El nacionalismo étnico es más susceptible de desarrollarse en aquellos países que han sufrido pérdidas territoriales o vivido conflictos recientes, ha descubierto un estudio publicado en la revista Social Forces, del que se informa en un comunicado.
En consecuencia, puede decirse que el sentimiento contra la inmigración presente actualmente en Europa está influido por las guerras y los conflictos que han marcado la historia de un país.
En los países que tienen antecedentes de guerras, pérdidas territoriales, atentados a la soberanía nacional o de un conflicto importante, ya sea exterior o interior, el nacionalismo étnico basado en una lengua, una cultura y una identidad étnica comunes, tiene más posibilidades de desarrollarse socialmente, afianzado en un fuerte sentimiento contra la inmigración.
En los países donde no hay antecedentes de guerras, pérdidas territoriales o conflictos recientes, un nacionalismo cívico, basado en la igualdad asegurada por un Estado que vela por el bienestar de la población, tiene más posibilidades de prosperar. En estos países, el sentimiento contra la inmigración es mucho más débil.
Un equipo de investigadores ha llegado a estas conclusiones después de analizar la intensidad de los sentimientos contra los inmigrantes en 33 países europeos, incluido España. Las diferentes reacciones que se producen ante los inmigrantes son especialmente notorias en países como Italia, Países Bajos y Suecia, frente a Gran Bretaña, Hungría o Grecia, destacan los investigadores.
Añaden que hasta ahora las reacciones ante la inmigración se han analizado a partir del presente, pero esta investigación se ha centrado en factores contemporáneos, tanto individuales como colectivos, que pueden influir en los sentimientos contra los inmigrantes y propiciar diferentes tipos de nacionalismos en el seno de cada país.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores atribuyeron un índice de amenaza geopolítica (IAG) a cada una de las 33 naciones europeas estudiadas. Este índice está en función de los conflictos interiores y exteriores, de pérdidas de territorio o de soberanía desde la formación del Estado-nación moderno. Refleja así la vivencia traumática de un país por pérdidas reales o legítimas. A continuación, los investigadores establecieron la relación entre el IAG con el sentimiento contra los inmigrantes en los países analizados.
En consecuencia, puede decirse que el sentimiento contra la inmigración presente actualmente en Europa está influido por las guerras y los conflictos que han marcado la historia de un país.
En los países que tienen antecedentes de guerras, pérdidas territoriales, atentados a la soberanía nacional o de un conflicto importante, ya sea exterior o interior, el nacionalismo étnico basado en una lengua, una cultura y una identidad étnica comunes, tiene más posibilidades de desarrollarse socialmente, afianzado en un fuerte sentimiento contra la inmigración.
En los países donde no hay antecedentes de guerras, pérdidas territoriales o conflictos recientes, un nacionalismo cívico, basado en la igualdad asegurada por un Estado que vela por el bienestar de la población, tiene más posibilidades de prosperar. En estos países, el sentimiento contra la inmigración es mucho más débil.
Un equipo de investigadores ha llegado a estas conclusiones después de analizar la intensidad de los sentimientos contra los inmigrantes en 33 países europeos, incluido España. Las diferentes reacciones que se producen ante los inmigrantes son especialmente notorias en países como Italia, Países Bajos y Suecia, frente a Gran Bretaña, Hungría o Grecia, destacan los investigadores.
Añaden que hasta ahora las reacciones ante la inmigración se han analizado a partir del presente, pero esta investigación se ha centrado en factores contemporáneos, tanto individuales como colectivos, que pueden influir en los sentimientos contra los inmigrantes y propiciar diferentes tipos de nacionalismos en el seno de cada país.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores atribuyeron un índice de amenaza geopolítica (IAG) a cada una de las 33 naciones europeas estudiadas. Este índice está en función de los conflictos interiores y exteriores, de pérdidas de territorio o de soberanía desde la formación del Estado-nación moderno. Refleja así la vivencia traumática de un país por pérdidas reales o legítimas. A continuación, los investigadores establecieron la relación entre el IAG con el sentimiento contra los inmigrantes en los países analizados.
Índice de Amenaza Geopolítica
Contrastaron los resultados con los de una encuesta sobre la sociedad europea, la European Social Survey, con la finalidad de cribar la actitud hacia los inmigrantes durante muchos años de la primera década de este siglo.
Los sondeos contenían cuestiones sobre la actitud de la población ante la llegada de inmigrantes de un origen racial o étnico diferente al de la mayoría de cada país. De esta forma observaron que las actitudes ante los inmigrantes variaban con el tiempo en un mismo país y que esta variación coincidía con la clasificación que tenía este país en el Índice de Amenaza Geopolítica.
En los países que tenían un nivel cero de IAG, es decir, que no habían sufrido amputación territorial ni conflicto histórico recurrente, casi dos terceras partes de la población se mostraba abierta a acoger inmigrantes de otro origen racial o étnico.
En los países donde el IAG era 2, el porcentaje de población dispuesta a acoger inmigrantes descendía al 48%. Sin embargo, cuando esta amenaza alcanzaba el nivel 6 (la más alta), sólo un 25% de la población estaba dispuesta a la acogida de inmigrantes.
Estas cifras no varían en presencia de otros factores, como la disparidad entre el medio rural o urbano, la religión, el nivel de escolaridad, la tasa de inmigración actual o el paro.
Para los investigadores, la conclusión es clara: las experiencias traumáticas que han vivido históricamente los países perfilan las actitudes de los ciudadanos actuales ante los inmigrantes. Ahora queda por saber si estas conclusiones son válidas en otras latitudes, como por ejemplo en Latinoamérica.
Contrastaron los resultados con los de una encuesta sobre la sociedad europea, la European Social Survey, con la finalidad de cribar la actitud hacia los inmigrantes durante muchos años de la primera década de este siglo.
Los sondeos contenían cuestiones sobre la actitud de la población ante la llegada de inmigrantes de un origen racial o étnico diferente al de la mayoría de cada país. De esta forma observaron que las actitudes ante los inmigrantes variaban con el tiempo en un mismo país y que esta variación coincidía con la clasificación que tenía este país en el Índice de Amenaza Geopolítica.
En los países que tenían un nivel cero de IAG, es decir, que no habían sufrido amputación territorial ni conflicto histórico recurrente, casi dos terceras partes de la población se mostraba abierta a acoger inmigrantes de otro origen racial o étnico.
En los países donde el IAG era 2, el porcentaje de población dispuesta a acoger inmigrantes descendía al 48%. Sin embargo, cuando esta amenaza alcanzaba el nivel 6 (la más alta), sólo un 25% de la población estaba dispuesta a la acogida de inmigrantes.
Estas cifras no varían en presencia de otros factores, como la disparidad entre el medio rural o urbano, la religión, el nivel de escolaridad, la tasa de inmigración actual o el paro.
Para los investigadores, la conclusión es clara: las experiencias traumáticas que han vivido históricamente los países perfilan las actitudes de los ciudadanos actuales ante los inmigrantes. Ahora queda por saber si estas conclusiones son válidas en otras latitudes, como por ejemplo en Latinoamérica.
Referencia
National Trauma and the Fear of Foreigners: How Past Geopolitical Threat Heightens Anti-Immigration Sentiment Today. Social Forces, Volume 96, Issue 1, 1 September 2017, Pages 361–388. DOI: https://doi.org/10.1093/sf/sox045
National Trauma and the Fear of Foreigners: How Past Geopolitical Threat Heightens Anti-Immigration Sentiment Today. Social Forces, Volume 96, Issue 1, 1 September 2017, Pages 361–388. DOI: https://doi.org/10.1093/sf/sox045