Los científicos creen que los fragmentos encontrados podrían haber viajado hasta la estratosfera terrestre en el entorno húmedo de un cometa. Imagen: goce risteski. Fuente: PhotoXpress.
Un equipo de astrobiólogos de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, asegura haber encontrado una importante prueba de que la vida llegó a la Tierra procedente de otros lugares del cosmos.
Los investigadores afirman que han hallado en la estratosfera fragmentos de un alga unicelular, la diatomea, procedentes del espacio, pues por su tamaño no habrían podido llegar desde nuestro planeta. Estos fragmentos habrían alcanzado la estratosfera viajando en el entorno húmedo de un cometa.
En concreto, lo que se ha descubierto son los restos de una frústula, que es la pared celular dura y porosa de la capa externa de este tipo de algas, detallan los científicos en la revista Journal of Cosmology, anteriormente criticada por la extravagancia de algunas de sus publicaciones.
Por ejemplo, en 2011 Journal of Cosmology sacó a la luz un controvertido artículo que anunciaba la identificación de diminutos restos fósiles de vida alienígena en meteoritos.
Con respecto a este hallazgo algunos astrónomos se mostraron tan escépticos que otra revista, Comology, invitó entonces a 100 expertos sobre el tema y a 5.000 científicos a ofrecer un análisis crítico sobre esta otra investigación.
¿Por qué no pueden proceder de la Tierra?
Pero volviendo a la investigación de Sheffield, su director, Milton Wainwright, del Departamento de Biología Molecular y Biotecnología de dicha Universidad, explica en un comunicado que el descubrimiento se hizo gracias a un globo aerostático lanzado a la estratosfera, a una distancia de 27 kilómetros de nuestro planeta, durante la última lluvia de meteoros conocida como Perseidas o, más popularmente, como Lágrimas de San Lorenzo.
"La mayoría de la gente asumirá que las partículas biológicas encontradas simplemente habrán llegado a la estratosfera desde la Tierra, pero en general se acepta que una partícula de este tamaño no puede alejarse de nuestro planeta hasta una altura de, por ejemplo, 27 kilómetros. La única excepción conocida sería la del caso de una erupción volcánica violenta, y no ha habido ninguna erupción de este tipo en tres años”, añade convencido el investigador.
"En ausencia de un mecanismo por el cual partículas tan grandes como las halladas hayan sido transportadas a la estratosfera, sólo podemos inferir el origen espacial de estas entidades biológicas. Nuestra conclusión es, por tanto, que la vida está llegando a la Tierra desde el espacio continuamente, y no se limita a este planeta. Es casi seguro que no se originó aquí ", afirma.
Wainwright cree que los resultados podrían ser revolucionarios: "Si la vida continúa llegando desde el espacio, entonces tenemos que cambiar por completo nuestra visión de la biología y de la evolución. ¡Deberán rescribirse los libros de texto!”
El globo, diseñado por Chris Rose y Alex Baker, del Leonardo Centre for Tribology de la Universidad de Sheffield, salió de las proximidades de Chester (ciudad ubicada al noroeste de Inglaterra) portando herramientas de observación microscópica que sólo fueron expuestas a la atmósfera cuando el globo alcanzó alturas de entre 22 y 27 kilómetros.
Éste aterrizó más tarde e intacto cerca del condado inglés de Wakefield. Entonces, los científicos descubrieron que había capturado un fragmento de diatomeas y algunas entidades biológicas inusuales en la estratosfera, todas ellas demasiado grandes como para provenir de la Tierra.
Los investigadores afirman que han hallado en la estratosfera fragmentos de un alga unicelular, la diatomea, procedentes del espacio, pues por su tamaño no habrían podido llegar desde nuestro planeta. Estos fragmentos habrían alcanzado la estratosfera viajando en el entorno húmedo de un cometa.
En concreto, lo que se ha descubierto son los restos de una frústula, que es la pared celular dura y porosa de la capa externa de este tipo de algas, detallan los científicos en la revista Journal of Cosmology, anteriormente criticada por la extravagancia de algunas de sus publicaciones.
Por ejemplo, en 2011 Journal of Cosmology sacó a la luz un controvertido artículo que anunciaba la identificación de diminutos restos fósiles de vida alienígena en meteoritos.
Con respecto a este hallazgo algunos astrónomos se mostraron tan escépticos que otra revista, Comology, invitó entonces a 100 expertos sobre el tema y a 5.000 científicos a ofrecer un análisis crítico sobre esta otra investigación.
¿Por qué no pueden proceder de la Tierra?
Pero volviendo a la investigación de Sheffield, su director, Milton Wainwright, del Departamento de Biología Molecular y Biotecnología de dicha Universidad, explica en un comunicado que el descubrimiento se hizo gracias a un globo aerostático lanzado a la estratosfera, a una distancia de 27 kilómetros de nuestro planeta, durante la última lluvia de meteoros conocida como Perseidas o, más popularmente, como Lágrimas de San Lorenzo.
"La mayoría de la gente asumirá que las partículas biológicas encontradas simplemente habrán llegado a la estratosfera desde la Tierra, pero en general se acepta que una partícula de este tamaño no puede alejarse de nuestro planeta hasta una altura de, por ejemplo, 27 kilómetros. La única excepción conocida sería la del caso de una erupción volcánica violenta, y no ha habido ninguna erupción de este tipo en tres años”, añade convencido el investigador.
"En ausencia de un mecanismo por el cual partículas tan grandes como las halladas hayan sido transportadas a la estratosfera, sólo podemos inferir el origen espacial de estas entidades biológicas. Nuestra conclusión es, por tanto, que la vida está llegando a la Tierra desde el espacio continuamente, y no se limita a este planeta. Es casi seguro que no se originó aquí ", afirma.
Wainwright cree que los resultados podrían ser revolucionarios: "Si la vida continúa llegando desde el espacio, entonces tenemos que cambiar por completo nuestra visión de la biología y de la evolución. ¡Deberán rescribirse los libros de texto!”
El globo, diseñado por Chris Rose y Alex Baker, del Leonardo Centre for Tribology de la Universidad de Sheffield, salió de las proximidades de Chester (ciudad ubicada al noroeste de Inglaterra) portando herramientas de observación microscópica que sólo fueron expuestas a la atmósfera cuando el globo alcanzó alturas de entre 22 y 27 kilómetros.
Éste aterrizó más tarde e intacto cerca del condado inglés de Wakefield. Entonces, los científicos descubrieron que había capturado un fragmento de diatomeas y algunas entidades biológicas inusuales en la estratosfera, todas ellas demasiado grandes como para provenir de la Tierra.
Los isótopos confirmarán o desmentirán
Wainwright asegura que se tomaron precauciones muy estrictas para evitar que las muestras se contaminaran con material terrestre.
El investigador y su equipo esperan poder ampliar y confirmar estos resultados en una nueva prueba que se realizará en octubre, coincidiendo con la próxima lluvia de meteoros asociada con el paso del Cometa Haley, momento en que habrá grandes cantidades de polvo cósmico. Para entonces se espera poder encontrar nuevos e inusuales organismos.
Wainwright añade: "Por supuesto se argumentará que debe haber un mecanismo, hasta ahora desconocido, de transferencia de grandes partículas a la alta estratosfera desde la Tierra, pero mantenemos nuestra conclusión. El experimento absolutamente crucial vendrá cuando llevemos a cabo el ‘fraccionamiento isotópico’. Vamos a tomar algunas de las muestras que hemos aislado de la estratosfera e introducirlas en una máquina compleja. Si el porcentaje de ciertos isótopos es un número dado, nuestros organismos serán en realidad de la Tierra; pero si se da otro porcentaje, entonces son del espacio. La tensión, obviamente, será casi insoportable".
Bacterias terrestres en la atmósfera
Por más extraño que parezca el hallazgo de Wainwright (cuya conclusión aún no está confirmada), lo cierto es que ya se sabía que la atmósfera terrestre alberga formas de vida.
A principios de este año, científicos de la NASA anunciaron que habían descubierto bacterias viviendo a entre seis y ocho kilómetros de la superficie de la Tierra: muestras de aire tomadas de la parte superior de la troposfera (capa de la atmósfera terrestre que está en contacto con la superficie de la Tierra) por una aeronave revelaron, en concreto, 314 tipos distintos de bacterias suspendidas sobre el Océano Atlántico y Estados Unidos, informa The Telegraph.
Sin embargo, los investigadores concluyeron que gran parte de estos microorganismos (que constituían el 20% de las partículas recogidas), habían sido aventados por el movimiento del aire en la formación de los huracanes. Es decir, que no habían venido del espacio.
A más altura, incluso a 30 kilómetros de distancia, es corriente encontrar otra bacteria en la estratosfera, la Bacillus stratosphericus. Ésta es tan común que investigadores de la Universidad Newcastle han llegado a usarla como generador de electricidad.
Wainwright asegura que se tomaron precauciones muy estrictas para evitar que las muestras se contaminaran con material terrestre.
El investigador y su equipo esperan poder ampliar y confirmar estos resultados en una nueva prueba que se realizará en octubre, coincidiendo con la próxima lluvia de meteoros asociada con el paso del Cometa Haley, momento en que habrá grandes cantidades de polvo cósmico. Para entonces se espera poder encontrar nuevos e inusuales organismos.
Wainwright añade: "Por supuesto se argumentará que debe haber un mecanismo, hasta ahora desconocido, de transferencia de grandes partículas a la alta estratosfera desde la Tierra, pero mantenemos nuestra conclusión. El experimento absolutamente crucial vendrá cuando llevemos a cabo el ‘fraccionamiento isotópico’. Vamos a tomar algunas de las muestras que hemos aislado de la estratosfera e introducirlas en una máquina compleja. Si el porcentaje de ciertos isótopos es un número dado, nuestros organismos serán en realidad de la Tierra; pero si se da otro porcentaje, entonces son del espacio. La tensión, obviamente, será casi insoportable".
Bacterias terrestres en la atmósfera
Por más extraño que parezca el hallazgo de Wainwright (cuya conclusión aún no está confirmada), lo cierto es que ya se sabía que la atmósfera terrestre alberga formas de vida.
A principios de este año, científicos de la NASA anunciaron que habían descubierto bacterias viviendo a entre seis y ocho kilómetros de la superficie de la Tierra: muestras de aire tomadas de la parte superior de la troposfera (capa de la atmósfera terrestre que está en contacto con la superficie de la Tierra) por una aeronave revelaron, en concreto, 314 tipos distintos de bacterias suspendidas sobre el Océano Atlántico y Estados Unidos, informa The Telegraph.
Sin embargo, los investigadores concluyeron que gran parte de estos microorganismos (que constituían el 20% de las partículas recogidas), habían sido aventados por el movimiento del aire en la formación de los huracanes. Es decir, que no habían venido del espacio.
A más altura, incluso a 30 kilómetros de distancia, es corriente encontrar otra bacteria en la estratosfera, la Bacillus stratosphericus. Ésta es tan común que investigadores de la Universidad Newcastle han llegado a usarla como generador de electricidad.
Referencia bibliográfica:
Wainwright, M., C.E. Rose, A.J. Baker, K.J. Briston, & N.C.Wickramasinghe, Isolation of a diatom frustule fragment from the lower stratosphere (22-27Km) – evidence for a cosmic origin. Journal of Cosmology (2013).
Wainwright, M., C.E. Rose, A.J. Baker, K.J. Briston, & N.C.Wickramasinghe, Isolation of a diatom frustule fragment from the lower stratosphere (22-27Km) – evidence for a cosmic origin. Journal of Cosmology (2013).