad, e intervención ante una herida y su curación.
La finalidad de estas investigaciones es triple: proteger al soldado de las balas enemigas, de las amenazas químicas y bacteriológicas, dotarle de un sistema automatizado de supervisión médica con su respectivo tratamiento y reducir el peso de los materiales que ha de llevar consigo el soldado. Todo ello con las aportaciones que pueda hacer la nanotecnología.
Siete equipos interdisciplinarios
El programa de investigación de ISN se divide en siete equipos interdisciplinarios que dirigen las diferentes líneas de trabajo, incluyendo el esfuerzo que representa integrar tecnologías tan avanzadas y su traslado al sector comercial para la fabricación de los productos requeridos.
Una de esas líneas aplicadas es el desarrollo de materiales que absorben energía, que son los que protegerán al soldado del ataque de balas o ráfagas enemigas.
La protección frente a armas químicas y bacteriológicas se conseguirá mediante sensores que alertan al soldado de la contaminación del entorno, así como mediante fibras protectoras que contienen la intoxicación.
Los nanomateriales por desarrollar deben asimismo mejorar las aptitudes físicas del soldado durante el combate y permitirán al mismo tiempo prestar asistencia médica primaria y automatizada en caso de heridas, incluso en pleno campo de batalla.
Sensibilidad social
El Pentágono es uno de los mayores inversores en nanotecnologías, ya que además de ingenios defensivos inteligentes para el soldado, pretende nanorobots capaces de destruir blindados enemigos sin ser vistos.
También persigue cámaras y micrófonos microscópicos, invisibles, que faciliten el espionaje aunque representen una amenaza para la vida privada de las personas, lo que no ha dejado de suscitar polémica en Estados Unidos.
Hay otros posibles usos militares de la nanotecnología. La revista Jane's ha advertido que la nanotecnología permite la fabricación de nuevas armas de destrucción masiva, lo que también aumenta la reserva social por la posible manipulación inapropiada de lo infinitamente pequeño.
Este es el motivo por el cual dos investigadores norteamericanos, Chris Phoenix y Mike Treder, han creado el Center for Responsible Nanotechnology (CRN), con la finalidad de promover las aplicaciones con fines pacíficos de las nanotecnologías.
Entre los objetivos del ISN se encuentra la fabricación de un vestido que se endurece al contacto con las balas, un spray impermeabilizante universal, membranas inteligentes capaces de filtrar venenos y virus, así como de dar la alarma ante un peligro, entre otros ingenios casi mágicos.
El Instituto, al que están asociadas nueve empresas privadas entre ellas la industria química Dupont, fue fundado hace un año con una dotación de 50 millones de dólares aportada por el Pentágono para cubrir cinco años de investigaciones, que deberán entregar al soldado todo lo que las nanotecnologías le pueden dar para proteger su vida y aumentar su eficacia en el campo de batalla.
Este compromiso del Pentágono complementa otro del Congreso de los Estados Unidos, que ha destinado ya 2,4 mil millones de dólares para impulsar, a través de la Iniciativa Nacional de Nanociencias, los proyectos de investigación y desarrollo, civiles y militares, vinculados a las nanotecnologías.
Escala atómica
Las nanotecnologías son unas técnicas que permiten manejar la materia a escala atómica, lo que en teoría posibilita modificar a voluntad las propiedades de los cuerpos como su elasticidad, conductividad eléctrica y térmica, o su resistencia a impactos.
Sin embargo, las promesas de la nanotecnología todavía no se han concretado en su mayoría, ni a nivel civil ni militar, por lo que a falta de resultados que mostrar en su inauguración oficial, el ISN dio a conocer el caso del soldado Ashline, que salvó la vida en Afganistán gracias a un tejido antibalas de nueva generación.
La investigación del ISN está actualmente en marcha en tres áreas claves para la supervivencia del soldado: reforzar la protección, mejorar el funcionamiento de las medidas de seguridad, e intervención ante una herida y su curación.
La finalidad de estas investigaciones es triple: proteger al soldado de las balas enemigas, de las amenazas químicas y bacteriológicas, dotarle de un sistema automatizado de supervisión médica con su respectivo tratamiento y reducir el peso de los materiales que ha de llevar consigo el soldado. Todo ello con las aportaciones que pueda hacer la nanotecnología.
Siete equipos interdisciplinarios
El programa de investigación de ISN se divide en siete equipos interdisciplinarios que dirigen las diferentes líneas de trabajo, incluyendo el esfuerzo que representa integrar tecnologías tan avanzadas y su traslado al sector comercial para la fabricación de los productos requeridos.
Una de esas líneas aplicadas es el desarrollo de materiales que absorben energía, que son los que protegerán al soldado del ataque de balas o ráfagas enemigas.
La protección frente a armas químicas y bacteriológicas se conseguirá mediante sensores que alertan al soldado de la contaminación del entorno, así como mediante fibras protectoras que contienen la intoxicación.
Los nanomateriales por desarrollar deben asimismo mejorar las aptitudes físicas del soldado durante el combate y permitirán al mismo tiempo prestar asistencia médica primaria y automatizada en caso de heridas, incluso en pleno campo de batalla.
Sensibilidad social
El Pentágono es uno de los mayores inversores en nanotecnologías, ya que además de ingenios defensivos inteligentes para el soldado, pretende nanorobots capaces de destruir blindados enemigos sin ser vistos.
También persigue cámaras y micrófonos microscópicos, invisibles, que faciliten el espionaje aunque representen una amenaza para la vida privada de las personas, lo que no ha dejado de suscitar polémica en Estados Unidos.
Hay otros posibles usos militares de la nanotecnología. La revista Jane's ha advertido que la nanotecnología permite la fabricación de nuevas armas de destrucción masiva, lo que también aumenta la reserva social por la posible manipulación inapropiada de lo infinitamente pequeño.
Este es el motivo por el cual dos investigadores norteamericanos, Chris Phoenix y Mike Treder, han creado el Center for Responsible Nanotechnology (CRN), con la finalidad de promover las aplicaciones con fines pacíficos de las nanotecnologías.