Robótica. Anne Monti
Un robot que es capaz de reflexionar, de formular teorías científicas y de analizar las experiencias de investigación ha sido creado por investigadores británicos, que han alcanzado este logro gracias a la creciente automatización e informatización de los laboratorios científicos y de la estandarización de las experiencias investigadoras.
Sometido a una prueba, el robot sabio ha demostrado tener la misma categoría de un grupo de científicos distinguidos: a petición de sus creadores, descubrió la función exacta de los genes que intervienen en la levadura. Y lo hizo de la misma forma que lo habría hecho un grupo de investigadores experimentados.
Esta es la primera especialización de este robot científico, pero sus creadores se proponen prepararlo para que pueda intervenir con la misma eficacia en otros campos de conocimiento, tal como explican al respecto en la revista Nature.
El robot científico responde a la evolución natural de las investigaciones que se desarrollan en los principales campos del conocimiento, ya que por un lado esta investigación se automatiza crecientemente y un robot puede liberar al personal especializado de tareas que pueden ser encomendadas a una máquina.
Complemento humano
Sus creadores no piensan que este robot vaya a sustituir al personal investigador, sino que más bien potenciará su capacidad de trabajo, ya que el análisis de datos, por ejemplo, puede ser realizado con mayor rapidez por una máquina que tenga conocimiento previo del campo investigado.
En el caso del experimento de la levadura, el robot fue capaz fue capaz de observar el comportamiento de los genes y de descubrir muchas de sus cualidades a través de diversos experimentos que fueron posteriormente evaluados.
El robot a continuación formuló diferentes hipótesis que fueron sucesivamente contrastadas con otras nuevas, detectando las ventajas de cada uno de los procesos, todo ello realizado a gran velocidad y a muy bajo costo (en relación con los costos habituales de estas investigaciones), lo que desvela el potencial investigador de una máquina de esta naturaleza.
El robot no se equivocó porque los resultados obtenidos en su investigación ya eran conocidos por sus creadores, que sólo tuvieron que certificar la validez del trabajo de este robot científico.
Nuevos campos de investigación
Ahora se pretende que este robot se adentre en campos ignotos para el conocimiento humano, ya que la genética de la levadura es todavía en gran parte desconocida y el robot científico puede llegar a descubrir las funciones de algunos de sus genes que todavía constituyen un misterio para la ciencia.
Ello no impide que todo lo que el robot investigue por su cuenta deba ser comprobado por científicos para que los resultados de su trabajo tengan categoría científica, pero es evidente también que la labor de este robot simplificará mucho la tarea científica merced a la especialización de esta máquina.
Otro dato importante es que el robot no aporta de momento la creatividad y la inventiva propia del genio humano, que constituye el mayor impulsor de la adquisición de nuevos conocimientos, al mismo tiempo que dentro del laboratorio la labor humana continúa siendo imprescindible para los cometidos tradicionales y, sobre todo, para valorar la autenticidad de los descubrimientos que pueda hacer el robot científico.
El robot en sí no representa una innovación en cuanto a sus componentes, ya que ha sido construido con tecnología que ya existía, pero no deja de ser un acierto que la adecuada combinación de todas estas herramientas inteligentes alumbre una máquina científica que es capaz de emular la capacidad de investigación humana.
Sometido a una prueba, el robot sabio ha demostrado tener la misma categoría de un grupo de científicos distinguidos: a petición de sus creadores, descubrió la función exacta de los genes que intervienen en la levadura. Y lo hizo de la misma forma que lo habría hecho un grupo de investigadores experimentados.
Esta es la primera especialización de este robot científico, pero sus creadores se proponen prepararlo para que pueda intervenir con la misma eficacia en otros campos de conocimiento, tal como explican al respecto en la revista Nature.
El robot científico responde a la evolución natural de las investigaciones que se desarrollan en los principales campos del conocimiento, ya que por un lado esta investigación se automatiza crecientemente y un robot puede liberar al personal especializado de tareas que pueden ser encomendadas a una máquina.
Complemento humano
Sus creadores no piensan que este robot vaya a sustituir al personal investigador, sino que más bien potenciará su capacidad de trabajo, ya que el análisis de datos, por ejemplo, puede ser realizado con mayor rapidez por una máquina que tenga conocimiento previo del campo investigado.
En el caso del experimento de la levadura, el robot fue capaz fue capaz de observar el comportamiento de los genes y de descubrir muchas de sus cualidades a través de diversos experimentos que fueron posteriormente evaluados.
El robot a continuación formuló diferentes hipótesis que fueron sucesivamente contrastadas con otras nuevas, detectando las ventajas de cada uno de los procesos, todo ello realizado a gran velocidad y a muy bajo costo (en relación con los costos habituales de estas investigaciones), lo que desvela el potencial investigador de una máquina de esta naturaleza.
El robot no se equivocó porque los resultados obtenidos en su investigación ya eran conocidos por sus creadores, que sólo tuvieron que certificar la validez del trabajo de este robot científico.
Nuevos campos de investigación
Ahora se pretende que este robot se adentre en campos ignotos para el conocimiento humano, ya que la genética de la levadura es todavía en gran parte desconocida y el robot científico puede llegar a descubrir las funciones de algunos de sus genes que todavía constituyen un misterio para la ciencia.
Ello no impide que todo lo que el robot investigue por su cuenta deba ser comprobado por científicos para que los resultados de su trabajo tengan categoría científica, pero es evidente también que la labor de este robot simplificará mucho la tarea científica merced a la especialización de esta máquina.
Otro dato importante es que el robot no aporta de momento la creatividad y la inventiva propia del genio humano, que constituye el mayor impulsor de la adquisición de nuevos conocimientos, al mismo tiempo que dentro del laboratorio la labor humana continúa siendo imprescindible para los cometidos tradicionales y, sobre todo, para valorar la autenticidad de los descubrimientos que pueda hacer el robot científico.
El robot en sí no representa una innovación en cuanto a sus componentes, ya que ha sido construido con tecnología que ya existía, pero no deja de ser un acierto que la adecuada combinación de todas estas herramientas inteligentes alumbre una máquina científica que es capaz de emular la capacidad de investigación humana.