¿Quién es?
Rafael Alberto Pérez
Autor de referencia en comunicación estratégica, conferenciante y consultor. Es consejero de The Blueroom Project - TBP Consulting para temas de turismo y ocio
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Tendencias Estratégicas
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Descubren en un lago de Noruega un naufragio ocurrido hace más de 700 años
23/11/2024 09:50 - Redacción T21 -
Descubren en un lago de Noruega un naufragio ocurrido hace más de 700 años
23/11/2024 09:50 - Redacción T21 -
Nuestro antiguo ancestro Lucy convivió con hasta cuatro especies protohumanas diferentes
22/11/2024 17:54 - Pablo Javier Piacente
Hemos comenzado diciendo que nos hacemos en la relación, ahora es el momento de añadir que, en la medida en que la estrategia modifica las relaciones, terminamos siendo lo que elegimos: nos hacemos a nostros mismo a base de elecciones. Y nos hacemos en un doble sentido: (1) reafirmativo de una parte pero (2) excluyente por la otra. Cada vez que elegimos un opción estamos podando del árbol de nuestra vida, otras opciones y caminos que ya no podremos transitar (el devenir).
Siempre me impresionó el grito que da la Yerma de Lorca después de matar a Juan, su marido: ¡He matado a mi hijo”. Al matar a su marido, Yerma, mujer fiel, había podado la posibilidad de tener hijos y eliminado ese futuro de su vida.
Rafael Alberto Pérez
Martes, 25 de Junio 2013
Comentarios
Aubrey de Grey: “lo importante no es el porqué sino el cómo”
Con motivo de la celebración del 25 aniversario de Tendencias21, el biogerontólogo británico Aubrey de Grey presentó en el Euroforum de El Escorial la edición española de su último libro “El fin del envejecimiento” (Lolabooks)
Aubray de Grey es un buen ejemplo vivo de la vieja mayéutica. Aubrey de Grey se pregunta: si el envejecimiento es una cuestión de años (algo natural) o de daños (algo evitable). Convencido de que es evitable se centra en los daños e identifica 7 que causan el envejecimiento a los que denomina “los 7 mortíferos”. A partir de ahí se plantea cómo atacar esos daños/causas que producen el envejecimiento. Y encuentra la respuesta en su estrategia SENS. De Gray no habla de suavizar, ralentizar, aminorar los efectos del envejecimiento sino de evitarlo, o en el peor de los casos de posponerlo.
Tanto desde el punto geriátrico como gerontológico se trata de una revolución. Y desde un punto de vista estratégico- que es el nuestro- se trata de una reafirmación: en sus propias palabras “lo importante no es el porqué sino el cómo”. Y ese cómo- no lo olvidemos- es una estrategia. Toda estrategia innovadora es siempre el resultado de tener la impertinencia de formular las preguntas pertinentes. Algo necesario en un mundo de investigadores y docentes seguramente bien intencionados pero refugiados en la seguridad estéril de sus protocolos.
Mientras Aubray de Grey nos contaba en El Escorial su estrategia SENS. El especialista en Nutrición Celular, Enrique González, explicaba en Santiago de Compostela otra estrategia: la prevención de las enfermedades a través de un estilo de vida saludable y una dieta adecuada. Pero mientas la estrategia SENS de Grey tardará unos años en estar accesible, esta última tiene la ventaja de que ya lo está.
En realidad se trata de una estrategia mixta: por una parte aplica la nutrigenética para potenciar al máximo la salud de una forma personalizada en función de la herencia genética de cada uno. Con la información obtenida a través de un sencillo estudio genético que se puede hacer sin salir de España se identifica la dieta y ejercicio adecuado para ralentizar las propensiones negativas de cada uno y potenciar sus puntos fuertes, retrasando al máximo enfermedades cerebrales y cardiovasculares. Y, por otra parte, se trata de mantener estable en nuestro organismo el ph 7,4, que es el de la sangre, mediante una dieta alcalina: "Toda enfermedad comienza con un proceso de acidificación interno", explica Enrique González, apoyándose en las investigaciones del Premio Nobel Otto Warburg
Quisiera cerrar esta incursión en las estrategias de salud recordando a Machado y su ya tópico pero siempre luminoso y estratégico verso de “se hace camino al andar”. Tanto Aubrey de Gray como Enrique González han sabido aplicarlo.
Aubray de Grey es un buen ejemplo vivo de la vieja mayéutica. Aubrey de Grey se pregunta: si el envejecimiento es una cuestión de años (algo natural) o de daños (algo evitable). Convencido de que es evitable se centra en los daños e identifica 7 que causan el envejecimiento a los que denomina “los 7 mortíferos”. A partir de ahí se plantea cómo atacar esos daños/causas que producen el envejecimiento. Y encuentra la respuesta en su estrategia SENS. De Gray no habla de suavizar, ralentizar, aminorar los efectos del envejecimiento sino de evitarlo, o en el peor de los casos de posponerlo.
Tanto desde el punto geriátrico como gerontológico se trata de una revolución. Y desde un punto de vista estratégico- que es el nuestro- se trata de una reafirmación: en sus propias palabras “lo importante no es el porqué sino el cómo”. Y ese cómo- no lo olvidemos- es una estrategia. Toda estrategia innovadora es siempre el resultado de tener la impertinencia de formular las preguntas pertinentes. Algo necesario en un mundo de investigadores y docentes seguramente bien intencionados pero refugiados en la seguridad estéril de sus protocolos.
Mientras Aubray de Grey nos contaba en El Escorial su estrategia SENS. El especialista en Nutrición Celular, Enrique González, explicaba en Santiago de Compostela otra estrategia: la prevención de las enfermedades a través de un estilo de vida saludable y una dieta adecuada. Pero mientas la estrategia SENS de Grey tardará unos años en estar accesible, esta última tiene la ventaja de que ya lo está.
En realidad se trata de una estrategia mixta: por una parte aplica la nutrigenética para potenciar al máximo la salud de una forma personalizada en función de la herencia genética de cada uno. Con la información obtenida a través de un sencillo estudio genético que se puede hacer sin salir de España se identifica la dieta y ejercicio adecuado para ralentizar las propensiones negativas de cada uno y potenciar sus puntos fuertes, retrasando al máximo enfermedades cerebrales y cardiovasculares. Y, por otra parte, se trata de mantener estable en nuestro organismo el ph 7,4, que es el de la sangre, mediante una dieta alcalina: "Toda enfermedad comienza con un proceso de acidificación interno", explica Enrique González, apoyándose en las investigaciones del Premio Nobel Otto Warburg
Quisiera cerrar esta incursión en las estrategias de salud recordando a Machado y su ya tópico pero siempre luminoso y estratégico verso de “se hace camino al andar”. Tanto Aubrey de Gray como Enrique González han sabido aplicarlo.
Blog
Noveno principio: Decálogo de la Nueva Teoría estratégica
El tipo de estrategias aplicables a nuestra realidad actual deben ser:
El tipo de estrategias aplicables a nuestra realidad actual deben ser:
- Anticipativas más que reactivas
- Mejor (y más fácil y controlables) cambiarse a uno mismo (mejorar nuestros productos y servicios, etc.) que tratar de cambiar a los demás.
- Mejor transformar la relación que intentar cambiar al otro
Ralentizar el envejecimiento o posponerlo.
Esta es (hoy) la cuestión
La lucha contra el envejecimiento es una constante en el ser humano. Se dice que en la China clásica había dos tipos de textos secretos: los de estrategia y los de salud. Lo que, por cierto, establecía una interesante conexión, porque ¿para qué le vale el poder a alguien que no va a vivir para ejercerlo?
Hoy, 2.500 años más tarde, la salud se ha democratizado y la idea de una “larga vida” está más asociada al disfrute personal que al poder. De hecho, poco poder les queda ya a los ancianos. Por su parte los métodos de investigación han variado y las estrategias han dejado de ser exclusivamente militares para abrirse a otras metas. Algunos han dado un pequeño paso al frente y hablan de estrategias referidas a objetivos empresariales, pero ¿por qué limitarlas a los negocios si la estrategia es una capacidad general de los seres humanos? La salud, es un buen ejemplo de cómo las estrategias se pueden ampliar a otros campos de intervención humana.
Pero además de abrirse a otros espacios, la estrategia ha cambiando también su sentido y en la actualidad entendemos por estrategias los caminos y métodos a seguir para alcanzar nuestras metas (método viene del griego metha odos = el camino que viene después). Y ese sentido metodológico es el que prima cuando hablamos de estrategias de investigación en general y en el campo de la salud en concreto.
En este juego de mudanzas, lo que queda inalterada es aquella vieja meta de alargar la vida. Pero dado que la muerte es inevitable, los expertos han venido hasta ahora centrando sus esfuerzos en el envejecimiento. Y para ello han seguido dos estrategias complementarias que llamaríamos clásicas ambas orientada a retrasar los síntomas del envejecimiento: (a) Una preventiva. Es la que llevan a cabo los gerontólogos actuando sobre el metabolismo para corregir sus daños, y (b) Otra restauradora. Es la que siguen los geriatras al aplicar la tecnología médica existente sobre los daños cuando estos ya han surgido, tratando de aminorando su impacto y evolución en posibles patologías. Ambas tienen en común que tratan de aminorar los síntomas y de ralentizar un envejecimiento que consideran inevitable.
Estas búsquedas y estas estrategias se desarrollan discretamente en los laboratorios (ahora el secreto es por miedo al espionaje industrial). Su faceta más visible la ofrecen las empresas del sector cosmético al proclamar competitivamente sus avances mediante campañas publicitarias. ¿Quién no recuerda esas bellas imágenes de rostros que rejuvenecen, arrugas que se desvanecen y siluetas que se estilizan? Todo ello acompañado de promesas de juventud y belleza eternas.
Al escribir estas líneas me ha venido a la memoria una historia que tenía olvidada. Fue hace unos cuantos años, más de cuarenta, por aquel entonces yo estaba trabajando en publicidad para una marca de cosméticos y alguien me dio un sabio consejo: “Rafael no trates de fidelizar para siempre a tus consumidoras, simplemente trata de alargar el tiempo en el que todavía creen que son bellas gracias a tu marca. El día en que se den cuentan de que envejecen a pesar de todo, depositarán su fe en otra marca. Todo menos reconocer que el reloj y los años hacen su “sucio” trabajo”.
Una “fe” que en el escenario actual ha perdido sentido. Hoy biólogos y genetistas hablan de un cambio radical y siguen otras líneas de investigación. Son estrategias que persiguen más la salud que la estética, o que en todo caso ven a la estética como una manifestación más de la salud. El cambio es claro, no es lo mismo considerar el envejecimiento como un fenómeno natural e inevitable e intentar suavizarlo y ralentizarlo, que considerar el envejecimiento como la consecuencia de unos daños evitables y en consecuencia hacer lo posible por posponerlo alargando la vida saludable. Pero eso se lo contaré en la próxima entrega.
Hoy, 2.500 años más tarde, la salud se ha democratizado y la idea de una “larga vida” está más asociada al disfrute personal que al poder. De hecho, poco poder les queda ya a los ancianos. Por su parte los métodos de investigación han variado y las estrategias han dejado de ser exclusivamente militares para abrirse a otras metas. Algunos han dado un pequeño paso al frente y hablan de estrategias referidas a objetivos empresariales, pero ¿por qué limitarlas a los negocios si la estrategia es una capacidad general de los seres humanos? La salud, es un buen ejemplo de cómo las estrategias se pueden ampliar a otros campos de intervención humana.
Pero además de abrirse a otros espacios, la estrategia ha cambiando también su sentido y en la actualidad entendemos por estrategias los caminos y métodos a seguir para alcanzar nuestras metas (método viene del griego metha odos = el camino que viene después). Y ese sentido metodológico es el que prima cuando hablamos de estrategias de investigación en general y en el campo de la salud en concreto.
En este juego de mudanzas, lo que queda inalterada es aquella vieja meta de alargar la vida. Pero dado que la muerte es inevitable, los expertos han venido hasta ahora centrando sus esfuerzos en el envejecimiento. Y para ello han seguido dos estrategias complementarias que llamaríamos clásicas ambas orientada a retrasar los síntomas del envejecimiento: (a) Una preventiva. Es la que llevan a cabo los gerontólogos actuando sobre el metabolismo para corregir sus daños, y (b) Otra restauradora. Es la que siguen los geriatras al aplicar la tecnología médica existente sobre los daños cuando estos ya han surgido, tratando de aminorando su impacto y evolución en posibles patologías. Ambas tienen en común que tratan de aminorar los síntomas y de ralentizar un envejecimiento que consideran inevitable.
Estas búsquedas y estas estrategias se desarrollan discretamente en los laboratorios (ahora el secreto es por miedo al espionaje industrial). Su faceta más visible la ofrecen las empresas del sector cosmético al proclamar competitivamente sus avances mediante campañas publicitarias. ¿Quién no recuerda esas bellas imágenes de rostros que rejuvenecen, arrugas que se desvanecen y siluetas que se estilizan? Todo ello acompañado de promesas de juventud y belleza eternas.
Al escribir estas líneas me ha venido a la memoria una historia que tenía olvidada. Fue hace unos cuantos años, más de cuarenta, por aquel entonces yo estaba trabajando en publicidad para una marca de cosméticos y alguien me dio un sabio consejo: “Rafael no trates de fidelizar para siempre a tus consumidoras, simplemente trata de alargar el tiempo en el que todavía creen que son bellas gracias a tu marca. El día en que se den cuentan de que envejecen a pesar de todo, depositarán su fe en otra marca. Todo menos reconocer que el reloj y los años hacen su “sucio” trabajo”.
Una “fe” que en el escenario actual ha perdido sentido. Hoy biólogos y genetistas hablan de un cambio radical y siguen otras líneas de investigación. Son estrategias que persiguen más la salud que la estética, o que en todo caso ven a la estética como una manifestación más de la salud. El cambio es claro, no es lo mismo considerar el envejecimiento como un fenómeno natural e inevitable e intentar suavizarlo y ralentizarlo, que considerar el envejecimiento como la consecuencia de unos daños evitables y en consecuencia hacer lo posible por posponerlo alargando la vida saludable. Pero eso se lo contaré en la próxima entrega.
En el Marco de XVII Congreso ALACOP 2013, realizado en Madrid la semana pasada Rafael Alberto Pérez reflexionó sobre el papel de la comunicación estratégica como tendencia y sobre todo les mostro la mirada, desde la que tanto expertos y consultores políticos, deben pensar sus estrategias. El Congreso se celebró en la Universidad Camilo José Cela y fue organizado por la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos.
Os compartimos la presentación de su ponencia:
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Rafael Alberto Pérez
Blog sobre comunicación estratégica
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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