Agua azul y o roja según su temperatura
Beneficios ecológicos y mayor seguridad es lo que pretendió el investigador Leonardo Bonanni del Counter Intelligence Group del Media Lab, del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, al crear una cocina con tecnología punta. Gracias a ella, las tareas cotidianas pueden convertirse en una experiencia interesante, que además será respetuosa con el medio ambiente.
Bonanni pretende con esta tecnología que las cocinas vuelvan a ser tan vistosas como antaño, cuando el fuego avisaba a los habitantes de la casa del estado de las comidas, por ejemplo, informa el MIT. Ahora, reducido todo a botones y a aparatos eléctricos, carecemos de la capacidad de saber instantáneamente lo que sucede en ellas.
Ecología gracias a la tecnología
Esa es una de las razones por la que la cocina es la habitación de la casa donde ocurren mayor número de accidentes domésticos. Por eso, según Bonanni, es importante que adquiera elementos que la hagan más segura, que permitan al usuario saber en todo momento sin esfuerzo qué sucede en ella. La cocina de Bonanni cuenta con movimiento, sonido y sensores de temperatura, así como con imágenes, que permiten que las tareas cotidianas se vuelvan más visibles.
Así, este investigador ha creado módulos de interacción sumamente ingeniosos, como el llamado “Heat Sink”, una pequeña luz que se adapta al grifo del agua y que la colorea en rojo si el agua está caliente y en azul si está fría. Si el agua es coloreada gracias a la luz, la gente le presta más atención, asegura su inventor, y esta atención por sí sola ya sirve para que seamos más conscientes de lo mucho que la desperdiciamos.
Otro invento, denominado “In Sink”, consiste en colocar una webcam encima del fregadero capaz de analizar la tarea que se está llevando a cabo en cada momento y regular automáticamente la temperatura del agua en función de ella. En el fregadero también se coloca el llamado Up+Down Sink, que ajusta la altura del fregadero para que resulte más cómodo para el usuario, según su propio tamaño.
La nevera tiene sus propias innovaciones: cuenta con un sistema de rayos x que saca fotos del interior del frigorífico cada vez que éste se abre. La imagen tomada se proyecta sobre la superficie exterior –en la puerta de la nevera-, de manera que el usuario puede saber lo que hay dentro sin tener que abrirla. Así, se evita que el frigorífico se caliente inútilmente, y se ahorra energía.
Bonanni pretende con esta tecnología que las cocinas vuelvan a ser tan vistosas como antaño, cuando el fuego avisaba a los habitantes de la casa del estado de las comidas, por ejemplo, informa el MIT. Ahora, reducido todo a botones y a aparatos eléctricos, carecemos de la capacidad de saber instantáneamente lo que sucede en ellas.
Ecología gracias a la tecnología
Esa es una de las razones por la que la cocina es la habitación de la casa donde ocurren mayor número de accidentes domésticos. Por eso, según Bonanni, es importante que adquiera elementos que la hagan más segura, que permitan al usuario saber en todo momento sin esfuerzo qué sucede en ella. La cocina de Bonanni cuenta con movimiento, sonido y sensores de temperatura, así como con imágenes, que permiten que las tareas cotidianas se vuelvan más visibles.
Así, este investigador ha creado módulos de interacción sumamente ingeniosos, como el llamado “Heat Sink”, una pequeña luz que se adapta al grifo del agua y que la colorea en rojo si el agua está caliente y en azul si está fría. Si el agua es coloreada gracias a la luz, la gente le presta más atención, asegura su inventor, y esta atención por sí sola ya sirve para que seamos más conscientes de lo mucho que la desperdiciamos.
Otro invento, denominado “In Sink”, consiste en colocar una webcam encima del fregadero capaz de analizar la tarea que se está llevando a cabo en cada momento y regular automáticamente la temperatura del agua en función de ella. En el fregadero también se coloca el llamado Up+Down Sink, que ajusta la altura del fregadero para que resulte más cómodo para el usuario, según su propio tamaño.
La nevera tiene sus propias innovaciones: cuenta con un sistema de rayos x que saca fotos del interior del frigorífico cada vez que éste se abre. La imagen tomada se proyecta sobre la superficie exterior –en la puerta de la nevera-, de manera que el usuario puede saber lo que hay dentro sin tener que abrirla. Así, se evita que el frigorífico se caliente inútilmente, y se ahorra energía.
La puerta de la nevera refleja su interior
Reciclaje de la vajilla
Pero el invento más llamativo de esta revolucionaria cocina es una máquina capaz de fabricar y de reciclar la vajilla. Se trata de la DishMaker, capaz de fabricar a demanda platos y vasos a partir de un molde térmico dirigido informáticamente. Una vez utilizada, la vajilla puede ser refundida dando lugar a nuevos platos y vasos, que se reciclan hasta el infinito.
Esta máquina serviría para ahorrar espacio en la cocina, y consume menos energía que la de la fabricación de vajilla normal. Tiene el tamaño de un lavavajillas y se enchufa a la red eléctrica. Para volver a hacer los platos, la “DishMaker” funde el material de los platos usados a 150ºC. En todo el proceso emplea unos 90 segundos, y se puede programar incluso el tamaño de los platos.
Esta máquina podría ser utilizada no sólo en domicilios particulares, sino que sería también de gran utilidad en lugares de afluencia pública, como restaurantes u hospitales que cada día gastan muchas cantidades de platos.
El proyecto de Cocina Aumentada se combina con otras realizaciones del mismo estilo, a la que pertenece el DishMaker, que ya había sido comentada recientemente por Wired.
Pero el invento más llamativo de esta revolucionaria cocina es una máquina capaz de fabricar y de reciclar la vajilla. Se trata de la DishMaker, capaz de fabricar a demanda platos y vasos a partir de un molde térmico dirigido informáticamente. Una vez utilizada, la vajilla puede ser refundida dando lugar a nuevos platos y vasos, que se reciclan hasta el infinito.
Esta máquina serviría para ahorrar espacio en la cocina, y consume menos energía que la de la fabricación de vajilla normal. Tiene el tamaño de un lavavajillas y se enchufa a la red eléctrica. Para volver a hacer los platos, la “DishMaker” funde el material de los platos usados a 150ºC. En todo el proceso emplea unos 90 segundos, y se puede programar incluso el tamaño de los platos.
Esta máquina podría ser utilizada no sólo en domicilios particulares, sino que sería también de gran utilidad en lugares de afluencia pública, como restaurantes u hospitales que cada día gastan muchas cantidades de platos.
El proyecto de Cocina Aumentada se combina con otras realizaciones del mismo estilo, a la que pertenece el DishMaker, que ya había sido comentada recientemente por Wired.