Imagen: NASA. Fuente: Everystockphoto.
Un nuevo estudio ha revelado algunas cifras alarmantes que muestran que el número de mujeres dedicadas a la ingeniería, la física y la informática es extraordinariamente bajo en las principales economías del mundo, y que disminuye en otras potencias.
La investigación fue realizada por expertos en cuestiones internacionales relacionadas con el sexo, la ciencia y la tecnología pertenecientes a las organizaciones Women in Global Science & Technology y Organization for Women in Science for the Developing World (OWSD), y financiado por la Fundación Elsevier.
Sus resultados ilustran las oportunidades y los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres que realizan una labor científica en Brasil, la Unión Europea, India, Indonesia, Corea, Sudáfrica y Estados Unidos.
Escaso éxito obtenido
En estos países se están llevando a cabo numerosas iniciativas para favorecer un mayor acceso de las mujeres a la formación científica y tecnológica.
Sin embargo, el estudio no muestra resultados muy alentadores, sobre todo en los campos de la ingeniería, la física y la informática, donde las mujeres no llegan al 30 % de los asistentes a estos programas de formación.
Por otro lado, aunque algunos países han experimentado un aumento en el número de mujeres que estudian ciencia y tecnología, esta circunstancia no se ha traducido necesariamente en un mayor número de mujeres empleadas en estos sectores. De hecho, las cifras de mujeres que realmente trabajan en estos campos están disminuyendo de forma generalizada.
“Estas economías funcionan conforme a la premisa establecida de que si se ofrece a las chicas y a las mujeres un mayor acceso a la formación, terminarán por alcanzar la paridad con los varones en estos campos”, afirma Sophia Huyer, investigadora jefe y directora ejecutiva fundadora de Women in Global Science & Technology.
“Esta estrategia ha dictado nuestra forma de abordar el problema durante más de una década y lo único que se ha conseguido hasta ahora son cambios positivos apenas perceptibles. El informe indica que el acceso a la formación por sí solo no es la solución. Tan solo es una parte de lo que debería ser un abordaje multidimensional desde el ámbito de la regulación. No hay ninguna solución sencilla”, añade Huyer.
A la vista de estos resultados, la Unión Europea se esfuerza al máximo mediante varias iniciativas encuadradas en el Séptimo Programa Marco (7PM), con el propósito de alentar la participación de mujeres en los sectores de la investigación y la innovación.
La iniciativa Ciencia en Sociedad (Science in Society) ofrece apoyo económico a organizaciones de investigación para implantar planes de igualdad de sexos. Este programa también financia formación para investigadores con el fin de lograr una mejor integración de las cuestiones de sexo en los proyectos de investigación.
Mientras tanto, las Acciones Marie Sklodowska-Curie animan a las mujeres a dedicarse a la investigación y, por medio de un conjunto de medidas, les ayudan a compaginar su profesión con su vida familiar. Hasta la fecha, casi el 40 % de los beneficiarios de las subvenciones Marie Sklodowska-Curie, pertenecientes al Séptimo Programa Marco (7PM) de investigación en curso de la Unión Europea, son mujeres.
La investigación fue realizada por expertos en cuestiones internacionales relacionadas con el sexo, la ciencia y la tecnología pertenecientes a las organizaciones Women in Global Science & Technology y Organization for Women in Science for the Developing World (OWSD), y financiado por la Fundación Elsevier.
Sus resultados ilustran las oportunidades y los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres que realizan una labor científica en Brasil, la Unión Europea, India, Indonesia, Corea, Sudáfrica y Estados Unidos.
Escaso éxito obtenido
En estos países se están llevando a cabo numerosas iniciativas para favorecer un mayor acceso de las mujeres a la formación científica y tecnológica.
Sin embargo, el estudio no muestra resultados muy alentadores, sobre todo en los campos de la ingeniería, la física y la informática, donde las mujeres no llegan al 30 % de los asistentes a estos programas de formación.
Por otro lado, aunque algunos países han experimentado un aumento en el número de mujeres que estudian ciencia y tecnología, esta circunstancia no se ha traducido necesariamente en un mayor número de mujeres empleadas en estos sectores. De hecho, las cifras de mujeres que realmente trabajan en estos campos están disminuyendo de forma generalizada.
“Estas economías funcionan conforme a la premisa establecida de que si se ofrece a las chicas y a las mujeres un mayor acceso a la formación, terminarán por alcanzar la paridad con los varones en estos campos”, afirma Sophia Huyer, investigadora jefe y directora ejecutiva fundadora de Women in Global Science & Technology.
“Esta estrategia ha dictado nuestra forma de abordar el problema durante más de una década y lo único que se ha conseguido hasta ahora son cambios positivos apenas perceptibles. El informe indica que el acceso a la formación por sí solo no es la solución. Tan solo es una parte de lo que debería ser un abordaje multidimensional desde el ámbito de la regulación. No hay ninguna solución sencilla”, añade Huyer.
A la vista de estos resultados, la Unión Europea se esfuerza al máximo mediante varias iniciativas encuadradas en el Séptimo Programa Marco (7PM), con el propósito de alentar la participación de mujeres en los sectores de la investigación y la innovación.
La iniciativa Ciencia en Sociedad (Science in Society) ofrece apoyo económico a organizaciones de investigación para implantar planes de igualdad de sexos. Este programa también financia formación para investigadores con el fin de lograr una mejor integración de las cuestiones de sexo en los proyectos de investigación.
Mientras tanto, las Acciones Marie Sklodowska-Curie animan a las mujeres a dedicarse a la investigación y, por medio de un conjunto de medidas, les ayudan a compaginar su profesión con su vida familiar. Hasta la fecha, casi el 40 % de los beneficiarios de las subvenciones Marie Sklodowska-Curie, pertenecientes al Séptimo Programa Marco (7PM) de investigación en curso de la Unión Europea, son mujeres.
Desaprovechamiento de un potencial enorme
Los datos recopilados por el estudio han ofrecido asimismo algunas pistas de los logros que se pueden conseguir. Por ejemplo, revelan que la paridad de las mujeres en los campos de la ciencia, la tecnología y la innovación está condicionada por una serie de factores de habilitación.
Los principales factores que propician la paridad son un nivel económico superior, puestos de mayor influencia en la administración pública y la política, acceso a recursos económicos, productivos y tecnológicos, calidad de la atención sanitaria y recursos financieros.
También se ha observado que la paridad entre hombres y mujeres es mayor en los países donde se han aplicado políticas gubernamentales que favorecen el cuidado de los niños, la igualdad de remuneración y la integración de las cuestiones de género.
Uno de los principales hallazgos del estudio es que son pocos los países que recopilan datos uniformes y fiables separados por sexos en todas estas áreas, lo que dificulta su capacidad para implantar políticas y programas de habilitación efectivos.
“Observamos que la ausencia de cualquiera de estos elementos propicia una situación de vulnerabilidad para las naciones que desean alcanzar una posición competitiva en la economía del conocimiento”, explica Huyer, que añade: “Ningún país o región cumple todas las exigencias, y en algunos las carencias son desalentadoras. Asistimos a un absoluto despilfarro de recursos. Estamos desperdiciando recursos formando a mujeres que no encuentran continuidad en el ámbito profesional y estamos desaprovechando el enorme potencial que ofrecen las mujeres”.
“Esta extensa y ambiciosa evaluación es un punto de partida esencial para medir la participación de las mujeres y las chicas en los campos de la ciencia, la tecnología y la innovación en los países emergentes y en vías de desarrollo”, comenta por su parte David Ruth, director ejecutivo de la Fundación Elsevier. “En este estudio se identifican las principales áreas de fortaleza y debilidad de los países y confiamos en que ayude a establecer la base de un sistema regulador basado en realidades y a seguir avanzando”, concluye el experto.
Los datos recopilados por el estudio han ofrecido asimismo algunas pistas de los logros que se pueden conseguir. Por ejemplo, revelan que la paridad de las mujeres en los campos de la ciencia, la tecnología y la innovación está condicionada por una serie de factores de habilitación.
Los principales factores que propician la paridad son un nivel económico superior, puestos de mayor influencia en la administración pública y la política, acceso a recursos económicos, productivos y tecnológicos, calidad de la atención sanitaria y recursos financieros.
También se ha observado que la paridad entre hombres y mujeres es mayor en los países donde se han aplicado políticas gubernamentales que favorecen el cuidado de los niños, la igualdad de remuneración y la integración de las cuestiones de género.
Uno de los principales hallazgos del estudio es que son pocos los países que recopilan datos uniformes y fiables separados por sexos en todas estas áreas, lo que dificulta su capacidad para implantar políticas y programas de habilitación efectivos.
“Observamos que la ausencia de cualquiera de estos elementos propicia una situación de vulnerabilidad para las naciones que desean alcanzar una posición competitiva en la economía del conocimiento”, explica Huyer, que añade: “Ningún país o región cumple todas las exigencias, y en algunos las carencias son desalentadoras. Asistimos a un absoluto despilfarro de recursos. Estamos desperdiciando recursos formando a mujeres que no encuentran continuidad en el ámbito profesional y estamos desaprovechando el enorme potencial que ofrecen las mujeres”.
“Esta extensa y ambiciosa evaluación es un punto de partida esencial para medir la participación de las mujeres y las chicas en los campos de la ciencia, la tecnología y la innovación en los países emergentes y en vías de desarrollo”, comenta por su parte David Ruth, director ejecutivo de la Fundación Elsevier. “En este estudio se identifican las principales áreas de fortaleza y debilidad de los países y confiamos en que ayude a establecer la base de un sistema regulador basado en realidades y a seguir avanzando”, concluye el experto.