La salud autopercibida de los pacientes es un mejor predictor a largo plazo de la enfermedad y la muerte que las pruebas de sangre, mediciones de presión arterial u otras pruebas sintomáticas estándar que un médico puede reunir, según un nuevo estudio de la Universidad Rice (Houston, EE.UU.).
El estudio, publicado en Psychoneuroendocrinology, expone la creciente evidencia estadística que apoya esta conclusión.
El equipo dirigido por Christopher Fagundes, profesor asistente de psicología de Rice, y el investigador postdoctoral Kyle Murdock encontró evidencia para reforzar su teoría de que la autopercepción de la salud -lo que se dice cuando un médico le pregunta cómo siente que está su salud en general- es tan bueno, o tal vez incluso mejor, que cualquier prueba para describir la propia condición fisiológica.
"Un par de años hubo un boom de trabajos en psicología y medicina acerca de lo que llamamos datos comunicados por los pacientes, la idea de que lo que los pacientes sienten realmente y dicen que sienten parece ser un mejor pronóstico de morbilidad y mortalidad que los análisis de colesterol y de sangre que reciben de los consultorios médicos", dice Fagundes en la información de Rice.
"Eso fue un hallazgo raro", dice. "Se podría pensar que marcadores objetivos como la presión arterial serían más exactos. La forma en que generalmente informa la gente de cómo se sienten está ligada más a menudo a una futura enfermedad o a su muerte de lo que sabe el médico. Como psicólogos, pensamos: "Aquí hay algo". Eso es lo que nos llevó a este artículo."
Sentimientos y herpesvirus
Los investigadores se dispusieron a encontrar pruebas que conectaran los puntos entre los sentimientos y el destino. Las encontraron en los datos existentes que establecen vínculos sólidos entre autopercepción de la salud y el aumento de los niveles de actividad del herpesvirus, un importante marcador de mala inmunidad celular que provoca altos niveles de inflamación.
Fagundes lleva tiempo colaborando con un equipo de la Universidad de Texas Medical Branch en Galveston y pudo aprovechar una base de datos única que se reunió hace una década sobre la ciudad de Texas: el Estudio de Salud y Estrés. El estudio evaluó la relación entre el estrés y la salud en la comunidad que aloja las industrias petroquímicas en la desembocadura del Canal de Navegación de Houston.
La encuesta a los residentes reunió autoevaluaciones (a través de un cuestionario de 36 preguntas) y muestras de sangre de cerca de 1.500 personas. Las muestras se analizaron para los niveles de herpesvirus activos y biomarcadores de inflamación.
"Encontramos que la autopercepción de la salud se asoció con la reactivación del herpesvirus", dice Murdock. "No estamos hablando acerca de la enfermedad de transmisión sexual, sino de virus que se asocian con cosas como el herpes labial, que son ubicuas en los adultos."
"La actividad del herpesvirus es un muy buen marcador funcional de la inmunidad celular, ya que casi todo el mundo ha estado expuesto a un tipo de virus u otro", dice Fagundes. "Esto no quiere decir que estés enfermo; probablemente ha estado latente en las células durante la mayor parte de tu vida. Pero dado que se reactiva a nivel celular e indica al sistema inmune que luché contra él, es un gran marcador de cómo está funcionando el sistema".
"Se puede imaginar que cuando el sistema inmune lucha contra algo, se produce más inflamación en todo el cuerpo, y la inflamación contribuye a la enfermedad, en pocas palabras", dice.
El estudio, publicado en Psychoneuroendocrinology, expone la creciente evidencia estadística que apoya esta conclusión.
El equipo dirigido por Christopher Fagundes, profesor asistente de psicología de Rice, y el investigador postdoctoral Kyle Murdock encontró evidencia para reforzar su teoría de que la autopercepción de la salud -lo que se dice cuando un médico le pregunta cómo siente que está su salud en general- es tan bueno, o tal vez incluso mejor, que cualquier prueba para describir la propia condición fisiológica.
"Un par de años hubo un boom de trabajos en psicología y medicina acerca de lo que llamamos datos comunicados por los pacientes, la idea de que lo que los pacientes sienten realmente y dicen que sienten parece ser un mejor pronóstico de morbilidad y mortalidad que los análisis de colesterol y de sangre que reciben de los consultorios médicos", dice Fagundes en la información de Rice.
"Eso fue un hallazgo raro", dice. "Se podría pensar que marcadores objetivos como la presión arterial serían más exactos. La forma en que generalmente informa la gente de cómo se sienten está ligada más a menudo a una futura enfermedad o a su muerte de lo que sabe el médico. Como psicólogos, pensamos: "Aquí hay algo". Eso es lo que nos llevó a este artículo."
Sentimientos y herpesvirus
Los investigadores se dispusieron a encontrar pruebas que conectaran los puntos entre los sentimientos y el destino. Las encontraron en los datos existentes que establecen vínculos sólidos entre autopercepción de la salud y el aumento de los niveles de actividad del herpesvirus, un importante marcador de mala inmunidad celular que provoca altos niveles de inflamación.
Fagundes lleva tiempo colaborando con un equipo de la Universidad de Texas Medical Branch en Galveston y pudo aprovechar una base de datos única que se reunió hace una década sobre la ciudad de Texas: el Estudio de Salud y Estrés. El estudio evaluó la relación entre el estrés y la salud en la comunidad que aloja las industrias petroquímicas en la desembocadura del Canal de Navegación de Houston.
La encuesta a los residentes reunió autoevaluaciones (a través de un cuestionario de 36 preguntas) y muestras de sangre de cerca de 1.500 personas. Las muestras se analizaron para los niveles de herpesvirus activos y biomarcadores de inflamación.
"Encontramos que la autopercepción de la salud se asoció con la reactivación del herpesvirus", dice Murdock. "No estamos hablando acerca de la enfermedad de transmisión sexual, sino de virus que se asocian con cosas como el herpes labial, que son ubicuas en los adultos."
"La actividad del herpesvirus es un muy buen marcador funcional de la inmunidad celular, ya que casi todo el mundo ha estado expuesto a un tipo de virus u otro", dice Fagundes. "Esto no quiere decir que estés enfermo; probablemente ha estado latente en las células durante la mayor parte de tu vida. Pero dado que se reactiva a nivel celular e indica al sistema inmune que luché contra él, es un gran marcador de cómo está funcionando el sistema".
"Se puede imaginar que cuando el sistema inmune lucha contra algo, se produce más inflamación en todo el cuerpo, y la inflamación contribuye a la enfermedad, en pocas palabras", dice.
Conclusión
Estudios previos realizados por Fagundes y otros demostraron la relación entre la activación del virus del herpes y la inflamación. Aunque los pacientes pueden no ser conscientes de los herpesvirus activos o la inflamación, los investigadores sospecharon que un mecanismo más fuerte que el mero instinto era responsable de sus expresiones de malestar.
"Hemos encontrado que la mala autopercepción de la salud se asoció con una mayor reactivación de estos virus de herpes latentes, que se asoció con una mayor inflamación, y sabemos que esas dos cosas están asociadas con la morbilidad y la mortalidad, así como algunos tipos de cáncer, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares", dice Murdock.
Después de eliminar los datos de 251 individuos que no mostraron signos de herpesvirus, el equipo terminó con una instantánea que muestra claramente que los que informaron sentir un buen estado de salud tenían niveles de virus e inflamación bajos, mientras que los que dijeron que se sentían mal tenían altos el virus y la inflamación.
Los investigadores señalaron que es muy poco probable que los médicos de atención primaria comprueben si hay actividad de herpesvirus o inflamación. "Es muy difícil hacer un ensayo clínico y requiere demasiado tiempo", dice Fagundes. "Miran cosas como los recuentos de glóbulos blancos en pacientes con cáncer, pero nunca hacen una prueba de latencia del herpesvirus, y las pruebas de la inflamación son escasas. Estos son buenos marcadores para la salud a largo plazo, pero no para las cosas que te van a afectar mañana".
El investigador dice que los científicos aún no han identificado el canal que da a la gente la sensación de enfermedad inminente. Una teoría es que la fatiga es un marcador. "He oído a muchos médicos de atención primaria decir que nunca han visto a una persona con una enfermedad que no estuviera asociada con la fatiga", dice Fagundes. Otra posibilidad es una sensación de desequilibrio en el microbioma intestinal, otra vía de estudio en el futuro.
Sin embargo, los médicos deben seguir prestando mucha atención a lo que comunican los pacientes. "Cuando un paciente dice: "Yo no siento que mi salud sea muy bueno en este momento", es algo significativo, con una base biológica, incluso si no muestra síntomas", dice.
"Cuando voy a conferencias de defensores del paciente, están agradecidas a que estemos encontrando mecanismos biológicos, porque sienten que los médicos les han ignorado durante años, diciendo: "Está en su cabeza." Bueno, está en su cabeza, pero hay una razón".
Estudios previos realizados por Fagundes y otros demostraron la relación entre la activación del virus del herpes y la inflamación. Aunque los pacientes pueden no ser conscientes de los herpesvirus activos o la inflamación, los investigadores sospecharon que un mecanismo más fuerte que el mero instinto era responsable de sus expresiones de malestar.
"Hemos encontrado que la mala autopercepción de la salud se asoció con una mayor reactivación de estos virus de herpes latentes, que se asoció con una mayor inflamación, y sabemos que esas dos cosas están asociadas con la morbilidad y la mortalidad, así como algunos tipos de cáncer, la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares", dice Murdock.
Después de eliminar los datos de 251 individuos que no mostraron signos de herpesvirus, el equipo terminó con una instantánea que muestra claramente que los que informaron sentir un buen estado de salud tenían niveles de virus e inflamación bajos, mientras que los que dijeron que se sentían mal tenían altos el virus y la inflamación.
Los investigadores señalaron que es muy poco probable que los médicos de atención primaria comprueben si hay actividad de herpesvirus o inflamación. "Es muy difícil hacer un ensayo clínico y requiere demasiado tiempo", dice Fagundes. "Miran cosas como los recuentos de glóbulos blancos en pacientes con cáncer, pero nunca hacen una prueba de latencia del herpesvirus, y las pruebas de la inflamación son escasas. Estos son buenos marcadores para la salud a largo plazo, pero no para las cosas que te van a afectar mañana".
El investigador dice que los científicos aún no han identificado el canal que da a la gente la sensación de enfermedad inminente. Una teoría es que la fatiga es un marcador. "He oído a muchos médicos de atención primaria decir que nunca han visto a una persona con una enfermedad que no estuviera asociada con la fatiga", dice Fagundes. Otra posibilidad es una sensación de desequilibrio en el microbioma intestinal, otra vía de estudio en el futuro.
Sin embargo, los médicos deben seguir prestando mucha atención a lo que comunican los pacientes. "Cuando un paciente dice: "Yo no siento que mi salud sea muy bueno en este momento", es algo significativo, con una base biológica, incluso si no muestra síntomas", dice.
"Cuando voy a conferencias de defensores del paciente, están agradecidas a que estemos encontrando mecanismos biológicos, porque sienten que los médicos les han ignorado durante años, diciendo: "Está en su cabeza." Bueno, está en su cabeza, pero hay una razón".
Referencia bibliográfica:
Kyle W. Murdock, Christopher P. Fagundes, M. Kristen Peek, Vansh Vohra, Raymond P. Stowe: The effect of self-reported health on latent herpesvirus reactivation and inflammation in an ethnically diverse sample. Psychoneuroendocrinology (2016). DOI: 10.1016/j.psyneuen.2016.06.014.
Kyle W. Murdock, Christopher P. Fagundes, M. Kristen Peek, Vansh Vohra, Raymond P. Stowe: The effect of self-reported health on latent herpesvirus reactivation and inflammation in an ethnically diverse sample. Psychoneuroendocrinology (2016). DOI: 10.1016/j.psyneuen.2016.06.014.