Un modelo matemático desarrollado por un ingeniero de la Universidad del País Vasco permite saber si un edificio es viable desde el punto de vista de la seguridad. El modelo analiza esta viabilidad en todos los estadios de la vida útil de una construcción.
Los accidentes de trabajo constituyen en la actualidad un gran problema humano, social y económico. Dentro del sector industrial, la construcción presenta uno de los índices de accidentalidad más elevados, con un 27,34 % del total de accidentes laborales. Además, España se sitúa a la cabeza de Europa en la accidentalidad de este sector.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 inició un proceso regulador que tenía como objetivo reducir ese índice e igualarlo a la media europea. Sin embargo, la ley no ha logrado los resultados esperados: según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, en el período comprendido entre octubre de 2006 y septiembre de 2007, el número de accidentes en el sector de la construcción se incrementó en un 1,4 % con respecto al mismo período del año anterior.
En este contexto, el ingeniero industrial Juan Pedro Reyes ha presentado en la UPV/EHU una tesis doctoral en la que propone una herramienta matemática que permite calcular cuantitativamente el índice de sostenibilidad de un edificio en lo que respecta a su seguridad y a su salud.
Según recoge en un comunicado la propia universidad, esta tesis está enmarcada en el proyecto de investigación MIVES en el que también participan el Departament D‘Enginyeria de la Construcció de la Universitat Politécnica de Catalunya, el Departamento de Ingeniería Minero Metalúrgica y Ciencias de los Materiales de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Bilbao y la Unidad de Construcción y Desarrollo del Territorio de la Fundación LABEIN-Tecnalia.
La vida del edificio
Juan Pedro Reyes destaca la necesidad de integrar el concepto de seguridad en todo el ciclo de vida de un edificio, con especial énfasis en su primera fase: el diseño. Según él, en la aplicación de la seguridad y la salud de una construcción son, por orden de importancia, el promotor, los diseñadores (arquitectos e ingenieros) y el constructor.
A partir de esa idea, el ingeniero vizcaíno ha desarrollado un modelo matemático que contempla las cuatro fases del ciclo de vida de un edificio (concepción, materialización, vida útil y reintegración), que se dividen, a su vez, en once subcriterios, de los que finalmente se obtienen 27 indicadores.
Los 27 indicadores definen aspectos relacionados directamente con las causas de los accidentes en la construcción, y abarcan los aspectos principales a la hora definir un proyecto de edificación, desde la ubicación del edificio, los materiales de construcción o el nivel de subcontratación, hasta el impacto que va a tener su demolición sobre el medio ambiente.
Metodología
La metodología que propone Reyes es muy práctica. En concreto, analiza el cumplimiento de cada uno de esos 27 indicadores, evaluándolos de 0 a 100. A través de una aplicación informática, a los valores obtenidos se les aplica un modelo matemático El modelo asocia a cada indicador una función de valor determinada, lo que permite homogeneizar los valores obtenidos de varios indicadores en un solo índice de seguridad y salud. El resultado determina la sostenibilidad de un edificio en cuanto a su seguridad, en una escala de 0 a 1.
Esta herramienta permite evaluar la viabilidad de una construcción en lo que a la seguridad se refiere. Según su creador, puede ser de gran utilidad para los promotores a la hora de seleccionar en un concurso el proyecto de edificación más seguro.
En la actualidad, en la mayoría de los proyectos de edificación predomina el criterio económico para su aprobación. Teniendo esto en cuenta, el trabajo realizado por Reyes ha comparado el proyecto de construcción de una nave industrial desde dos puntos de vista. En uno de los proyectos han primado los costes y en el otro la seguridad. De acuerdo con el modelo propuesto, el índice de seguridad en el primero de ellos fue 0,17, mientras que en el segundo se alcanzó un 0,80. En este último, la sostenibilidad resultó mucho mayor, dando como resultado un menor número de accidentes durante toda la vida de la nave.
Finalmente este trabajo demuestra cómo tener en cuenta la seguridad y la salud desde el diseño de un edificio sale hasta cuatro veces más barato que si sólo se hace durante y después de su construcción.
Los accidentes de trabajo constituyen en la actualidad un gran problema humano, social y económico. Dentro del sector industrial, la construcción presenta uno de los índices de accidentalidad más elevados, con un 27,34 % del total de accidentes laborales. Además, España se sitúa a la cabeza de Europa en la accidentalidad de este sector.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 inició un proceso regulador que tenía como objetivo reducir ese índice e igualarlo a la media europea. Sin embargo, la ley no ha logrado los resultados esperados: según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, en el período comprendido entre octubre de 2006 y septiembre de 2007, el número de accidentes en el sector de la construcción se incrementó en un 1,4 % con respecto al mismo período del año anterior.
En este contexto, el ingeniero industrial Juan Pedro Reyes ha presentado en la UPV/EHU una tesis doctoral en la que propone una herramienta matemática que permite calcular cuantitativamente el índice de sostenibilidad de un edificio en lo que respecta a su seguridad y a su salud.
Según recoge en un comunicado la propia universidad, esta tesis está enmarcada en el proyecto de investigación MIVES en el que también participan el Departament D‘Enginyeria de la Construcció de la Universitat Politécnica de Catalunya, el Departamento de Ingeniería Minero Metalúrgica y Ciencias de los Materiales de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Bilbao y la Unidad de Construcción y Desarrollo del Territorio de la Fundación LABEIN-Tecnalia.
La vida del edificio
Juan Pedro Reyes destaca la necesidad de integrar el concepto de seguridad en todo el ciclo de vida de un edificio, con especial énfasis en su primera fase: el diseño. Según él, en la aplicación de la seguridad y la salud de una construcción son, por orden de importancia, el promotor, los diseñadores (arquitectos e ingenieros) y el constructor.
A partir de esa idea, el ingeniero vizcaíno ha desarrollado un modelo matemático que contempla las cuatro fases del ciclo de vida de un edificio (concepción, materialización, vida útil y reintegración), que se dividen, a su vez, en once subcriterios, de los que finalmente se obtienen 27 indicadores.
Los 27 indicadores definen aspectos relacionados directamente con las causas de los accidentes en la construcción, y abarcan los aspectos principales a la hora definir un proyecto de edificación, desde la ubicación del edificio, los materiales de construcción o el nivel de subcontratación, hasta el impacto que va a tener su demolición sobre el medio ambiente.
Metodología
La metodología que propone Reyes es muy práctica. En concreto, analiza el cumplimiento de cada uno de esos 27 indicadores, evaluándolos de 0 a 100. A través de una aplicación informática, a los valores obtenidos se les aplica un modelo matemático El modelo asocia a cada indicador una función de valor determinada, lo que permite homogeneizar los valores obtenidos de varios indicadores en un solo índice de seguridad y salud. El resultado determina la sostenibilidad de un edificio en cuanto a su seguridad, en una escala de 0 a 1.
Esta herramienta permite evaluar la viabilidad de una construcción en lo que a la seguridad se refiere. Según su creador, puede ser de gran utilidad para los promotores a la hora de seleccionar en un concurso el proyecto de edificación más seguro.
En la actualidad, en la mayoría de los proyectos de edificación predomina el criterio económico para su aprobación. Teniendo esto en cuenta, el trabajo realizado por Reyes ha comparado el proyecto de construcción de una nave industrial desde dos puntos de vista. En uno de los proyectos han primado los costes y en el otro la seguridad. De acuerdo con el modelo propuesto, el índice de seguridad en el primero de ellos fue 0,17, mientras que en el segundo se alcanzó un 0,80. En este último, la sostenibilidad resultó mucho mayor, dando como resultado un menor número de accidentes durante toda la vida de la nave.
Finalmente este trabajo demuestra cómo tener en cuenta la seguridad y la salud desde el diseño de un edificio sale hasta cuatro veces más barato que si sólo se hace durante y después de su construcción.