La Nebulosa del Lápiz se originó por la explosión de una supernova. Fuente: ESO.
Pese a la aparente calma y la belleza estática de una noche estrellada, el Universo está lejos de ser un lugar tranquilo. Las estrellas nacen y mueren en un ciclo sin fin, y algunas veces la muerte de una estrella puede dar lugar a imágenes de belleza sin igual, porque produce una expulsión de material al espacio que da lugar a extrañas estructuras en el cielo.
Una nueva imagen captada por el instrumento Wide Field Imager, instalado en el telescopio del European Southern Observatory (ESO) MPG/ESO de 2,2 metros, ubicado en el Observatorio de La Silla, en Chile, es uno de estos casos.
En ella se ve la Nebulosa del Lápiz [1], que destaca sobre un rico fondo estrellado. Esta nube de extraña forma, también conocida como NGC 2736, es una pequeña parte de un remanente de supernova [2] situada en la constelación austral de La Vela.
Estos brillantes filamentos fueron generados por la violenta muerte de una estrella que tuvo lugar hace unos 11.000 años. Las partes más brillantes tienen forma de lápiz, de ahí el nombre, pero la estructura completa se asemeja más a una típica escoba de bruja.
El remanente de la supernova de la Constelación de La Vela es una masa de gas en expansión originada por la explosión de la supernova. Inicialmente, la onda de choque se movía a millones de kilómetros por hora, pero a medida que se expandía a través del espacio fue horadando el gas entre las estrellas, frenándola considerablemente y generando extrañas nebulosidades de retorcidas formas. La Nebulosa de Lápiz es la parte más brillante de esta enorme estructura.
Una nueva imagen captada por el instrumento Wide Field Imager, instalado en el telescopio del European Southern Observatory (ESO) MPG/ESO de 2,2 metros, ubicado en el Observatorio de La Silla, en Chile, es uno de estos casos.
En ella se ve la Nebulosa del Lápiz [1], que destaca sobre un rico fondo estrellado. Esta nube de extraña forma, también conocida como NGC 2736, es una pequeña parte de un remanente de supernova [2] situada en la constelación austral de La Vela.
Estos brillantes filamentos fueron generados por la violenta muerte de una estrella que tuvo lugar hace unos 11.000 años. Las partes más brillantes tienen forma de lápiz, de ahí el nombre, pero la estructura completa se asemeja más a una típica escoba de bruja.
El remanente de la supernova de la Constelación de La Vela es una masa de gas en expansión originada por la explosión de la supernova. Inicialmente, la onda de choque se movía a millones de kilómetros por hora, pero a medida que se expandía a través del espacio fue horadando el gas entre las estrellas, frenándola considerablemente y generando extrañas nebulosidades de retorcidas formas. La Nebulosa de Lápiz es la parte más brillante de esta enorme estructura.
Los colores revelan la temperatura
Esta nueva imagen muestra inmensas y tenues estructuras filamentosas, nudos de gas más pequeños y grupos de gas difuso. La apariencia luminosa de la nebulosa proviene de las densas regiones de gas que han sido impulsadas por la onda de choque de la supernova.
Dado que la onda de choque viaja a través del espacio, atraviesa la materia interestelar. Al principio, el gas se calentó millones de grados, pero posteriormente se enfrió y aún emite un débil brillo, captado en la nueva imagen.
Estudiando los diferentes colores de la nebulosa, los astrónomos han podido conocer la temperatura del gas. Algunas regiones aún están tan calientes que la emisión está dominada por átomos de oxígeno ionizado, que en esta imagen podemos ver brillando en tonos azules.
Otras regiones más frías pueden verse en tonos rojizos, debido a la emisión del hidrógeno. La Nebulosa del Lápiz mide unos 0,75 años luz y se mueve a través del medio interestelar a unos 650.000 kilómetros por hora.
Sorprendentemente, pese a que se encuentra a una distancia de unos 800 años luz de la Tierra, esto significa que cambiará notablemente su posición relativa con respecto a las estrellas del fondo a lo largo del tiempo que dura una vida humana. Incluso después de 11.000 años la explosión de supernova sigue cambiando el aspecto del cielo nocturno.
Esta nueva imagen muestra inmensas y tenues estructuras filamentosas, nudos de gas más pequeños y grupos de gas difuso. La apariencia luminosa de la nebulosa proviene de las densas regiones de gas que han sido impulsadas por la onda de choque de la supernova.
Dado que la onda de choque viaja a través del espacio, atraviesa la materia interestelar. Al principio, el gas se calentó millones de grados, pero posteriormente se enfrió y aún emite un débil brillo, captado en la nueva imagen.
Estudiando los diferentes colores de la nebulosa, los astrónomos han podido conocer la temperatura del gas. Algunas regiones aún están tan calientes que la emisión está dominada por átomos de oxígeno ionizado, que en esta imagen podemos ver brillando en tonos azules.
Otras regiones más frías pueden verse en tonos rojizos, debido a la emisión del hidrógeno. La Nebulosa del Lápiz mide unos 0,75 años luz y se mueve a través del medio interestelar a unos 650.000 kilómetros por hora.
Sorprendentemente, pese a que se encuentra a una distancia de unos 800 años luz de la Tierra, esto significa que cambiará notablemente su posición relativa con respecto a las estrellas del fondo a lo largo del tiempo que dura una vida humana. Incluso después de 11.000 años la explosión de supernova sigue cambiando el aspecto del cielo nocturno.
Notas
[1] La Nebulosa del Lápiz, también conocida como NGC 2736, y apodada algunas veces como el “Rayo de Herschel”, fue descubierta por el astrónomo británico John Herschel allá por 1835, durante una estancia en Sudáfrica. La describió como “un rayo extraordinariamente largo y estrecho de luz excesivamente débil”.
[2] Una supernova es una violenta explosión estelar resultante de la muerte de una estrella masiva o de una enana blanca en un sistema estelar doble. La estructura resultante de la explosión se denomina remanente de supernova y consiste en material eyectado que se expande a velocidades supersónicas por el medio interestelar circundante. Las supernovas son la fuente principal de elementos químicos pesados para el medio interestelar, lo que enriquecerá una nueva generación de estrellas y planetas.
[1] La Nebulosa del Lápiz, también conocida como NGC 2736, y apodada algunas veces como el “Rayo de Herschel”, fue descubierta por el astrónomo británico John Herschel allá por 1835, durante una estancia en Sudáfrica. La describió como “un rayo extraordinariamente largo y estrecho de luz excesivamente débil”.
[2] Una supernova es una violenta explosión estelar resultante de la muerte de una estrella masiva o de una enana blanca en un sistema estelar doble. La estructura resultante de la explosión se denomina remanente de supernova y consiste en material eyectado que se expande a velocidades supersónicas por el medio interestelar circundante. Las supernovas son la fuente principal de elementos químicos pesados para el medio interestelar, lo que enriquecerá una nueva generación de estrellas y planetas.