El genoma de una rana australiana extinta ha sido revivido y reactivado por un equipo de científicos de la University of New South Wales de Australia (UNSW Australia), mediante una sofisticada tecnología de clonación con la que los investigadores lograron implantar un núcleo celular "muerto" en un huevo vivo, de otra especie de rana.
En 1981 se extinguió la llamada rana australiana o Rheobatrachus silus, que era capaz de incubar sus huevos en su estómago, un hecho que conseguía desconectando aparentemente sus enzimas digestivas mediante una sustancia producida por los huevos.
El equipo de investigadores ha logrado recuperar núcleos celulares de tejidos de esta especie tomados en la década de 1970 y conservados durante 40 años en un congelador convencional. El objetivo final de los científicos es devolver a la vida a esta rana australiana.
Material genético extinto… recuperado
En experimentos llevados a cabo durante más de cinco años, los científicos aplicaron una técnica de laboratorio conocida como transferencia nuclear de células somáticas (SNCT, por sus siglas en inglés), que básicamente consiste en introducir el material genético de la célula a clonar en un oocito (gametocito o célula germinal hembra) al que se ha extraído su material genético original.
Así, los investigadores, que trabajan en el marco del llamado Proyecto Lázaro, cogieron huevos frescos de donantes de otra especie de rana, la Mixophyes fasciolatus, desactivaron sus núcleos y los remplazaron con núcleos celulares muertos de la Rheobatrachus silus.
Algunos de estos huevos comenzaron a dividirse espontáneamente y a crecer hasta alcanzar la fase embrional, esto es, hasta convertirse en una pequeña bola formada por muchas células vivas.
Aunque ninguno de los embriones sobrevivieron más allá de unos pocos días, las pruebas genéticas confirmaron que las células que se dividieron contenían el material genético de la rana extinta, publica la UNSW Australia en un comunicado.
En 1981 se extinguió la llamada rana australiana o Rheobatrachus silus, que era capaz de incubar sus huevos en su estómago, un hecho que conseguía desconectando aparentemente sus enzimas digestivas mediante una sustancia producida por los huevos.
El equipo de investigadores ha logrado recuperar núcleos celulares de tejidos de esta especie tomados en la década de 1970 y conservados durante 40 años en un congelador convencional. El objetivo final de los científicos es devolver a la vida a esta rana australiana.
Material genético extinto… recuperado
En experimentos llevados a cabo durante más de cinco años, los científicos aplicaron una técnica de laboratorio conocida como transferencia nuclear de células somáticas (SNCT, por sus siglas en inglés), que básicamente consiste en introducir el material genético de la célula a clonar en un oocito (gametocito o célula germinal hembra) al que se ha extraído su material genético original.
Así, los investigadores, que trabajan en el marco del llamado Proyecto Lázaro, cogieron huevos frescos de donantes de otra especie de rana, la Mixophyes fasciolatus, desactivaron sus núcleos y los remplazaron con núcleos celulares muertos de la Rheobatrachus silus.
Algunos de estos huevos comenzaron a dividirse espontáneamente y a crecer hasta alcanzar la fase embrional, esto es, hasta convertirse en una pequeña bola formada por muchas células vivas.
Aunque ninguno de los embriones sobrevivieron más allá de unos pocos días, las pruebas genéticas confirmaron que las células que se dividieron contenían el material genético de la rana extinta, publica la UNSW Australia en un comunicado.
Tecnología para recuperar anfibios
"Estamos viendo cómo Lázaro vuelve a la vida, paso a paso", ha afirmado el director del proyecto, el profesor Mike Archer, de la UNSW, en Sydney. "Hemos reactivado las células muertas en células vivas y hemos revivido el genoma de una rana extinta con este proceso. Ahora tenemos nuevas células crio-preservadas de la Rheobatrachus silus para su uso en experimentos de clonación futuros”.
El científico continúa: “Cada vez estamos más seguros de que los obstáculos que nos quedan por afrontar son tecnológicos y no biológicos, y de que tendremos éxito. Es importante destacar que hemos demostrado ya la gran promesa que esta tecnología representa como herramienta de conservación, dado que cientos de especies de anfibios de todo mundo están padeciendo un catastrófico declive".
El trabajo técnico de esta investigación ha sido dirigido por el doctor Andrew French, y el doctor Guo Jitong, en un laboratorio liderado por un experto en ranas, el profesor Michael Mahony.
Las muestras congeladas fueron preservadas y proporcionadas por el profesor Mike Tyler, de la Universidad de Adelaida, quien ha estudiado dos especies de ranas que se reproducían por incubación gástrica – la R. silus y la R . vitellinus - antes de desaparecer en 1979 y 1985, respectivamente.
"Estamos viendo cómo Lázaro vuelve a la vida, paso a paso", ha afirmado el director del proyecto, el profesor Mike Archer, de la UNSW, en Sydney. "Hemos reactivado las células muertas en células vivas y hemos revivido el genoma de una rana extinta con este proceso. Ahora tenemos nuevas células crio-preservadas de la Rheobatrachus silus para su uso en experimentos de clonación futuros”.
El científico continúa: “Cada vez estamos más seguros de que los obstáculos que nos quedan por afrontar son tecnológicos y no biológicos, y de que tendremos éxito. Es importante destacar que hemos demostrado ya la gran promesa que esta tecnología representa como herramienta de conservación, dado que cientos de especies de anfibios de todo mundo están padeciendo un catastrófico declive".
El trabajo técnico de esta investigación ha sido dirigido por el doctor Andrew French, y el doctor Guo Jitong, en un laboratorio liderado por un experto en ranas, el profesor Michael Mahony.
Las muestras congeladas fueron preservadas y proporcionadas por el profesor Mike Tyler, de la Universidad de Adelaida, quien ha estudiado dos especies de ranas que se reproducían por incubación gástrica – la R. silus y la R . vitellinus - antes de desaparecer en 1979 y 1985, respectivamente.