La empresa Kent Enterprise, de la universidad británica de Kent, ha creado un software que envejece artificialmente el rostro de las personas aplicando una serie de parámetros, lo que serviría para localizar a gente desaparecida durante un largo plazo de tiempo.
Descubrir cómo es un rostro después de unos años es posible gracias a este software, que considera los condicionantes que han podido afectar a la cara con el tiempo, como la historia personal, los caracteres familiares y las tendencias populares de envejecimiento o desarrollo. Aunque ya existen sistemas similares, éstos sólo aplican cambios físicos generales, no tan exactos.
La compañía VisionMetric Ltd, especializada en análisis de imágenes forenses (como sistemas de búsqueda de rostros), explotará comercialmente el producto, desarrollado por el Forensic Imaging Group (FIG de la universidad de Kent. El FIG, especializado en el análisis de los rostros, se ocupa de desarrollar tecnologías digitales e informáticas que sirvan para definir el aspecto de los individuos.
Automáticamente
Las agencias dedicadas a encontrar a desaparecidos intentan simular el envejecimiento de dichas personas para determinar el aspecto que tendría tras varios años. Para ello, normalmente se emplea a artistas que cuentan con la foto más reciente que haya de esa persona, así como imágenes de los miembros de sus familias.
El fundador del FIG, Chris Solomon afirma que este procedimiento cuesta mucho tiempo –entre 20 y 40 horas por cara- y dinero, y los resultados no siempre son fiables. Se debe tener en cuenta que la interpretación del artista es siempre subjetiva y no aplica principios científicos.
Solomon y sus colegas, Catherine Sacndrett y Stuart Gibson han desarrollado un sistema que hace este mismo trabajo pero automáticamente. El software tiene en cuenta los cambios de la persona en el pasado y examina el envejecimiento de otros miembros de su familia, así como de la población.
En primer lugar, este software convierte el rostro en una serie de números que reflejan la localización y el tamaño de cada uno de los rasgos. Entonces emplea una base de datos de rostros previamente registrados (entre los que se incluyen imágenes de esa misma persona y de miembros de su familia y otros individuos) para calcular las transformaciones que deberían aplicarse.
Pruebas exitosas
El considerar a personas no familiares para el desarrollo de la proyección, se debe a que muchos cambios en los rostros de las personas son compartidos por la población general, explicó Solomon para la revista NewScientist. Asimismo, el sistema trata de asegurar que los cambios de otros individuos aplicados a la cara en cuestión se asimilen a las imágenes de los familiares de la persona desaparecida.
La técnica consiste por tanto en envejecer la cara analizando sus componentes principales. La metodología está basada en el cálculo de las trayectorias de envejecimiento con un procedimiento rápido, semi-automático. Además, dichas trayectorias también se calculan teniendo en cuenta los periodos específicos de desarrollo o envejecimiento fisiológico. Se tienen en cuenta también otras influencias, como la genética o la herencia, así como los factores derivados de los estilos de vida.
El software ya ha sido probado con gente mayor, cuyas fotos de jóvenes fueron registradas por el sistema, con el fin de cotejar los resultados con la realidad. Los resultados fueron prometedores, aseguran los expertos.
El invento del FIG resultará especialmente útil para el hallazgo de personas desaparecidas durante mucho tiempo, aunque sus creadores no descartan usos más superficiales, como el de averiguar, por mera curiosidad, como será cualquier persona dentro de diez años, o el de la planificación en intervenciones quirúrgicas de cirugía plástica.
Descubrir cómo es un rostro después de unos años es posible gracias a este software, que considera los condicionantes que han podido afectar a la cara con el tiempo, como la historia personal, los caracteres familiares y las tendencias populares de envejecimiento o desarrollo. Aunque ya existen sistemas similares, éstos sólo aplican cambios físicos generales, no tan exactos.
La compañía VisionMetric Ltd, especializada en análisis de imágenes forenses (como sistemas de búsqueda de rostros), explotará comercialmente el producto, desarrollado por el Forensic Imaging Group (FIG de la universidad de Kent. El FIG, especializado en el análisis de los rostros, se ocupa de desarrollar tecnologías digitales e informáticas que sirvan para definir el aspecto de los individuos.
Automáticamente
Las agencias dedicadas a encontrar a desaparecidos intentan simular el envejecimiento de dichas personas para determinar el aspecto que tendría tras varios años. Para ello, normalmente se emplea a artistas que cuentan con la foto más reciente que haya de esa persona, así como imágenes de los miembros de sus familias.
El fundador del FIG, Chris Solomon afirma que este procedimiento cuesta mucho tiempo –entre 20 y 40 horas por cara- y dinero, y los resultados no siempre son fiables. Se debe tener en cuenta que la interpretación del artista es siempre subjetiva y no aplica principios científicos.
Solomon y sus colegas, Catherine Sacndrett y Stuart Gibson han desarrollado un sistema que hace este mismo trabajo pero automáticamente. El software tiene en cuenta los cambios de la persona en el pasado y examina el envejecimiento de otros miembros de su familia, así como de la población.
En primer lugar, este software convierte el rostro en una serie de números que reflejan la localización y el tamaño de cada uno de los rasgos. Entonces emplea una base de datos de rostros previamente registrados (entre los que se incluyen imágenes de esa misma persona y de miembros de su familia y otros individuos) para calcular las transformaciones que deberían aplicarse.
Pruebas exitosas
El considerar a personas no familiares para el desarrollo de la proyección, se debe a que muchos cambios en los rostros de las personas son compartidos por la población general, explicó Solomon para la revista NewScientist. Asimismo, el sistema trata de asegurar que los cambios de otros individuos aplicados a la cara en cuestión se asimilen a las imágenes de los familiares de la persona desaparecida.
La técnica consiste por tanto en envejecer la cara analizando sus componentes principales. La metodología está basada en el cálculo de las trayectorias de envejecimiento con un procedimiento rápido, semi-automático. Además, dichas trayectorias también se calculan teniendo en cuenta los periodos específicos de desarrollo o envejecimiento fisiológico. Se tienen en cuenta también otras influencias, como la genética o la herencia, así como los factores derivados de los estilos de vida.
El software ya ha sido probado con gente mayor, cuyas fotos de jóvenes fueron registradas por el sistema, con el fin de cotejar los resultados con la realidad. Los resultados fueron prometedores, aseguran los expertos.
El invento del FIG resultará especialmente útil para el hallazgo de personas desaparecidas durante mucho tiempo, aunque sus creadores no descartan usos más superficiales, como el de averiguar, por mera curiosidad, como será cualquier persona dentro de diez años, o el de la planificación en intervenciones quirúrgicas de cirugía plástica.