Imagen: cheeky needle. Fuente: Flickr.
Un estudio de la Universidad de Uppsala, en Suecia, ha demostrado que, si se interfiere en la memoria del miedo en el momento justo y estos recuerdos son recientes, se puede debilitar su impacto en el cerebro.
“Sabemos que la amígdala cerebral es una estructura de vital importancia para centralizar el miedo y almacenarlo a largo plazo. Hemos sido capaces de demostrar que es posible borrar la huella de los recuerdos temerosos en la memoria de dichas amígdalas y debilitarlo al interrumpir el período de reconsolidación en el cerebro”, ha explicado a SINC Thomas Agren, investigador de la Universidad de Uppsala, que lidera este nuevo estudio que publica la revista Science.
Agren y su equipo emplearon una técnica de resonancia magnética funcional para observar los efectos del miedo en personas, y descubrieron que, después de un impacto traumático, su recuerdo y su reconsolidación se fija en la amígdala cerebral, al igual que pasa con los ratones según demostró una investigación previa.
“Nuestros resultados suponen que existe un mecanismo de actualización de la memoria que se ha conservado en muchas especies a través de su evolución, y la amígdala del cerebro sería el epicentro de la formación de dichos recuerdos traumáticos”, asegura Thomas.
“Sabemos que la amígdala cerebral es una estructura de vital importancia para centralizar el miedo y almacenarlo a largo plazo. Hemos sido capaces de demostrar que es posible borrar la huella de los recuerdos temerosos en la memoria de dichas amígdalas y debilitarlo al interrumpir el período de reconsolidación en el cerebro”, ha explicado a SINC Thomas Agren, investigador de la Universidad de Uppsala, que lidera este nuevo estudio que publica la revista Science.
Agren y su equipo emplearon una técnica de resonancia magnética funcional para observar los efectos del miedo en personas, y descubrieron que, después de un impacto traumático, su recuerdo y su reconsolidación se fija en la amígdala cerebral, al igual que pasa con los ratones según demostró una investigación previa.
“Nuestros resultados suponen que existe un mecanismo de actualización de la memoria que se ha conservado en muchas especies a través de su evolución, y la amígdala del cerebro sería el epicentro de la formación de dichos recuerdos traumáticos”, asegura Thomas.
Reactualización de la memoria
Para comprobar si el proceso de borrado era igual en humanos que en ratones, el equipo de científicos analizó el comportamiento de un grupo de personas a las que se les presentó varias imágenes que les provocaban temor. Para activar sus recuerdos les mostraron estas fotografías repetidamente hasta interrumpir el proceso de consolidación.
“Los sujetos se mostraban conscientes hasta que recibieron el primer día el estímulo que les produjo el shock. A los cinco días del experimento, ya no mostraron reacciones de miedo al interrumpir el proceso de reconsolidación, ya que la memoria se hizo neutra y no incitó al miedo”, asegura el investigador.
El trabajo demostró que este mecanismo de actualización de los recuerdos en el cerebro puede ser interrumpido de tal forma que la amígdala ya no reacciona al miedo.
“Por qué un recuerdo se vuelve inestable no está claro. Posiblemente es un mecanismo de actualización de la memoria que nos ayuda a añadir nueva información a los recuerdos o cambiar su valor emocional”, concluye Agren.
Según los científicos, esta investigación supone un gran avance para conocer más sobre la memoria humana y podría ayudar a mejorar los tratamientos de problemas como la ansiedad o las fobias.
Borrados anteriores en animales
Anteriormente, dos investigaciones distintas habían conseguido borrar el miedo. En una de ellas, realizada con ratones en 2010, investigadores de la Escuela Médica de la Universidad Johns Hopkins y del Instituto Médico Howard Hughes, en Estados Unidos, descubrieron que eliminando ciertas proteínas de la región del cerebro responsable de recordar los temores, se podían borrar de manera permanente los recuerdos traumáticos.
La segunda investigación, del año 2011, fue realizada con caracoles marinos, pero podría ser extrapolable a humanos. En este caso, científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) consiguieron eliminar los recuerdos traumáticos de estos animales, inhibiendo la actividad de una proteína quinasa específica, que se sabe está relacionada con la memoria.
Para comprobar si el proceso de borrado era igual en humanos que en ratones, el equipo de científicos analizó el comportamiento de un grupo de personas a las que se les presentó varias imágenes que les provocaban temor. Para activar sus recuerdos les mostraron estas fotografías repetidamente hasta interrumpir el proceso de consolidación.
“Los sujetos se mostraban conscientes hasta que recibieron el primer día el estímulo que les produjo el shock. A los cinco días del experimento, ya no mostraron reacciones de miedo al interrumpir el proceso de reconsolidación, ya que la memoria se hizo neutra y no incitó al miedo”, asegura el investigador.
El trabajo demostró que este mecanismo de actualización de los recuerdos en el cerebro puede ser interrumpido de tal forma que la amígdala ya no reacciona al miedo.
“Por qué un recuerdo se vuelve inestable no está claro. Posiblemente es un mecanismo de actualización de la memoria que nos ayuda a añadir nueva información a los recuerdos o cambiar su valor emocional”, concluye Agren.
Según los científicos, esta investigación supone un gran avance para conocer más sobre la memoria humana y podría ayudar a mejorar los tratamientos de problemas como la ansiedad o las fobias.
Borrados anteriores en animales
Anteriormente, dos investigaciones distintas habían conseguido borrar el miedo. En una de ellas, realizada con ratones en 2010, investigadores de la Escuela Médica de la Universidad Johns Hopkins y del Instituto Médico Howard Hughes, en Estados Unidos, descubrieron que eliminando ciertas proteínas de la región del cerebro responsable de recordar los temores, se podían borrar de manera permanente los recuerdos traumáticos.
La segunda investigación, del año 2011, fue realizada con caracoles marinos, pero podría ser extrapolable a humanos. En este caso, científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) consiguieron eliminar los recuerdos traumáticos de estos animales, inhibiendo la actividad de una proteína quinasa específica, que se sabe está relacionada con la memoria.
Referencia bibliográfica:
T. Agren, J. Engman, A. Frick, J. Björkstrand, E.-M. Larsson, T. Furmark, M. Fredrikson, Disruption of Reconsolidation Erases a Fear Memory Trace in the Human Amygdala. Science 337: 1550 - 1552, 21 de septiembre de 2012.
T. Agren, J. Engman, A. Frick, J. Björkstrand, E.-M. Larsson, T. Furmark, M. Fredrikson, Disruption of Reconsolidation Erases a Fear Memory Trace in the Human Amygdala. Science 337: 1550 - 1552, 21 de septiembre de 2012.