Muestra de papel nanotecnológico. Universidad de Arkansas.
Ingenieros norteamericanos de la universidad de Arkansas han conseguido crear un papel que no se quema, que es resistente a las bacterias y que puede rescribirse una y otra vez porque puede borrarse.
Su ingrediente principal es lo que le da elasticidad, señalan sus creadores: mientras que la mayoría de los papeles se elaboran con fibras de celulosa, el nuevo material está formado por cables nanométricos de dióxido de titanio, un compuesto químico común en el pigmento blanco.
Pero, aunque tiene dos dimensiones, el papel nanotecnológico sirve además para formar artefactos tridimensionales. Puede doblarse y cortarse con tijeras, es químicamente inerte y soporta temperaturas de hasta 700 ºC, informa la universidad de Arkansas en un comunicado. Asimismo, la revista Journal of Physical Chemistry B ha publicado recientemente los resultados de este trabajo.
Este papel puede usarse de múltiples formas. Por ejemplo, para realizar carteles de carreteras resistentes al calor, pero además podría tener otras aplicaciones, como la fabricación de blindajes, de tejidos incombustibles, y de filtros de bacterias. También serviría para descomponer contaminantes o agentes bacteriológicos, entre otras funciones.
Una nueva era
Según uno de sus inventores, Z. Ryan Tian, los humanos hemos usado papel fabricado con fibras naturales durante miles de años. Con esta tecnología, entramos en una nueva era. Tian es profesor asistente del J. William Fulbright Collage of Arts and Sciences de la universidad de Arkansas.
El material conseguido es flexible, no-tóxico y barato. La ensambladura de nanocables necesaria para su producción fue llevada a cabo mediante un proceso que, según sus creadores, es tan simple como el secado de la pulpa del papel. Sus inventores han creado ya tubos, cuencos y vasos con dicho material. Estos artefactos huecos pueden manipularse con la mano.
Tian y su equipo llevaron a cabo un calentamiento hidrotérmico para crear largos nanocables a partir de la mezcla de dióxido de titanio en polvo con una solución alcalina en un contenedor recubierto de teflón.
Después, calentaron la mezcla en un horno a entre 150-250 ºC durante unos días. Cuando la solución alcalina se evaporó, surgieron una serie de largas y blancas fibras.
Estos nanocables fueron lavados con agua destilada y, cuando tomaron la consistencia de la pulpa mojada, se les dio la forma tridimensional de tubos, cuencos y vasos.
El material resultante es blanco y parece papel normal. Pero en realidad es flexible, y puede manejarse fácilmente para formar objetos tridimensionales.
El equipo trata de conseguir ahora la patente del proceso y está buscando patrocinadores industriales para certificar y comercializar las aplicaciones de la tecnología del nanopapel.
Su ingrediente principal es lo que le da elasticidad, señalan sus creadores: mientras que la mayoría de los papeles se elaboran con fibras de celulosa, el nuevo material está formado por cables nanométricos de dióxido de titanio, un compuesto químico común en el pigmento blanco.
Pero, aunque tiene dos dimensiones, el papel nanotecnológico sirve además para formar artefactos tridimensionales. Puede doblarse y cortarse con tijeras, es químicamente inerte y soporta temperaturas de hasta 700 ºC, informa la universidad de Arkansas en un comunicado. Asimismo, la revista Journal of Physical Chemistry B ha publicado recientemente los resultados de este trabajo.
Este papel puede usarse de múltiples formas. Por ejemplo, para realizar carteles de carreteras resistentes al calor, pero además podría tener otras aplicaciones, como la fabricación de blindajes, de tejidos incombustibles, y de filtros de bacterias. También serviría para descomponer contaminantes o agentes bacteriológicos, entre otras funciones.
Una nueva era
Según uno de sus inventores, Z. Ryan Tian, los humanos hemos usado papel fabricado con fibras naturales durante miles de años. Con esta tecnología, entramos en una nueva era. Tian es profesor asistente del J. William Fulbright Collage of Arts and Sciences de la universidad de Arkansas.
El material conseguido es flexible, no-tóxico y barato. La ensambladura de nanocables necesaria para su producción fue llevada a cabo mediante un proceso que, según sus creadores, es tan simple como el secado de la pulpa del papel. Sus inventores han creado ya tubos, cuencos y vasos con dicho material. Estos artefactos huecos pueden manipularse con la mano.
Tian y su equipo llevaron a cabo un calentamiento hidrotérmico para crear largos nanocables a partir de la mezcla de dióxido de titanio en polvo con una solución alcalina en un contenedor recubierto de teflón.
Después, calentaron la mezcla en un horno a entre 150-250 ºC durante unos días. Cuando la solución alcalina se evaporó, surgieron una serie de largas y blancas fibras.
Estos nanocables fueron lavados con agua destilada y, cuando tomaron la consistencia de la pulpa mojada, se les dio la forma tridimensional de tubos, cuencos y vasos.
El material resultante es blanco y parece papel normal. Pero en realidad es flexible, y puede manejarse fácilmente para formar objetos tridimensionales.
El equipo trata de conseguir ahora la patente del proceso y está buscando patrocinadores industriales para certificar y comercializar las aplicaciones de la tecnología del nanopapel.