¿Quién es?
Rafael Alberto Pérez
Autor de referencia en comunicación estratégica, conferenciante y consultor. Es consejero de The Blueroom Project - TBP Consulting para temas de turismo y ocio
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Tendencias Estratégicas
Desde Estrategar recomiendo ampliamente este seminario sobre "La Complejidad Humana" impartido de forma virtual por la Dra. Denise Najmanovich. Epistemóloga. Epistemóloga. Doctora por la PUC-San Pablo. Master en Metodología de la Investigación Científica. Bioquímica, Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. Asesora Académica de FUNDARED (Fundación para el Desarrollo y la Promoción de las Redes Sociales). Además Trabaja en temáticas relacionadas con el enfoque de la complejidad, los nuevos paradigmas, subjetividad y redes muy acordes a la Nueva Teoría Estratégica.
Más información aquí
Rafael Alberto Pérez
Miércoles, 7 de Agosto 2013
Comentarios
Razón y Palabra la excelente revista del TEC de Monterrey que dirige Octavio Islas, dedica su último número, 83, de Junio-Agosto 2013 a rendir un merecido homenaje a los 25 años del Centro Avanzado de Comunicación “Eulalio Ferrer” y desde “Estrategar” y Tendencias 21 nos unimos a este merecido homenaje a CADEC y a su fundadora Ana Sara Ferrer, hija del maestro.
Se da la circunstancia de que el Centro Avanzado de Comunicación “Eulalio Ferrer” fue la primera Universidad Latinoamericana que me invitó a cruzar el charco allá por los años 90. Y donde estuve varios años impartiendo un magister en Comunicación Política. Una relación que mantengo con cariño en lo personal y en lo docente pues en la actualidad soy profesor de sus cursos de Doctorado.
Quiero felicitar también a la coordinadora del número, la profesora y autora Diana Cardona por haber reunido a tantas opiniones autorizadas; Jesús Galindo, Carlos Bonilla, flamante relacionista público del año, José Barroso, y tantos otros no menos distinguidos, en torno al esfuerzo de CADEC.
También, yo he querido unirme al homenaje con una colaboración en el número, pero me ha parecido más oportuno iniciar este homenaje haciendo referencia en este blog a la contribución de José Barroso, por su enfoque y por su personal visión de las tres trayectorias que confluimos hacia lo que el denomina un camino para consolidación de la ciencia de la comunicación con una visión aplicada.
Os dejo con la introducción del artículo de José Barroso Gómez y el enlace a la Revisa Razón y Palabra donde podréis tener acceso al artículo completo en PDF
"La comunicación como perspectiva científica ha tenido dificultades diversas para consolidarse; un aspecto clave en ello ha sido la separación entre investigación académica de carácter teórico y la práctica profesional. Ante este panorama y en el contexto de los 25 años de CADEC, se presenta una síntesis de las propuestas de 3 autores que colaboran con esta Institución: Manuel Martín Serrano (praxeología y mediaciones), Rafael Alberto Pérez (Comunicación y la Nueva Teoría Estratégica) y Jesús Galindo (Ingeniería en Comunicación Social), las cuales ofrecen posibilidades científico-prácticas pertinentes para la consolidación de la ciencia de la comunicación con una visión aplicada, integrando un sólido cuerpo de conocimientos teórico-metodológicos estrechamente vinculado al ejercicio profesional de la comunicación."
Resumen Decálogo de la NTE .
I. La vida es relación (la acción no existe, lo que existe es la interacción). Y nos hacemos a nosotros mismos en esa relación dinámica. Somos mucho más fenoma (adaptación) y menos genoma (programa) de lo que hoy se suele pensar.
II. Las estrategias son un fenómeno biológico. Y juegan un papel clave en esa relación. Para las ciencias de la vida (campo 24 de la clasificación de la UNESCO) las estrategias son las respuestas homeostáticas con las que (todos) los seres vivos reaccionan a las oportunidades (sexo, comida) y a los peligros (depredadores, cambios climáticos, catástrofes naturales) que los cambios de sus entornos les generan y, de esta forma, poder sobrevivir.
III. A medida que avanzamos filogenéticamente el sistema estratégico va incorporando las nuevas capacidades emergentes y haciendo más sofisticadas esas respuestas. Fue así como los humanos hemos heredado el sistema estratégico de nuestros antecesores pero lo hemos modificado incorporando aquellas capacidades de nuevo cuño que acompañan la emergencia de lo humano: semántica, hermeneusis, teoría de la mente, imaginación, prospectiva, cálculo ad futurum, etc.
IV. Gracias a este peculiar sistema estratégico los seres humanos somos los únicos seres vivos que tenemos en cuenta el futuro (y no solo el presente y el pasado); que elegimos (y no solo decidimos); que transformamos (y no solo nos adaptamos); y que aspiramos a “mejorvivir” (y no nos conformamos con sobrevivir). Todo eso afecta al estrategar, a la forma en que concebimos nuestras estrategias. Mientras nuestros antecesores se limitaban a escanear el entorno en busca de posibles discontinuidades, nosotros somos capaces de: (1) imaginarnos el abanico de futuros posibles (futuribles); (2) anticiparnos antes de que estos sobrevengan (ya sea para alcanzarlos o para evitarlos); (3) seleccionar entre dichos futuribles aquel que entendemos nos conviene más (al que convertiremos en nuestra meta); (4) imaginarnos diferentes rutas alternativas para alcanzarlo (tantas como se nos ocurran); (5) elegir una de esas rutas alternativas; (6) recorrerla y ejecutarla; (7) evaluar los resultados y aprender de la experiencia
V. Si el objetivo de toda estrategia es alcanzar un futurible (aquel que hemos convertido en meta), el objeto de toda estrategia (aquello que queremos transformar para poder alcanzar esa meta) son las relaciones (la configuración de red). Lo que buscamos es otra configuración de nuestra trama relacional más propicia para el logro de nuestras intenciones, propósitos y metas.
VI. Pero (y el pero es importante) ningún experto ni ninguna estrategia, por buena que sea, nos puede garantizar el logro de nuestras metas. No hay ruta segura del éxito. El famoso “one way to succeed” de los norteamericanos y “las 7 fórmulas seguras del éxito” son sencillamente una estafa. Si Vd. quiere cambiar el futuro o influir en él, tiene que asumir que va a penetrar en un territorio donde domina la incertidumbre estructurada. La explicación es simple: el resultado, esa trama relacional que queremos reconfigurar no depende solo de nosotros (también intervienen otras personas, fuerzas, sistemas (sin olvidar el azar) que con su actuación pueden modificar el resultado. Entonces ¿Para qué hacer estrategias? pues porque es mejor hacerlas que prescindir de ellas. Y a pesar de que nuestra capacidad de transformación sea limitada hay que intentarlo pues ese es nuestro margen de maniobra. Lo contrario sería volver al fatalismo y dejar nuestras vidas en manos de los dioses.
VII. Aquí surgen algunas contradicciones, pero la vida humana está llena de ellas. La estrategia es hija de la imaginación y ha de generar sorpresa y subversión. Pero a su vez se apoya en el cálculo y se ordena en la planificación. Calculamos por lo menos 7 cosas: (1) la probabilidad de que una determinada discontinuidad o un futurible se produzca; (3) Las consecuencias que esa discontinuidad o futurible tendría para nosotros (4) las intenciones de los demás (teoría de la mente); sus posibles intervenciones y sus eventuales consecuencias;(5) las consecuencias probables de nuestras alternativas: (6) la probabilidad de que nuestras alternativas generen ciertas reacciones; (7) las consecuencias probables de esas reacciones. Como consecuencia de todo ello evaluamos la probabilidad global que tenemos de alcanzar las metas asignadas. Como el lector puede ver lo que muchas veces llamamos racionalidad no es sino un simple cálculo de probabilidades.
Pero a pesar de tanto cálculo lo cierto es que la estrategia desborda a la teoría de las probabilidades (algo que sabía muy bien John von Neumann) porque si bien la teoría de las probabilidades nos permite anticipar con pequeños márgenes de error las conductas colectivas ( la audiencia de la RTV, por ejemplo) no nos permite calcular ni anticipar el comportamiento ni la la estrategia de una persona singular. Y son esas voluntades individuales (el ser amado, el director de RRHH que dirige nuestra selección al puesto al que aspiramos; el directivo que decide si compra o no nuestra empresa; el conductor del coche de enfrente con el que podemos chocar, etc.) quienes muchas veces marcan el resultado final.
VIII. Las estrategias humanas pueden ser de muchos tipos. Me he permitido sistematizar 6 criterios:
a) Reactivas o proactivas
b) Adaptativas o transformadoras
c) Arriesgadas/optimistas, incrementales/prudentes o conservadoras/pesimistas
d) Innovadoras, correctoras o más de los mismo
e) Para cambiarnos a nosotros mismos (evolución estructural o personal) o para cambiar/transformar lo de fuera (los otros , la relación)
f) Físicas, químicas o simbólicas
g) Articuladoras o confrontativas
IX. Mis preferencias son claras:
Prefiero que sean anticipativas a reactivas. Mejor (y más fácil y controlable) cambiarse a uno mismo (mejorar nuestros productos y servicios, etc.) que tratar de cambiar a los demás, mejor transformar la relación que intentar cambiar al otro. Y siempre preferiré las estrategias articuladores y cooperativas a las confrontativas. El enfoque de la estrategia que precede a la NTE fue conflictivo y excluyente. Para la NTE la finalidad última de toda estrategia es la articulación y nos enseña a aceptar la pluralidad y al otro. En vez de rechazar al otro se trata de enriquecernos de él y de sus diferencias.
X. Hemos comenzado diciendo que nos hacemos en la relación, ahora es el momento de añadir que, en la medida en que la estrategia modifica las relaciones, terminamos siendo lo que elegimos: nos hacemos a nostros mismo a base de elecciones. Y nos hacemos en un doble sentido: reafirmativo de una parte pero excluyente por la otra. Cada vez que elegimos un opción estamos podando del árbol de nuestra vida otras opciones y caminos que ya no podremos transitar (el devenir). Siempre me impresionó el grito que da la Yerma de Lorca después de matar a Juan, su marido: ¡He matado a mi hijo”. Al matar a su marido, Yerma, mujer fiel, había podado la posibilidad de tener hijos y eliminado ese futuro de su vida.
II. Las estrategias son un fenómeno biológico. Y juegan un papel clave en esa relación. Para las ciencias de la vida (campo 24 de la clasificación de la UNESCO) las estrategias son las respuestas homeostáticas con las que (todos) los seres vivos reaccionan a las oportunidades (sexo, comida) y a los peligros (depredadores, cambios climáticos, catástrofes naturales) que los cambios de sus entornos les generan y, de esta forma, poder sobrevivir.
III. A medida que avanzamos filogenéticamente el sistema estratégico va incorporando las nuevas capacidades emergentes y haciendo más sofisticadas esas respuestas. Fue así como los humanos hemos heredado el sistema estratégico de nuestros antecesores pero lo hemos modificado incorporando aquellas capacidades de nuevo cuño que acompañan la emergencia de lo humano: semántica, hermeneusis, teoría de la mente, imaginación, prospectiva, cálculo ad futurum, etc.
IV. Gracias a este peculiar sistema estratégico los seres humanos somos los únicos seres vivos que tenemos en cuenta el futuro (y no solo el presente y el pasado); que elegimos (y no solo decidimos); que transformamos (y no solo nos adaptamos); y que aspiramos a “mejorvivir” (y no nos conformamos con sobrevivir). Todo eso afecta al estrategar, a la forma en que concebimos nuestras estrategias. Mientras nuestros antecesores se limitaban a escanear el entorno en busca de posibles discontinuidades, nosotros somos capaces de: (1) imaginarnos el abanico de futuros posibles (futuribles); (2) anticiparnos antes de que estos sobrevengan (ya sea para alcanzarlos o para evitarlos); (3) seleccionar entre dichos futuribles aquel que entendemos nos conviene más (al que convertiremos en nuestra meta); (4) imaginarnos diferentes rutas alternativas para alcanzarlo (tantas como se nos ocurran); (5) elegir una de esas rutas alternativas; (6) recorrerla y ejecutarla; (7) evaluar los resultados y aprender de la experiencia
V. Si el objetivo de toda estrategia es alcanzar un futurible (aquel que hemos convertido en meta), el objeto de toda estrategia (aquello que queremos transformar para poder alcanzar esa meta) son las relaciones (la configuración de red). Lo que buscamos es otra configuración de nuestra trama relacional más propicia para el logro de nuestras intenciones, propósitos y metas.
VI. Pero (y el pero es importante) ningún experto ni ninguna estrategia, por buena que sea, nos puede garantizar el logro de nuestras metas. No hay ruta segura del éxito. El famoso “one way to succeed” de los norteamericanos y “las 7 fórmulas seguras del éxito” son sencillamente una estafa. Si Vd. quiere cambiar el futuro o influir en él, tiene que asumir que va a penetrar en un territorio donde domina la incertidumbre estructurada. La explicación es simple: el resultado, esa trama relacional que queremos reconfigurar no depende solo de nosotros (también intervienen otras personas, fuerzas, sistemas (sin olvidar el azar) que con su actuación pueden modificar el resultado. Entonces ¿Para qué hacer estrategias? pues porque es mejor hacerlas que prescindir de ellas. Y a pesar de que nuestra capacidad de transformación sea limitada hay que intentarlo pues ese es nuestro margen de maniobra. Lo contrario sería volver al fatalismo y dejar nuestras vidas en manos de los dioses.
VII. Aquí surgen algunas contradicciones, pero la vida humana está llena de ellas. La estrategia es hija de la imaginación y ha de generar sorpresa y subversión. Pero a su vez se apoya en el cálculo y se ordena en la planificación. Calculamos por lo menos 7 cosas: (1) la probabilidad de que una determinada discontinuidad o un futurible se produzca; (3) Las consecuencias que esa discontinuidad o futurible tendría para nosotros (4) las intenciones de los demás (teoría de la mente); sus posibles intervenciones y sus eventuales consecuencias;(5) las consecuencias probables de nuestras alternativas: (6) la probabilidad de que nuestras alternativas generen ciertas reacciones; (7) las consecuencias probables de esas reacciones. Como consecuencia de todo ello evaluamos la probabilidad global que tenemos de alcanzar las metas asignadas. Como el lector puede ver lo que muchas veces llamamos racionalidad no es sino un simple cálculo de probabilidades.
Pero a pesar de tanto cálculo lo cierto es que la estrategia desborda a la teoría de las probabilidades (algo que sabía muy bien John von Neumann) porque si bien la teoría de las probabilidades nos permite anticipar con pequeños márgenes de error las conductas colectivas ( la audiencia de la RTV, por ejemplo) no nos permite calcular ni anticipar el comportamiento ni la la estrategia de una persona singular. Y son esas voluntades individuales (el ser amado, el director de RRHH que dirige nuestra selección al puesto al que aspiramos; el directivo que decide si compra o no nuestra empresa; el conductor del coche de enfrente con el que podemos chocar, etc.) quienes muchas veces marcan el resultado final.
VIII. Las estrategias humanas pueden ser de muchos tipos. Me he permitido sistematizar 6 criterios:
a) Reactivas o proactivas
b) Adaptativas o transformadoras
c) Arriesgadas/optimistas, incrementales/prudentes o conservadoras/pesimistas
d) Innovadoras, correctoras o más de los mismo
e) Para cambiarnos a nosotros mismos (evolución estructural o personal) o para cambiar/transformar lo de fuera (los otros , la relación)
f) Físicas, químicas o simbólicas
g) Articuladoras o confrontativas
IX. Mis preferencias son claras:
Prefiero que sean anticipativas a reactivas. Mejor (y más fácil y controlable) cambiarse a uno mismo (mejorar nuestros productos y servicios, etc.) que tratar de cambiar a los demás, mejor transformar la relación que intentar cambiar al otro. Y siempre preferiré las estrategias articuladores y cooperativas a las confrontativas. El enfoque de la estrategia que precede a la NTE fue conflictivo y excluyente. Para la NTE la finalidad última de toda estrategia es la articulación y nos enseña a aceptar la pluralidad y al otro. En vez de rechazar al otro se trata de enriquecernos de él y de sus diferencias.
X. Hemos comenzado diciendo que nos hacemos en la relación, ahora es el momento de añadir que, en la medida en que la estrategia modifica las relaciones, terminamos siendo lo que elegimos: nos hacemos a nostros mismo a base de elecciones. Y nos hacemos en un doble sentido: reafirmativo de una parte pero excluyente por la otra. Cada vez que elegimos un opción estamos podando del árbol de nuestra vida otras opciones y caminos que ya no podremos transitar (el devenir). Siempre me impresionó el grito que da la Yerma de Lorca después de matar a Juan, su marido: ¡He matado a mi hijo”. Al matar a su marido, Yerma, mujer fiel, había podado la posibilidad de tener hijos y eliminado ese futuro de su vida.
Hemos comenzado diciendo que nos hacemos en la relación, ahora es el momento de añadir que, en la medida en que la estrategia modifica las relaciones, terminamos siendo lo que elegimos: nos hacemos a nostros mismo a base de elecciones. Y nos hacemos en un doble sentido: (1) reafirmativo de una parte pero (2) excluyente por la otra. Cada vez que elegimos un opción estamos podando del árbol de nuestra vida, otras opciones y caminos que ya no podremos transitar (el devenir).
Siempre me impresionó el grito que da la Yerma de Lorca después de matar a Juan, su marido: ¡He matado a mi hijo”. Al matar a su marido, Yerma, mujer fiel, había podado la posibilidad de tener hijos y eliminado ese futuro de su vida.
Aubrey de Grey: “lo importante no es el porqué sino el cómo”
Con motivo de la celebración del 25 aniversario de Tendencias21, el biogerontólogo británico Aubrey de Grey presentó en el Euroforum de El Escorial la edición española de su último libro “El fin del envejecimiento” (Lolabooks)
Aubray de Grey es un buen ejemplo vivo de la vieja mayéutica. Aubrey de Grey se pregunta: si el envejecimiento es una cuestión de años (algo natural) o de daños (algo evitable). Convencido de que es evitable se centra en los daños e identifica 7 que causan el envejecimiento a los que denomina “los 7 mortíferos”. A partir de ahí se plantea cómo atacar esos daños/causas que producen el envejecimiento. Y encuentra la respuesta en su estrategia SENS. De Gray no habla de suavizar, ralentizar, aminorar los efectos del envejecimiento sino de evitarlo, o en el peor de los casos de posponerlo.
Tanto desde el punto geriátrico como gerontológico se trata de una revolución. Y desde un punto de vista estratégico- que es el nuestro- se trata de una reafirmación: en sus propias palabras “lo importante no es el porqué sino el cómo”. Y ese cómo- no lo olvidemos- es una estrategia. Toda estrategia innovadora es siempre el resultado de tener la impertinencia de formular las preguntas pertinentes. Algo necesario en un mundo de investigadores y docentes seguramente bien intencionados pero refugiados en la seguridad estéril de sus protocolos.
Mientras Aubray de Grey nos contaba en El Escorial su estrategia SENS. El especialista en Nutrición Celular, Enrique González, explicaba en Santiago de Compostela otra estrategia: la prevención de las enfermedades a través de un estilo de vida saludable y una dieta adecuada. Pero mientas la estrategia SENS de Grey tardará unos años en estar accesible, esta última tiene la ventaja de que ya lo está.
En realidad se trata de una estrategia mixta: por una parte aplica la nutrigenética para potenciar al máximo la salud de una forma personalizada en función de la herencia genética de cada uno. Con la información obtenida a través de un sencillo estudio genético que se puede hacer sin salir de España se identifica la dieta y ejercicio adecuado para ralentizar las propensiones negativas de cada uno y potenciar sus puntos fuertes, retrasando al máximo enfermedades cerebrales y cardiovasculares. Y, por otra parte, se trata de mantener estable en nuestro organismo el ph 7,4, que es el de la sangre, mediante una dieta alcalina: "Toda enfermedad comienza con un proceso de acidificación interno", explica Enrique González, apoyándose en las investigaciones del Premio Nobel Otto Warburg
Quisiera cerrar esta incursión en las estrategias de salud recordando a Machado y su ya tópico pero siempre luminoso y estratégico verso de “se hace camino al andar”. Tanto Aubrey de Gray como Enrique González han sabido aplicarlo.
Aubray de Grey es un buen ejemplo vivo de la vieja mayéutica. Aubrey de Grey se pregunta: si el envejecimiento es una cuestión de años (algo natural) o de daños (algo evitable). Convencido de que es evitable se centra en los daños e identifica 7 que causan el envejecimiento a los que denomina “los 7 mortíferos”. A partir de ahí se plantea cómo atacar esos daños/causas que producen el envejecimiento. Y encuentra la respuesta en su estrategia SENS. De Gray no habla de suavizar, ralentizar, aminorar los efectos del envejecimiento sino de evitarlo, o en el peor de los casos de posponerlo.
Tanto desde el punto geriátrico como gerontológico se trata de una revolución. Y desde un punto de vista estratégico- que es el nuestro- se trata de una reafirmación: en sus propias palabras “lo importante no es el porqué sino el cómo”. Y ese cómo- no lo olvidemos- es una estrategia. Toda estrategia innovadora es siempre el resultado de tener la impertinencia de formular las preguntas pertinentes. Algo necesario en un mundo de investigadores y docentes seguramente bien intencionados pero refugiados en la seguridad estéril de sus protocolos.
Mientras Aubray de Grey nos contaba en El Escorial su estrategia SENS. El especialista en Nutrición Celular, Enrique González, explicaba en Santiago de Compostela otra estrategia: la prevención de las enfermedades a través de un estilo de vida saludable y una dieta adecuada. Pero mientas la estrategia SENS de Grey tardará unos años en estar accesible, esta última tiene la ventaja de que ya lo está.
En realidad se trata de una estrategia mixta: por una parte aplica la nutrigenética para potenciar al máximo la salud de una forma personalizada en función de la herencia genética de cada uno. Con la información obtenida a través de un sencillo estudio genético que se puede hacer sin salir de España se identifica la dieta y ejercicio adecuado para ralentizar las propensiones negativas de cada uno y potenciar sus puntos fuertes, retrasando al máximo enfermedades cerebrales y cardiovasculares. Y, por otra parte, se trata de mantener estable en nuestro organismo el ph 7,4, que es el de la sangre, mediante una dieta alcalina: "Toda enfermedad comienza con un proceso de acidificación interno", explica Enrique González, apoyándose en las investigaciones del Premio Nobel Otto Warburg
Quisiera cerrar esta incursión en las estrategias de salud recordando a Machado y su ya tópico pero siempre luminoso y estratégico verso de “se hace camino al andar”. Tanto Aubrey de Gray como Enrique González han sabido aplicarlo.
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Blog sobre comunicación estratégica
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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