Electricity through your body. Luigi Marchesi.
Un equipo internacional de investigadores ha descubierto una novedosa manera de curar heridas: la electricidad. Se trata de científicos que estudian cómo las corrientes continuas de los campos eléctricos pueden ser aplicadas al cuerpo para controlar el comportamiento celular. Los resultados de esta investigación podrían generar métodos pioneros de tratamiento de heridas y otras lesiones del organismo humano.
El equipo, liderado por el profesor de la universidad escocesa de Aberdeen, Min Zhao, ha descubierto una pareja de proteínas y genes en células que juegan un papel esencial en las células para que éstas curen heridas, como respuesta a las señales eléctricas que se producen de manera natural en las lesiones.
Los científicos han descubierto asimismo que cuando aplican un campo eléctrico a una herida, se altera la “ruta” que siguen las células, que en un intento de reparar las heridas, se mueven alrededor de éstas. Variando el voltaje de los campos eléctricos se puede modificar la velocidad con la que una herida cicatriza, publica la universidad de Aberdeen en un comunicado.
El estudio ha demostrado, según Zhao, que la electricidad en el cuerpo es mucho más importante de lo que previamente se creía, y que podría ser utilizada para curar heridas e incluso para la regeneración celular.
El origen de la electrofisiología
Los primeros científicos de la historia que se dedicaron a estudiar los efectos de la electricidad sobre la biología fueron el italiano Luigi Galvani y el alemán Emil Du-Bois Reymond. El primero demostró, en 1780 y cuando se empezaba a conocer la electricidad, que la aplicación de corrientes eléctricas a las médulas espinales de las ranas producía que las extremidades de éstas se movieran. Lo denominó “electricidad animal”, y la identificó con la fuerza vital.
Emil Du-Bois Reymond, por su parte, es considerado el padre de la llamada electrofisiología (estudio de las propiedades eléctricas de las células y tejidos biológicos). Gracias a sus investigaciones acerca de la electricidad en los organismos, descubrió que en nervios y heridas existen corrientes eléctricas. Llegó a hacerse una herida en su propio brazo para medir las corrientes eléctricas que de forma natural emitía el cuerpo al lesionase.
Los trabajos de estos pioneros llevaron a comprender que la actividad eléctrica de los nervios de nuestro cuerpo es la base para ver, sentir y oír, así como para controlar la contracción muscular por la que podemos movernos.
Pero mientras la electrofisiología siguió desarrollándose como ciencia, el área de estudio de los campos eléctricos en la curación de heridas quedó relegada, señala Zhao.
Piel y córneas
Ahora, el equipo de investigación de Zhao se ha centrado en estudiar las heridas de piel y córnea en un laboratorio. El interés por ellas parte de la observación de cómo las células saben a dónde deben acudir cuando nos hacemos una herida, para curarla.
Los científicos han demostrado que aplicando señales eléctricas a las heridas, se puede controlar el proceso natural de las células en estas situaciones, lo que significa que es posible dirigir el movimiento celular y la manera de curar las lesiones.
¿Por qué se mueven las células hacia la herida para sanarla? El estudio ha conseguido identificar los genes y moléculas que las células utilizan para detectar los campos eléctricos que “emiten” las heridas. Este hecho ofrece una nueva perspectiva clínica que podría permitir acelerar la cicatrización de lesiones, así como desarrollar nuevas técnicas que potencien la curación y la dirijan.
Iones manipulados
Los campos eléctricos de las heridas son creados por el cuerpo gracias a iones que modifican la dirección de la carga eléctrica positiva o negativa de las moléculas del organismo. Los investigadores aplicaron productos químicos a las heridas que se sabía que incrementan o reducían los movimientos de los iones, cargados eléctricamente.
Según Zhao, este trabajo sería como controlar una batería: si se aumenta la potencia de los iones, se incrementa el flujo de corriente eléctrica en las heridas, lo que produce una aceleración del proceso de curación porque acuden más células a la “llamada” de las señales eléctricas.
El próximo paso que quieren dar los investigadores es la realización de pruebas clínicas para saber si esta metodología puede aplicarse en la atención a los pacientes. Zhao ha colaborado en esta investigación con científicos de América, Japón y Austria.
Electricidad y medicina
El uso de la electricidad para tratar dolores de cabeza, parálisis, epilepsia y otras muchas dolencias se remonta a la Antigua Roma, donde se utilizaban peces con forma de manta (rayas) que poseen un aguijón con el que liberan descargas eléctricas.
Sin embargo, la literatura médica señala al alemán Johan Gottlob Kruger como el primer científico que teorizó sobre la posible utilidad de la electricidad en el ámbito médico, particularmente para recuperación de miembros paralizados.
Tal como se explica en el artículo Electricidad y sociedad, otro de los pioneros en este campo fue el físico americano Edward Bancroft (1744-1820), quien probó descargas eléctricas como método terapéutico para pacientes con gota, dolor, parálisis, dolores de cabeza y fiebres.
El científico inglés George Adams (1.750-1.795) publicó a su vez en 1.784 un trabajo sobre medicina y electricidad titulado Essay on Electricity: Explaining the Theory and Practice of that Useful Science, and the Mode of Applying it to Medical Purposes. En aquella época incluso se pensó en resucitar a los muertos a través de descargas eléctricas.
En el siglo XX proliferan distintos sistemas que supuestamente producen efectos terapéuticos mediante la electricidad. Min Zhao es autor de diversos artículos anteriores sobre las ventajas de la electricidad para tratamiento de enfermedades de la córnea, la división celular y determinados tratamientos vasculares.
El equipo, liderado por el profesor de la universidad escocesa de Aberdeen, Min Zhao, ha descubierto una pareja de proteínas y genes en células que juegan un papel esencial en las células para que éstas curen heridas, como respuesta a las señales eléctricas que se producen de manera natural en las lesiones.
Los científicos han descubierto asimismo que cuando aplican un campo eléctrico a una herida, se altera la “ruta” que siguen las células, que en un intento de reparar las heridas, se mueven alrededor de éstas. Variando el voltaje de los campos eléctricos se puede modificar la velocidad con la que una herida cicatriza, publica la universidad de Aberdeen en un comunicado.
El estudio ha demostrado, según Zhao, que la electricidad en el cuerpo es mucho más importante de lo que previamente se creía, y que podría ser utilizada para curar heridas e incluso para la regeneración celular.
El origen de la electrofisiología
Los primeros científicos de la historia que se dedicaron a estudiar los efectos de la electricidad sobre la biología fueron el italiano Luigi Galvani y el alemán Emil Du-Bois Reymond. El primero demostró, en 1780 y cuando se empezaba a conocer la electricidad, que la aplicación de corrientes eléctricas a las médulas espinales de las ranas producía que las extremidades de éstas se movieran. Lo denominó “electricidad animal”, y la identificó con la fuerza vital.
Emil Du-Bois Reymond, por su parte, es considerado el padre de la llamada electrofisiología (estudio de las propiedades eléctricas de las células y tejidos biológicos). Gracias a sus investigaciones acerca de la electricidad en los organismos, descubrió que en nervios y heridas existen corrientes eléctricas. Llegó a hacerse una herida en su propio brazo para medir las corrientes eléctricas que de forma natural emitía el cuerpo al lesionase.
Los trabajos de estos pioneros llevaron a comprender que la actividad eléctrica de los nervios de nuestro cuerpo es la base para ver, sentir y oír, así como para controlar la contracción muscular por la que podemos movernos.
Pero mientras la electrofisiología siguió desarrollándose como ciencia, el área de estudio de los campos eléctricos en la curación de heridas quedó relegada, señala Zhao.
Piel y córneas
Ahora, el equipo de investigación de Zhao se ha centrado en estudiar las heridas de piel y córnea en un laboratorio. El interés por ellas parte de la observación de cómo las células saben a dónde deben acudir cuando nos hacemos una herida, para curarla.
Los científicos han demostrado que aplicando señales eléctricas a las heridas, se puede controlar el proceso natural de las células en estas situaciones, lo que significa que es posible dirigir el movimiento celular y la manera de curar las lesiones.
¿Por qué se mueven las células hacia la herida para sanarla? El estudio ha conseguido identificar los genes y moléculas que las células utilizan para detectar los campos eléctricos que “emiten” las heridas. Este hecho ofrece una nueva perspectiva clínica que podría permitir acelerar la cicatrización de lesiones, así como desarrollar nuevas técnicas que potencien la curación y la dirijan.
Iones manipulados
Los campos eléctricos de las heridas son creados por el cuerpo gracias a iones que modifican la dirección de la carga eléctrica positiva o negativa de las moléculas del organismo. Los investigadores aplicaron productos químicos a las heridas que se sabía que incrementan o reducían los movimientos de los iones, cargados eléctricamente.
Según Zhao, este trabajo sería como controlar una batería: si se aumenta la potencia de los iones, se incrementa el flujo de corriente eléctrica en las heridas, lo que produce una aceleración del proceso de curación porque acuden más células a la “llamada” de las señales eléctricas.
El próximo paso que quieren dar los investigadores es la realización de pruebas clínicas para saber si esta metodología puede aplicarse en la atención a los pacientes. Zhao ha colaborado en esta investigación con científicos de América, Japón y Austria.
Electricidad y medicina
El uso de la electricidad para tratar dolores de cabeza, parálisis, epilepsia y otras muchas dolencias se remonta a la Antigua Roma, donde se utilizaban peces con forma de manta (rayas) que poseen un aguijón con el que liberan descargas eléctricas.
Sin embargo, la literatura médica señala al alemán Johan Gottlob Kruger como el primer científico que teorizó sobre la posible utilidad de la electricidad en el ámbito médico, particularmente para recuperación de miembros paralizados.
Tal como se explica en el artículo Electricidad y sociedad, otro de los pioneros en este campo fue el físico americano Edward Bancroft (1744-1820), quien probó descargas eléctricas como método terapéutico para pacientes con gota, dolor, parálisis, dolores de cabeza y fiebres.
El científico inglés George Adams (1.750-1.795) publicó a su vez en 1.784 un trabajo sobre medicina y electricidad titulado Essay on Electricity: Explaining the Theory and Practice of that Useful Science, and the Mode of Applying it to Medical Purposes. En aquella época incluso se pensó en resucitar a los muertos a través de descargas eléctricas.
En el siglo XX proliferan distintos sistemas que supuestamente producen efectos terapéuticos mediante la electricidad. Min Zhao es autor de diversos artículos anteriores sobre las ventajas de la electricidad para tratamiento de enfermedades de la córnea, la división celular y determinados tratamientos vasculares.