Estudiantes de ingeniería de la Universidad de Texas en Austin han conseguido tomar el control de un yate de lujo de 65 metros manipulando su sistema de navegación GPS, sin que la tripulación notara nada.
Lo hicieron con la ayuda de un simple ordenador y de una caja electrónica, con la finalidad de poner en evidencia las lagunas de seguridad de los sistemas de navegación por satélite usados por barcos, aviones y vehículos terrestres.
El secuestro del yate White Rose tuvo lugar en junio pasado y lo cuenta la propia Universidad de Texas en un comunicado. Ocurrió en aguas internacionales del Mediterráneo, próximas a las costas italianas. El equipo de piratas iba en el buque dotado de un ordenador portátil y de una caja GPS especialmente creada para este fin, que cualquiera puede construirse por 1.500 euros.
Con estas herramientas, los estudiantes e investigadores enviaron una señal falsa a las antenas del GPS del yate, que se confundió con las señales enviadas por los satélites para determinar la posición del buque. A continuación aumentaron progresivamente la intensidad de la falsa señal para que dominara sobre la de los satélites, sin que se detectara ninguna anomalía ni saltara ninguna alarma.
Lo hicieron con la ayuda de un simple ordenador y de una caja electrónica, con la finalidad de poner en evidencia las lagunas de seguridad de los sistemas de navegación por satélite usados por barcos, aviones y vehículos terrestres.
El secuestro del yate White Rose tuvo lugar en junio pasado y lo cuenta la propia Universidad de Texas en un comunicado. Ocurrió en aguas internacionales del Mediterráneo, próximas a las costas italianas. El equipo de piratas iba en el buque dotado de un ordenador portátil y de una caja GPS especialmente creada para este fin, que cualquiera puede construirse por 1.500 euros.
Con estas herramientas, los estudiantes e investigadores enviaron una señal falsa a las antenas del GPS del yate, que se confundió con las señales enviadas por los satélites para determinar la posición del buque. A continuación aumentaron progresivamente la intensidad de la falsa señal para que dominara sobre la de los satélites, sin que se detectara ninguna anomalía ni saltara ninguna alarma.
Desvío de la ruta
Una vez controlado el sistema de navegación con este sistema, los estudiantes enviaron información falsa a las antenas del GPS, señalando una posición errónea del yate. Para no levantar sospechas, las variaciones respecto a la ruta programada real fueron deliberadamente mínimas.
Cuando el capitán notó el ligero cambio, corrigió la trayectoria para poner el yate en la ruta inicial. En realidad lo que hizo fue situarlo en la falsa ruta decidida por los estudiantes, situada a un centenar de metros de la ruta original. Ni siquiera el cuadro de mandos del buque registró la anomalía.
La experiencia deja al descubierto la posibilidad de que un barco pueda ser engañado electrónicamente para que se dirija a otro destino diferente sin darse cuenta. Para ello no será necesario que el instrumental de piratería esté a bordo, sino que puede estar en otro barco cercano o en un avión no tripulado.
El invento de los estudiantes Jahshan Bhatti y Ken Pesyna, dirigidos por el profesor Todd Humphreys, del Departamento de Ingeniería Aeroespacial y Mecánica del Cockrell School of Engineering, puede funcionar con todos los sistemas de navegación por satélite utilizados en cualquier transporte, marítimo, aéreo o terrestre, ya esté basado en el sistema GPS norteamericano, el Glonass ruso o el futuro sistema europeo Galileo.
Este riesgo es real por la sencilla razón de que las señales de satélites civiles no están criptadas, por lo que es posible interceptarlas y duplicarlas. Codificar estas señales no es sencillo, pero según expertos caro y poco práctico, por lo que el experimento de los estudiantes de la Universidad de Texas lo que ha hecho es poner de manifiesto una brecha de seguridad en los sistemas de transporte que no tiene visas de resolverse.
Una vez controlado el sistema de navegación con este sistema, los estudiantes enviaron información falsa a las antenas del GPS, señalando una posición errónea del yate. Para no levantar sospechas, las variaciones respecto a la ruta programada real fueron deliberadamente mínimas.
Cuando el capitán notó el ligero cambio, corrigió la trayectoria para poner el yate en la ruta inicial. En realidad lo que hizo fue situarlo en la falsa ruta decidida por los estudiantes, situada a un centenar de metros de la ruta original. Ni siquiera el cuadro de mandos del buque registró la anomalía.
La experiencia deja al descubierto la posibilidad de que un barco pueda ser engañado electrónicamente para que se dirija a otro destino diferente sin darse cuenta. Para ello no será necesario que el instrumental de piratería esté a bordo, sino que puede estar en otro barco cercano o en un avión no tripulado.
El invento de los estudiantes Jahshan Bhatti y Ken Pesyna, dirigidos por el profesor Todd Humphreys, del Departamento de Ingeniería Aeroespacial y Mecánica del Cockrell School of Engineering, puede funcionar con todos los sistemas de navegación por satélite utilizados en cualquier transporte, marítimo, aéreo o terrestre, ya esté basado en el sistema GPS norteamericano, el Glonass ruso o el futuro sistema europeo Galileo.
Este riesgo es real por la sencilla razón de que las señales de satélites civiles no están criptadas, por lo que es posible interceptarlas y duplicarlas. Codificar estas señales no es sencillo, pero según expertos caro y poco práctico, por lo que el experimento de los estudiantes de la Universidad de Texas lo que ha hecho es poner de manifiesto una brecha de seguridad en los sistemas de transporte que no tiene visas de resolverse.