Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Persecución del rey contra Mateo El rey se alegró en un principio al ver que su familia había sido curada gracias a Mateo. Pero al ver que no se separaban de él, se sintió molesto y se disgustó hasta el punto de tomar la decisión de matarlo quemándolo vivo. Aquella noche vio Mateo a Jesús que le daba ánimos y le amonestaba para que fuera fuerte y varonil. Se levantó de mañana, se dirigió a la iglesia y se arrodilló para orar hasta que llegaron el obispo Platón con los presbíteros y los diáconos. Les comunicó lo que el Señor le había revelado sobre la persecución que el rey, poseído por un furor diabólico, iba a desencadenar contra ellos. Pero los tranquilizó porque el Señor estaba con ellos y los libraría de todo peligro. No sabía el rey cómo lograría sus fines, cuando el demonio que había sido arrojado de su mujer se disfrazó de soldado, lo abordó y le habló de Mateo, de su profesión de cobrador de impuestos y de su dedicación a la predicación del evangelio del crucificado. En aquel momento se encontraba en una de las puertas de la ciudad, donde el rey podría arrestarlo sin problemas. El rey envió a cuatro soldados y les mandó bajo severo castigo que lo trajeran vivo. Los soldados fueron a buscarlo, oyeron voces de hombres que hablaban, pero regresaron diciendo que no habían visto a nadie. El rey envió a diez soldados antropófagos con la orden de matar a Mateo y a sus amigos, descuartizarlos y comérselos. Cuando se acercaban, vieron a un hermoso niño, siempre el niño, que bajaba del cielo con una antorcha encendida. Se dirigió a su encuentro y les quemó los ojos. Los soldados, aterrados, arrojaron las armas y huyeron sin poder articular palabra. El demonio disfrazado de soldado explicó lo sucedido como prueba de que Mateo era un mago que hechizaba a todos con su magia. Nada podría hacer el rey contra sus poderes si no lo atacaba con engaño. Él mismo no podía ni siquiera mirarlo, mucho menos matarlo como le pedía el rey. Sorprendido el rey, le preguntó quién era. El demonio le respondió que era Asmodeo, el demonio expulsado de su mujer, su hijo y su nuera. Barruntaba además que el rey acabaría creyendo en la doctrina enseñada por Mateo. El rey, indignado, se atrevió a conjurar al demonio por el Dios que Mateo predicaba, para que saliese de aquella tierra sin causar daño a nadie. En efecto, el demonio huyó convertido en humo y gritando a Mateo: “Quédate con los tuyos, que yo me voy al fuego eterno” (c. 15,2). Se dirigió el rey a la iglesia y llamó a dos amigos de Mateo para decirles que tenía intención y deseo de hacerse discípulo del apóstol. Salió Mateo a la puerta de la iglesia de la mano de Platón. Cuando anunciaron al rey que el apóstol estaba en la puerta, comenzó a lamentarse diciendo que no veía nada y que se le habían paralizado sus miembros. Recordaba el rey que un joven hermoso le había revelado en visión que Mateo moriría a sus manos. No obstante pidió a Mateo que le devolviera la vista, lo que hizo Mateo imponiéndole las manos y pronunciando la palabra aramea dicha por Jesús en un caso paralelo: “Effatháh”. La palabra aramea es la misma empleada por Jesús en la curación del sordomudo según el relato de Mc 7,34. Su significado es “ábrete”. De manera sorprendente, el rey no solamente no desistió de sus planes, sino que se afirmó en la idea de martirizar a Mateo. Sin embargo, lo condujo con engaño a palacio. Pero Mateo conocía sus intenciones y le echó en cara que practicara las obras de su padre el diablo. El rey se inclinó por la pena del fuego, pero unida a la de la crucifixión. Ordenó a los verdugos que lo clavaran primero de pies y manos. Luego añadió matices de particular crueldad: “Cubridlo con papiro empapándolo con aceite de delfín, tapadlo con azufre, betún y pez, y poned encima estopa y sarmientos. Luego pegadle fuego” (c. 18,2). Era la voluntad del que acababa de experimentar en sus carnes la benevolencia y el poder de su víctima. Ahora advertía a sus servidores que si algún amigo de Mateo se atrevía a impedir su muerte, sufriera los mismos tormentos. La conducta del rey era la antítesis de la recomendación de Jesús a los suyos de no devolver nunca mal ni por bien ni por mal. Una doctrina repetida abundantemente en la literatura apócrifa. (Cuadro de san Mateo en el Apostolado del Greco) Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Lunes, 7 de Mayo 2012
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Hoy escribe Antonio Piñero
Sigo planteando al lector las preguntas formuladas en el libro “Ciudadano Jesús”. Su propia reflexión ayudará al contraste con las respuestas que se ofrecen en el libro- CAPÍTULO VII: El mensaje de Jesús. El reino de Dios • Entre todos los temas de los dichos y de la enseñanza de Jesús, • ¿se puede considerar a alguno de ellos el más importante? • ¿Era éste también su mensaje cuando Jesús era discípulo del Bautista? • ¿Qué era el reino de Dios para Jesús? • ¿Cuál era esa idea común del reino de Dios? • ¿Qué características concretas tendría ese Reino? • ¿Cómo se afirma que ese Reino vendrá en el futuro, que aún no está aquí, pues siempre se ha dicho que el reino de Dios está ya presente en este mundo? • ¿En qué se basa la idea de que Jesús sostenía que el reino de Dios era futuro? Entonces, • ¿nunca anunció Jesús que el reino de Dios estaba ya presente? • ¿No hay ningún otro pasaje evangélico que sustente esta idea del reino de Dios presente? • ¿Pudo haber una contradicción en la mente de Jesús entre reino de Dios presente y futuro? • ¿Por qué la Iglesia insiste tanto y se diría que exclusivamente en el reino de Dios ya presente en la tierra? Según Jesús, • ¿vendrá el reino futuro de Dios tranquilamente o con alteraciones aquí en la tierra? • ¿Cuáles son los bienes materiales del reino de Dios futuro? • ¿Esos bienes materiales se disfrutarían en cualquier sitio o sólo en una zona determinada? Supongamos el reino de Dios ya en la tierra. • ¿Cómo debemos imaginarlo? • ¿Cómo sería el reino de Dios definitivo? • ¿Por qué los cristianos no saben casi nada de esta concepción de reino de Dios según Jesús, tomada de los Evangelios? • ¿Puede reducirse el mensaje de Jesús a la proclamación del reino de Dios? • ¿Participarán de esos bienes materiales del Reino algunos paganos? • ¿Era también político el mensaje de Jesús sobre el reino de Dios? • ¿Qué implicaciones políticas tenía el mensaje del reino de Dios? • ¿Quiénes eran los herodianos? • ¿Cómo es que Jesús declaró que había que pagar el tributo al César? • ¿En que sentido era Jesús “hijo de David”? • ¿Hay otros indicios en los Evangelios que puedan indicarnos cuál era la postura de Jesús en materia de política? • ¿Jesús no aportó ningún cambio en materia de mesianismo político en el Israel de su época? Si el reino de Dios se concentraba en Israel y era fundamentalmente para el Israel arrepentido, • ¿era Jesús un nacionalista? • ¿Fue Jesús un “agitador social”? CAPÍTULO VIII: Las parábolas de Jesús • ¿Por qué habló Jesús en parábolas? • ¿Qué es una parábola? • ¿Qué es una alegoría? • ¿Era Jesús original en el uso de parábolas? • ¿Lograba Jesús sus objetivos de hacerse entender? • ¿Es cierto que el Evangelio de Marcos dice que Jesús no quería que lo entendieran? • ¿Son todas las parábolas de los Evangelios originales de Jesús? • ¿Cuál es el mensaje general de las parábolas? CAPÍTULO IX: La ética predicada por Jesús • ¿Tenía Jesús una moral o ética especial? • ¿Es verdad que el mandamiento del amor, típico de Jesús, es “nuevo”? • ¿Quién es el prójimo para Jesús? • ¿Qué entendía Jesús por “enemigos”? • ¿Quiénes eran los “enemigos” de Jesús a los que él no amó? • ¿Quiénes eran los “escribas” y “letrados” del Nuevo Testamento? • ¿Quiénes eran los “doctores de la Ley”? • ¿Tiene, por tanto, algún rasgo especial el mandamiento del amor? • ¿A qué llamamos ética especial de Jesús? • ¿Son estos preceptos especiales los que se han llamado normas de una ética pasajera o “interina”? • ¿Cuál es la posición de Jesús respecto a la riqueza? • ¿Qué parece opinar Jesús del trabajo? • ¿Cuál era la posición de Jesús respecto a la familia? • ¿Qué pensaba Jesús sobre la justicia civil? CAPÍTULO X: La fundación de la Iglesia • ¿Fundó Jesús una iglesia? • ¿Qué intención tenía el Jesús histórico al constituir el grupo de los Doce? • ¿Pensaba Jesús que había que inscribirse, o hacerse bautizar, para ingresar en el grupo de los que se iban a salvar? Pero, • ¿no tenemos un pasaje muy claro en el Evangelio de Mateo que indica que Jesús fundó la Iglesia? • ¿Cuál debe ser la interpretación de este pasaje? • ¿Es segura esta exégesis tradicional de Mt 16,13-20? • ¿Cómo juzgar, pues, el pasaje del Evangelio de Mateo 16,13-20? • ¿Encaja la fundación de una Iglesia con lo que podemos saber de la predicación de Jesús? • ¿Por qué se formó entonces la Iglesia? • ¿Podría la exégesis más reciente aceptar esta imagen de una constitución de la Iglesia independiente de la voluntad de Jesús? • ¿Estaría el Jesús histórico de acuerdo con esta evolución del grupo de los Doce hacia la constitución de una iglesia como la que perdura hoy día? En todo caso, • ¿la Iglesia actual? • ¿Y qué pensar del “primado” de Pedro? • ¿Qué opinó la Iglesia posterior acerca de la primacía de Pedro? • ¿Qué idea final, sintética, podría formarse acerca de la fundación de la Iglesia un cristiano actual interesado en los orígenes históricos de su fe? • ¿Hay ejemplos en el mundo antiguo de un proceso al menos similar? Continuaremos Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 4 de Mayo 2012
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Sigue la lista de preguntas
CAPÍTULO III: Jesús y Juan Bautista • ¿Cuándo comenzó la vida pública de Jesús? • ¿Cuánto duró ese ministerio público de Jesús? • ¿Es Juan Bautista un personaje histórico? • ¿Quién era en realidad Juan Bautista? • ¿Cómo podemos reconstruir históricamente la figura del Bautista? • ¿Recibió Jesús el bautismo para el perdón de los pecados de manos del Bautista? • ¿Fue Jesús discípulo de Juan Bautista? • ¿Hay muchos investigadores que no aceptan este discipulado? • ¿Significa esto que los Evangelios presentan justamente al revés la relación Jesús –Juan Bautista? • ¿Cuándo formó Jesús un grupo diferente al del Bautista? • ¿Qué relaciones tuvo Jesús con el Bautista a pesar de haber roto de alguna manera con él? • ¿Dio en verdad Juan Bautista testimonio de Jesús como mesías, tal como afirma el Cuarto Evangelio? • ¿Podría decirse, hasta cierto punto de Jesús y Juan Bautista que son figuras paralelas? CAPÍTULO IV: La predicación de Jesús. Sus discípulos • ¿Es histórico que Jesús fue tentado por el Diablo antes de iniciar su propia predicación? • ¿Por qué regiones predicó Jesús? • ¿Se puede precisar más el centro de su actividad enGalilea? • ¿Por qué escogió esa y otras localidades vecinas? • ¿Estaban Galilea y Judea en paz en tiempos de Jesús? • ¿En qué lengua predicaba Jesús? • ¿No hizo Jesús ninguna “incursión” fuera del territorio de Israel? • ¿Era Jesús un buen predicador? • ¿Es posible que los discípulos no entendieran a Jesús? • ¿Enseñaba Jesús doctrinas secretas? • ¿Predicaba Jesús sólo o lo hacían también sus discípulos? • ¿Es histórico que Jesús tenía sus discípulos preferidos? • ¿Quién era el discípulo amado? • ¿Eligió Jesús realmente a Doce o ese grupo es una creación, o invención, de la Iglesia posterior? CAPÍTULO V: La religión de Jesús • ¿Es importante preguntarse por la religión de Jesús? • ¿No suena raro a la mayoría de los cristianos? • ¿Cuál era el Dios de Jesús? • ¿Había cambiado mucho la imagen del Dios vengativo, celoso y sangriento de algunas historias y salmos del Antiguo Testamento? • ¿Cuáles son los rasgos más importantes de esa nueva imagen de Dios? • ¿Continuaban, o fueron eliminados los rasgos violentos o celosos de la imagen antigua de Dios? • ¿Designaba Jesús a Dios como “papaíto”? • ¿En qué sentido designaba Jesús a Dios como “Padre”? • ¿Evitaba Jesús utilizar el nombre de Dios? • ¿Qué otros modos utilizaba Jesús para referirse a Dios? • ¿Era Jesús un judío practicante o un galileo poco observante de la Ley? • ¿Cómo utilizaba Jesús las Escrituras sagradas? • ¿Es verdad el famoso dicho de un investigador de que Jesús no era un cristiano sino sólo un judío? • ¿Quién estaría, pues, interesado en que Jesús superó el judaísmo? • ¿Qué consecuencias deben extraerse de la afirmación de que Jesús era un judío leal a su religión? • ¿Qué idea tenía Jesús acerca del perdón de los pecados? • ¿Cómo pensaba Jesús que se salvaba el ser humano? CAPÍTULO VI: El mensaje de Jesús. La Ley • ¿Es cierto lo que se dice sobre que Jesús, con su mensaje y acciones, quebrantó con toda consciencia la ley de Moisés? Y las curaciones o las espigas arrancadas en sábado, • ¿no quebrantaban la Ley? • ¿Y la cuestión del divorcio? Ahí acusan a Jesús de ir contra la ley de Moisés • ¿Y las famosas “antítesis” del Sermón de la Montaña donde Mateo dibuja a Jesús como superior a Moisés? • ¿Es cierto, como siempre se ha dicho, que Jesús superó el judaísmo en otros aspectos y que rompió con él? Seguiremos en los próximos días Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Jueves, 3 de Mayo 2012
Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
Anthony Le Donne es un estudioso estadounidense, cristiano presbiteriano practicante, que ha sido discípulo de estudiosos tan conocidos en el campo de los estudios bíblicos como James Dunn o John Barclay. Anthony es autor de algunas obras interesantes, como The Historiographical Jesus: Memory, Typology, and the Son of David (2009) y Historical Jesus: What Can We Know and How Can We Know It? En su último artículo, publicado en el Journal for the Study of the Historical Jesus (primer número de 2012), Le Donne admite –como está ocurriendo cada vez más en los últimos años, especialmente en el ámbito anglosajón– la validez de las críticas realizadas por quien esto escribe (y por Dale C. Allison y Stanley Porter) al manido e insostenible modelo historiográfico de las “tres búsquedas”, asumiendo la necesidad imperiosa de escribir una historia diferente de la investigación sobre Jesús de Nazaret. Este fin de semana, recibí un correo de Anthony –que está casado y tiene una preciosa niña a la que alimentar– en que nos cuenta a sus amigos y colegas que se ha quedado sin trabajo. Hasta ahora, era profesor de “Nuevo Testamento y Judaísmo del Segundo Templo” en la Lincoln Christian University, pero ya no lo es. Es que la crisis económica no perdona, pensarán los lectores. Bueno, en este caso quien no ha perdonado ni tenido piedad no ha sido la crisis, sino, una vez más, los buenos cristianos correligionarios del propio Anthony. En este caso, cristianos no católicos. ¿Por qué la dirección de esta Universidad cristiana ha dicho “goodbye” a Anthony? Él mismo lo cuenta (traduzco): “Después de más de un año de presiones por parte de patrocinadores y donantes de la Universidad, de ciudadanos preocupados y de algunos empleados, el presidente ha decidido rescindir mi contrato. Se me ha dicho que esta decisión se ha tomado en respuesta directa a la publicación de mi libro de divulgación, Historical Jesus”. En suma, que una serie de cristianos bienpensantes han estado durante meses presionando –presionando, por supuesto, con muy cristiana presión– a la administración de la Universidad para que Anthony se quedara sin trabajo. Hasta que, finalmente, lo han conseguido. Pero, ¿por qué han hecho este despliegue de caridad estos cristianos? Esta es una cuestión cuya respuesta exigiría un tratamiento detallado, y que sería solo necesariamente hipotética. En todo caso, vaya por delante que el bueno de Anthony es un creyente convencido, y que en algunas cuestiones básicas tiene ideas bastante conservadoras y manidas (v. gr. acerca de por qué murió Jesús). ¿Tal vez Anthony cometió el error de hacer historia e historiografía en un contexto en el que la historia pone nerviosos a no pocos buenos cristianos? ¿Tal vez porque lo que dice sobre la percepción y la memoria siembra la confusión entre quienes creen que lo que los Evangelios dicen sobre Jesús es La Verdad, Toda la Verdad y Nada Más que la Verdad? Él mismo afirma que la administración de la Universidad “tuvo necesidad de apaciguar los temores de (lo que me dicen) es un grupo constituido en gran parte por personas de orientación antiintelectual”. De hecho, la historia sin anteojeras teológicas pone tan nerviosos a tantos cristianos que algunos de ellos, estudiosos y sedicentes teólogos de prestigio, han mantenido y mantienen que, por ejemplo, la investigación histórica sobre Jesús es algo tan superfluo e imposible como contraproducente. A pesar de que tal discurso esté plagado de inconsistencias, falsedades demostrables e incluso de contradicciones flagrantes (como ocurre con libros clásicos como el de Martin Kähler o el de Luke Timothy Johnson, como he demostrado por activa y por pasiva en algunos trabajos), muchos siguen pensando de este modo. El despido de Anthony Le Donne no me escandaliza lo más mínimo (a él tampoco, según parece), pues cualquiera puede prever qué se puede esperar, en cuestión de libertad de pensamiento, de una Universidad declaradamente confesional, con un credo muy determinado que esgrime honradamente en su página web. Me limito a hacer constar otro caso de tantos, a beneficio de inventario. En todo caso, desde aquí deseamos mucha suerte al bueno de Anthony, así como a todos aquellos creyentes tan caritativamente represaliados por sus Iglesias. Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 2 de Mayo 2012
Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Narración de los sucesos del Martirio Aparición del niño a Mateo El apócrifo comienza con el encuentro de Jesús en la forma de un niño con Mateo, que estaba orando solo en la cima de un monte. Se saludan ambos deseándose la paz. Parece que Mateo no conoce que el niño es Jesús, pero sabe que viene del cielo. Lamenta no poder ofrecerle ni un poco de pan ni una gota de aceite en un lugar tan desierto. El niño replica con una reflexión teórica que puede resumirse en una de las solemnes definiciones de su personalidad: “El paraíso soy yo” (c. 2,1). Pero se autopresenta con otras facetas como la corona de las vírgenes, el cimiento de la Iglesia o el rey de la jerarquía. Gozoso por la visión del niño, comenta Mateo que ya lo conoce por haberlo visto en el paraíso entre los inocentes muertos en Belén por obra de Herodes. Y a propósito, le pregunta sobre el destino de Herodes, el criminal de los Inocentes, el que mató a tres mil niños con la intención de acabar con el niño Jesús, que es más antiguo que todos los siglos. El niño le entrega un bastón con la recomendación de que lo siembre delante de la puerta de la iglesia que fundó en compañía de Andrés. El bastón crecerá inmediatamente convirtiéndose en un árbol alto, frondoso y fructífero. Aquel árbol, sus frutos y el agua de su fuente servirían para que los antropófagos cambiaran sus costumbres y se hicieran civilizados. Acabarían aceptando la fe predicada por Mateo, creerían en Jesús y darían gloria al Padre que está en los cielos. En efecto, se vistieron también adecuadamente y se alimentaron como los demás hombres haciendo uso del fuego para preparar los alimentos. En una palabra, los antropófagos se habían convertido en personas civilizadas- El niño, por su parte, regresó al cielo dejando el bastón en manos de Mateo, que bajó de la montaña para poner en práctica las recomendaciones del niño. Cuando estaba ya cerca de la ciudad, le salieron al encuentro Fulbana, esposa del rey, su hijo Fulbano y la esposa de éste último de nombre Erba, poseídos los tres por un espíritu inmundo. Prorrumpieron en gritos protestando por la presencia de Mateo, que provocaría su ruina si plantaba el bastón que le había entregado el niño Jesús. Le amenazaban con levantar al rey contra él por el cambio imprevisto de los antropófagos. Pero Mateo impuso las manos a los tres posesos y expulsó a los demonios con lo que los familiares del rey quedaron liberados (c. 5). La vara convertida en árbol frondoso Cuando se enteró el obispo Platón de que llegaba Mateo, salió a su encuentro con todo el clero, se postraron delante de él y le besaron los pies. Con Mateo venía el niño. Al llegar a la puerta de la iglesia, subió sobre una piedra y dirigió a todos una larga alocución. La exhortación de Mateo estaba basada en el “antes” y el “ahora” de aquellos hombres que antes creían en multitud de dioses, y ahora en un solo Dios con todas sus consecuencias. Les mostró el bastón, que se iba a convertir en un árbol frondoso de suaves olores y mejores sabores. Brotaría un agradable perfume de sus ramas, en las que se enredaría una vid llena de racimos. De su cima fluiría dulcísima miel, mientras que de sus raíces brotaría una fuente inmensa que albergaría toda clase de animales acuáticos y regaría generosamente las tierras de alrededor (c. 6,3). Hundió entonces Mateo el bastón, que se convirtió inmediatamente en un árbol alto y frondoso de acuerdo con los presagios pronunciados por el niño hermoso. Los habitantes de la ciudad comieron del fruto del árbol, bebieron del agua de la fuente, se lavaron en ella y quedaron convertidos en hombres normales. Entraron luego en la iglesia, adoraron y glorificaron a Dios. Se dieron cuenta de que estaban desnudos y salieron corriendo a sus casas para cubrir su desnudez, porque sentían vergüenza (c. 7,2). Mateo y el obispo Platón permanecieron toda la noche orando en la iglesia en compañía de la mujer del rey, su hijo y la mujer de su hijo, que pidieron al apóstol que les diera el sello de Cristo. El obispo Platón los bautizó en la fuente que brotaba del árbol. Entró después con ellos en la iglesia y les administró la eucaristía. Muchos fieles pasaron la noche cantando himnos y glorificando a Dios. Cuando llegó la aurora, fueron Mateo y el obispo Platón al lugar donde estaba plantada la vara, y quedaron admirados al contemplar el árbol hermoso que allí había crecido, semejante a los árboles del paraíso. Todos acudían a comer de sus frutos y a beber del agua de la fuente. (San Mateo9 escribe su evangelio bajo inspiración) Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Lunes, 30 de Abril 2012
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Como anuncié en mi postal anterior, inicio la lista de las preguntas, 329, a als que intento responder sucinta y claramente en este libro CAPÍTULO I: Los comienzos de la historia de Jesús • ¿Existió Jesús realmente? • ¿Ha habido muchos investigadores que han negado la existencia de Jesús? • ¿En qué argumentos se basan los que niegan la existencia de Jesús? • ¿Cómo sostienen que pudo ser el proceso de construcción del mito “Jesús”? • ¿Cómo puede hoy afirmarse racionalmente que Jesús existió de verdad? • ¿Cuál es el argumento principal? • ¿Qué fuentes antiguas, fuera de los evangelios, tenemos para conocer a Jesús? • ¿Es cierto que el primer testimonio sobre Jesús es de finales del siglo I y que es muy discutido? • ¿Qué se puede obtener de los Evangelios acerca de la existencia de Jesús? • ¿Cuándo, por qué y por quien fueron elegidos cuatros evangelios como oficiales por las iglesias? • ¿Cuándo se eligieron los cuatro evangelios? • ¿Quienes hicieron la selección de los evangelios? • ¿Fue una idea original de la Iglesia formar el canon de escritos sagrados en el que estaba los cuatro Evangelios? • ¿Qué criterios se emplearon para esta selección? • ¿Tuvo alguna importancia el criterio de la “inspiración divina” de un escrito? • ¿Fueron los cuatro evangelios compuestos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan? • ¿Cuando se compusieron los Evangelios canónicos? • ¿Podemos fiarnos de los Evangelios como fuente histórica? • ¿Cuál de estos apócrifos es el más importante? • ¿Se puede sacar algo en limpio de ellos acerca de la existencia de Jesús aunque se acepte que los Evangelios son obras de propaganda religiosa? • ¿Son realmente tan diferentes las imágenes de Jesús que muestra cada Evangelio? • ¿Y el Evangelio de Juan? • ¿Es aún más divergente? • ¿Podemos acudir a los Evangelios apócrifos para rellenar los huecos de la vida de Jesús que no traen los cuatro evangelios oficiales? • ¿No hay ningún apócrifo que tenga datos fiables? • ¿No hay excepción ninguna? • ¿Oculta la Iglesia los evangelios apócrifos por tener datos sobre Jesús peligrosos para la fe? • ¿Contienen los famosos manuscritos del Mar Muerto información sobre Jesús de Nazaret? • ¿Qué queda entonces para reconstruir científicamente la vida del Jesús histórico? • ¿No existe también otro evangelio más o menos fidedigno al que llaman la “Fuente Q”? • ¿Hay alguna manera de saber qué es historia y qué mito en los Evangelios? Es decir • ¿qué procede en verdad de Jesús y qué de sus discípulos? • ¿Qué criterios son esos? • ¿Cuáles son los más importantes? CAPÍTULO II: Nacimiento, familia y formación de Jesús • ¿En qué fecha nació Jesús? • ¿Se equivocó entonces el evangelista Lucas al fechar el “censo de Quirino”? Si Jesús nació el 5 o el 6 a.C., • ¿tenemos un calendario equivocado? • ¿Fue esta fecha un “error” involuntario de Dionisio el Exiguo? • ¿Nació Jesús el 25 de diciembre? • ¿Qué significa el nombre de Jesús? • ¿Por qué se le llama también Jesucristo? • ¿Nació Jesús en Belén…, o en Nazaret? • ¿Era Jesús descendiente de David? • ¿Podemos fiarnos de las genealogías de Jesús en los Evangelios de Mateo y Lucas? • ¿Fue virginal el nacimiento de Jesús? • ¿Qué motivos impulsaron a sostener que el nacimiento de Jesús había sido virginal? • ¿Hay algún indicio histórico de que se hubieran considerado ilegítimos la concepción y nacimiento de Jesús? • ¿Nació Jesús en un pesebre o en una gruta? • ¿Puede considerarse un hecho histórico la estrella de Belén? • ¿Qué opinar de la historia de los “reyes” magos? • ¿Cómo evolucionó la leyenda posterior de los “magos”? • ¿Es histórica la matanza de los inocentes narrada también por Mateo? • ¿Qué pensar de la huida desde Belén y estancia en Egipto? • ¿Son verosímiles otros hechos que rodearon también el nacimiento de Jesús? • ¿Tuvo Jesús hermanos? • ¿Qué formación pudo tener Jesús? • ¿Era Jesús de oficio “carpintero”? • ¿Qué lengua hablaba Jesús? • ¿Estuvo Jesús casado antes de iniciar su vida pública? • ¿Qué dicen los Evangelios del estado civil de Jesús durante su ministerio público? • ¿Por qué han defendido algunos, muy pocos, que Jesús pudo ser homosexual? • ¿Y sus presuntos amores con María Magdalena? • ¿Era Jesús sacerdote o laico? • ¿Y la idea, muy paulina, del sacrifico vicario de Jesús? • ¿Cuánto duró la vida oculta de Jesús? • ¿Dicen algo los evangelios de José, el padre de Jesús? Seguimos en otra postal Saludos, Antonio Piñero
Domingo, 29 de Abril 2012
NotasHoy escribe Antonio Piñero Una vez más tengo que anunciarles que he sacado un libro nuevo, cuyo título es el de esta postal. No era mi intención que casi coincidieran a la venta este libro y el anterior…, pero ¡habent sua fata libelli! (“los librillos tienen su destino”) aunque en este caso el destino se llame editorial o imprenta. Y como el libro es mío no voy a hacer valoración alguna sino que ofreceré la ficha, la introducción, el índice y la conclusión. Antonio PIÑERO, Ciudadano Jesús. Respuestas a todas las preguntas. Madrid, Editorial “Atanor”, 2012, 343 pp. Con ilustraciones. ISBN: 978-84-939253-9-0. Precio 15 euros. Espero que hayan observado que, en contra de mi costumbre, no he puesto foto alguna de la cubierta acompañando esta postal. Y es que, a la verdad, como saben los editores, no me acaba de convencer, ni mucho menos, lo que han elegido. Y la razón: porque se ha elegido una foto de una imagen muy moderna de Jesús, llena de colorines, que no va –en mi opinión- con el estilo del libro. Que me disculpen mis amigos los editores, pero creo que ofrece la impresión de que este libro es uno más de los llamados “esotéricos” que ofrecen una imagen de Jesús absolutamente arbitraria y acientífica. La impresión sería engañosa porque se trata de responder, como dirá la introducción de un modo claro, sencillo y directo a las preguntas más o menos comunes sobre Jesús según lo que creo es la respuesta media de la investigación independiente. Tampoco el título “Ciudadano Jesús” es totalmente de mi agrado, y hago una observación sobre él al final de la Introducción. Ocurre que cuando me enteré de cómo era la foto de la cubierta y del título, estaban ya impresos en los folletos de la Sociedad distribuidora (“Logintegral”) tanto la fecha de la aparición en público del libro como esa imagen y el título… Y sin más preámbulos, he aquí la Introducción de “Ciudadano Jesús”: “¿Fue Jesús un enigma? Muchos opinan que sí. Pero creo que es esta una pregunta a la que sólo se podrá responder convenientemente al final de este libro. Personalmente pienso que Jesús no fue en verdad un enigma, sino que otros, los evangelistas, lo presentaron como tal, quizás sin querer. A no ser que se piense que Jesús fue un “enigma” como todos los hombres grandes. Y Jesús lo fue, y tuvo, como los demás grandes, múltiples facetas. Veremos, sin embargo, que el enigma es resoluble. El libro presente ofrece el fruto de las respuestas a preguntas en torno a este tema que me han sido formuladas en clases, cursos, seminarios y conferencias a lo largo de muchos años de docencia universitaria y de extensión de esa docencia en actos y textos de divulgación, como programas de TV, radio, entrevistas y respuestas a “postales” en blogs de Internet, en donde se exponen comentarios, réplicas y preguntas. Nace por tanto de mi experiencia y de muchos años de estudio. A propósito de esas preguntas reales, yo mismo me he visto llevado a formularme otras, como si tuviera alguien enfrente dialogando conmigo al igual que en el ejercicio escolar de la Antigüedad denominado “diatriba”: dialogar con un personaje de ficción, o la técnica denominada “erotemática”, es decir, “aprendizaje por medio de preguntas (y respuestas)”. Pero no son preguntas puramente imaginativas sino que pueden o podrían representar interrogantes reales de alguien que podría proponérmelas en la vida real. Pero debo advertir que no todas las preguntas tienen respuestas seguras. En la historia antigua hay muchos enigmas y la vida de Jesús no se escapa, ni mucho menos, a este destino. Pero he intentado que se vea bien claro qué respuestas son prácticamente seguras y qué hipótesis razonables. La mayoría de las respuestas van unidas a expresiones como “en mi opinión”, “es posible”, “probablemente”, “el sentir medio de la investigación o de los estudiosos”, porque realmente es así: respecto a Jesús hay muchas preguntas y pocas respuestas absolutamente seguras. El primer deber de un historiador es ser modesto y reconocer que si toda reconstrucción histórica del pasado es difícil, mucho más cuando el personaje, cuya figura se intenta reconstruir, vivió hace unos dos mil años. Además, Jesús no dejó nada escrito; sus “biografías” comenzaron a componerse muchos años tras de su muerte; quizás la primera, la de Marcos, unos cuarenta años después. Sabemos que todo personaje grande ya fallecido sufre un proceso de idealización y engrandecimiento evidente, y que la tradición oral sufre muchos avatares y distorsiones. Por si fuera poco, la inmensa mayoría de las fuentes sobre el personaje Jesús son claramente partidarias: a favor, la mayoría; unas pocas, y en el siglo II, claramente en contra. ¿Cómo encontrar la verdad entre tanto partidismo a favor o en contra? Por otro lado, lo que se diga sobre Jesús no cae en saco roto, porque para muchos seres humanos Jesús es el hombre más grande de entre los que han existido jamás y el de mayor influencia. Su vida, sus palabras y acciones son el fundamento de una religión con cerca de dos mil millones de seguidores y la base, al menos lejana, de diversas instituciones cuyo poderío fáctico, social, económico y religioso es muy fuerte. A pesar de tantas dificultades para la reconstrucción del personaje histórico, no pertenezco, ni mucho menos, a la legión de los muy pesimistas o muy escépticos que defienden que el personaje nunca existió…, o que conocerlo es imposible. Pienso que, aparte de su existencia real –veremos los argumentos--, la crítica histórica tiene, hoy día, notables instrumentos para delinear al menos, y sin temor a equivocarse mucho, cómo fueron las líneas maestras del personaje Jesús. Además, la crítica histórica lleva desde 1768, dando vueltas y vueltas al tema “Jesús”, y a lo largo de este tiempo han sido muchos los hombres de talento excepcional que se han ocupado de este tema. Modestamente me quiero situar en la línea de esta larga investigación e intentar ofrecer al lector el punto medio que suele darse en ella y que goza de un notable consenso. No se trata aquí de defender una fe, ligada a una imagen de Jesús, o de atacarla. Ni mucho menos… ¡Ni siquiera se pasa tal pensamiento por mi cabeza! Quienes me conocen de antaño saben que es profundamente verdad y que lucho por la independencia, ciertamente, pero ante todo por la imparcialidad. Se trata de acercarse a la figura y misión de Jesús, con los menores prejuicios posibles, y de que ese acercamiento a su persona y a su pensamiento sea maduro, honesto y de acuerdo con la ciencia histórica. Una nota sobre el título de este libro: el vocablo “ciudadano” no quiere decir, conforme a la etimología, que Jesús fuera un “habitante de una ciudad”. Jesús no lo fue ni nunca deseó serlo. Es más, siempre evitó predicar en las ciudades importantes de su país y de su tiempo. “Ciudadano” pretende sólo recalcar aquí el aspecto de Jesús como mero hombre que es el objeto de la historia”. En los próximos días ofreceré la lista de las preguntas a las que respondo en el libro. Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 27 de Abril 2012
Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
El apellido Paniker es suficientemente conocido por nuestros lectores. Varios miembros de esta familia se han dedicado a actividades intelectuales, a la historia de las religiones, y en especial a las religiones de la India. Recientemente hemos tenido ocasión de recomendar en este blog la lectura de la última obra de Agustín Pániker (El sueño de Shitala. Viaje al mundo de las religiones), escritor y editor de Kairós. Me alegra tener ocasión hoy de dar a conocer brevemente aquí otra de las facetas de Agustín, una persona por la que siento afecto y una profunda simpatía personal. Agustín es presidente del Ramuni Paniker Trust, una fundación que lleva el nombre de uno de sus abuelos, que existe en la India desde hace años, y que procede ahora a la constitución de una delegación en España. Esta fundación tiene un doble objetivo: por un lado, apoya la educación de niños y jóvenes pertenecientes a familias sin suficientes recursos económicos del sur de la India mediante la concesión de becas para cursar estudios superiores y formación profesional; por otro, aspira a promover el intercambio cultural, económico y artístico entre Kerala (al sur de la India) y España. Máxime en una tesitura económica una de cuyas perversas consecuencias es que el perionfalismo de particulares y pueblos está creciendo a nivel exponencial, una iniciativa como la de esta Fundación –que incide no solo en la cooperación y el intercambio cultural genuinos, sino también en la acción altruista– solo merece, a nuestro juicio, apoyo y elogios. Para todos aquellos lectores que tengan interés y la oportunidad de asistir, el acto de presentación de la delegación española de la Fundación Ramuni Paniker Trust tendrá lugar en Casa Asia de Barcelona mañana jueves 26 de abril a las 19’00 h., y contará con la presencia de diversos oradores, incluyendo desde luego a Agustín Paniker. Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 25 de Abril 2012
Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Mateo en la literatura apócrifa Dos son los escritos apócrifos que cuentan abundantes detalles de la vida y el ministerio de Mateo. El primero de ellos quedó ya descrito y comentado en los Hechos de Andrés y Mateo/Matías en la ciudad de los antropófagos. Aunque la narración giraba en torno a la prisión de Mateo y su liberación por obra de Andrés, Mateo desaparece prácticamente del relato para dejar el protagonismo a su liberador. El segundo de los apócrifos sobre la tradición biográfica sobre Mateo, es este Martirio, surgido del ambiente social e histórico de los siglos IV al V. Por lo demás, son evidentes las relaciones de forma y contenido entre este Martirio y los Hechos de Andrés y Mateo. Ambos apócrifos parecen haber sido compuestos en algún lugar de las iglesias orientales. La literatura apócrifa recoge en su elenco estas dos obras en las que Mateo es el protagonista destacado, siempre con la duda sobre la identidad del personaje. La común etimología de los nombres de Mateo y Matías es la causa de la confusión de sus personas y de las consiguientes vacilaciones en los autores. Es lo que sucedió con la atribución del protagonismo en los Hechos de Andrés y Mateo/Matías en la ciudad de los antropófagos, y es lo que también ocurre en este Martirio de Mateo. No obstante, en este caso prevalece claramente la calidad y la cantidad de los documentos que se decantan por Mateo. De los dos códices principales, P (París del siglo X) y F (del siglo XI), que Bonnet califica de “dos brazos de una misma rama” (M. Bonnet, Acta Apostolorum Apocrypha, II, I p. XXXIV.), F habla siempre de Matías, incluso después de tachaduras en el original; en cambio, el manuscrito P, que en opinión de Bonnet es el que “ha conservado la forma más antigua y más pura del martirio” (Id., Ibid., antiquiorem et puriorem martyrii formam P seruauit), usa habitualmente el nombre de Mateo con un par de excepciones que podemos interpretar como simples errores del copista o lapsus calami. Por su parte, tres importantes códices, de Viena, Vaticano y el Escorial, así como la versión latina hablan siempre de Mateo. Forma y contenido del Martirio de Mateo Este relato del Martirio de Mateo no destaca ni por su doctrina ni por su estética literaria. Las dotes narrativas de su autor son manifiestamente mejorables. Algunas incoherencias y un cierto desorden en la presentación de los sucesos dejan en penumbra episodios tan fundamentales como la muerte del protagonista. Su género de muerte queda aclarado por las promesas y los anuncios. Morirá quemado vivo según los presagios (cc. 4-5), a pesar de que el fuego se convertía milagrosamente en agradable rocío que no podía dañar al apóstol (c. 19). Su muerte tranquila recuerda la del Jesús del cuarto evangelio que entregó su alma porque quiso. La personalidad del rey, denominado imperator en la versión latina, no acaba de presentar un perfil definido y coherente. Arranques de energía se suceden con gestos de debilidad. El milagro de la liberación de su esposa, hijo y nuera de la posesión diabólica empuja al rey a buscar la muerte de Mateo. El demonio expulsado de sus familiares, el “maligno demonio” Asmodeo de la historia de Tobías (Tob 3,8.17), conspira con el rey contra el apóstol, aunque luego abandona y huye. El rey persistía en su intención de dar muerte a Mateo incluso después de haber sido curado por él de la ceguera. Simula querer hacerse su discípulo con la intención de apoderarse de él y cumplir su propósito, por lo que lo llevó a palacio en compañía del obispo Platón. Nada podía presagiar el inminente final. El rey tramaba para Mateo una muerte cruel que comprendía el clavado de pies y manos junto con el tormento del fuego, fomentado con azufre, asfalto, pez, estopa y leña. Pero el fuego se convertía en un acariciante rocío. Por lo demás, abundan en el relato los tópicos del poder absoluto del apóstol y el temor de los demonios ante su infalible eficacia. La ceguera de los encargados de prenderle y la del mismo rey, el fuego convertido en rocío dejan el destino final del apóstol en sus propias manos. Bien claro lo proclamaba el demonio disfrazado de soldado como en los Hechos de Juan: “Si él mismo no consiente en ser muerto por ti, tú no podrás hacerle daño alguno” (c. 14). Como en otros Hechos Apócrifos, no faltan los milagros de carácter exhibicionista. El ejemplo más preclaro es la vara o bastón que planta Mateo y que se convierte repentinamente en un árbol alto y frondoso. Sus frutos eran apetecibles, como el de la vid que se enredaba en sus ramas o la miel que fluía de su cima. El agua de la fuente que brotó de sus raíces fue el elemento que transformó a los antropófagos en seres normales y civilizados. El niño hermoso Un dato que llama insistentemente la atención en este apócrifo es la presencia reiterada y activa del “niño hermoso”, mencionado no menos de quince veces. Al principio del relato se aparece a Mateo, con quien entabla un largo diálogo (cc. 1-4). El niño se proclama a sí mismo personaje poderoso, que anuncia a Mateo su destino triunfal. El niño estaba con Mateo (c. 6), como lamentaba el demonio expulsado de la familia real (c. 5). El niño salió al paso de los diez antropófagos que buscaban al apóstol para devorarlo (c. 13). El niño se presentó al rey para anunciarle la muerte de Mateo (c. 17). El niño fue quien llevó a Mateo al cielo y lo coronó (c. 24). Estaba con Mateo cuando éste apareció sobre el mar (c. 26). Detalles sobre la jerarquía Otro detalle sorprendente es la mención expresa de los tres órdenes o grados del clero: obispos, presbíteros y diáconos (c. 2). Cuando Mateo se dirigió a la iglesia, esperó hasta que llegara el obispo Platón con los presbíteros y los diáconos (c. 11). Pero más sorprendente todavía es la noticia que da el apócrifo sobre el nombramiento del rey como presbítero, y del hijo del rey como diácono. Sin solución de continuidad, el texto refiere que Mateo nombró presbítera (presbýtida) a la mujer del rey, y diaconisa (diakónissan) a la mujer del hijo del rey. Es obvio suponer que la anécdota refleja de alguna manera una práctica en uso en el tiempo en que se compuso este apócrifo. De la misma manera podemos colegir que la creencia en la divinidad de Jesús era una posesión tranquila en la comunidad cristiana. Así lo refleja la confesión del rey convertido a la fe de Mateo: “Creo realmente en el verdadero Dios, Cristo Jesús” (c. 27). Lo mismo cabe decir de las escenas del bautismo. La esposa del rey, su hijo y la esposa del hijo pidieron al apóstol que les diera el sello de Cristo. El obispo Platón, por orden de Mateo, “los bautizó en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (c. 8) con el agua que brotaba de las raíces del árbol. A continuación participaron todos de la eucaristía. El rey, una vez convertido, pidió también el sello de Cristo, que enseguida aclaró pidiendo el bautismo y la eucaristía. El obispo hizo oración y le ordenó despojarse de sus vestidos, lo exorcizó largamente mientras se confesaba y, tras la unción con el óleo, “lo bautizó en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Enseguida el obispo le ordenó vestirse con vestiduras espléndidas. Luego, bendijo el pan sagrado y el cáliz mezclado, comulgó él primero y dio después la comunión al rey diciendo: “Este cuerpo de Cristo y este cáliz de su sangre derramada por nosotros te sirvan como perdón de los pecados para la vida” (c. 27). (San Mateo escribe su evangelio) Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Lunes, 23 de Abril 2012
NotasHoy escribe Antonio Piñero El autor del libro que reseñamos esta semana, Javier Alonso, filólogo semítico, biblista e historiador, es muy conocido en el mundo de la difusión de ideas claras y bien ordenadas en el ámbito de las religiones, y en particular por tres libros. El primero sobre Herodes el Grande, de 1998; el segundo sobre el rey Salomón y su época (“Salomón entre la realidad y el mito Editorial Orión de 2002); el tercero sobre La última semana de Jesús (Editorial Obelisco de 2004). Además, ha colaborado con Eugenio Gómez Segura y conmigo en dos libros, La verdadera historia de la Pasión (2008) y El Juicio final (2010; los dos de Editorial Edaf). Me parece también excelente su tarea en numerosos artículos en la Revista de Arqueología Su ficha es: Las cinco caras de Dios. Guía breve para comprender las principales religiones del mundo actual. Editorial Viceversa, Barcelona, 2012, 349 pp. ISBN 978-84-92819-89-8. Las cinco religiones son las siguientes: judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo y budismo. Hay en el libro una breve y enjundiosa introducción cuyo lema lo dice todo: las religiones son como una composición musical cuya música es de Dios, pero cuya letra ha sido escrita por los humanos. Luego, el libro dedica a cada religión un capítulo que está organizado de un modo idéntico: • Orígenes • Libros sagrados • Profetas y figuras destacadas • Doctrina y autoridad • Calendario y festividades • El ciclo de la vida • Variantes • Ciudades sagradas • Objetos y símbolos Cada título, con su contenido, se entiende por sí mismo, salvo –supongo- el de “Variantes”, que se refiere a las diversas confesiones y denominaciones dentro del tronco común de cada una de las religiones principales. Un ejemplo: en el cristianismo actual se pueden numerar unas 30.000 “confesiones” diferentes repartidas por el mundo, entre las cuales hay tantas diferencias doctrinales, de perspectiva teológica, rituales y jerárquicas que podría decirse el único rasgo de unión es su fe en Jesús” (p. 129). El autor ha considerado que las más importantes de tales confesiones o denominaciones son: • Iglesia católica romana • Iglesia ortodoxo • Confesiones protestantes o “evangélicas” • Iglesias restauracionistas, que pretenden regresar al estado de pureza de la comunidad cristianos original • Testigos de Jehová • Mormones • Judaísmo mesiánico, que es un movimiento cristiano: sus miembros son judíos pero reconocen que Jesús es el mesías. Dentro de cada uno de las secciones dedicadas a cada religión hay recuadros que destacan y aclaran el sentido de hechos, costumbres, curiosidades o instituciones importantes. Por ejemplo, dentro del judaísmo encontramos los siguientes recuadros: • “¿Quién escribió la Tanaj o Biblia hebrea”; • ¿Cuáles son los elementos básicos de la Alianza entre Dios y su pueblo elegido?”; • “El mesías”; • ¿Cómo es el hogar kosher o puro?; • Mehadrim o líneas de autobuses especiales donde hay rayas para separar a los hombres y las mujeres (que pueden provocar la impureza por ejemplo, por la sangre de la menstruación); • las 39 melajot o tareas que se consideran trabajo y no pueden realizarse en sábado; • “Las cuatro preguntas de Pesaj” que ha de formular uyn niño a us padre para que le explique el porqué de la gran fiesta de Pascua; • ¿Cómo construir una sukká, o tienda, tabernáculos, para la fiesta anual de las tiendas (sukkot) o tabernáculos; • Mujeres rabino • ¿Qué es el Yom Kippur o fiesta de la expiación de los pecado y cómo fue la guerra desatada por Egipto y Siria contra Israel en esa festividad el 6 de octubre de 1973; (Por cierto: en español no se dice “servicios religiosos” sino “oficios religiosos”. El jueves y viernes santos, cuando alguien va a la liturgia especial de esos días, no dice “Voy a los servicios”, sino “Voy a los oficios”) • ¿Por qué no hay flores en un cementerio judío y sólo piedras?; • “El barrio de las cien puertas en Jerusalén, en hebreo Meá Shearim, donde vive la comunidad de ultraortodoxos; y, finalmente • ”El año que viene en Jerusalén “. Igualmente encontramos breves y enjundiosas precisiones importantes en la explicación de las otras cuatro religiones. Hay mucha gente que se ha planteado, tanto en su `propia religión como en la de otros, preguntas semejantes. Incluso diría que –-dado lo mal que se explica por lo general la religión cristiana en colegios e institutos, o por la flaqueza de la memoria humana--, que incluso en la explicación del cristianismo en este libro, el lector de hoy se llevará más de una agradable sorpresa cuando lo lea. Mi valoración de este volumen hace referencia a las dos religiones que mejor conozco…, en las demás me declaro simplemente lector culto y no calificado para juzgar en profundidad, el judaísmo y el cristianismo. El libro presente, aunque de intención claramente divulgativa, está confeccionado por un especialista que conoce muy bien lo que trata y que es de fiar. Su presentación y sus juicios son muy acertados. Se aprende mucho leyéndolo, está bien escrito y con gran claridad y amenidad; sabe mezclar a la perfección las curiosidades y detalles más amenos –los recuadros— con lo que es explicación y breve análisis de lo esencial; logra, por tanto, su objetivo: comprender, ayudar a entender, para luego, si alguien lo desea, emprender una crítica bien fundada. “Comprender al otro nos acerca a él, porque comprender evita los abismos de la ignorancia en los que nace el odio al diferente, un odio basado casi siempre en informaciones falsas, incompletas o tendenciosas. Comprender nos ayudará a escuchar esa música que todas la religiones tienen en común, aislándola de la letra que cada uno de nosotros le hayamos opuesto y nos hará ver que es mucho más lo que nos une a todos los eres humanos que lo que nos separa”. Por tanto un libro recomendable para quien quiere aprender lo esencial y en no demasiado tiempo. Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 20 de Abril 2012
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850 |