Un estudio realizado por 11 investigadores de instituciones estadounidenses bajo la dirección de Noah Diffenbaugh, de la Facultad de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de la Universidad Stanford, ha demostrado que los eventos climáticos extremos, como olas de calor, sequías e inundaciones, que cada vez con más frecuencia ocurren en el planeta, se derivan del calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para ello han aprovechado los datos acumulados sobre el clima y han usado un conjunto de modelos climáticos para cuantificar la influencia del calentamiento global sobre los episodios climáticos extremos que ocurren en el mes más caliente, el día más caluroso, el año más seco y el período más húmedo de cinco días en diferentes regiones de la Tierra.
Para asegurar el rigor de la investigación, los científicos consideraron también la posibilidad de que el calentamiento global no había desempeñado ningún papel en la aparición de fenómenos climáticos extremos y desarrollaron análisis estadísticos para verificar que esa suposición era válida.
Lo que descubrieron es todo lo contrario: que el calentamiento global ha aumentado la severidad del mes más caluroso y del día más caluroso del año en más del 80% de las regiones observadas del planeta.
También constataron que el calentamiento global ha aumentado el carácter extremo del año más seco en el 57% de las regiones del planeta, así como de los períodos más húmedos de cinco días en el 41% de las regiones del mundo, si bien con matices importantes.
Los eventos extremos más calurosos y más prolongados motivados por el calentamiento global ocurren en los trópicos, donde se observa el mayor riesgo de eventos calientes extremos y prolongados.
Otra evidencia que se desprende del estudio es que la caída de hielo ártico está también provocada por el calentamiento global, ya que a tenor de los datos y los modelos empleados, es impensable que la pérdida de banquisa alcance esos niveles sin el concurso del calentamiento global.
Comentando estos resultados, Diffenbaugh señala en un comunicado de la Universidad de Stanford, que aunque todavía no se puede decir con absoluta contundencia que cada episodio climático extremo trae consigo la huella de la actividad humana, esta conclusión cae por su propio peso.
Para ello han aprovechado los datos acumulados sobre el clima y han usado un conjunto de modelos climáticos para cuantificar la influencia del calentamiento global sobre los episodios climáticos extremos que ocurren en el mes más caliente, el día más caluroso, el año más seco y el período más húmedo de cinco días en diferentes regiones de la Tierra.
Para asegurar el rigor de la investigación, los científicos consideraron también la posibilidad de que el calentamiento global no había desempeñado ningún papel en la aparición de fenómenos climáticos extremos y desarrollaron análisis estadísticos para verificar que esa suposición era válida.
Lo que descubrieron es todo lo contrario: que el calentamiento global ha aumentado la severidad del mes más caluroso y del día más caluroso del año en más del 80% de las regiones observadas del planeta.
También constataron que el calentamiento global ha aumentado el carácter extremo del año más seco en el 57% de las regiones del planeta, así como de los períodos más húmedos de cinco días en el 41% de las regiones del mundo, si bien con matices importantes.
Los eventos extremos más calurosos y más prolongados motivados por el calentamiento global ocurren en los trópicos, donde se observa el mayor riesgo de eventos calientes extremos y prolongados.
Otra evidencia que se desprende del estudio es que la caída de hielo ártico está también provocada por el calentamiento global, ya que a tenor de los datos y los modelos empleados, es impensable que la pérdida de banquisa alcance esos niveles sin el concurso del calentamiento global.
Comentando estos resultados, Diffenbaugh señala en un comunicado de la Universidad de Stanford, que aunque todavía no se puede decir con absoluta contundencia que cada episodio climático extremo trae consigo la huella de la actividad humana, esta conclusión cae por su propio peso.
Calentamiento y eventos extremos, relacionados
Este estudio, publicado en PNAS, es la más reciente manifestación de un nuevo campo de la ciencia del clima llamado "atribución de eventos extremos", que combina análisis estadísticos de las observaciones climáticas con cada vez más poderosos modelos informáticos para estudiar la influencia del cambio climático en eventos climáticos extremos separados.
Otra ventaja que ofrece este sistema, según los investigadores, es que se puede usar para estudiar no sólo las condiciones climáticas en la superficie, sino también los "ingredientes" meteorológicos que contribuyen a eventos raros.
"Por ejemplo, encontramos que el patrón de presión atmosférica que se produjo durante Rusia durante la ola de calor de 2010 se ha vuelto más probable en las últimas décadas y que el calentamiento global ha contribuido a esas probabilidades", explica el coautor Daniel Horton.
Diffenbaugh añade que la demanda de aproximaciones cuantitativas y rigurosas a los eventos climáticos extremos aumentará en los próximos años.
"Cuando se mira los datos históricos, no hay duda de que el calentamiento global está sucediendo y que los eventos extremos están aumentando en muchas áreas del mundo", dijo.
"La gente toma muchas decisiones - a corto y largo plazo - que dependen del clima, por lo que tiene sentido que quieran saber si el calentamiento global está haciendo que los eventos extremos sean más probables. Como científicos, queremos asegurarnos de que tengan información precisa, objetiva y transparente para trabajar cuando tomen esas decisiones", concluye.
Este estudio, publicado en PNAS, es la más reciente manifestación de un nuevo campo de la ciencia del clima llamado "atribución de eventos extremos", que combina análisis estadísticos de las observaciones climáticas con cada vez más poderosos modelos informáticos para estudiar la influencia del cambio climático en eventos climáticos extremos separados.
Otra ventaja que ofrece este sistema, según los investigadores, es que se puede usar para estudiar no sólo las condiciones climáticas en la superficie, sino también los "ingredientes" meteorológicos que contribuyen a eventos raros.
"Por ejemplo, encontramos que el patrón de presión atmosférica que se produjo durante Rusia durante la ola de calor de 2010 se ha vuelto más probable en las últimas décadas y que el calentamiento global ha contribuido a esas probabilidades", explica el coautor Daniel Horton.
Diffenbaugh añade que la demanda de aproximaciones cuantitativas y rigurosas a los eventos climáticos extremos aumentará en los próximos años.
"Cuando se mira los datos históricos, no hay duda de que el calentamiento global está sucediendo y que los eventos extremos están aumentando en muchas áreas del mundo", dijo.
"La gente toma muchas decisiones - a corto y largo plazo - que dependen del clima, por lo que tiene sentido que quieran saber si el calentamiento global está haciendo que los eventos extremos sean más probables. Como científicos, queremos asegurarnos de que tengan información precisa, objetiva y transparente para trabajar cuando tomen esas decisiones", concluye.
Referencia
Quantifying the influence of global warming on unprecedented extreme climate events. PNAS, doi: 10.1073/pnas.1618082114
Quantifying the influence of global warming on unprecedented extreme climate events. PNAS, doi: 10.1073/pnas.1618082114