Por cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) que una persona o el planeta emite a la atmósfera, desaparecen tres metros cuadrados del hielo ártico, según un estudio basado en observaciones de satélites registradas entre 1953 y 2015 del que informa el Instituto Max-Plank de Meteorología en un comunicado.
El estudio, publicado en la revista Science, confirma la existencia de una relación directa entre las emisiones de CO2 y las variaciones de la superficie del casquete ártico durante el verano y llama la atención sobre la responsabilidad de cada habitante del planeta en la reducción de la superficie helada en el Ártico.
El estudio también señala que limitar a 2ºC la elevación de la temperatura global en relación a la época industrial, tal como se ha convenido en los acuerdos de París (COP21), no será suficiente para conseguir que el hielo ártico no se derrita en verano.
Señalan al respecto los investigadores que si sólo se limita a un 2ºC la subida de la temperatura, eso supondría un incremento en más de un billón de toneladas de emisiones de CO2 desde hoy hasta el año 2100.
Para conseguir que el casquete polar no desaparezca en la época estival, el incremento de temperatura debería limitarse a 1,5ºC, y no al 2ºC, tal como se convino en la conferencia del clima de París de diciembre pasado, considera el estudio.
La extensión de los hielos del océano Ártico disminuyó este año hasta los 4,4 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone la segunda menor extensión desde 1979, cuando se iniciaron las observaciones mediante satélites. La superficie helada reducida este año está muy cercana al récord que se alcanzó en 2007.
Para los investigadores, la acelerada disminución de la superficie del casquete ártico es uno de los indicadores más consistentes del calentamiento global.
La extensión de los hielos del océano Ártico se ha reducido a la mitad en los últimos 40 años y si la tendencia al calentamiento prosigue en los parámetros previstos, estos hielos desaparecerán totalmente cada verano hacia mediados de este siglo. Todo dependerá de la intensidad y velocidad de la reducción de las emisiones de CO2 que genera la actividad humana, según los investigadores.
El estudio se propone sensibilizar a la sociedad de la responsabilidad individual en el calentamiento global: los investigadores señalan al respecto que una tonelada de C02 es lo que representa para una persona un vuelo entre Nueva York y Europa, o un viaje de 4.000 kilómetros en coche.
El estudio, publicado en la revista Science, confirma la existencia de una relación directa entre las emisiones de CO2 y las variaciones de la superficie del casquete ártico durante el verano y llama la atención sobre la responsabilidad de cada habitante del planeta en la reducción de la superficie helada en el Ártico.
El estudio también señala que limitar a 2ºC la elevación de la temperatura global en relación a la época industrial, tal como se ha convenido en los acuerdos de París (COP21), no será suficiente para conseguir que el hielo ártico no se derrita en verano.
Señalan al respecto los investigadores que si sólo se limita a un 2ºC la subida de la temperatura, eso supondría un incremento en más de un billón de toneladas de emisiones de CO2 desde hoy hasta el año 2100.
Para conseguir que el casquete polar no desaparezca en la época estival, el incremento de temperatura debería limitarse a 1,5ºC, y no al 2ºC, tal como se convino en la conferencia del clima de París de diciembre pasado, considera el estudio.
La extensión de los hielos del océano Ártico disminuyó este año hasta los 4,4 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone la segunda menor extensión desde 1979, cuando se iniciaron las observaciones mediante satélites. La superficie helada reducida este año está muy cercana al récord que se alcanzó en 2007.
Para los investigadores, la acelerada disminución de la superficie del casquete ártico es uno de los indicadores más consistentes del calentamiento global.
La extensión de los hielos del océano Ártico se ha reducido a la mitad en los últimos 40 años y si la tendencia al calentamiento prosigue en los parámetros previstos, estos hielos desaparecerán totalmente cada verano hacia mediados de este siglo. Todo dependerá de la intensidad y velocidad de la reducción de las emisiones de CO2 que genera la actividad humana, según los investigadores.
El estudio se propone sensibilizar a la sociedad de la responsabilidad individual en el calentamiento global: los investigadores señalan al respecto que una tonelada de C02 es lo que representa para una persona un vuelo entre Nueva York y Europa, o un viaje de 4.000 kilómetros en coche.
El COP21, en vigor
El estudio se publica coincidiendo con la entrada en vigor, hoy viernes, del primer acuerdo mundial para evitar la escalada incontrolada del calentamiento global, tres días antes de la conferencia de Marrakech (COP22), donde se abordará la aplicación de los Acuerdos de París (COP21).
Hasta ahora, 92 de los 192 países ya han ratificado los Acuerdos de París, entre ellos los más importantes, lo que ha permitido su entrada en vigor. Aunque el texto ha sido adoptado con inusitada agilidad, todavía queda mucho para conseguir su aplicación efectiva, si bien ya nace con la amenaza de que no será suficiente para impedir la pérdida del hielo ártico en verano, aunque se cumpla el compromiso de reducir las emisiones de CO2 en las cantidades previstas, tal como ha denunciado el estudio publicado en la revista Science.
En la conferencia de Marrakech, que se celebra del 7 al 18 de noviembre, los diplomáticos deberán concretar todavía muchos detalles de los Acuerdos de París, que son necesarios para conseguir que los compromisos sean satisfechos en tiempo y forma por los países que ya los han ratificado.
De los principales países emisores, Rusia todavía no ha puesto fecha para ratificarlo. Australia y Japón ya han iniciado el proceso de aplicación de los Acuerdos de París, pero en Europa una serie de países, entre ellos España, todavía deben ratificarlo a nivel nacional. De América Latina, ya han ratificado los Acuerdos de París, entre otros, Argentina, Brasil, México, Perú, Costa Rica, Bolivia, Honduras y Uruguay.
El estudio se publica coincidiendo con la entrada en vigor, hoy viernes, del primer acuerdo mundial para evitar la escalada incontrolada del calentamiento global, tres días antes de la conferencia de Marrakech (COP22), donde se abordará la aplicación de los Acuerdos de París (COP21).
Hasta ahora, 92 de los 192 países ya han ratificado los Acuerdos de París, entre ellos los más importantes, lo que ha permitido su entrada en vigor. Aunque el texto ha sido adoptado con inusitada agilidad, todavía queda mucho para conseguir su aplicación efectiva, si bien ya nace con la amenaza de que no será suficiente para impedir la pérdida del hielo ártico en verano, aunque se cumpla el compromiso de reducir las emisiones de CO2 en las cantidades previstas, tal como ha denunciado el estudio publicado en la revista Science.
En la conferencia de Marrakech, que se celebra del 7 al 18 de noviembre, los diplomáticos deberán concretar todavía muchos detalles de los Acuerdos de París, que son necesarios para conseguir que los compromisos sean satisfechos en tiempo y forma por los países que ya los han ratificado.
De los principales países emisores, Rusia todavía no ha puesto fecha para ratificarlo. Australia y Japón ya han iniciado el proceso de aplicación de los Acuerdos de París, pero en Europa una serie de países, entre ellos España, todavía deben ratificarlo a nivel nacional. De América Latina, ya han ratificado los Acuerdos de París, entre otros, Argentina, Brasil, México, Perú, Costa Rica, Bolivia, Honduras y Uruguay.
Referencia
Notz, D., and J. Stroeve (2016) Observed Arctic sea-ice loss directly follows anthropogenic CO2 emission. doi: 10.1126/science.aag2345.
Notz, D., and J. Stroeve (2016) Observed Arctic sea-ice loss directly follows anthropogenic CO2 emission. doi: 10.1126/science.aag2345.