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Descubren restos fósiles de un camello gigante en el Ártico

Tienen una antigüedad de unos 3,5 millones de años y sugieren que esta especie se originó más al norte de lo que se pensaba


Un equipo de investigación dirigido por el Canadian Museum of Nature ha encontrado restos fósiles de un camello gigante extinto en el Ártico de Canadá. Según los científicos, este es un descubrimiento importante porque proporciona la primera evidencia de la existencia de camellos en la región del Alto Ártico y porque sugiere que el linaje originario de los camellos modernos se adaptó a la vida en un medio ártico forestal.


Canadian Museum of Nature/T21
06/03/2013

Ilustración del camello gigante de  la isla Ellesmere en el período cálido del Plioceno, hace cerca de tres y medio millones de años. Fuente: Canadian Museum of Nature.
Ilustración del camello gigante de la isla Ellesmere en el período cálido del Plioceno, hace cerca de tres y medio millones de años. Fuente: Canadian Museum of Nature.
Un equipo de investigación dirigido por el Canadian Museum of Nature ha identificado la primera evidencia de la existencia de un camello gigante extinto en el Ártico de Canadá.

El descubrimiento se basa en 30 fragmentos fósiles de un hueso de la pata del ejemplar, encontrados en la isla de Ellesmere (archipiélago ártico canadiense), y representa el registro de camellos hallado más al norte. Se sabe que los antepasados de esta especie se originaron en América del Norte hace unos 45 millones de años.

Los fósiles fueron recogidos en trabajos realizados en tres temporadas de verano (2006, 2008 y 2010) y se calcula que tienen una antigüedad de unos tres millones y medio de años, esto es, que datan del Plioceno medio.

Otros hallazgos fósiles en el sitio sugieren que este camello vivía en un ambiente de bosque boreal, que existió en la región durante una fase de calentamiento global del planeta. La investigación, a cargo de la paleontólogo Natalia Rybczynski y otros colaboradores, se ha hecho pública en la revista Nature Communications.

Restos de un ejemplar gigante

Según declaraciones de Rybczynski aparecidas en un comunicado del Canadian Museum of Nature , "este es un descubrimiento importante porque proporciona la primera evidencia de la existencia de camellos en la región del Alto Ártico".

Asimismo, el hallazgo “amplía la extensión de la presencia de camellos en América del Norte hacia el norte en aproximadamente 1.200 kilómetros, y sugiere que el linaje que dio origen a los camellos modernos podría haberse adaptado a vivir en un medio ártico forestal ", continúa la investigadora.

Los huesos de camello fueron recogidos en Bed Fyles Leaf, un depósito de arena situado cerca de Strathcona Fiord, en la isla Ellesmere. En una zona cercana ya fueron encontrados también fósiles de otros mamíferos del mismo período.

Determinar que los huesos hallados eran de un camello resultó un reto. Al principio, los científicos creyeron que los restos “podían ser de madera”. Pero análisis posteriores revelaron que pertenecían a un mamífero fósil más grande que cualquier otro animal extinto del área.

Las características físicas de los fragmentos encontrados señalaron que correspondían a una gran tibia, principal hueso inferior de las patas de los mamíferos, y que pertenecían a un ejemplar del grupo de animales con pezuña hendida, conocido como artiodáctilos.

Los archivos digitales de cada uno de los 30 fragmentos de hueso se produjeron con un escáner láser 3D. El tamaño del hueso de la pata reconstituida sugirió que esta había pertenecido a un mamífero muy grande. Durante el periodo estudiado, en América del Norte los mayores artiodáctilos eran los camellos.

La vida en un ambiente polar

La confirmación definitiva de que los huesos habían pertenecido a un camello se realizó gracias a una nueva técnica denominada huella digital de colágeno. Los perfiles producidos con ella permiten distinguir entre grupos de mamíferos.

De los fósiles fueron extraídas pequeñas cantidades de colágeno, que es la proteína predominante del hueso. Usando marcadores químicos para los péptidos que forman esta proteína, se pudo desarrollar un perfil del colágeno de los huesos fósiles. Este perfil se comparó con los de 37 especies de mamíferos modernos, así como con el de un camello fósil encontrado en el distrito canadiense de Yukon.

Así se constató que el perfil de colágeno de los restos estaba más cerca del de los camellos modernos, específicamente dromedarios (camellos con una joroba), así como del camello gigante de Yukon, que se cree fue antepasado de los camellos modernos.

"Ahora tenemos un registro fósil nuevo para entender mejor la evolución de camellos, ya que nuestra investigación muestra que el linaje del Paracamelus o camélido habitó en el norte de América del Norte durante millones de años. La explicación más sencilla para este hecho sería que este linaje se orginase allí ", explica Rybczynski.

"Así que, tal vez, algunas de las especializaciones de los camellos modernos, como los pies planos anchos, los ojos grandes o las jorobas de grasa podrían ser adaptaciones derivadas de la vida en un ambiente polar”, concluye la investigadora.

Datación a partir de la arena

Este trabajo científico también ha proporcionado por vez primera una cifra sobre la antigüedad de la región donde se han dado todos estos hallazgos fósiles (Bed Fyles Leaf y Beaver Pond): al menos 3,4 millones años.

La fecha fue determinada por John Gosse, de la Universidad Dalhousie, utilizando una sofisticada técnica que consiste en datar la arena encontrada en los huesos. La fecha es significativa porque se corresponde con un periodo de tiempo en que la Tierra era entre 2 y 3º C más cálida que actualmente, y el Ártico entre 14 y 22 ° C más cálido.

Los huesos del camello gigante del Ártico se encuentran en el centro de colecciones e investigación del Canadian Museum of Nature en Gatineau, Quebec.

Referencia bibliográfica:

Natalia Rybczynski, John C. Gosse, C. Richard Harington, Roy A. Wogelius, Alan J. Hidy, Mike Buckley. Mid-Pliocene warm-period deposits in the High Arctic yield insight into camel evolution. Nature Communications (2013). DOI: 10.1038/ncomms2516.



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