NotasHoy escribe Antonio Piñero Carlos A. Segovia, profesor en la Universidad Camilo José Cela, me ha hecho caer en la cuenta de una hipótesis sobre el sentido de la muerte de Jesús según Stanley K. Stowers en su obra Relectura de la carta a los romanos. Justicia, judíos y gentiles (Re-reading Romans. Justice, Jews, and Gentiles, Yale University Press, New Haven,1994) ha propuesto una hipótesis interesante, o al menos digna de mención sobre el propósito de la muerte de Jesús según Pablo de Tarso. Es la siguiente (en especial pp. 213-214 y passim; el resumen es del mismo Segovia): El Apóstol pensaba que Dios había designado a Jesús, por su estirpe davídica, para ser el mesías. Jesús había sido enviado para poner fin al dominio del mal en el mundo que los justos padecían y para restaurar a Israel castigando a los judíos infieles y a los opresores romanos. Dios había investido a Jesucristo con su espíritu y con los poderes necesarios para cumplir esa tarea, esto es, para ejercer su justicia, sancionar a los perversos y premiar a sus fieles. . . Pero, por fidelidad a su misión, Jesús decidió no ejercer los poderes que Dios le había confiado porque, de lo contrario, muchos judíos y casi todos los gentiles habrían sido entregados a la perdición. Jesús murió y retrasó así el juicio de Dios por compasión hacia los pecadores. Por fidelidad al plan divino y a las promesas de Dios, y pensando que Dios lo vindicaría y le permitiría cumplir su misión mesiánica en el futuro, Jesús rehusó ejercer sus poderes hasta el punto de evitar huir y de aceptar ser ejecutado por los romanos. Al renunciar de ese modo a sus prerrogativas mesiánicas, Jesús dio a los judíos y a los gentiles oportunidad de arrepentirse, confiando en que Dios retrasaría su misión hasta el momento en que su justicia pudiera hacerse verdaderamente efectiva. El rechazo de Jesús a tomar el camino más fácil equivalía, por lo tanto, a un acto de fidelidad hacia la misión que le había sido encomendada y hacia los propósitos de Dios. Jesús optó por morir por los demás. Dios le vindicó resucitándolo y haciendo de él el pionero de la renovación del mundo. Al igual que Abrahán, Jesús no fue simplemente un objeto pasivo de fe, sino alguien cuya fidelidad hacía efectiva la justicia misericordiosa que Dios tenía intención de mostrar al mundo. Según Stowers los textos del Pablo genuino que apoyan su interpretación son los siguientes: 1 Cor 15:24-25, donde Cristo es presentado con los atributos de un mesías de tipo regio únicamente en el futuro 2 Cor 10:1, donde, al aludir a la “mansedumbre” (prautes) y la “bondad” (epieikeia) de Cristo, Pablo recurre a dos términos habitualmente empleados en la lengua griega para designar la clemencia del rey o del general victorioso que, pudiendo sojuzgar al enemigo derrotado, no lo hace Flp 2:1-11: donde Pablo exhorta a los gentiles y a los judíos a cooperar entre sí según el modelo de Cristo, quien, pese a ser el mesías, supo adaptarse a las necesidades de unos y otros Rom 1:3-4 donde Pablo afirma que si bien Cristo nació “del linaje de David según la carne” (lo que le otorgaba de antemano ciertos poderes que él sin embargo no ejerció), fue designado “hijo de Dios según el espíritu” (recibiendo entonces nuevos poderes) en el momento de su resurrección Rom 15. donde Pablo exhorta a los gentiles y a los judíos a cooperar entre sí según el modelo de Cristo, quien, pese a ser el mesías, supo adaptarse a las necesidades de unos y otros ¿Qué les parece? Saludos cordiales de Antonio Piñero y de Carlos A. Segovia
Viernes, 6 de Abril 2012
Comentarios
NotasHoy escribe Antonio Piñero Seguimos con el tema del martes pasado Jesús argumenta sobre la Ley con la misma técnica que un fariseo “Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. 24 Decíanle los fariseos: ‘Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?’ 25 El les dice: ‘¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, 26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?’ 27 Y les dijo: ‘El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado’” (Evangelio de Marcos 2,23-27). “El les replicó: ‘Y ¿no habéis leído en la Ley que los sábados los sacerdotes violan el precepto en el templo sin incurrir en culpa?’” (Evangelio de Mateo 12,5) “¿Está permitido curar en sábado? 11 Jesús les respondió: ‘Supongamos que uno de vosotros tiene una oveja, y que un sábado se le cae en una zanja, ¿la agarra y la saca o no? 12 Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, está permitido hacer bien en sábado’” (Evangelio de Mateo 12.10-12). “Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: ‘¡Hipócritas! Cualquiera de vosotros ¿no desata del pesebre al buey o al burro el día de precepto y lo lleva a abrevar? 16 Y a ésta, que es hija de Abrahán y que Satanás ató hace ya dieciocho años, ¿no había que soltarla de su cadena en día de precepto?’” (Evangelio de Lucas 13,15-16). “Por esto Moisés os dio la circuncisión -no procede de Moisés sino de los patriarcas- y circuncidáis a un hombre en sábado. 23 Si un hombre recibe la circuncisión en sábado para que no se quebrante la ley de Moisés, ¿os indignáis conmigo porque sané a un hombre completo en sábado? 24 No juzguéis por la apariencia, sino dad sentencia justa” (Evangelio de Juan 7,22-24). Jesús explica su doctrina en parábolas y comparaciones como los fariseos “Decía también: ‘¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos?’” (Evangelio de Marcos 4,30). “Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: 25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. 26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: 27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina” (Evangelio de Mateo 7,24-27). “¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: 17 ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’” (Evangelio de Mateo 11,16-17). “Otra parábola les propuso, diciendo: ‘El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo (Evangelio de Mateo 13,24) Los capítulos 4 del Evangelio de Marcos y 13 del de Mateo constan fundamentalmente de parábolas; en el de Lucas están más dispersas; en el Evangelio de Juan Jesús no pronuncia parábola alguna. “¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? 32 Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza…” (Evangelio de Lucas 7,31-32). “Decía, pues: ‘¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? 19 Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas’. 20 Dijo también: ‘¿A qué compararé el Reino de Dios? 21 Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo’” (Evangelio de Lucas 13,18-20). B. A la inversa: Jesús enemigo acérrimo de los fariseos Desacredita y condena a los fariseos “Por tanto, cuando des limosna no lo anuncies a toque de trompeta como hacen los hipócritas (= fariseos). en las sinagogas y en la calle para que la gente los alabe. Ya han recibido su recompensa, os lo aseguro […] 5 Cuando recéis, no hagáis como las hipócritas, que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para exhibirse ante la gente. Ya han recibido su recom¬pensa, os lo aseguro” (Evangelio de Mateo 6,2.5). “Entonces se acercan los discípulos y le dicen: ‘¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?’ 13 El les respondió: ‘Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. 14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo’” (Evangelio de Mateo 15,12-14). “Dijo Jesús a sus discípulos: ‘Mucho cuidado con la levadura de los fa¬riseos y saduceos’.12 Entonces comprendieron que no los prevenía contra la levadura del pan, sino contra la doctrina de los fariseos y saduceos” (Evangelio de Mateo 16,11-12). “¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, qué les cerráis a los hombres el reino de Dios! Porque voso¬tros no entráis, y a los que están entrando tampoco los de¬jáis.15¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! 16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que enseñáis: ‘Jurar por el santuario no es nada; pero jurar por el oro del santuario obliga’! 17 ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el santuario que consagra el oro? 18 O también: ‘Jurar por el altar no es nada, pero jurar por la ofrenda qué está en el altar obliga’. 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar, que hace sagrada la ofrenda? 20 Quien jura por el altar, jura al mismo tiempo por todo lo que está encima; 21 y quien jura por el santuario, jura al mismo tiempo por el que habita en él: 22 y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él” (Evangelio de Mateo, 23,14-22). Los fariseos desacreditan a Jesús “Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: ‘¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores? […] 18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: ‘¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?’” (Evangelio de Marcos 2,16.18). “Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. 12 Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: ‘¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal.’ 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta. 14 Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. 15 El les hacía esta advertencia: ‘Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes’” (Evangelio de Marcos 8, 11-15). “Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado. 33 Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: ‘Jamás se vio cosa igual en Israel’. 34 Pero los fariseos decían: ‘Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios’” (Evangelio de Mateo 9,32-34). Los fariseos quieren matar a Jesús “Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos. 10 Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, para poder acusarle. 11 El les dijo: ‘¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca? 12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado’. 13 Entonces dice al hombre: ‘Extiende tu mano’. El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra. 14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para ver cómo eliminarlo’” (Evangelio de Mateo 12,9-14). Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Jueves, 5 de Abril 2012
Notas
Hace unos días, Antonio Piñero y yo recibimos un correo electrónico del traductor de la obra de Diarmaid MacCulloch comentada en algunos de mis posts anteriores. Este traductor solicitaba –entre otras cosas que Vds. verán de inmediato– la publicación del texto que sigue. Dado que este espacio me está asignado con todos sus derechos y responsabilidades, yo soy quien debía decidir si este escrito se publicaría o no. A pesar de que buena parte del texto enviado por el sr. traductor constituye una réplica a un escrito mío que solo ha circulado en privado, dadas mis críticas públicas en esta sede, y dado que quien escribe es –al igual que mis colegas y amigos de este blog– firme defensor del derecho a la réplica y a la defensa, opto por publicarlo aquí íntegramente, siendo innecesario que su autor me lo agradezca. Sigue mi contrarréplica.
RÉPLICA: TRISTE EXCUSA PARA UNA HISTORIA EXCELENTE En primer lugar, quiero agradecer al titular de este blog la gentileza de permitirme responder a los artículos que recientemente ha hecho públicos en este y otros foros el Sr. Fernando Bermejo en relación a una obra traducida por mí. En segundo lugar, quiero advertir al Sr. Bermejo que desde esta misma línea encontrará en mi lenguaje un tono muy distinto al que he mantenido con él en otros diálogos privados, exactamente hasta el momento que estudié la muestra de «errores» presuntamente achacables a mi versión española de A History of Christianity, del profesor D. MacCulloch. Y, en tercer lugar, dirigiéndome expresamente a los lectores de este blog, diré que no voy más que a apuntar unas líneas generales, sin desarrollarlas en absoluto en todos sus extremos, para desmentir categóricamente la valoración que hace el Sr. Bermejo; y lo haré así para no alargar más este desgraciado asunto tratando, al menos, de defender mi imagen como traductor, lesionada por la tan imprudente actuación del Sr. Bermejo. Desconozco los campos específicos y la metodología de análisis e investigación de los estudios sobre el cristianismo, pero sí puedo afirmar que conozco bastante bien todos los relacionados con el ámbito de la traducción. En su vertiente más teórica, es preciso distinguir, por ejemplo, entre literalidad y globalidad de sentido; valga decir que en nuestro gremio se habla en ocasiones, sin ir más lejos, de traductores/traducciones a las que se califica de «literalistas» o de «no literalistas»; y que, entre otros, ese conocimiento debe cuando menos enseñar al traductor a comprender que ningún texto tiene una «única» traducción correcta o válida (aunque, sin duda, hay muchas que pueden ser incorrectas o inválidas). En su vertiente aplicada, una de las primeras preguntas que se debe plantear un traductor al abordar un texto es cuáles son los lectores potenciales del futuro libro, y no sólo por factores intrínsecos al texto (tema, registro de lenguaje, tono...), sino también por factores externos y materiales (editorial que lo publicará, medio en el que aparecerá, público lector de esa obra y editorial...). También en su vertiente aplicada, y para su valoración a posteriori, es preciso contar, entre otras muchas cosas, con un catálogo que permita diferenciar entre errores ortotipográficos, erratas, correcciones de estilo, opciones terminológicas, adaptaciones culturales/textuales/lingüísticas... y, sí, finalmente, también errores leves o graves. Una vez analizada la muestra de presuntos «errores», un recuento pormenorizado arroja que de un total de 107, es decir, un 0,041 por ciento del total de las 257.000 palabras que componen los más de 600 folios a que corresponden, 67 casos son en realidad propuestas de corrección de estilo del Sr. Bermejo que en absoluto pueden considerarse errores; 17 constituirían un amplio capítulo de «Otros» en el que se incluyen erratas, «despistes» editoriales, enmiendas irrelevantes o valoraciones ignorantes de los requerimientos de trasvasar un mensaje de una lengua a otra. Por último, 23 casos (el 0,008 por ciento de ese total de más de 600 folios) podrían considerarse errores «leves» o de interpretación (y digo «podrían» porque le concedo automáticamente la razón como especialista que parece ser en este tema, aun cuando no esté tan claro desde el punto de vista traductológico)... y tan solo de 3 casos se puede decir que son ciertamente errores que se podrían considerar relevantes. Si la muestra de «errores» abarca aproximadamente la mitad del texto de MacCulloch, resulta difícil comprender que se pueda escribir tan gratuita e irresponsablemente que «si [sus] cálculos no fallan, [la edición] debe de superar con mucho el millar de errores». Toda esta cuantificación sin tener en cuenta que existen, al menos, tres ediciones en inglés diferentes de la obra (la que manejó el Sr. Bermejo, al menos, no es la misma que yo he utilizado para traducir), sobre una de las cuales el autor introdujo, además, en torno a un centenar de correcciones (¿errores de autor?). En más de 257.000 palabras, casi 11.000 frases, hay tres errores relevantes y 23 posibles errores leves o de interpretación. Triste recuento. Por si eso no bastara, al Sr. Bermejo le preocupaba mucho «no perjudicar mis intereses» (según me dijo en diálogo privado y, eso sí, después de haberme expresado yo en los comentarios a su primera entrada), cosa que sin duda ha hecho y muy gravemente, sin pensar que también ha perjudicado sin fundamento alguno, además de a la editorial (¿puede alguien imaginar lo que significa recomendar a los lectores más interesados en una obra que la lean en su lengua original y huyan de la traducción?) y a los correctores que en su día realizaron la revisión del texto (no tan «especializada», sin duda), los cuales también se sentirán interpelados por el Sr. Bermejo y, lo que es peor, por sus propios supervisores en la editorial. Pero al Sr. Bermejo no le bastó con eso, sino que también remitió la «lista de errores» al autor, en lo que sin duda ha sido el ejercicio de presuntuosidad con consecuencias más irreparables que se hubiera podido concebir. Es una pena que el Sr. Bermejo anunciara en el título de sus entradas comentar una «excelente historia» pero que no haya podido pasar de hablar de la, según él, «triste traducción». Yo, además, me hago, entre otras, una pregunta: ¿Por qué el Sr. Bermejo espera un año a comentar una «excelente historia» publicada en inglés en febrero de 2011 y, pese a haberla leído en la lengua original y ser excelente, cuando anuncia comentarla desaprovecha dos ocasiones para hacerlo y se postula como «lektor» con el fin de revisar la traducción? Envidio el tiempo de que dispone el Sr. Bermejo quien, después de leer una obra, puede releerla en otra lengua y cotejar las versiones... ¡con la de libros que hay siempre pendientes de lectura! Por último, y por tanto, agradecería al Sr. Bermejo que: 1.- Publique este mismo texto, sin introducciones ni comentarios, en los blogs en que se hayan difundido sus dos entregas anteriores sobre esta obra. 2.- Con posterioridad, en una entrega independiente, matice o corrija las sentencias inadecuadas que, sea por la indebida aplicación de licencias literarias, por la errónea atribución de responsabilidades traductológicas/editoriales, por sobregeneralización... o por cualesquiera que sean los motivos, ha escrito irresponsablemente y, 3.- Estudie el modo de reparar los daños causados en mi imagen y prestigio personal y profesional como traductor ante el autor, la editorial, mi entorno profesional y la opinión pública. El afán del Sr. Bermejo por enmendar errores es encomiable, pero hay una diferencia entre el «deber» de enmendar errores y el aprovechamiento de los presuntos errores ajenos para obtener ventaja o beneficio (mediático, profesional, ...) sin preocuparse de los perjuicios que pueda ocasionar a terceros. Antiguamente (es decir, hace unos veinte años) las editoriales recibían cartas de lectores para señalar erratas cuya corrección servía para mejorar futuras ediciones. Era un «sentimiento del deber« que tenían muchos lectores para corregir una simple tilde o añadir una diéresis. Sin embargo, lo que el Sr. Bermejo ha conseguido, aparte de lesionar gravemente la imagen de terceros, no ha sido más que destacar como experto y, acaso, postularse como especialista y revisor editorial. En el Evangelio abundan los episodios ejemplares en los que Jesucristo critica o reprende a los fariseos. Yo recomendaría Mateo 23, 1-12, o el célebre sobre los «sepulcros blanqueados». Por lo demás, obsta decir que, ya en contacto con el gabinete jurídico de la asociación de traductores que me representa, me reservo el derecho de emprender las acciones legales pertinentes en caso de que continúe viendo lesionados mi imagen, mi buen nombre y mis derechos profesionales. Con la esperanza de encontrarnos en una situación menos desafortunada, envío un saludo muy cordial a todos los lectores. Ricardo García Pérez Traductor de Inglés-Español
Miércoles, 4 de Abril 2012
NotasRESPUESTA DE FERNANDO BERMEJO El malestar ocasionado por la recepción del texto anterior en quien firma este no tiene nada que ver con las lindezas que en ella se acumulan (recapitulando: Fernando Bermejo es un ignorante en el ámbito traductológico, un imprudente, un irresponsable, un miserable insensible e interesado que se aprovecha del perjuicio que causa a otros, un presuntuoso y un hipócrita sepulcro blanqueado), ni desde luego con las amenazas (nada menos que de acciones legales) que contiene, sino con la tensión provocada por la confluencia de, por un lado, la convicción de que todo el mundo debe tener derecho de réplica (y ello a pesar de que tal derecho es aquí dudoso), y, por otro, la no menos profunda convicción de que si a alguien puede perjudicar la publicación de la carta que antecede es, única y exclusivamente, a su propio autor. La desazón, no obstante, no se acaba ahí, sino que se prosigue en la medida en que si, por una parte, el impulso espontáneo de quien firma es pensar que la única reacción que merece esa carta es el más sepulcral silencio o la más demoledora ironía, por otra ese impulso se ve dificultosamente asociado a la nítida percepción de que quien ha redactado ese escrito es alguien que parece albergar la genuina sensación de haber sido objeto de un comportamiento injusto y de ser asistido en todo, en sus manifestaciones, por la razón y la justicia. Esto hace que la honda repugnancia que a quien escribe estas líneas le inspira esa carta se vea en todo momento trabada por la exigencia de entender a quien la ha escrito, de –por así decirlo– disculparlo, y de, en la medida de lo posible, no incurrir en la demasiado fácil tentación de pagarle con la misma moneda que utiliza y, por tanto, de faltarle demasiado fácilmente al respeto. Así pues –a pesar de las diversas insidias y las falsedades que el texto del sr. García Pérez contiene, y a pesar de que soy consciente de que cualquier cosa que yo escriba no mitigará los sentimientos profundamente negativos que el autor parece albergar hacia mí–, al menos mientras redacto el presente escrito me esforzaré en suponer que el sr. Ricardo García Pérez (cuyo nombre hasta ahora yo no había utilizado como una de las maneras de intentar poner coto a los efectos negativos de mi crítica), al redactar su carta, ha caído por debajo de sí mismo, y es por tanto alguien mejor –intelectual y moralmente– que lo que su carta denota. Dado que las diversas descalificaciones personales que el autor realiza se comentan por sí mismas y/o son indemostrables, en lo que sigue me limitaré a los hechos comprobables, es decir, a afirmaciones concretas relativas a su traducción del libro mencionado. Pues bien, lamentablemente, diversas afirmaciones del autor de la carta son falsas, y algunas de ellas además demostrablemente falsas, y ello ya con total independencia del análisis de su traducción. 1º) El autor afirma que mi denuncia de errores se refiere a “más de 600 páginas”, a “aproximadamente la mitad del texto” (que tiene 1.293 páginas). En realidad, la muestra de errores enviada a la editorial, el propio traductor y los agentes literarios del autor (previa petición expresa de ellos) contenía (como se señalaba meridiana y explícitamente) errores extraídos únicamente de las pp. 105 a 530. Lo que es más relevante, el escrito al que el traductor tuvo íntegro acceso iba encabezado por varias observaciones, una de las cuales decía literalmente: “Estas correcciones –que comienzan con la 2ª Parte de la obra, en la página 105– se refieren únicamente a menos de una tercera parte del volumen total del libro (e incluso en esta porción no se han tenido en cuenta algunas de sus subsecciones)”. 2º) Con sus minuciosas cuantificaciones, el autor comete además la evidente falacia de presentar los errores señalados por quien firma como una lista exhaustiva, y no como lo que en realidad era (y como se afirmó ya en este blog) a saber, una mera muestra. De hecho, otra de las observaciones que encabezan el escrito mío que obra en poder del sr. García Pérez dice literalmente: “Los problemas señalados no son, ni mucho menos, todos los detectados, sino solo una selección representativa. Hay muchos más errores e imprecisiones de los aquí consignados”. 3º) Otra falacia está implicada en las afirmaciones del sr. García Pérez de que la edición inglesa que él usó es diferente a la que yo he usado, y de que el autor introdujo un centenar de correcciones. Aunque al menos la segunda afirmación es en sí misma correcta (la semana pasada Diarmaid MacCulloch me envió esa lista de correcciones), tales afirmaciones son insidiosas, por la sencilla razón de que las eventuales diferencias entre las ediciones, así como las correcciones efectuadas, son prácticamente irrelevantes en cuanto a los errores que yo he señalado (salvo meliori, solo una corrección de MacCulloch coincide con uno de los pasajes de mi muestra de errores). Al señalar la existencia de falsedades y falacias en la carta del sr. García Pérez no estoy diciendo que el autor de la carta haya mentido a sabiendas. En mi esfuerzo por pensar de él in bonam partem, tiendo a creer, más bien, que su percepción de la realidad se ha visto alterada por su necesidad de lavar su imagen a toda costa (aun a costa de intentar manchar la mía) y por los profundos sentimientos negativos que su escrito trasluce, lo que le lleva a confundir bastante menos de 400 páginas con más de 600, y una simple muestra de errores con una enumeración exhaustiva, cuando resultan obvias las diferencias entre cada una de estas magnitudes. En realidad, las tergiversaciones de la realidad señaladas no son las únicas que cabe atribuir al sr. García Pérez: el correlato de la minimización de sus errores es una desaforada magnificación de la malevolencia ajena (en este caso, la mía). De hecho, vale la pena recordar que el sr. Ricardo García Pérez ya tuvo que retractarse de sus palabras cuando en los comentarios al blog me atribuyó algo que yo no había escrito, a saber, que su traducción era “pésima”. Yo jamás afirmé tal cosa, como el propio sr. García Pérez hubo de reconocer luego. De hecho, la traducción del sr. García Pérez no es pésima. “Pésima” es un superlativo, y si su traducción fuera pésima habría que rehacerla enteramente, cosa que no es en absoluto necesaria (una gran parte de su traducción es más que aceptable). El problema reside en que está plagada de errores. Una vez detectadas las falsedades señaladas, a uno pueden empezar a surgirle ciertas dudas fundadas acerca de la credibilidad que merecen las restantes afirmaciones del traductor Ricardo García Pérez, y acerca de su grado de objetividad a la hora de juzgar el número y la gravedad de errores que ha cometido (y, de paso, también a la hora de juzgar a quien esto firma). Las llamativas reducciones operadas por el sr. García Pérez en sus intentos de minimizar el problema de su traducción permiten también comprender la lógica que opera en la reducción que convierte una muestra de 107 errores en 23, y a su vez estos 23 en solo 3 realmente relevantes. Las pretensiones del sr. Ricardo García Pérez son, por lo demás, susceptibles de una virtual reducción al absurdo: si fuera cierta la pretensión de que la práctica totalidad de los errores señalados son insignificantes o cuestiones de estilo, y que por tanto la traducción apenas presenta errores, tal como pretende, no se entendería bien que la editorial Debate, tras haber pagado la labor del traductor, vaya ahora a costear –como de hecho va a hacer– los gastos de una revisión y una nueva edición corregida. Más allá de las falsedades señaladas, el único modo fiable que tienen los lectores interesados de comprobar dónde se halla la verdad sería comparar la traducción del sr. García Pérez con la nueva edición que es de prever la editorial publicará dentro de algunos meses. Cabe suponer, no obstante, que apenas habrá lectores dispuestos a realizar esta tarea. Yo habría preferido no volver a referirme en público a la traducción del sr. García Pérez, pero dado que es este el que se ha obstinado en volver a traer a la palestra el tema, y pensando en particular en quienes solo tienen la única edición disponible actualmente en castellano, reseño a continuación –sin afán de exhaustividad– los principales tipos de errores que contiene la traducción del sr. García Pérez, de modo que los lectores con conocimientos de inglés puedan decidir por sí mismos si la muestra de errores que señalo se refiere a errores reales y relevantes o está dictada más bien por mi ignorancia y mi calenturienta y malévola fantasía. Principales tipos de errores que contiene la traducción del sr. García Pérez: 1º) Errores muy graves de traducción en virtud del desconocimiento de la materia tratada. Puse más de media docena de ejemplos en mi segundo post (Jesús murió por “blasfemia contra las autoridades romanas”, Pablo animaba a sus interlocutores a circuncidarse, el cristianismo predicaba tres dioses, los árabes se llamaban a sí mismos “rumíes”/“romanos”…), pero hay muchos más. Según la traducción del sr. García Pérez, por ejemplo: El Antiguo Testamento habla de la virgen María (y Erasmo de Rotterdam lo sabía): la frase “Erasmus came to deplore the redirection on to Mary of Old Testament texts” es traducida como “Erasmo acabó detestando la reorientación que se daba a la figura de María en los textos del Antiguo Testamento” (p. 639). Jesús apenas usó el término “Dios”: la frase “Erasmus had also noted that the term ‘God’ is rarely used for Christ in the biblical text” es traducida como “Erasmo también había señalado que Cristo raras veces utiliza el término ‘Dios’ en el texto bíblico” (p. 646). Las listas que los Evangelios canónicos presentan de los testigos de las apariciones no mencionan a las mujeres. De la lista de testigos de apariciones del Jesús resucitado en Pablo MacCulloch afirma: “His list of witnesses to Resurrection appearances significantly contrasts with that of three Gospels, by not including any women at all”. García Pérez traduce: “[…] contrasta significativamente con las que aparecen en los tres Evangelios, que no incluyen a ninguna mujer” (p. 147). Constantino se convirtió al cristianismo en diversas ocasiones, y la gente lo atestiguó: La frase “Constantine has often been seen as undergoing a ‘conversion’ to Christianity es traducida por García Pérez como “A Constantino se le había visto a menudo experimentando una ‘conversión’ al cristianismo” (p. 221). Estos disparates –que dejan, sin embargo, impertérrito al sr. García Pérez– van acompañados de otros de un calibre inferior, como por ejemplo la traducción de “Catholicity” por “conformidad universal” (p. 156) o la confusión del género literario de los “Hechos” con la obra particular de los Hechos de los Apóstoles (p. 158), entre otros muchos. Saludos cordiales de Fernando Bermejo.
Miércoles, 4 de Abril 2012
Notas
SIGUE LA CONTRARÉPLICA DE FERNANDO BERMEJO
2º) Errores debidos al desconocimiento de la historia de las religiones y a otros desconocimientos. Referido al Irán antiguo, “Iranian” debe ser traducido como “iranio”, y no –como hace el traductor sistemáticamente– por “iraní” (pp. 47, 74 y otros). Entre los griegos, de Zeus no se puede decir que sea la “divinidad primordial” (chief), sino en todo caso la “divinidad principal” (p. 47). A menudo, el traductor vierte “hymn” (himno) por “salmo” (v. gr. p. 173). Según el traductor, Pedro, en Getsemaní, es el “adalid” (???) de Jesús (p. 186), no su “defensor” (defender). García Pérez traduce el término “triumph”, una obvia referencia a la celebración romana, como “victoria” (p. 230, donde un párrafo entero se malentiende al pasar por alto la referencia al “triunfo”), etc. Hay docenas de ejemplos como estos. 3º) Errores debidos al desconocimiento del vocabulario técnico. Por ejemplo, en la expresión “monarchian episcopacy” el adjetivo debe ser traducido no como “soberano” –tal como lo hace el sr. García Pérez–, sino como “monárquico” (pp. 163ss). “Worship” es a menudo traducido por “oración/oraciones” en contextos en que se debe ser traducido como “culto” (v. gr. p. 150). No es lo mismo “la teología agustina” que “la teología agustiniana” (Augustinian theology). Referido a las corrientes de la Reforma no integradas en los movimientos mayoritarios, “radical” no debe ser traducido como “extremista” (p. 170) o “intransigente”, sino como “radical”. “Glorification” (glorificación) no es lo mismo que “alabanza”. “The Fall” (la Caída) no es lo mismo que “el pecado original” (174, 183 y passim). No se puede achacar a los cristianos “la celebración del sufrimiento constante”, sino más bien “la celebración de la constancia en (medio d)el sufrimiento”, etc. etc. Es muy probable que el sr. García Pérez crea con buena conciencia, en virtud de sus autocomplacientes y liberales postulados traductológicos, que en estos y otros muchos casos da igual ocho que ochenta, pero lo cierto es que estas traducciones son, pura y simplemente, incorrectas. 4º) Errores de traducción puros y simples, a menudo graves, pues cambian el sentido del original e inducen a confusión al lector. No es lo mismo decir que Jesús, según sus seguidores, “cumplía con la tradición judía del Ungido” que: “constituía el cumplimiento de (fulfilled) la tradición judía del Ungido”. No es lo mismo “Micenas fue objeto de las alabanzas de un poeta griego del que sabemos muy poco” (García Pérez) que: “Micenas fue objeto de las alabanzas de un poeta griego que sabía muy poco de ella (who knew very little about it). Tras referirse a la Ilíada, MacCulloch escribe: “There follows the adventures of one Greek hereo, Odysseus”. Es decir: “Siguen las aventuras vividas por un héroe griego, Odiseo”. Por su parte, García Pérez traduce: “Allí se despliegan las aventuras…”. Allí ¿dónde? ¿En Troya? De Micenas se dice que “logró ejercer el poder nada menos que en un lugar tan distante como la gran isla de Creta”. El inglés dice simplemente “was capable of wielding power as far as the great island of Crete”, lo que cabe traducir como: “[…] hasta alcanzar la gran isla de Creta”. De hecho, Creta no está tan lejos del Peloponeso… De las epopeyas homéricas se dice que “took shape in recitation some time in the eight or seventh century”, que cabe traducir: “adquirieron su forma a través de la recitación entre los siglos VIII y VII” (o equivalente). García Pérez traduce: “adoptaron forma de verso entre los siglos VIII y VII”. Quizás a los lectores les interese saber que los últimos cinco errores mencionados están extraídos de una sola página (p. 46), que de hecho contiene más errores que aquí no enumeraré. A lo largo del libro hay varios cientos de ejemplos como estos. 5º) Errores de traducción debidos al cambio arbitrario de orden de los elementos de una frase o período, a menudo con resultados bastante divertidos (o penosos, según se mire): Una frase que dice “Los romanos mataron a Jesús, por mucho que la clase dirigente del Templo, enfurecida y temerosa por la naturaleza de su predicación, les hubiera inducido a hacerlo (The Romans killed Jesus, however much the Temple establishment, in fury and fear at the nature of his preaching, had prompted them to do so)” es traducida por el sr. García Pérez como: “Por mucho que la fundación del Templo [???] les hubiera impulsado a hacerlo, los romanos mataron a Jesús airados y atemorizados por la naturaleza de su predicación” (p. 121). Otro ejemplo: La frase “‘fábulas judaicas’, en expresión de la Epístola a Tito, que él habría atribuido al apóstol Pablo” (“‘Jewish myths’, in a phrase of the Epistle to Titus, which he would have attributed to the Apostle Paul”) es traducida así por el sr. García Pérez: “según una expresión que aparece en la Epístola a Tito, eran ‘fábulas judaicas’ que él atribuía al apóstol Pablo” (p. 155). Resulta claro que el cambio de orden aboca al absurdo, pues Marción era un paulinista radical que jamás habría atribuido fábulas a Pablo. Hay numerosos ejemplos de este tipo a lo largo de la obra. 6º) Errores debidos a libertades excesivas –y totalmente gratuitas– con el texto, con los que se tergiversa la significación del original y se induce a confusión a los lectores. Entre los numerosos ejemplos, baste el siguiente: En la p. 45, hay un párrafo en el que el autor se refiere al hecho de que los seguidores de Jesús añadieron “Christos” a su nombre, y el párrafo termina aclarando que ello sucedió “tras su ejecución en una cruz” (“after he had been executed on a cross”). El traductor, en lugar de traducir el texto tal y como está, transforma esa más bien inocua cláusula temporal del final del período al comienzo del mismo, que de este modo empieza así: “Una vez consumada la Crucifixión […]”. Tanto el uso del verbo “consumar” (teológicamente cargado) como el uso –con mayúscula– de “la Crucifixión” alteran sensiblemente lo que el autor dice y transmite. Hay docenas de ejemplos como este. 7º) Finalmente, están los errores que el autor considera “despistes” (no incluyo las erratas, pues entre los más de cien casos de mi muestra no había señalado, según creo recordar, ni una sola): confundir un siglo con otro (puse una docena de ejemplos en un post anterior, pero merece la pena señalar que ya en la primera línea de la introducción del libro tenemos un “seventeenth-century” convertido en un “siglo XVIII”: p. 27); un nombre propio con otro (“Constantino” en lugar de “Constancio”: p. 249), un nombre común con otro (“autoridad” en vez de “austeridad” – austerity”: p. 233); un adjetivo con otro (donde el autor describe a los dioses griegos como “partial” el traductor traduce “imparciales”: p. 49); omisión de palabras (significativas) en el texto: no es lo mismo quedarse “ciego” que “temporalmente ciego” (p. 127; estos despistes son relativamente numerosos); omisión de frases enteras del original (por ahora, he detectado ya un par de casos); o confusión pura y simple de términos, como cuando el autor, hablando de la relación entre Agustín de Hipona y su madre, habla de un “maternal triumph”, y el sr. García Pérez traduce como “victoria sobre lo material” (sic: p. 338). Sin duda, el sr. García Pérez consideraría todos estos errores –que, repitámoslo, son solo una mínima muestra de los existentes– como disculpables o totalmente irrelevantes, sea amparándose en su presunto profundo virtuosismo traductológico, sea alegando mi presunta inepcia para distinguir errores reales de errores imaginarios. A partir de ahí, cualquiera con un mínimo sentido crítico puede extraer conclusiones acerca de la objetividad de los juicios de este traductor. Para terminar, con respecto al presunto perjuicio que mis comentarios habrían causado al sr. García Pérez, solo tengo que decir lo siguiente: que, dadas las diversas falsedades, falacias e insidias contenidas en su carta, albergo dudas fundadas de que lo que afirma sobre tales perjuicios merezca credibilidad; y que si tales perjuicios se hubieran dado, todavía estaría por determinar si su causa habrían sido mis declaraciones (en cuyo caso yo lo lamentaría muy profundamente), o más bien a) las limitaciones de su competencia como traductor (al menos, de esta obra); y/o b) su propia gestión de su relación con los editores (cuyo grado de prudencia pueden juzgar los lectores a partir de los comentarios efectuados acerca del editor de Debate por el sr. García Pérez en este mismo blog el día en que apareció mi primer post relativo a este tema). Si bien quisiera creer que el sr. Ricardo García Pérez es alguien más noble de lo que revela su carta, y quisiera esperar por tanto que sea capaz de entonar –al menos secretamente– la palinodia, informo ya a nuestros lectores de que, en caso de equivocarme, en lo sucesivo yo no volveré a prestar la más mínima atención a posibles futuras manifestaciones de la persona mencionada, aun si esta decidiera usar a partir de ahora el espacio de comentarios que liberalmente brinda este blog para seguir sembrando insidias y/o “desmentir categóricamente” a quien firma estas líneas. Con un cordial saludo, Fernando Bermejo
Miércoles, 4 de Abril 2012
Notas
Hoy escribe [bAntonio Piñerob]
Como he escrito ya estoy intentando hacer una presentación puramente objetiva de mi libro. “Jesús de Nazaret. El hombre de las cien caras”, haciendo algo semejante a la técnica periodística: ofrecer una parte del texto mismo, sin comentario ulterior, para que el lector vea y sepa. Hasta aquí hemos visto el Prólogo y el largo índice. Ahora nos queda ofrecer una muestra de las páginas del libro en si y el “Epílogo”. Comienzo por la muestra. Advierto que los programas de tratamientos de textos de los Blogs eliminar tabulaciones y otras marcas que tiene un texto en Word. Así, por ejemplo, el “Índice” de este libro aparecía en el Blog con una estructura totalmente distinta a como se envió a la la Editorial y esta a la imprenta Ejemplo de pp. 104-201 dentro del epígrafe “V. Como los demás veían a Jesús”, dividido en dos partes (para hoy martes y el jueves próximo) Fariseo: amigo y semejante a ellos en muchas cosas / Enemigo acérrimo de los fariseos <!--more--> A. Amigo y semejante a ellos [bLos fariseos admiten tener trato con Jesús b] “Había un hombre del grupo de los fariseos, de nombre Nicodemo, jefe de los judíos; 2 este fue a él de noche y le dijo: ‘Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro; pues nadie puede hacer esos signos que tú haces a no ser que Dios esté con él’” (Evangelio de Juan 3,1-2). [bLos fariseos llegan incluso a alabar a Jesús b] “Y envían donde él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. 14 Vienen y le dicen: ‘Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?’” (Evangelio de Marcos 12,13-14). [bLos fariseos invitan a comer a Jesús b] “Un fariseo lo invitó a comer con él. Entró en casa del fariseo y se recostó a la mesa” (Evangelio de Lucas 7,36). “Apenas terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se recostó a la mesa. 38 El fariseo se extrañó al ver que no hacía abluciones antes de comer, 39 y el Señor le dijo…” (Evangelio de Lucas 11,37-39). “1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando […] 12 Y al que lo había invitado le dijo: Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos; no sea que te inviten ellos para corresponder y quedes pagado. 13 Al revés, cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos; 14 y dichoso tú en¬tonces, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando re¬suciten los justos. 15 Habiendo oído esto, uno de los comensales le dijo: ‘¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!’” (Evangelio de Lucas 14,1.12-15). [bLos fariseos salvan la vida de Jesús b] “En aquel momento se acercaron unos fariseos a decirle: ‘Vete, márchate de aquí, que Herodes quiere matarte.32 El les contestó: ‘Id a decirle a ese zorro: “Yo, hoy y mañana, se¬guiré curando y echando demonios; al tercer día habré acabado”. 33 Pero hoy, mañana y pasado tengo que proseguir mi camino, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’” (Evangelio de Lucas 13,31-33). [bLos fariseos no intervienen en contra de Jesús en el proceso judío, como puede observarse en la lista siguiente a partir de Evangelio de Marcos 8,31, primera predicción de la pasión b] 8, 31 “El Hijo del Hombre será rechazado por los ancianos, sumos sacerdotes y los escribas” 9, 11 “¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?” 9, 14 Los escribas discuten con los discípulos de Jesús 10, 2 Los fariseos preguntan si le está permitido al varón divorciarse de su esposa 10, 33 “El Hijo del Hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas” 11, 18 Los sumos sacerdotes y los escribas oyen a Jesús justificar la purificación del Templo y procurar matarlo 11, 27 Los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos cuestionan la autoridad de Jesús 12, 13 “Ellos” envían a algunos fariseos y herodianos para tender una trampa verbal a Jesús 12, 28 Uno de los escribas pregunta a Jesús sobre el mandamiento más importante 12, 32 Este escriba aprueba la respuesta de Jesús 12, 35 “¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es el Hijo de David?” 12, 38 “Guardaos de los escribas que gustan de pasear con largas vestiduras” 14, 1 Los sumos sacerdotes y los escribas procuran matar a Jesús 14, 10 Judas va a los sumos sacerdotes para disponer la traición de Jesús 14, 43 Jesús se enfrenta a Judas y a una muchedumbre armada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos 14, 53 Los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas se congregan con el sumo sacerdote para juzgar a Jesús 14, 55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero busca un testimonio contra Jesús 15, 1 Los sumos sacerdotes, después de tener un consejo con los ancianos, los escribas y el Sanedrín entero, entregan a Jesús en manos de Pilato 15, 3 Los sumos sacerdotes denuncian a Jesús ante Pilato 15, 10 Pilato sabe que los sumos sacerdotes han entregado a Jesús por envidia 15, 11 Los sumos sacerdotes mueven a la muchedumbre a pedir que suelten a Barrabás, y no a Jesús 15, 31 Los sumos sacerdotes con los escribas se burlan de Jesús (Tomado de J. Marcus, Mark 8-16. A New Translation and Commentary, The Anchor Yale Bible 27A, Yale University Press, New Haven London, 2009, p. 1100; traducción española, Editorial Sígueme, Salamanca, 2011). [bJesús predica también a los fariseosb] “Uno de aquellos días estaba él enseñando, y estaban sentados fariseos y maestros de la Ley llegados de todas las aldeas de Galilea y de Judea, e incluso de Jerusalén. La fuerza del Señor estaba con él para curar” (Evangelio de Lucas 5,17). [bJesús alaba a los fariseosb] “Entonces Jesús, dirigiéndose a las multitudes y a sus discípulos, 2 declaró: ‘En la cátedra de Moisés han tomado asiento los le¬trados y los fariseos. 3 Por tanto, todo lo que os digan, hacedlo y cumplidlo’” (Evangelio de Mateo 23,1-3). Terminamos el jueves que viene Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid [bwww.antoniopinero.com b]
Martes, 3 de Abril 2012
Notas![]()
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
El apóstol Felipe en otros apócrifos Unos Hechos tan extensos y minuciosos como los de Felipe, que analizábamos en los días anteriores, son el mejor argumento de la importancia que tuvieron las tradiciones sobre su persona y su ministerio. Sin embargo, no son los únicos apócrifos que hablan de esas tradiciones. Existen otros apócrifos en los que Felipe desempeña particular protagonismo, unas veces como epónimo, otras como personaje aludido y actor en manifestaciones o revelaciones. El Evangelio gnóstico según Felipe El Evangelio según Felipe es posiblemente el más conocido, sobre todo, después de las menciones que hace de él la novela El Código da Vinci. Como es habitual en las obras de origen gnóstico, traducidas al copto, el final expresa siempre su carácter, que en este caso dice El evangelio según Felipe. Puede verse su texto en traducción de F. Bermejo en Todos los evangelios (canónicos y apócrifos), editados por A. Piñero, pp. 489-505. A pesar de su título de evangelio, no responde ni al criterio de los evangelios narrativos del Nuevo Testamento ni al de dichos o logia del evangelio gnóstico de Tomás. La obra surgió en algún lugar de la iglesia oriental en un tiempo que va desde la mitad del siglo II a la del siglo III. La devoción al apóstol Felipe había ya logrado una notable extensión en la piedad cristiana. Es, en expresión de F. Bermejo, “un conjunto de meditaciones teológicas expresadas en diversas formas literarias”. La atribución indudable a Felipe se debe al hecho de que es el único personaje mencionado como autor de una de las reflexiones del texto. En consecuencia, y según la costumbre de los escritos coptos, las palabras finales de este evangelio subrayan el dato. El versículo 91, cuyo texto ofrezco, es el mejor modo de entender el estilo y talante de este evangelio: “El apóstol Felipe dijo: «José el carpintero plantó un jardín porque necesitaba maderas para su oficio. Fue él quien hizo la cruz de los árboles que había plantado. Y su semilla colgó de lo que había plantado. Su semilla era Jesús, mientras que lo plantado era la cruz»”. Felipe en la Sabiduría de Jesucristo Este apócrifo gnóstico se ha conservado en el códice III de la Biblioteca de Nag Hammadi y es una obra de finales del siglo III, traducida del griego original al copto en la primera parte del siglo IV. El título aparece en las primeras palabras del documento así como en el final. El libro está estructurado en forma de consultas que distintos apóstoles plantean al Salvador sobre la cima de un monte de Galilea, llamado “lugar de cosecha y alegría”. El Señor se les apareció como un gran ángel de luz. Sonriente, les preguntó en qué estaban pensando. El primero en responder fue precisamente Felipe: “Nos preocupamos acerca del fundamento del Todo y de la dispensación o economía”. Traducción de F. García Bazán en el citado libro de Todos los evangelios, pp. 506-516. El autor trata de oponer la sabiduría de los filósofos a la palabra del Salvador. Respondiendo a una consulta de Mateo, el Salvador se autodefine como eterno, ilimitado, incorruptible, inmutable, incognoscible, perfecto sin deficiencias y Padre del Todo. Felipe volvió a preguntar: “¿Cómo se ha revelado a los perfectos?” El perfecto Salvador le respondió en un lenguaje gnóstico diciendo que era “Intelecto y Pensamiento, Discernimiento, Intención, Proyecto y Potencia”. Carta de Pedro a Felipe Felipe es aquí el presunto destinatario de una carta de Pedro, aunque el documento solamente tiene de carta el principio, pero es más bien “una mezcla de géneros literarios” en opinión de A. Piñero, que es el traductor del documento en su edición de Todos los evangelios, pp. 516-520. De acuerdo con el género epistolar, después del título de la obra Carta de Pedro enviada a Felipe, aparecen los elementos esenciales en los títulos de las cartas: “Pedro, apóstol de Jesús el Cristo, a Felipe, nuestro amado hermano y nuestro compañero en el apostolado y a los hermanos que están contigo: salud”. Son mencionados el emisor y el destinatario. Luego viene el cuerpo de la carta que no es otro que recordar a Felipe el mandato de Jesús sobre la misión y la invitación para que se reúna con los otros apóstoles. Cuando Felipe recibió esta carta y la leyó, acudió con alegría y gozo a donde se encontraba Pedro, que convocó a los demás apóstoles y subió con ellos al monte de los Olivos. Las plegarias, las súplicas y las advocaciones giran sobre el tema de la luz. Una luz que apareció luego seguida de una voz: “Yo soy Jesús”. La luz prometía convertir a los apóstoles en iluminadores. Pedro fue el portavoz del grupo y pidió para todos el “espíritu de conocimiento”. Y en efecto, quedaron todos llenos del Espíritu Santo y marcharon para predicar al Señor Jesús. (Reunión de Jesús con sus Apóstoles) Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Lunes, 2 de Abril 2012
NotasHoy escribe Antonio Piñero Concluyo hoy la presentación de este índice, que es muy largo, porque son numerosos los textos y, a veces, breves. El apéndice la de Doctrina secreta de Jesús es una ordenación de los textos de Ireneo de Lyón, Contra las herejías, I 1,ss, de otros autores antiguos, y una recogida de los textos paralelos gnósticos de Nag Hammadi. X. ASCENSIÓN A. Ascensión con cuerpo Datación Descripción Testigos externos de la ascensión B. Ascensión sin cuerpo Tras la ascensión Jesús está en el cielo XI. EL FINAL DE MARÍA: TRÁNSITO. EL FIN DE SUS ENEMIGOS 1. María 2. Herodes Antipas: arrepentido de haber condenado a Jesús 3. Poncio Pilato Pilato condenado a muerte por Tiberio El cadáver de Pilato rechazado por la tierra XII. SEGUNDA VENIDA DE JESÚS En qué forma aparecerá Jesús en su segunda venida XIII. DOCTRINA SECRETA DE JESÚS: ENSEÑANZA EN LA TIERRA ANTES DE LA ASCENSIÓN. REVELACIONES DE JESÚS DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN 1. Jesús reveló estas doctrinas después de su resurrección Jesús desciende desde el cielo, antes de su ascensión para impartir revelaciones secretas a sus discípulos Cómo el revelador busca el alma o descenso del Revelador El apóstol Felipe transcribió a papel lo que habían oído secretamente de labios del Maestro 2. La doctrina que reveló Jesús El propio Jesús resume su doctrina Otro resumen de su doctrina secreta según el propio Jesús Primeros principios Dios trascendente Emisión de los eones del mundo divino superior Primera emisión de eones. Tétrada primordial El Intelecto es el Hijo Unigénito, Verbo o Palabra El es la primera emisión, según la versión de Pistis Sofía Segunda emisión. Ogdóada primordial Última emisión (provisional) y Pleroma Contemplación del Prepadre sólo por el Unigénito. Sólo a él concede al inicio la gracia de entenderlo (gnosis) El Unigénito decido transmitir la gnosis del Padre al resto de los eones Lapso de Sabiduría Sabiduría inferior Emisión del eón “Límite” provocada por el lapso de Sabiduría Escisión de Sabiduría en Superior e Inferior Emisión del eón Cristo - Espíritu Santo para consolidar el Pleroma Emisión del último eón, el Salvador. Se establece la salvación, modelo luego para la salvación de los espirituales Sabiduría inferior, exterior al Pleroma, es formada en cuanto a la sustancia Creación de la materia inteligible y del Demiurgo A. Sabiduría inferior, al no recibir aún la gnosis da origen a la materia inteligible B. Origen de los elementos del mundo C. Formación de Sabiduría inferior en cuanto al conocimiento (otorgamiento de la gnosis). D. Generación de la posibilidad del mal en el universo Creación de tres sustancias, que posteriormente darán lugar a tres clases de hombres Tres clases de sustratos que formarán parte del universo futuro Creación del Demiurgo o Yahvé, dios del Antiguo Testamento Creación del universo por el Demiurgo El Demiurgo, o dios del Antiguo Testamento, es ignorante y necio Creación del ser humano Creación del hombre material y del hombre psíquico por el Demiurgo Diversas clases de hombres El elemento espiritual es introducido en el hombre psíquico Creación del hombre espiritual Reflejo en las aguas inferiores de la imagen del Hombre primordial Creación de Eva o mujer espiritual Los espirituales son consustanciales con el Prepadre Los espirituales están prefigurados en la Iglesia preexistente, uno de los eones del Pleroma El espíritu divino, que vivía en el Pleroma, desciende y se aposenta en algunos hombres psíquicos Los espirituales tienen alma y espíritu; Los psíquicos sólo alma Lo espiritual y lo material son incompatibles Los espirituales son “una raza superior que no tiene rey” La salvación y el redentor Las dos primeras sustancias, material y psíquica, frente a la salvación Destrucción de la materia y consecuentemente de los hombres materiales La salvación de los espirituales La vida de los gnósticos / espirituales sobre la tierra Los espirituales están dormidos o ebrios en este mundo La vida sacramental de los gnósticos. Los sacramentos son símbolos de la resurrección en esta vida La resurrección-revivificación tiene lugar en y por medio de esas imágenes y símbolos que son los sacramentos Bautismo Beso cultual Cámara nupcial Eucaristía Matrimonio Unción La consumación de todo El fin del mundo Cielo, el “descanso” de los salvados plenamente CONCLUSIÓN BIBLIOGRAFÍA: Colecciones de textos Terminaremos con el Epílogo el próximo día Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Domingo, 1 de Abril 2012
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Continúa el índice de “Jesús de Nazaret. El hombre de la cien caras" (ya solo quedará la parte final). Estamos en la sección "cómo los demás veían a Jesús" Estamos en la sección "cómo los demás veían a Jesús" Feo / Hermoso A. Feo B. Hermoso Furioso / Manso A. Furioso B. Manso Hijo de David A. “Es Hijo de David” Entrada mesiánica en Jerusalén como “Hijo de David” B. “No es Hijo de David” Jesús mismo duda de que el mesías sea “hijo de David” Al ser nacido en Nazaret, no en Belén, deducen algunos que no es “Hijo de David” Hijo de Dios Reconocido como tal hasta por los demonios Reconocido como tal por un pagano Igual a Dios, puesto que perdona los pecados Se transfigura como Hijo de Dios Hijo del Hombre Humilde y manso Se hace siervo de los demás No desea que lo llamen maestro ni otros apelativos Jesús lava los pies a sus discípulos Iluminador Indignado Insumiso fiscalmente Juan Bautista: similar o igual a él Loco Lleno de gracia Machista / No machista A. Machista Sólo considera el punto de vista masculino en el divorcio: Las mujeres que lo acompañan están para su servicio y el de los Doce B. No machista En la familia del Reino no hay patriarcalismo. Dios asume la figura de Padre Maestro / Maestros y Jesús Jesús es un maestro ya desde niño Los maestros y Jesús en su infancia Se considera a sí mismo “maestro” Sus discípulos lo llaman así Jesús no quiere que le llamen “maestro” ni otros apelativos, ni lo permite a sus discípulos También sus adversarios y enemigos le llaman “Maestro” Mago A. Jesús es un mago Es acusado por sus enemigos de pronunciar fórmulas mágicas Otros casos en los que se han visto acciones mágicas en los portentos de Jesús Textos de autores antiguos que acusan a Jesús de magia B. Jesús no es un mago Majestad de Jesús Militarista/ No militarista Misericordioso / No misericordioso A. Misericordioso B. No misericordioso Misógino Misterioso Nacionalista / No nacionalista. Comportamiento con los paganos A. Buen comportamiento La mujer sirofenicia El siervo del centurión Cura a un samaritano y lo pone como ejemplo Parábola del buen samaritano Promete el Reino a los gentiles Piensan los judíos que podría predicar a los griegos Convierte a los samaritanos B. Nacionalista: se comporta mal con los paganos No predica el reino de Dios a los gentiles ni a los samaritanos Hace daño a unos gentiles propietarios de una piara de cerdos No recibe a los gentiles que desean verlo Niños: su actitud para con ellos Omnisciente / Ignorante A. Omnisciente B. Ignorante Orante, siempre en oración Ordenado Paganos Pecador / No pecador A. Pecador B. No pecador Persuasivo Pobre Popular / Impopular A. Jesús es muy popular B. Jesús es impopular Práctico Profeta Profetizado por las Escrituras Provocativo Habla con mujeres Se atreve a discutir las tradiciones de los antepasados Se atreve a enmendar la ley de Moisés Tiene a celotas entre sus discípulos Redentor Revelador Rey de los judíos / Su reino no es de este mundo A. Jesús es el Rey de los judíos Jesús rey eterno B. Jesús no es el Rey de los judíos Su reino no es de este mundo Sabio desde pequeño Sacerdote / Laico A. Jesús es sacerdote B. Jesús no es sacerdote y mucho menos sumo sacerdote Sanador Santo de Dios Sentimental emocionable Siervo de los demás / Señor de todos A. Siervo B. Señor Siervo elegido de Yahvé Solitario Tradicionalista / No tradicionalista A. Jesús tradicionalista B. Jesús no tradicionalista Vegetariano Violento/No violento A. Violento: la venida del reino de Dios depende del uso de armas La purificación del Templo fue un acto violento Tiene a celotas entre sus discípulos; discernibles por sus apodos Ejecutado al lado de dos “bandidos”, es decir, celotas La cruz es el castigo romano de los revolucionarios contra el Imperio Afirmaciones que suenan a “ruido de sables” Jesús incita a armarse a sus seguido¬res Es ejecutado en la cruz como rebelde – sedicioso contra el Imperio Jesús es peligroso para el Imperio y la estabilidad de Judea El Cordero (Jesús). hace la guerra con sus seguidores contra el Imperio romano B. No violento: la venida del Reino en manos de Dios Doce legiones de ángeles Jesús no pensaba en un gran ejército. No parece que organizara ejército alguno Quien predica la pobreza no piensa en mantener un ejército Visionario VI. PASIÓN Y MUERTE 1. Ultima Cena / Institución de la eucaristía / No institución de la eucaristía A. La Última Cena fue una cena de Pascua, aunque no se nombra el cordero B. No fue una cena de Pascua, sino de despedida, pues no se comió carne. C. En la Última Cena no se bebió vino sino sólo agua El Evangelio de Lucas dobla el número de copas bebidas por Jesús D. Se celebró el día en el que comenzaba la Pascua por la tarde E. Se celebró antes, en la víspera de la Pascua F. Los asistentes son sólo los 12 apóstoles incluido Judas Entre los asistentes estuvo también Santiago, el hermano del Señor En los momentos previos a la institución están presentes Marta y María G. En la Última Cena se instituyó la eucaristía H. En la Última Cena no se instituyó la eucaristía Pero el Evangelio de Juan sí alude indirectamente a la eucaristía, como instituida por Jesús, antes, durante su vida pública No se menciona la institución de la eucaristía en la Didaché 910 (110 d.C.). I. Interpretación gnóstica de la eucaristía: Evangelio de Felipe J. Himnos cantados por Jesús y sus discípulos en la Última Cena 2. Agonía en Getsemaní: gotas de sangre Prendimiento Prendido sólo por una guardia judía Prendido también por una cohorte romana 3. Verónica 4. Escarnio de Jesús 5. Jesús fue crucificado / No fue crucificado A. Si fue B. No fue El Jesús celestial se desprendió del Jesús carnal y subió al cielo Fue crucificado Simón de Cirene C. Sucesos acaecidos tras la muerte de Jesús 6. Descendimiento 7. José de Arimatea Solicita el cuerpo de Jesús Preso por los judíos y liberado milagrosamente José de Arimatea explica su liberación 8. Nicodemo Como testigo Intercede por Jesús en la pasión Nicodemo embalsama el cadáver de Jesús espléndidamente La unción no tiene lugar, según otros evangelistas VII. SEPULTURA. SEPULCRO VACÍO Sepultado en una tumba tallada en la roca y nueva Sepultura en una fosa común Guardias romanos en el sepulcro Los guardias obligados al silencio Duelo por Jesús VIII. DESCENSO A LOS INFIERNOS Testimonio de la cruz parlante IX. RESURRECCIÓN DE JESÚS 1. El sepulcro vacío A. Las mujeres van al sepulcro y lo encuentran vacío; nada dicen a los apóstoles B. María Magdalena sí comunica la noticia de la resurrección a los apóstoles C. Tras la muerte de Jesús los apóstoles se quedan en Jerusalén puesto que la ascensión tiene lugar de inmediato D. Tras la muerte de Jesús los apóstoles regresan a sus casas 2. Resucitado sin cuerpo / Resucitado con cuerpo A. Prenotando: sólo resucitan en verdad los justos, no los pecadores B. También resucitarán los pecadores C. Jesús resucitó ya en vida D. No hay descripción directa de la resurrección en los evangelios canónicos E. Descripción de la resurrección F. Resurrección sin cuerpo: glorificación de Jesús después de su muerte G. Con cuerpo, aunque etéreo 3. Apariciones de Jesús A. Sólo en Galilea B. Sólo en Jerusalén C. En Judea y en Galilea D. Probablemente en Judea, según Pablo de Tarso E. ¿A quién fue la primera aparición de Jesús? A María Magdalena A Santiago, el “ hermano del Señor” A Pedro, según Pablo de Tarso Quizás también a Pedro según el Evangelio de Lucas O quizás a los discípulos que iban camino de Emaús, según el mismo Aparición a todos los discípulos 4. Enseñanza de Jesús en la tierra antes de la ascensión. Tiempo transcurrido entre resurrección y ascensión. Su duración fue de: 1 día 40 días 545 días 18 meses 11 años Finalizaremos el próximo día Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Sábado, 31 de Marzo 2012
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Anuncio con entusiasmo el nuevo libro de Fernando Bermejo, publicado por SÍGUEME, Salamanca, porque he leído las pruebas y me ha perecido estupendo. Supongo que lo recibiré por correo enseguida. En el entretanto les hago partícipes del "Cóntenido", la mejor manera de presentar objetivamente un libro: El Evangelio de Judas. Texto bilingüe y comentario ÍNDICE Presentación INTRODUCCIÓN 1. El Evangelio de Judas, parte del “códice de Al-Minya” o “códice Tchacos” 2. Lengua y proveniencia 3. Datación 4. Título y género literario 5. El Evangelio de Judas y el Nuevo Testamento 6. El Evangelio de Judas y la literatura patrística 7. Contenido y propósito 8. Adscripción ideológica 9. Estructura 10. El problema hermenéutico: interpretaciones del Evangelio de Judas 11. Un ejemplo de crux interpretum: Judas como “decimotercer daímōn” 12. La relevancia del Evangelio de Judas para la historia del cristianismo 13. Nuestra edición TEXTO COPTO, TRADUCCIÓN Y NOTAS BIBLIOGRAFÍA En el enlace - http://www.sigueme.es/libros/el-evangelio-de-judas.html -, al picar sobre la cubierta del libro, esta se amplía y se ve muy bien. Otra nota: Me comunica también Fernando Bemejo que el próximo miércoles, 3 de abril 2012, en su espacio de este blog, se publicará íntegra, a petición del interesado, la réplica del traductor, Ricardo García Pérez a las críticas sobre la versión española de la obra de Diarmaid MacCulloch A History of Christianity. The First Three Thousand Years (Una historia del cristianismo. Los primeros tres mil años) Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 30 de Marzo 2012
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Editado por
Antonio Piñero
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Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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